003. El Deber del Príncipe
―¡¿Señor?!
―¡Señor!
Uraraka e Iida caminaban entre las multitudes de esta ciudad en donde había entrado a reponer provisiones. Sin embargo, entre la inmensa multitud, el príncipe se les perdió de la vista.
¡Esto nunca les había pasado! ¡Siempre caminaban a su par! ¡Además, el príncipe nunca intentaría huir!
―¡Iida! ―Uraraka observó a Iida seriamente―. Aquí en 15 minutos. Tenemos que encontrarlo.
Este asintió seriamente. ―15 minutos. Bien ―tras decir aquello, se marchó, y Uraraka también se alejó, pero por el lado contrario.
Por contrato y juramento debían de proteger a su príncipe. Eran caballeros, después de todo.
Por otro lado, el príncipe...
«Este distrito está casi abandonado. ¿Puede que ya hallamos pasado el mediodía? Aunque sea el caso...» Todoroki observó sus alrededores. Realmente estaba muy abandonado.
Además...
Observó detrás suya. Iida y Uraraka le habían perdido el rastro hace tiempo. Había muchas personas en el mercado, por lo que era esperable.
―...
Llevó su mano al mango de su espada, aun en su funda. Este podría ser el momento oportuno para una emboscada.
Tal vez cayó de lleno en una trampa y se dio cuenta demasiado tarde.
En el momento que escuchó un ruido al lado suya, lo cual hizo instintivamente apretar aún más el agarre del mango de su espada... nada sucedió.
Observó de lado a aquel ruido. Un gato buscando entre la basura de los callejones...
¿Qué esta-?
De repente, sintió un olor extraño. Olor a humo...
Observó los alrededores, enormemente confundido. ¿Un Don? ¿Un incendio?
Sin embargo, su sorpresa aumentó aún más cuando se dio cuenta que el humo provenía de la vaina que portaba.
Creyendo que se estaba incendiando, desenfundó su espada y cortó su cinturón, alejándose rápidamente.
Pero el humo de la vaina dejó de salir, lo que hizo a Todoroki finalmente caer en cuenta.
Blandió su espada delante y la observó con detenimiento. Él espeso humo salía de la espada, como la neblina de las bocas de las personas en invierno.
Se quedó observándola por unos segundos, intentando hallar una explicación. Era la primera vez que su espada hacia esto, y aunque vivían en un mundo donde incluso hay un animal con un poder... sin dudas los objetos inanimados no podían hacer esto. Para nada.
Esta espada, perfectamente balanceada y cómoda entregada por su propia madre antes de marchar a su misión hace casi 10 años...
De repente, el humo aumentó su intensidad, haciéndole alejarse por la impresión. Sin embargo, por el valor sentimental que poseía aquella espada, no la saltó.
Y por ello, el humo envolvió a Todoroki antes que se diera cuenta, y el príncipe rápidamente apretó los ojos, tratando de ver a su alrededor.
Y tan repentinamente como la espada mostró su poder, una figura de humo se formó entre la niebla, haciendo levantar la guardia del príncipe, el cual blandió la espada contra él. ―Detente donde estas.
La figura se detuvo, sin embargo, en vez de exclamar palabras físicas... sus palabras rebotaron en la mente del príncipe como si se tratara del poder de la caballero Mandalay. «Joven Príncipe...»
―Sí, ese soy yo. ¿Quién eres-? ―rápidamente afiló su mirada y replanteo su pregunta―. ¿Quiénes son ustedes?
Aquel inmenso humo no salió desapercibido para los ciudadanos en las áreas cercanas. Y mucho menos para cierto caballero, quien corrió al humo ascendente creyendo que un incendio ―o mucho peor, una batalla― estaba sucediendo.
«Un poder inconmensurable se está liberando de sus grilletes. Tienes que ir. Tienes que luchar...»
―¿Luchar? ¿Yo? ―el príncipe apretó los dientes―. ¡¿Quiénes son ustedes?!
«One For All... necesita un portador...»
Aquello dejó en shock al príncipe, quien bajó su espada.
Y lentamente la levantó para si, observando su filo. Pese a que toda esta densa niebla le rodeaba, podía verse a si mismo en la brillante hoja de la espada.
Nunca lo había notado, ya que nunca desenfundó su espada por la noche o en la oscuridad.
Nunca había notado que su espada emitía brillo propio.
Esta espada... ―¿One... For... All...?
―¡Todoroki! ―Uraraka atravesó con fuerza la niebla, tomando de la manga al príncipe y arrastrándole fuera del humo.
Una vez alejados, ambos observaron dentro de aquella cortina de humo. Este lentamente se disipó... y la espada desde hace un tiempo dejó de emitir aquel humo.
