Capítulo VI: Un cerezo lastimado. ¡Vamos al País del Hierro!

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.  

Cuatro chicas estaban sentadas bajo los árboles del campo de entrenamiento número siete. Ino, Hinata y Tenten habían llegado para acompañar a Sakura en su almuerzo. Sabían que la ojijade se encontraba triste. Y tenía motivos para estarlo, después de todo, ella sentía que su equipo se estaba separando. Naruto se fue de la aldea para hacerse más fuerte. Entonces solo habían quedado Sasuke y ella, al principio extrañaba un poco a Naruto, pero Sasuke se preocupaba y ponía más atención en ella que terminaba olvidando al resto, una actitud un tanto egoísta, le había dicho Tenten. Aunque de nada sirvió la atención de Sasuke, él había decidido entrar en la policía militar de Konoha, y finalmente lo había logrado. Hace unos días, él y Neji se habían convertido en los primeros Jōnin de su generación. Con ese rango, los Uchiha aceptaron a Sasuke y este abandono el equipo siete. Cuando Sasuke les dió la noticia a Kakashi y a Sakura, ellos no dudaron en felicitarlo. Pero cuando ella se fue y estuvo lejos de todos, por fin pudo desahogarse. Cuando Sasuke dejo el equipo, un nuevo miembro fue asignado como su compañero, su nombre era Sai, alguien por el que Ino sentía cierta atracción. No tenía nada en contra de Sai, pero no le agradaba que hayan remplazado a Sasuke, a veces se preguntaba, ¿Cómo se lo tomaría Naruto?

—No estés triste frentona— dijo Ino intentando subir el ánimo de su amiga— Aunque se fue del equipo, lo seguirás viendo.

 — ¿Por qué no le dices cómo te sientes?— pregunto Tenten como si fuera lo más fácil del mundo.

 Sakura la miró sin decir nada— S-sakura-chan— Hinata llamo su atención— Tu nos has dicho, incluso no-nosotras nos hemos dado cuenta de que Sauke-san te ha puesto más a-atención— la azabache mostró una sonrisa en su rostro— De seguro aceptara tus sentimientos— dijo feliz.

—Hinata tiene razón Sakura— dijo Ino y Tenten asintió con afirmación— Te arreglaremos y quedarás perfecta, Sasuke tendrá que aceptarte.

Sakura miró a sus amigas, todas estaban tan seguras de sus palabras, ella no pudo evitar contagiarse de su seguridad.

—Está bien, lo haré— dijo decidida— ¿Cuándo te irás Hinata?— pregunto para cambiar el tema. 

 —Hoy en la noche— la azabache jugó con sus dedos— Aunque estaré aquí para ayudar a arreglarte— dijo alegre.

 —Eres la primera de nosotras en hacer una misión secreta— exclamó Ino emocionada— ¿No estás nerviosa?, ¿Cuánto tiempo crees que tardarás?— pregunto preocupada.

 —No estoy nerviosa— se rio ligeramente—Creo que ta-tardaré un mes— dijo fingiendo estar reflexionando en su respuesta. 

 —Es mucho tiempo— grito Ino horrorizada— Promete que te vas a cuidar— dijo como si fuera una madre preocupada.

 —Lo prometo— dijo viéndola a los ojos, Ino sonrió con aprobación.

 —Será mejor que vayamos a arreglar a Sakura— propuso Tenten— Sasuke regresará de una misión por la tarde, Sakura podrá confesarse en el parque del centro— dijo entusiasmada. 

—Hai— contestaron todas y de inmediato partieron hacia la casa de la pelirosa.  

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Sakura estaba esperando en el parque central de la aldea, sabía que Sasuke pasaría por ahí para ir a su casa, sin duda fue una gran idea de Tenten. 

Se sentía muy nerviosa, a pesar de que la habían ayudado a verse más linda. Traía puesto un vestido color rosa claro, era casi blanco y llegaba a tres dedos antes de sus rodillas. Una cinta roja rodeaba su cintura, y hacia juego con sus labios, los cuales Ino había pintado del mismo color. Sus mejillas sonrojadas le daban cierto aire encantador. 

 Los ojos verdes de Sakura brillaron cuando divisó a Sasuke a unos metros de ella. Llamo su atención con una de sus manos, él sonrió un poco y se dirigió hasta ella.

 —Hola Sasuke-kun— saludo animada— ¿Qué tal tu misión como nuevo miembro de la policía de Konoha?— pregunto sonriendo.

