2.- Ascuas

No podía evitar sentirse culpable por la situación que afronta su padre.

Lemy nunca imaginó pasar su sábado planeado ver la televisión en el sillón de la sala. Pese a ello, Lincoln se veía tranquilo a pesar de ser llevado contra de su voluntad y con lujo de violencia a la amplia casa con aromas frutales de sus hermanas.

Sin embargo, el niño quería disculparse con padre por lo que hizo.

— Perdón papá... — dijo Lemy agachando su cabeza.

— No te disculpes Lemy, tarde o temprano esto me iba a pasar... Solo prolongué lo inevitable — dijo Lincoln para después acariciar la cabeza de su hijo.

— Pero si no fuera por mí no estarías encadenado.

Lincoln levantó sus pies mostrando en sus tobillos un par de grilletes encadenado al suelo, ya que ninguna de sus hermanas y en especial Lucy querían de que su hermano se diera la fuga mientras ellas se preparan para que sus hijas conocieran a su padre.

— Ya no iremos a los videojuegos ¿Verdad? — habló Lemy desilusionado.

— No te preocupes Lemy... Ya se me ocurrirá algo, solo necesito una oportunidad.

Su coyuntura llegó cuando se dieron cuenta que Lucy estaba de pié a un lado del sillón con una bandeja en sus manos. La gotica traía un tazón de fruta picadita y una jarra de limonada con dos vasos con hielo.

— ¿Qué haces con eso Lucy? — dijo Lincoln aún agarrando señal carnal.

— Suspiro... Les preparé un refrigerio a los dos — respondió Lucy con una pequeña sonrisa.

Lemy se sintió muy extraño, ver a su tía Lucy feliz y siendo amable en general era algo que jamás había visto. De todas las mujeres que vivían en esa casa, su mamá era la única que era amable con él, excepto cuando no se metía en problemas porque ahí se selo sonaba.

Cuando Lucy se disponía acercarse, Lincoln se le ocurrió un plan suicida que podría sacarlo de esa situación o dejarlo sin dientes.

El albino le susurró una palabras a su hijo y Lemy prosiguió a taparse los ojos con su pañuelo en la frente y con sus manos cubrió sus oídos.

Lucy cometió el error de darle la espalda a su hermano y cuando se inclinó para dejar la bandeja en la mesita del centro, recibió una fuerte nalgada de una grande y pesada mano  que la hizo sonrojarse por tal acto.

Cuando dejó lo que traía, lentamente se dió la vuelta con un evidente sonrojo en su rostro. Lo primero que vió fue a Lincoln mirando a su izquierda a una plantita que había en una ventana y Lemy aún seguía con los ojos cubiertos con su rostro apuntando el techo.

— Linc... Debes de ser más prudente, no quiero que mi hija piense mal de mí — dijo Lucy controlando sus emociones.

— Perdón, no debí hacer eso, entiendo que estés molesta — Lincoln se disculpó.

— No, no estoy molesta.

Lucy regresó por dónde vino mientras sentía un ligero ardor en su trasero, ya que a pesar de encantarle la nalgada, también le dolió el chingazo que le acomodó sin avisar.

— ¿Ya se fue? — dijo Lemy quitándose el pañuelo de la cara.

— Si, aunque pensé que me daría un puñetazo — decía Lincoln agachándose hasta sus pies.

— ¿Y para que querías que me tapara los...

Antes que pudiera terminar su pregunta, escuchó dos clicks.

Lincoln se quitó los grilletes con la llave que sacó del bolsillo de la falda de Lucy cuando la distrajo con la nalgada. Se puso de pié y dejó la llave en la mesita del centro con una tranquila mira.

— Toma tu abrigo y tú mochila, nos vamos a los videojuegos — dijo Lincoln con una sonrisa.

Con una sonrisa, Lemy obedeció sin rechistar.

Ambos salieron con cuidado por la entrada principal intentando no hacer ruido. Lincoln tenía dos cascos casi idénticos y usas llaves con un naipe como llavero. Caminaron por el césped hasta llegar a la motocicleta del albino.

Lincoln se puso la mochila de su hijo para que no le estorbara a los dos, se colocó su casco y subió a su harley encendiendo la moto. Con cuidado, tomó a Lemy y lo sentó delante suya para luego ponerle su casco asegurándose que estuviera ajustado para que no saliera volando a medio camino. Ya listo, Lincoln y Lemy se marcharon de la casa con la clara intención de regresar tarde.

— Lincoln, no puedo esperar más, necesito hablar contigo — dijo Lola llegando a la sala con dos copas de vino en una mano y en la otra una botella. — Y Lemy largo, tengo que hablar con...

Lola se dió cuenta demasiado tarde de que Lincoln había escapado otra vez. Se acercó al sillón y vió la llave de los grilletes de Lucy que usaron para encadenar sus tobillos.