Aun en shock, Todoroki observó su espada. ¿Qué acababa de pasar? ¿Esta espada...?
―Príncipe... ―Uraraka le sujetó del hombro, genuinamente preocupada―. ¿Esta bien? ¿Alguien le atacó?
―... ―el príncipe asintió con simpleza, aun procesando lo que había sucedido.
Uraraka se vio aún más seria y asintió. ―Fue una negligencia que le perdamos el rastro. Puede despedirme si quiere. Iida no tuvo nada que ver con esto ―observó nuevamente el humo, el cual estaba casi completamente disipado―. Pero antes de eso... tenemos que ponerle a salvo.
―Bien... ―Todoroki asintió, cooperativo―. Está bien.
Uraraka rápidamente le examinó con la mirada, notando que la vaina que portaba el príncipe en la cintura ya no estaba allí. En cambio, la vio a un lado, en el suelo. ―Alguien la cortó... ―pensó en voz alta. «¿Un ataque de advertencia? El príncipe parece en shock, como si hubiera visto a un fantasma...»
Un ataque...
Merecía un castigo por permitir que esto pase a su cliente, pero más aun al príncipe del Reino en donde había nacido.
Apretó su puño. No era el tiempo de recaer en inseguridades. Debía volver a encontrarse con su amigo y poner a este chico en un lugar seguro.
Y detrás de él, haciendo de guardaespaldas, lo guio nuevamente a la zona comercial, en donde Iida les estaba esperando pacientemente.
Claro estaba, que para los caballeros había sido un inmenso descuido. Sin embargo, para el príncipe...
Bueno, Todoroki se había presentado inusualmente callado ese día, en donde se reabastecieron y continuaron su camino en busca de la torre. No insistió en que no les iba a dar un castigo ni despedir, haciéndolo como el príncipe, como un líder, lo que no les dio oportunidad a los caballeros de protestar contra aquella decisión que faltaba a su honor de héroes.
Y claro que ello era extraño, mas aun cuando él, hace poco tiempo, les había insistido en abandonar la manera en la que se dirigían a él, como un príncipe. Ahora, ejercía esa autoridad por primera vez desde que comenzaron este viaje.
Pero mucho no se podía hacer... Ya que la noche nuevamente había caído, y el príncipe había encendido un fuego.
Nuevamente replanteó sus pasos junto a sus dos guardianes como era habitual en cada noche al acampar, y luego de ello se marchó a dormir, dejando en guardia a estos.
Y aquí estábamos. Media noche. La luna se alzaba sobre los arboles alrededor, creando un ambiente hermoso en todos los sentidos. Incluso podía llamársele "romántico".
Claro estaba que aquel ambiente no afectaba a los dos caballeros quienes cumplirían su deber celosamente. Más aun después de lo que había sucedido hoy.
Sin embargo...
Dándose la espalda, observando con atención las sombras entre los árboles, Uraraka suspiró. ―¿Crees que terminaremos mañana...?
―Lo dudo mucho, Uraraka ―la observó de reojo―. Perdóname por arrastrarte a este contrato. Debí haber traído a mi hermano mayor. Con el ataque de hoy... tal vez deberíamos dejárselo a personas más experimentadas.
―Estoy bien ―aseguró esta, observándole también de reojo―. Cuanto más se alargue el contrato, más dinero ganaremos. Al contrario, te lo agradezco, Iida ―miró adelante, amargando su mirada―. Me estoy dando cuenta de mis falencias como guardaespaldas.
Este solo sonrió. ―Eso está bien. Pero trata de no exigirte demasiado.
Uraraka se vio seria ante aquellas palabras. ―Somos caballeros ―recordó.
―... ―Iida asintió con simpleza, entendiéndola―. Si... es parte del trabajo.
―Aun así... ―Uraraka nuevamente miró delante―. ¿Por qué el príncipe no nos contrata a un plazo fijo? Alarga nuestro contrato cada vez que esta por vencerse a una semana...
―Si... ―Iida también regresó su mirada delante―. Es extraño. Bueno... Tampoco es que sepa cuánto durará su búsqueda. Puede que incluso mantenga el contrato a una semana para eximirnos de responsabilidad si es que logran encontrarnos.
―... ―Uraraka miró el cielo con algo de timidez―. Somos fugitivos... Es un milagro que aún no nos hayan encontrado, ni que el ataque de hoy halla alertado a ningún caballero más que a nosotros.
―A diferencia del Reino vecino, el Rey no utiliza sus mejores fuerzas para algo como buscar a su hija. Tenemos suerte que ninguno de los mejores esta detrás nuestra... ―nuevamente la observó de reojo―. ¿Estas lista para luchar?