 —Bien— contesto con orgullo— Me voy a casa, nos vemos luego.

—E-espera Sasuke-kun— Sakura tomo su brazo para evitar que se fuera— Yo, tengo algo que decirte.

— ¿Qué es?— pregunto.

—Tal vez ya te habías dado cuenta— comenzó— A veces creo ser muy obvia, pero quería decírtelo directamente, que lo escucharás de mí y no de nadie más. Quería confesarte algo y poder escuchar tu respuesta— Sakura volteó a ver los oscuros ojos de Sasuke— Yo, te amo Sasuke-kun, al principio era solo un amor infantil. Pero he madurado junto a ti y a Naruto, he crecido, te he conocido mejor. Y me he enamorado más de ti. Ya no es algo de niños, estoy segura de lo que siento— la ojijade se sonrojo fuertemente— Yo quiero saber si puedes aceptar mis sentimientos.

Sasuke la miró sin ninguna expresión en su rostro—Gracias— Sakura abrió sus ojos con esperanza— Pero no puedo aceptar tus sentimientos— el ojinegro se sentía mal por no corresponder a su compañera, sentía cierto cariño hacia ella, aunque no lo quisiera aceptar, pero ahora tenía otras aspiraciones y metas que cumplir, no pensaba retrasarse en eso.

—Entiendo— Sakura soltó el brazo de Sasuke y agachó la mirada, dejando que su cabello cubriera sus ojos, para que él no pudiera ver las lágrimas que se estaban acumulado en ellos— será mejor que vayas a casa, tu familia debe estar esperando.

—Lo siento— fue lo que dijo Sasuke antes de irse, sin mirar atrás.

Sakura observo a Sasuke hasta que esté desapareció de su vista, se permitió llorar amargamente. Era un lindo atardecer, lástima que ella no se sentía con ánimos de apreciarlo. Se recostó un poco en el árbol más cercano y siguió llorando, la gente ya no pasaba por ahí. Decidió quedarse, no pensaba preocupar a sus padres por llegar en ese estado. 

Limpio sus ojos, aunque no sirvió de mucho, pronto volvieron a llenarse de lágrimas.

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Hinata guardaba las últimas cosas que necesitaba para su misión, partiría en poco tiempo así que decidió apurarse. Se despidió de Hanabi, quien lloraba un poco, argumentando que un mes sin ella era mucho, Hinata beso su frente y le dijo que pronto regresaría. Después de la emotiva despedida entre hermanas, Hinata se dirigió al comedor, ahí encontró a su padre cenando, así que decidió despedirse de él.

—Ya me voy Otosan— se despidió. 

Hiashi la observo fijamente, se sentía orgulloso de que su hija fuera llamada para una misión secreta, aunque no pensaba demostrarlo— ¿Con quién estarás en tu misión?— pregunto. 

—Es información confidencial— Hinata se encontraba tan nerviosa, sentía que en cualquier momento podría empezar a tartamudear— No puedo re-revelar eso. 

—Entiendo— sonrió levemente— No me vayas a defraudar. 

—Hai— contesto la azabache y partió hacia la puerta.

Cuando llegó a la entrada del clan, se despidió del guardia y salió. Ahí ya la estaba esperando su primo.

—Hinata-sama, la voy a acompañar hasta la salida de la aldea— dijo Neji tranquilo.

—No es ne-necesario Neji-niisan— comento nerviosa. 

—Pero lo quiero hacer— Neji no espero respuesta y comenzó a caminar, seguido de una resignada Hinata.

Caminaron por un buen rato a paso lento, de vez en cuando hablaban de algo, pero se detuvieron cuando vieron a alguien llorar debajo de uno de los árboles del parque. Hinata reconoció a la persona que se encontraba frente a ellos y corrió hacia ella. Neji no se quedó atrás y siguió a su prima.

—Sakura-chan— grito Hinata— ¿Qué fue lo que pasó?— pregunto preocupada.

—Me rechazó— Sakura miró a Hinata, quien de inmediato la abrazo, la pelirosa no pudo evitar seguir llorando, pero esta vez en el hombro de su amiga. 

—Lo siento Sakura-chan, es mi culpa, si no hubiera dicho

—Aun así, algún día lo hubiera hecho— la interrumpió— Y el resultado sería el mismo— Sakura se limpió un poco sus ojos— Será mejor que te vayas a tu misión— dijo viendo la mochila de Hinata— No quiero que se te haga tarde por mi culpa. 