— Eres un hijo de p*** muy listo desde luego — dijo Lola abriendo la botella y se sirvió una copa para beber un trago.

De pronto, Lori bajó por la escaleras molesta por la discusión que tuvo con su hija.

— ¡Lincoln! Quiero presentarte a mi hija, pero ella no quiere bajar así que te importari–

Lori vió que su hermano no estaba en donde lo dejó y en su lugar estaba Lola bebiendo vino.

— Lola ¿Dónde está? — dijo la hermana mayor evidentemente enojada.

Lola solo vió a su hermana y su respuesta fue darle otro trago de vino.

•~( ✾ )~•

Se detuvieron en un semáforo, Lincoln iba con precaución por las seguridad de su hijo y además mostrarle que su padre no era un loco empedernido.

Cuando volteó a su izquierda, una chica en una motocicleta los miró de una forma muy familiar, como si tuviera una idea de quién es y de una forma un poco tímida ella le dió un pequeño saludo a lo cual Lincoln también le devolvió el saludo.

El albino no tenia idea de quien era esa chica o si lo conocía de algún, pero cuando cambió el semáforo ambos siguieron su camino por separado.

...

En el centro comercial, Lincoln habia comprado camisetas iguales para él y su hijo. Y mientras se dirigían a los juegos de vídeo del lugar, Lincoln vió un cómic favorito de edición limitada en una librería en el escaparate de la venta. 

Si fuera un adulto maduro solo lo vería pasando de largo, pero como no lo era entró en la librería con la clara intención de comprarlo.

Cuando estaba por pagar el cómic, la chica que atendía el sintió lo vió con una mirada familiar como si lo conociera de otro lugar. Pagó el cómic y Lincoln prosiguió a dejar el lugar no si antes la chica despedirse del albino con la mano.

...

Lemy quería comprar un disco de su banda favorita con el dinero que había ahorrado para este momento. Mientras lo buscaba, Lincoln se pasea por la tienda de música viendo si encontraba algo interesante.

Cuando dio vuelta en un pasillo, vió que una niña rubia con un mechón azul turquesa tomaba vuelo para dar un salto intentado alcanzar un disco en especial en una repisa de arriba.

Lincoln se acercó, tomó el disco que la niña quería y se lo entregó. Ella lo observó con una mirada familiar como si hubiera visto a alguien parecido a él, pero no podía mencionar si lo conocía.

La niña le agradeció por la molestia y se fue con su madre.

Lemy llegó con una bolsa de lo que había comprado y le pidió a su padre si ya se podían ir a los videojuegos.

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•~( ✾ )~•

Era de noche y la fría lluvia hacía imposible estar tranquilo. Lincoln no podía dejar más expuesto a su hijo porque se llegaría a enfermar.

Llegó a casa de sus hermanas y dejó su motocicleta en el porche de la casa para que no se mojaran los asientos.

Bajaron del vehículo y fueron a la puerta del hogar donde sabían que los estarían esperando.

Lincoln tocó la puerta siendo recibido por Leni, su rostro mostraba preocupación y miedo por lo que podía suceder. Entraron a la casa y vieron a todas las adultas esperando en pijama a qué ambos llegar, algunas se veían molestas y sobretodo Luna.

La castaña mayor se levantó del sillón y se acercó al padre de su hijo. Sin previo aviso, Luna le dió un puñetazo en la cara haciendo que expulsara gotas de sangre por la nariz salpicando en el suelo. Después, vió a Lemy quién abrazaba a su padre, mientras que esté último le tapa los ojos con su mano para que no viera lo que hizo su mamá.

Molesta, tomó a Lemy del brazo y se lo llevó a su habitación sin decir una sola palabra.

A medida que todas se iban a dormir y apagaban los focos de la casa, fue Lori la última en quedarse por una razón.

— Lincoln, si te importa ese niño, te quedarás esta noche y mañana veremos si vale la pena que sigas con nosotras — dijo Lori sin mostrar interés en su hermano.

Y por último, Lori subió por las escaleras apagando el foco de la sala dejando completamente solo a Lincoln.

•~( ✾ )~•

Por un simple crujido del suelo fue suficiente para que Luna pudiera despertar. Era media noche y ver a su hijo salir de la habitación arrastrando su edredón, era muy extraño.

Es obvio que Lemy está castigo y sus límites fueron reducidos al mínimo siendo comer, estudiar e ir al baño. Si que decidió seguir a su hijo.

Salió de su habitación y lo vió bajar a la sala, lo siguió y desde las escaleras observó algo que le llegó al corazón.

Lincoln dormía en el sillón de la sala y por lo amplió que es el lugar hacía muy helado. Vió como Lemy usaba su cobertor para abrigar a su padre, ya que el hombre tenía frío. Después, el niño le dió un abrazo sin querer despertar a su papá.

— Te quiero mucho papá... Me alegra que estés conmigo.

Lemy regresó a su habitación para volver a dormir. Luna volvió a su cama e intentó conciliar el sueño, pero no podía.

