Capítulo 65
MARATÓN 6/6
Mavis y Sam se encontraban disfrutando de una cita bien merecida en el Caver Café, ese día se cumplía siete meses de su noviazgo. Por lo que, la delicia gourmet de un plato compartido para dos personas llamado: Milanesa a lo pobre; que consistía en una porción del tamaño de una sandía, con un huevo frito de codorniz, con queso derretido y dos lechugas acomodadas debajo en compañía de rodajas de jugosos tomates. Alrededor de la milanesa se podía ver dos pequeños posillos de queso cheddar, dos de queso parmesano, sal y dos potes de ketchup y mayonesa.
Ambos iban utilizando cubiertos para ir devorando esa delicia.
—Esto está hecho una delicia —gimió a lo último Mavis, encantada ante el sabor de la milanesa de carne.
—Uhm- ujum —asintió gustoso Sam tras haber partido una gran porción que engulló como pudo en su boca.
Mavis ríe levemente al verlo comer con tanta pasión.
—Sam come más despacio, no se va terminar aún. Lo pedimos extra grande para que nos satisfaciera justamente —susurró divertida.
Sam tragó su bocado, y se relame un poco las comisuras avergonzado. Dandose cuenta que recién tres cuartos llevaban ambos de estarlo comiendo y aún ni llegaba a ser la mitad.
—Perdoname, la gula ganó poder en mi.
Mavis ríe un poco, mientras sorbe un poco de la gaseosa coca cola.
—Hablemos un poco, hoy festejamos nuestro noviazgo. Pero siento que festejamos por algo más —sugiere ella mientras disfruta de la bebida burbujeante y fresca.
—Bien, me atrapaste.
Mavis levanta una ceja, intrigada.
—¿Cómo?
—Hoy cerré un contrato con un auspiciante. Pronto podré alquilar un buen lugar para mejorar mi taller —cuenta con una mirada contenta.
—¡Santa Babia, santa Babia! ¡Es una grandiosa oportunidad! ¡Felicidades, cariño! —estalló en una voz tan contenta que todos los que conocían a la pareja también aplaudieron al mismo par que ella.
—¡Felicidades! —se acercó Cora, con un gran vaso de cerveza para Sam— cortesía de la casa. Todos esperamos buenas cosas de ti muchacho.
—Gracias Cora, muchas gracias —dice Sam alagado por tal tarro de cerveza.
Mavis sonríe divertida. Sabía que la cerveza humana no hacía mucho efecto en él, pero por cortesía y gratitud lo había aceptado. Una vez le había preguntado si que sentían ellos al beber tanto, si se quedaban borrachos como los humanos o no. Y Sam aquella vez le había dicho que solo podían tener el aroma fuerte a cerveza pero que el efecto era mínimo a cuando era aún un humano ignorante sin tener a su genética activa.
Cora palmeó el hombro y espalda suavemente con una calurosa sonrisa.
—Disfruten de su velada, chicos. Seguiré trabajando pero cualquier cosa avísenme,¿si?
—Siii, gracias Cora.
Y sin más, los dejó nuevamente compartiendo juntos su almuerzo. Les llevó mas o menos dos horas ingerir la porción sin dejar ninguna migaja suelta, ya para cuando el lugar iba cediendo espacio para gente joven que venía a merendar fue cuando decidieron llevarse a comer unas dos cajas de donas para ellos y los chicos.
—Vuelvan pronto, chicos.
—Dalo por hecho, Jefecita. Adiós.
•─ ⃟ ⃟───────••✦••────── ⃟ ⃟──•
El siguiente paso a su día fue disfrutar de una merienda con los chicos disfrutando de las donas, quiénes entre la charla a gusto también se burlaban de la desgracia afortunada de Jake.
—Uff, deberían ver como la egipcia tiene al cachorro. —se mofó Paul metiendo la mitad de su dona en su café y luego a su boca.
—¿Cómo?—pregunta extrañada Mavis.
Encontrándose sentada en el regazo de su pareja, quien iba siendo alimentado por ella con pedazos misericordiosos de una dona de chocolate.
—El taparrabo que lo obliga a usar no le cubre sus huevos, apenas siquiera.
—No se le dice así, tengo entendido que se le llama Kilt. Es una vestimenta propia para concubinos egipcios, Paul —corrige con el ceño fruncido Mavis.
—Bueno, bueno, como se le llame a eso. Esa tela encima sé que solo lo adorna, es humillante verlo tan... Así —comenta incómodo al recordar que lo hace saltar, su estomago se revuelve y se tapa la boca, se abstiene con dificultad la arcada de asco— No es grato ver los huevos del mocoso.
—¿Y para que lo ves? —pregunta Jared— Yo cuando lo veo de lejos saltando payasitos, ni siquiera me acerco.
—¡Ugh! Y tan siquiera ni me avisas.