—No puedo dejarte aquí sola 

—Puede irse Hinata-sama, yo me quedaré con su amiga— Hinata vio a su primo con duda.

—Ve a tu misión Hinata— dijo Sakura.

Hinata la volvió a abrazar y se despidió de ambos. Cuando por fin estuvieron solos, Neji hablo.

—Siento lo que te pasó con él Uchiha— Neji miró los irritados ojos de la chica.

— ¿Cómo supiste que era él?— pregunto sorprendida.

—Se nota el cariño que le tienes— hablo tranquilo— No deberías de llorar por él, no vale la pena.

—Lo sé, pero tenía la esperanza— confesó tristemente.

Neji se acercó a ella y la abrazo torpemente. Sakura abrió los ojos sorprendida y se sonrojo. Él castaño colocó su mano derecha en la espalda de Sakura, y con la otra acarició su cabello.

—Llegara alguien mejor— dijo para animarla— Por ahora puedes llorar si lo deseas, no te voy a juzgar— continuo acariciando su cabello, justo como su mamá solía hacerlo para que se sintiera mejor— Después te llevaré a casa.

—Arigatou— el corazón de Sakura se aceleró— Neji.

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Rock Lee, Neji y Tenten estaban sentados en el campo de entrenamiento al cual pertenecían. Habían tenido una práctica muy dura, como todos los días. Afortunadamente para Neji y Tenten, su maestro fue llamado de emergencia, así que pudieron descansar, aunque Lee no dejaba de quejarse por eso.

Neji miró a cierta persona caminar hacia ellos, sin decir nada se levantó y se dirigió hacia ella.

—Hola— saludo Sakura con una linda sonrisa— Te quería agradecer por lo de ayer— confesó apenada— Toma te prepare esto— Sakura extendió sus manos para mostrar un recipiente lleno de comida recién hecha, Neji lo tomo en sus manos.

—No debiste molestarte— dijo viendo la gran cantidad de comida.

—No lo haré de nuevo si te incomoda— miró al suelo.

—Está bien, no te preocupes, muchas gracias por la comida— Neji sonrió un poco— Que bueno que estés mejor, ¿Quieres comer con nosotros? No creo terminar esto solo— Neji apunto en dirección a sus compañeros  de equipo, Sakura no pudo evitar que sus mejillas se pusieran rojas.

—Si— dijo alegre. 

Un poco lejos de ahí Lee observaba con algo de celos. 

— ¿Por qué Sakura-san le trajo comida a Neji?— pregunto Lee un poco disgustado.

—No lo sé— Tenten sintió un pinchazo en su corazón al ver que ambos platicaban de manera agradable. No sabía porque eso le provocaba cierta molestia— Será mejor que me vaya— Tenten se fue sin despedirse.

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Hinata se estaba despertando, frotó sus ojos y con un último bostezo se levantó de la cama. El día de ayer por la noche, Obito y ella se habían quedado en una posada, su sensei pidió dos habitaciones, una para ella y otra para él. Partirían por la mañana después de almorzar. 

La azabache llegó hasta el espejo del cuarto y se miró en él. Cepillo su cabello y después sonrió. Su cabello ahora llegaba por debajo de sus hombros. 

Termino de arreglarse, empacó todas sus cosas y salió de la habitación. Llegó al comedor diez minutos antes de la hora acordada, pidió un vaso de agua y comenzó a esperar a su maestro. 

Obito se despertó por el ruido de un pájaro en su ventana, lo miro con rencor y dirigió su vista al reloj en la mesita de noche, 8:30 a.m.

—Se me hace tarde— grito y se metió de inmediato a la regadera— Se supone que debía estar listo a las ocho— salió de bañarse con una toalla atada a su cintura. Comenzó a cambiarse rápido y salió del cuarto con su mochila lista. 

Cierta ojiluna seguía esperando en el comedor, no le sorprendía que Obito llegará tarde, ya se había acostumbrado a eso. 

— ¿Segura que no quiere ordenar señorita?— pregunto la mesera del lugar— No creo que su cita vaya a llegar, ha pasado más de cuarenta minutos— dijo viendo con pena a la niña frente a ella.

—No es mi ci-cita— Hinata sentía que su cara ahora jugaba una competencia de color, con el delantal rojo de la mesera— Él siempre lle-llega ta-tarde— la mesera asintió con una sonrisa y se retiró.

—Así que soy tu cita— dijo Obito con una ceja alzada y una sonrisa divertida. 