•~( ✾ )~•

Había despertado hace unos minutos por culpa de la lluvia, revisó su teléfono y vió que son las dos de la madrugada. Y estaría relajado si no fuera porque Lucy está de pié delante suya llevando puesto un baby doll negro con la clara intención que él la tocará.

El hombre se recargó en el respaldo del sillón e hizo a un lado el cobertor que extrañamente tenía cuando despertó, dejó que la gótica se sentara en su regazo y le diera un abrazo.

— No sabes cuánto te echado de menos... — decía separándose lo suficiente como para verlo a la cara.

Lucy movió su flequillo para que él la viera a los ojos, solo Lincoln era el único en el mundo que ha visto sus ojos directamente y seguiría así hasta el día que muera.

— ¿Qué traes puesto? — preguntó Lincoln mientras veía la lencería que traía.

— Suspiro... Ha pasado mucho tiempo desde que estuvimos juntos que quise darte una sorpresa nocturna.

— Mmm... ¿No estás enojada conmigo?

— Antes de volverte a verte... Si mucho, te maldije un par de ocasiones y todavía tengo un muñeco vudú con varios cabellos tuyos en el armario.

— ¿Okey?...

Después, hubo un pequeño silencio.

— Suspiro... ¿Enserio te irás otra vez? — Lucy se puso triste.

— No lo sé... No siento que me quieran aquí.

— Si te vas... Yo quiero ir contigo a dónde sea, no me importa.

— Lucy...

— Estoy hablando enserio, nos iríamos mi hija, tú y yo a dónde sea para que seamos una familia.

— Espera, ¿Tienes una hija? — Lincoln comenzó a sentirse nervioso.

— Si... Se llama Lupa, pensé sabías que tenemos una niña de doce.

— ¿Tenemos?

La gótica no pudo sentirse más impresionada por las palabras que salían de la boca de su hermano y entendía un poco porque no estaba con ella desde un principio.

— Oh... Lincoln, ¿Cuántos hijos crees que tienes? — Lucy dejó de abrazarlo.

— Pues solo uno, Lemy ¿No?

— No sé si reír o ponerme a lamentar tu situación... Te puedo asegurar que tienes más de un hijo y tal vez no los conozca a todos.

— Ay no... ¿Y que le has dicho de mí?

— Nada malo, le dicho que su padre la quiere mucho y que la protegería.

— Me siento mal — Lincoln comenzó abrazar firmemente a Lucy en un intento no sentirse más miserable.

— Creo que ya te están haciendo efecto las maldiciones que te apliqué.

— No me refiero a eso... Solo no digamos nada y quedamos así abrazos...

Lucy le dió un beso en la frente y accedió a la petición de Lincoln. Ella tomó el edredón que tenía al lado y su hombre se dejó caer en el sillón sin dejar de abrazarla y compartir su calor corporal.

Cuando la gótica se cubrió a sí misma y a Lincoln con el cobertor, comenzaron a besarse y también hacía que la tocará en cada parte de su cuerpo que le hacía sentir placer, todo esto hasta quedar dormidos.

•~( ✾ )~•

Despertó nuevamente, pero esta vez los rayos del solo entraron por la ventana hasta sus ojos.

Cuando se sentó en el sillón, notó que la colcha verde que lo protegía del frío de la madrugada desapareció y también su chaqueta ya no está donde lo había dejado.

— Ahora tengo que buscar mis cosas — dijo Lincoln intentando despabilarse.

Antes de levantarse, encendieron la televisión en un programa de tres osos bien "escandalosos".

Observó a un lado vió a una bebé rubia con el control remoto de la televisión en su pequeñas manitas como si fuera un adulto. Lincoln la tomó entre sus manos, pero cuando estuvo apunto de verla más de cerca, la bebé intentó morderlo, mas no la dejó que se saliera con al suya.

— Conque muerdes eh... — Lincoln comenzó a revisarla como si fuera un jarrón de porcelana. — Tienes dientes muy afiliados apesar de ser una bebé... Je... Es muy curioso que tengas una cola, el color de tus ojos sea rojo y tengas las uñas largas y con punta... Parece que tú mamá no te corta muy seguido las uñas, quizás lo haga yo.

La bebé intentó intimidarlo exhalando fuego cerca de su cabeza, pero el hombre no se inmutó, había visto iniciar fuego de maneras muy absurdas e irreales que eso no le sorprendió.

— Mmm... Tienes suerte que te esté cargando un bombero... No hagas eso, puedes provocar un accidente — sentó a la bebé en su regazo para ver la televisión con ella.

La pequeña bebé no quería recibir cariño de alguien que no conocía, pero Lincoln sacó las llaves de su pantalón y se las dió a la niña para que jugara con las llaves de papá.

Lo que no sabía Lincoln, es que esa mañana de domingo recibiría una noticia que lo sentirá como un golpe en el riñón...

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