Capítulo 3

En sus años viviendo entre los humanos, Jimin aprendió todas sus costumbres y tradiciones y aunque no todas eran buenas según él, habían muchas que sí eran maravillosas.

Una de esas tradiciones que le parecieron maravillosas, era la navidad; los humanos tomaban un árbol y lo adornaban con luces, listones, pequeñas bolas y muñequitos.

Adoraba adornar el árbol y hacer una gran cena navideña y comer pastel, pero lo que más amaba era la hora de compartir los regalos.

En su primera navidad en la tierra humana, con su familia no sabían muy bien que tipo de regalos se daban para esa fecha, así que, su primer regalo fue una bellota que su hermano menor que apenas era un lobito recién nacido, le dio en su otra forma y con su colita moviéndose de un lado a otro en seña de felicidad.

Recordaba eso, porque sus padres le regalaron una rama y el les dio a todos ellos una cubeta cubierta de nieve, que más tarde se convirtió en agua sucia. Más tarde, comprendieron que debían regalarse cosas como juguetes, ropa, zapatos, comida y otras cosas que son esenciales.

Ese día era 17 de diciembre y su jefa estaba de un humor de perros que nadie soportaba a excepción de él, claro, porque su principal trabajo era ese... soportarla y hacer lo que ella le pidiera.

—Debiste ser un ángel en otra vida, Park
—le dijo el secretario del vicepresidente de WorldFood, Kim Namjoon —. Y ella el puro demonio, porque hoy definitivamente no podría soportar su humor tan cambiante.

—Sí, claro y Park le dio un nombre y se convirtió en su favorito —opinó el vicepresidente de la compañía Kim Seokjin.

Jimin se rió de las locuras de esos humanos, se podría decir que de todos los que había conocido, este par eran sus personas favoritas en el mundo.

—Entonces Namjoon era un demonio a su servicio y Seokjin un humano normal—les siguió el juego a sus amigos y los tres comenzaron a reír.

Jimin se sentía muy feliz de conocer personas tan maravillosas como ellos, podía sentir en sus aromas suaves y tan característicos a humanos, que ambos se llevaban más que bien, pero tenían prejuicios y eso era lo único que no le gustaba de vivir en esa sociedad.

Como lobo, Jimin no veía mal el hecho de que dos hombres tuvieran una relación, estaba consciente que ellos como humanos normales no podrían tener hijos, pero los apoyaba por el hecho de ser ellos de quienes se trataba.

Le gustaría que dejaran de pensar como humanos y lo hicieran como lobos, así ellos podrían ser felices, pero no eran lobos y eso lo ponía muy triste, porque podía ver en sus amigos que se amaban profundamente.

—¿Te pago para esto, Park? —escuchó la suave e imponente voz de Min YoonJi y la piel se le erizo al mismo tiempo que salía de sus pensamientos para voltear a verla —. Necesito saber si iremos en auto o en avión y también la ubicación de tu casa, para hoy no mañana.

YoonJi se dirigió a su oficina y el buen ambiente se desvaneció tan rápido como explota una pompa de jabón.

—Bueno, debo irme —les dijo a sus amigos con una sonrisa en su rostro y siguió el rastro de su jefa rumbo a la oficina —. Buenos días,  señorita Min.

—No tienen nada de buenos, pero, buenos días para ti Park.

Su voz era suave y envolvente, Jimin podía sentir como esa rica combinación le recorría el cuerpo entero y se sintió feliz por un momento.

Para Min YoonJi habían días malos, días buenos y otros que eran simples días, hoy era una mezcla de los dos últimos, pero en el momento en que uno de los dos ganara, podría desatarse el infierno o simplemente no pasaría nada, porque en el caso de que ganara el primero podia pasar de estar de buenas a malas en un segundo.

—Vivo en NYl, señorita Min —comentó —, podemos ir en auto, pero es un largo viaje, así que podemos ir en avión.

—¿NYl? —Dijo ella con un tono de voz para nada agraciado, lo que le decia que ella continuaría la conversacion en un rumbo que no le gustaria para nada —. Es un pueblucho de granjeros, ¿no?

NYl era un pueblo, sí, pero no era tan pequeño como YoonJi se lo debía estar imaginando, pues era el principal pueblo que exportaba animales para el consumo humano en todo el país.

—Se podría decir —contestó con una pequeña sonrisa, a veces le ponía de buen humor molestar a su jefa sonriendole, porque sabía perfectamente que a ella le molestaba que no cayera en sus provocaciones —. Pero le gustará.

Yoonji hizo una mueca y asintió para él, le gustaba que ella fuera de esa forma, tan sencilla de comprender en algunas cosas y complicada en otras, pero bueno, ahora estaba nervioso porque pasarían juntos la navidad, en su casa, con su familia.

¡Demonios, no lo había pensado bien antes!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top