U N O

Hay algunas cosas que nunca cambian. Como que Ally sea una amante de las fiestas, que Hunter le siga la corriente porque también le gusta divertirse y que ambos hagan tan buena pareja. Me quedo mirándolos a ambos desde los asientos de atrás del auto de Hunter mientras este conduce.

La ciudad de Nueva York siempre se ha caracterizado por estar tremendamente concurrida. Un viernes a la noche no iba a ser la excepción a la regla. Apoyé mi cabeza contra la ventanilla mientras veía pasar autos, personas y edificios a medida que Hunter conducía. Un último baile. Quien diría que esa frase podría aplicarse de modo tan literal.

Al llegar a la discoteca, me di cuenta que estaba a rebosar de gente. Había dos puertas, cada una custodiada por un guardia distinto. La primera tenía una fila inmensa que avanzaba lentamente. La otra estaba prácticamente vacía.

Hunter apagó el motor y se giró para verme con una sonrisa.

—Muy bien Tess, ¿lista para pasar la mejor noche de tu vida?

Asentí débilmente.

—¡Vamos Tess! ¡Ponle algo de emoción!

Hasta aquí podía oír la música retumbar en mis oídos. Siempre me he preguntado si es realmente necesario que esté tan fuerte.

—Saben que no me gusta mucho salir.

—Cierto— Ally se encogió de hombros—. Pero ya estás aquí, así que ahora te tocará hacer un esfuerzo y divertirte.

Suspiré sin muchas ganas, pero asentí. Solo vine para pasar una buena noche con mis amigos. Una buena última noche. El futuro es incierto a partir de eso.

Bajé del auto y una brisa fresca me golpeó el cuerpo. Me estremecí. Había olvidado esos escalofríos. Comencé a dirigirme a la larga fila de personas que esperaban su turno para entrar cuando Hunter me tomó de la muñeca.

—¿A dónde vas? Nosotros tenemos privilegios— señaló con un pulgar la otra puerta, casi vacía.

—¿Cómo pudiste...?— empecé a decir, sorprendida.

—La fiesta la organiza una de mis amigas de la infancia— pude ver algo extraño en sus ojos, pero no supe identificar el que, porque rápidamente adoptó su expresión de siempre—. Ven, no perdamos el tiempo en esa fila.

El guardia nos pidió identificaciones y pudimos pasar. Supongo que alguno de los dos les habrá dado la mía.

Dentro era un mar de gente. Pese a la enorme fila que había fuera y a que era relativamente temprano, era obvio que habían algunos pacientes que habían formado desde mucho antes solo para entrar.

Hunter nos tomó a ambas de las manos y nos guió por toda la discoteca hasta unas escaleras, que estaban contra un lateral custodiadas por guardias. Volvieron a pedirnos las identificaciones y comenzamos a subir.

—¿A dónde vamos?— pregunté.

—A saludar a mis amigos— respondió Hunter con simpleza.

Supongo que esta era la famosa zona VIP: un espacio libre de gente, o con muy poca, mejor dicho, con sillones, luces tenues color pastel y la música, aunque fuerte, no tanto como abajo. Si pudiera pagar este lugar, con gusto saldría más seguido.

Hunter nos guio hacia un sofá en particular. Habían cuatro personas allí sentadas, dos de las cuales conocía. Aiden, el chico que se hizo famoso por romperle la nariz a su bully que lo acosaba por su cirugía de cambio de sexo y James, el influencer que se dedicaba a subir videos de, literalmente, todo. No, enserio. Sube desde bailes extraños hasta reflexiones. Debo admitir que veo sus videos, algunos aunque sea.

A las otras dos, sin embargo, no las conozco. Por un lado hay una chica morena de cabello morado que reía junto a una pelirroja alta.

—¡Ya llegó por quien lloraban!— dijo Hunter.

—Yo estoy aquí hace quince minutos— Aiden le sonrió y se paró a saludarlo—. Un gusto verte amigo. Y a ti también Ally. Y supongo que tu debes ser Tess.