—Obito-sensei, yo no— Hinata no sabía que decir, volteaba nerviosa hacia los lados tratando de encontrar una respuesta.

—Tranquila, se cómo es la gente aquí— Obito se rio de la actitud de su alumna— Será mejor que ordenemos, aún estamos a un día del País del Hierro— pensaba que si seguía con su broma, Hinata terminaría desmayada. 

—Hai— contesto llamando a la mesera para ordenar.

— ¿No es un poco grande para ti?— pregunto la mesera viendo a la pareja. Obito y Hinata se sonrojaron al escucharla. 

— ¿Y tú no deberías hacer tu trabajo sin molestar a los clientes con tus preguntas?— pregunto molesto, pero sin que el color rojo abandonará sus mejillas.

Otra mesera se acercó sonriendo nerviosa— Lo siento mucho, es que ella es nueva— la chica de cabello negro empujó a su compañera ligeramente y después la fulminó con la mirada— Mejor ve a ayudar en la mesa tres, después hablamos de tu comportamiento con los clientes. 

Obito y Hinata ordenaron y comieron lo más rápido que pudieron para poder irse de ese lugar, desde el incidente con la mesera, la gente del local no dejaban de verlos y de susurrar cosas sobre ellos, hasta algunas mujeres lo miraban con desaprobación.

—Recuérdame que nunca te voy a traer aquí de nuevo— dijo en tono alto para que todos lo escucharan— La gente aquí es tan mal pensada y chismosa— grito viendo a todos con odio. Los clientes que los observaban abrieron los ojos sorprendidos y después regresaron su vista a sus platos. Hinata solo asintió con vergüenza.

—Disculpen, ¿Puedo ayudarles en algo?— pregunto la mesera de cabello negro— ¿Algo para que su comida sea más agradable? Tal vez pueda cambiarlos de mesa para que

—No es necesario— Obito la interrumpió— ¿Cuánto es?— pregunto fastidiado.

—Son cien señor— contesto mirando el suelo con pena.

Obito dejo el dinero de la comida en la mesa, y tomo la mano de Hinata, dispuesto a irse de ese lugar— Vámonos Hinata-chan— la levantó del asiento, pero la azabache opuso un poco de resistencia.

—E-espere Obito-sensei— Obito la soltó y Hinata hizo una pequeña reverencia hacia la mesera— Gracias por la comida— el ojinegro no espero respuesta y volvió a tomar su mano, llevando a una muy sonrojada Hinata hacia la salida. 

—Sensei— susurro la mesera— Mira en que problemas nos metes— le grito a su compañera que había iniciado el problema. 

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Obito saltaba de una rama a otra, estaba frustrado. Hinata lo seguía desde atrás sin decir nada, ese silencio empezaba a ser incómodo. 

— ¿Pasa algo Obito-sensei?— pregunto preocupada por la actitud del pelinegro.

—No— contesto— Estoy bien. 

—Falta poco para que se haga de noche— comento nerviosa— ¿Acampamos?, ¿O prefiere encontrar otra posada?— la ojiperla jugó con sus dedos, a veces pensaba que tenía que dejar ese hábito. 

Obito se estremeció ante la idea de ir a otra posada, ¿Para qué lo volvieran a ver con miradas acusatorias?, ni de broma— Creo que es mejor acampar— propuso un poco más relajado— En el país del Hierro tendremos que buscar un lugar para quedarnos, es mejor que vayamos guardando— Obito le sonrió mostrando su perfecta dentadura— Si seguimos a este paso, mañana por la noche llegaremos a nuestro destino.

Hinata se perdió por un momento en sus facciones, admitía que el hombre a su lado era una persona de la que te podrías enamorar fácilmente. Era increíble, siempre ayudando a los que necesitaban, siendo alegre y optimista, aunque había sufrido grandes pérdidas, no se daba por vencido. También era caballeroso, a su manera. Tenía un gran sentido del humor, aunque algunos dijeran lo contrario, él era inteligente y muy leal. Eran tantas las cualidades con las que podría describirlo. Además era tan atento con ella. A veces le gustaría ser más grande para poder interesarle, se sonrojo de solo pensarlo. Ella y él. No, eso no era posible, él solo la miraba como a una alumna, una niña pequeña. A veces se preguntaba porque pensaba esas cosas. Ella estaba enamorada de Naruto, no dudaba en eso, pero no podía negar, que si ella fuera más grande o un poco más bonita, no dudaría en fijarse en Obito Uchiha.

