Espero

Parte Única

No era tanto el cansancio como el agobio con el que él seguía en ya histriónico movimiento rasgando las cuerdas de su guitarra, intentando sacar de ellas la melodía que en su mente llevaba sonando hacía tiempo. Miró de reojo la partitura que a su lado estaba y rodando los ojos un hastiado resoplo salió de sus labios al ver todas las correcciones, tachados y emborrones que en ella había.

No la escuchó llegar pero su rostro se ilumino al sentir sus finos brazos rodear su cuello y el calido beso sobre su mejilla. Eran esos fugaces momentos en los que ella aprovechaba para dedicarle una caricia donde recordaba que estaba ahí para él, haciendo que en un suspiro olvidara todas sus preocupaciones.

- ¿Aún no tienes tu melodía perfecta? - Preguntó en infantil broma ya que sabía lo mucho que lo estaba estresando el no poder dar continuidad a su música.

- Sabes que tú eres mi melodía perfecta, Marinette. - Respondió tomando su pequeña mano y acercándola a sus labios para depositar en ella un casto beso.

- Awww, me encanta cuando eres tan romántico. - Enternecida volvió a besar su mejilla.

En cadencioso andar se movía a su alrededor. Retadora, provocadora hacía de su caminar una rapsodia de insinuantes movimientos que nada tendrían que envidiar al baile de un barco que en sintonía se balancea con las olas del mar.

Se sentó sobre la mesa sin apartar la vista del joven músico, quien sin ocultar una sonrisa ladina la miraba a través de las puntas azules de su negro cabello.

Ella era su melodía y solo él sabía cómo interpretar su canción, poniéndose en pie Luka fue hacia ella. Quedando enfrentados apoyó las manos sobre sus rodillas y en un movimiento lento tal como un adagio de Chopin fue separándolas ante la mirada cada más insinuante de Marinette. Despacio muy despacio se acercó a ella y tomándola por la cintura recorrió con su mano derecha la fina espalda hasta llegar a su nuca donde sintió el suave tacto del negro cabello.

Ella se acercó y depositó un corto beso en su frente, siendo correspondida al sentir los cálidos labios de Luka en su barbilla.

- Jiji, me haces cosquillas. - Se estremeció risueña.

- ¿Te hago cosquillas?...¿Dónde podría besarte entonces, para no provocarte cosquillas? - Con voz hipnótica le habló casi en un susurro cerca del oído.

- Te podría dar un par de ideas. - Respondió juguetona.

Sin poder responder ante aquella invitación velada posesivo tomó sus labios, lo que en un principio fue impetuoso y demandante poco a poco se transformaba en un suave movimiento acompasado lleno de tersura y calor, donde los finos resaltes de ella encajaban a la perfección en los apolíneos labios de él, moviéndose en síncrono movimiento correspondiéndose el uno al otro sin límite ni tregua.

Jadeantes se separaban, inspirando profundo el plácido aire sin dejar de verse con el amor reflejado en sus ojos y una sonrisa de felicidad decorando sus labios. Ella se abrazó con fuerza a su cuello y él dejándose llevar cerró los ojos inundando sus pulmones de la dulce esencia de Marinette.

- Te amo Adrien. - El meloso susurro se dejó escuchar en su cabeza, abriendo sus ojos de golpe.

- ¿Cómo has dicho Marinette? - Preguntó confundido, pensando que tal vez la había escuchado mal.

Rompiendo el cálido abrazo Marinette se separó de él y poniendo sus manos sobre los fornidos hombros unió su frente con la de Luka, manteniendo siempre su encantadora sonrisa.

- He dicho que te amo Adrien. - Desorbitados los ojos de Luka la miraban desconcertados y temerosos a la vez.

"Adrien...Adrien...Adrien....Adrien....Adrien..." , una y otra vez retumbaba en su cabeza el nombre de su amigo, se sentía extraño como si algo frágil que mantuviera con cuidado en sus manos se le acabara de caer y se hiciera mil añicos contra el suelo. Se sentía mareado, incomodo, todo a su alrededor se estaba oscureciendo dejándolo en un sensación de vacío, cerraba sus ojos permitiendo que la cruel realidad lo envolviera, esperando que al abrirlos todo aquello fuera un mal sueño.

Estruendoso repiqueteaba el despertador, con la respiración pesada y todo cubierto de sudor se despertaba desorientado. Miraba desconcertado a su alrededor hasta que cayó en cuenta que estaba en su propia habitación y que todo había sido solo un sueño, observo que sobre la silla estaba el esmoquin que había usado la noche anterior y una risilla tonta salió por sus labios al recordar todo lo que había pasado durante la velada.

Tomó su teléfono y comenzó a pasar una a una las fotos de la noche anterior donde aparecía él con todos sus amigos y en medio de todos Marinette con un hermoso vestido blanco del brazo de Adrien. Continuó pasando las fotos hasta que una llamó poderosamente su atención, en ella aparecía él bailando con Kagami, a ambos se les veía muy a gusto y sonrientes.

Revisó el pronóstico del tiempo y comprobó que habría una linda tarde, escribió un mensaje y lanzando el teléfono sobre la cama se puso en pie y se dirigió hacia el baño.

- Espero que a ella no le gusten los rubios.






[*•FIN•*]

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