Esta asintió. ―Si no lo haría, faltaría a mi contrato. Sea quien sea... debo proteger al príncipe, aunque sea un aliado con buenas intenciones ―apretó el mango de su espada―. Más aun con la falta del deber que cometí hoy.
Iida solo sonrió levemente. ―Bien. Yo también.
―Aunque... Se siente como si fuéramos villanos...
Iida se alarmó ante ello. ―¡¿Villanos?! ―se tensó de golpe―. ¡Por supuesto que puede existir esa confusión, pero nuestras intenciones brillan por su nobleza!
―¡I-Iida! T-Tu voz...
―... ―Iida se tranquilizó... y observó el suelo. Tras mantener algunos segundos de silencio, en los que estuvo atento al príncipe...―. ¿Crees que el príncipe pueda encontrar lo que busca?
―¿A su madre?... ―la chica no asintió ni negó―. No lo sé. Estamos en una tarea tan difícil como encontrar a One For All. Y el terreno y el tiempo se van en contra nuestra cada vez más... Solo es cuestión de tiempo hasta que tengamos que luchar contra un caballero...
Iida la comprendió al escuchar ese nerviosismo en sus últimas palabras. ―Lo entiendo. No me gustaría lastimar a un aliado. Mucho menos en una época en donde los seguidores del demonio salen de sus cuevas...
«Temen el regreso de All For One... ¿No es así, Iida, Uraraka? ―Todoroki cerró sus ojos levemente, despierto durante todo este tiempo―. No puedo decírselos... pero no es sorpresa que el sello este en su tiempo límite. Puede que incluso ahora mismo All For One intente escapar.»
Sin dudas era un asunto serio. Después de todo, como se contaban en las leyendas que el Rey Endeavor y los Caballeros de más alto rango vivieron, All Might no fue capaz de derrotar a All For One... pero si fue capaz de sellarle.
Sello que tarde o temprano, en ausencia de su portador, se romperia.
Por eso los caballeros de más alto rango buscaban con fiereza a One For All. All Might se había marchado dejando su espada atrás... y aquella espada, de un día para otro... desapareció, llenando de incertidumbre a todo el mundo.
Dejándolas en una profunda inseguridad durante casi 24 años.
La aparición del nuevo portador era esencial. Tanto para liderar la batalla final contra All For One... como para reponer las energías del sello. Sin embargo... se estaba tardando. Y el hecho de que la espada sea de ubicación desconocida para todo el mundo obviamente estaba influyendo.
...
Bueno... para casi todo el mundo.
Por qué en su viaje de varios meses... la espada, camuflada como una espada de dos filos normal... finalmente reveló su identidad a una persona.
Y esa persona era él. Shoto Todoroki. El príncipe de este reino amenazado por la vuelta del demonio.
Sin embargo, esta no tuvo tiempo de responder las más grandes dudas del príncipe.
¿Por qué desapareció? ¿Quién la tomó? ¿Por qué terminó en las manos de su madre, y luego en las suyas? ¿Por qué apenas ahora se daba a conocer?
Y simplemente... ¿Él era el portador... o su misión era encontrarlo?
El cerebro de Todoroki estaba hecho un desastre... y solo una cosa era segura, lo que le ayudaba a seguir adelante, a ver la luz al final del túnel.
Esta, como tantas, no era solo una misión egoísta en busca de liberar a su madre de su pesado yugo.
Esta era una misión en paralelo encomendada por aquella espada. La misión de encontrar al próximo heredero del One For All, o en su defecto, convertirse en un digno portador de dicho poder.
¿Por qué accedió a esta misión sin precedentes?
Por qué, sencillamente, no tuvo elección. Sin embargo, la respuesta podía ser más profunda que ella.
Él nunca estuvo a la par de su título. Su padre siempre se lo recordó. Tal vez, si hubiera cumplido con las expectativas de ese hombre... su madre no hubiera sido desterrada a cuidar del sello hasta el final de sus días.
Y tal vez su hermano Toya no hubiera abandonado la casa real, frustrado por la decisión del Rey y su propia insuficiencia, desapareciendo desde hace casi una década entera, en donde ni siquiera sabían si estaba vivo o muerto.
Y ahora que One For All le encomendó una misión, dejarla en manos de otra persona seria el colmo.
Era el príncipe. Por una vez... él debía de aceptar su deber y estar a la altura.
Afiló su mirada. Él cumpliría esta misión y rescataría a su madre, aunque le cueste la vida. Aunque tal vez incluso le cueste el alma.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top