— ¿Ocurre algo? —  Hinata se dio cuenta de que se quedó viendo más de la cuenta, cuando él  hizo esa pregunta.

—Na-nada, solo pe-pensaba— dijo sin poder verlo a los ojos y con un color tan rojo en su cara, que seguro los tomates se morirían de envidia.

—Entonces hay que acampar— Obito se detuvo y bajo de las ramas por las cuales saltaban, al llegar al suelo dejo caer su mochila y estiro un poco sus brazos y piernas— Yo pondré las tiendas y prenderé la fogata, tú puedes ir por algo de agua y algunos peces—  propuso y empezó a desempacar las tiendas.

— Hai—  contesto animada, activo su Byakugan y encontró un pequeño río a cincuenta metros de ellos. Era perfecto, pensó y se dirigió a cumplir con la pequeña misión que le habían asignado.

Obito se quedó pensando en quien debería hacer la primera guardia, si él la hacía primero, ella podría dormir al principio, pero tendría que levantarse en la madrugada a realizar un guardia y tal vez no descansaría lo suficiente para el siguiente día. Si Hinata hacia la segunda guardia, no podría dormirse después de cenar, pero descansaría hasta la mañana. Después de unos minutos, llego a la conclusión de que era mejor preguntarle, y que ella escogiera su turno.

Hinata llego con las cantimploras llenas de agua y con cuatro peces medianos. Entre ella y Obito limpiaron y prepararon los pescados, luego de que Obito prendiera la fogata, ella se encargó de cocinar los pescados. Los dos comían alegremente y de vez en cuando hacían bromas o hablaban de cualquier cosa. Hinata no se podía sentir más feliz. Aunque llego la hora de dormir, ambos tuvieron que ponerse de acuerdo para las guardias.


— ¿Quieres hacer la guardia tú primero? — pregunto algo cansado—  ¿O la hago yo?

— Yo hare la p-primera guardia— comento viendo lo cansado que lucía el Uchiha, quien no protesto mucho y se fue a su tienda de campaña a descansar, no sin antes desear las buenas noches a la azabache— Me despiertas para mi guardia— dio un bostezo y por fin se quedó dormido.

Hinata pasó una noche tranquila, de vez en cuando activaba su línea sucesora para asegurar que no hubiera peligro, otras veces se quedaba pensando en cómo estarías su hermana, Neji, su equipo, sus amigas y Sakura, estaba preocupada por ella, no se sentía bien por haberla dejado en ese estado.

Cuando se dio cuenta de que ya habían pasado varias horas y que debía despertar a Obito, se levantó con un poco de pereza y se dirigió hasta donde se encontraba dormido su maestro. Lo movió con cuidado al principio, pero al ver que este no despertaba, lo comenzó a sacudir más rápido.

No supo en que momento ni como exactamente, pero termino bajo los fuertes brazos del pelinegro, decía cosas sin sentido, parecía que estaba hablando dormido y había decidido usar a Hinata como a un peluche al que abrazas todas las noches.

—Te amo— hablo el pelinegro, aun sin abrir los ojos.

La Hyūga estaba tan roja como el cabello de Kushina Uzumaki. Empezó a sentir como si algo revoloteara en su interior, su pulso se aceleraba rápidamente, creía que pronto caería desmayada. Pero como todo lo bueno que le sucedía, el gran encanto fue roto.

 —Rin— susurro Obito entre sueños.

Hinata sintió que su corazón se detenía por un momento, él la había abrazado y le había dicho que la amaba, pero eso no estaba dirigido hacia ella. Debió haberlo imaginado desde un principio. Pero la idea de que alguien sintiera algo por ella, y más una persona a la que apreciaba tanto, la había cegado, por un momento se perdió en el mundo de fantasías.

Se deshizo del agarre y lo miro con ternura, quería que algún día alguien la amara como Obito Uchiha amaba a Rin Nohara. 

 —Obito-sensei— dijo con la voz un poco quebrada— Despierte.

Obito despertó y miro a Hinata confundido— ¿Ya me toca? — pregunto.

—Hai— contesto la ojiperla antes de abandonar la tienda de campaña y dirigirse a la suya a dormir. Sería una noche larga.

Notas de la autora:

*Con este capítulo introduzco a una nueva pareja, espero les guste :D

*No planeo dejar a Tenten sola, por eso no se preocupen

Dejen sus votos, comentarios, sugerencias. Recuerden que son de mucha ayuda ;)

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