Asentí. Decidí no preguntar que historias les había contado Ally y Hunter sobre mí.

—¡Oh! ¿Tu eres la artista?— por las palabras cargadas de acento alemán, me di cuenta que ella no era de por aquí. Fulminé a Hunter y Ally, pero me dirigí al origen de la voz: la chica pelirroja.

—¿Eres alemana?— pregunté. Cuando asentí, respiré hondo—. Hallo... wie... heibt... du...?

Pude sentir que todas las miradas se clavaban en mí.

—¿Y tú desde cuando...?— comenzó Ally.

—Tomé un curso. Lo dejé a las tres clases, pero algo recuerdo— siento que me estoy ruborizando. Mátenme antes por favor.

Sorpresivamente para mí, la chica pelirroja sonrió.

—No tienes que avergonzarte. Solo te falta algo de práctica. Y mi nombre es Lake, por cierto. Un gusto conocerte Tess. Hunter y Ally nos han hablado mucho de ti.

Levanté una ceja a mis amigos, que sonrieron con nerviosismo. Rehuí de su mirada y la posé en la chica de pelo morado.

—¿Y tu?

—Oh, yo me llamo Rosa María. Un placer— me saludó con la mano. Ella también tenía un levísimo acento extranjero, aunque mejor disimulado que el de Lake.

Asentí y me senté en un sofa, suspirando. Cada vez me arrepiento más de haber venido, pero aunque sea aquí estoy cómoda. Las conversaciones fluyeron a mi alrededor mientras el recuerdo de lo que me esperaba en casa salía a flote una y otra vez en mi mente.

James se paró de golpe, se desperezó, y nos miró a todos.

—¿Qué se supone que estamos haciendo aquí? ¡Vamos a la fiesta!

Esas fueron las palabras mágicas. Suspiré por lo bajo. Estaba muy bien aquí, ¿qué no podían...?

En ese momento, una mano tomó mi muñeca. Era Lake, que tenía una sonrisa cargada de emoción en su rostro. Me arrastró al baile en sí (no es que hubiera puesto demasiada resistencia). El volumen de la música aumentó de golpe mientras Lake nos internaba a ambos más entre la multitud.

¿Recuerdan que dije que al llegar el lugar ya estaba bastante lleno? Bueno, definitivamente ahora lo estaba aún más. Aún así, Lake y yo comenzamos a bailar. En realidad, era ella moviéndose con las manos, la cintura y los pies, mientras que yo trataba de seguirle el ritmo.

Estaba... muy feliz de esto. Lo notaba en su sonrisa, en el brillo de sus ojos, en sus movimientos. Me contagió la felicidad. No pude evitar sentirme bien por primera vez en meses. Logré adaptarme a su ritmo y el baile se extendió por varios minutos. Estaba exhausta, pero quería seguir. Aún así, Lake pareció llegar a su límite, ya que me sacó de la pista y me dirigió a la barra.

—¡Eso fue estupendo! Nunca antes había salido a bailar- dijo Lake.

—¿Enserio?— pregunté sorprendida.

Ella me miró con algo de verguenza y yo maldecí para mis adentros. Idiota, es obvio que esa pregunta le causaría eso.

—Si. Mis padres nunca me dejaron.

Levanté una ceja, pero no indagué más al respecto. Pasaron unos minutos sin que ninguna hablara. Ella me miró en cuanto terminó la canción y comenzó otra.

—¿Vamos de nuevo?

Y para mí fue imposible negarme.

...

NOTA DE AUTOR

Que onda gente, ¿todo bien?

...Sinceramente no se que más agregar.

Espero que les haya gustado mucho el capítulo. Escribir tiene un no se que relajante. Me ayuda a despejar la cabeza.

Por cierto, voy a darles una pequeña pista sobre como va a terminar este fanfic. Se me ocurrió viendo una película. Allá ustedes si descubren cual es.

En fin, eso sería todo. Nos vemos mas pronto que tarde.

Chaoitoooo

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