Jared se encoge de hombros mientras toma otra dona a comer.
—No soy niñero de nadie.
Paul golpea la nuca a Jared, y este lo golpea con su codo al estomago.
«Niños... Y luego me preguntan porque los sigo llamando cachorros«pensó Mavis rodando los ojos en blanco, mientras sigue alimentando a su Alfa.
—Hmm... Estoy en el cielo... —susurra encanta Sam.
Paul y Jared lo miran, e inmediatamente simulan caras de asco al verlo tan dominado.
—¿Qué? Me dirás que así no te cuida Rachel —exclama incrédulo Sam, tratando de calmar su molestia.
—Uff, mi impronta es candente pero ni tan empalagosos como ustedes llegamos a ser. —bufa Paul, recordandola con una sonrisa que lo deja ver idiotizado.
Jared resopla desanimado, comiendo tristemente su dona.
—Mavs, ¿Cuánto tiempo tuviste que esperar a encontrar a Sam?
—Eh... Ciento dieciocho años, ¿Porqué?—pregunta Mavis inocentemente.
El desánimo en Jared se hace mas evidente en compañía de un falso sollozo, como si le doliera haber escuchado esa inocente y sincera respuesta arrebatadora.
—¿Qué dije mal?—pregunta ella.
Paul suelta una carcajada.
—Adoramos tu inocencia, Mavis. ¿Verdad, Sam?—dice burlón.
Jared empuja a Paul, logrando que caiga de la silla, y lo enfade enseguida.
—¡Maldita sea! ¡No te desquites conmigo, amargado solteron!
—¡Tu no te burles de mi desgracia! Soy el único sin impronta. —se quejó evidenciando su frustración— Yo también quisiera tener una chica dulce para mi, con carácter y tal vez tener compañía en las noches...
Mavis abrió los ojos al darse cuenta y entender lo que había causado sin querer. Se levantó del regazo de Sam, y se dirigió hacia Jared.
—Lo siento tanto, cachorro. No era mi intención hacerte sentir mal, solo no entendí la intención de tu pregunta.
Jared ahora se encontraba tenso por la mirada celosa del Alfa encima suyo. «Así no quería tener atención... Ay mamita querida, que no muera hoy, por favor»suplicó nervioso.
—No es para tanto, Mavs... Calma...
—No, no, tengo una idea. Se me ha ocurrido recién —murmura Mavis con ojos ilusionados al querer ayudarlo— Tú y yo, iremos de viaje.
Sam se levanta de la silla casi atropeyando la mesa.
—¿Qué que? ¡No! —gruñe.
Mavis frunce el ceño y lo mira con ojos rojos, y toda la sombra que iba envolviendo la casa en la penumbra de la noche se cernió hacia ella.
Sam, Paul y Jared sudaron frío al verla molesta al haberlo escuchado.
—¿Qué dijiste, Sam Uley?—preguntó con sus colmillos fuera.
—N-nada... Yo... Eh...
Mavis al escucharlo titubear, cambio su expresión a una inocente nuevamente, mirando a Jared.
—Iremos en dos meses a visitar a una amiga, no es muy lejos de aquí.
—No hace falta... Yo aún tengo que...
—No te preocupes por las responsabilidades de la manada o el taller, eso luego lo resolverás con Sam. Ahora solo céntrate en organizarte —sonríe encantada por la idea de la visita a esa amiga en particular— ¿Qué clase de chica te gusta ademas de cariñosa?
Jared nervioso ante la atenta mirada de Sam, traga saliva y se apresura a responder las dudas e irse lo más pronto para su casa.
—Eh... Traviesa, aventurera, celosa, impredecible... Uhmm... Leal e inteligente.
—¡Perfecto! No te olvides de nuestro viaje, ¿si? —asegura Mavis mientras va directamente a su habitación para buscar un lapiz, un pergamino y pensar que método sería justo para hacerle llegar el mensaje a su amiga.
Jared se levanta inmediatamente de la silla, y camina rápido hacia la puerta.
Sam se lo impide con una limpia acción, y susurra:
—Hoy te toca vigilar con Jacob.
— Sí, Alfa.
—Y más te vale no escabullirte de mi o de mamá loba. Porque no te imaginas cuán molesto me encuentro por esto —asegura Sam con una voz pasiva pero letal para Jared.
Paul trata de aligerar el peso del ambiente, interviniendo.
—Sisi, ya lo sabemos, Alfa. Que tenga buen resto de la noche. Nosotros ya nos vamos, Chauuu
Y sin más, los dos corrieron rápidamente hacia el bosque, con el corazón a full. Mientras que Jared se permitió respirar recién a un buen chorro de distancia de la casa.
«Si tan solo no se hubiera quejado, con lo samaritana que es Mavis»lloriqueó nervioso Jared.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top