Enferma


El campo de batalla era un remolino de caos y desesperación, donde el estruendo de la guerra resonaba en cada rincón. Sasuke, con el corazón lleno de determinación, se preparaba para regresar al frente de batalla, su mente llena de pensamientos preocupados por Ino.

Mientras tanto, en la enfermería, Ino luchaba por recuperarse de sus heridas, su determinación inquebrantable mientras se aferraba a la vida con todas sus fuerzas. Cada día, Sasuke la visitaba, su presencia reconfortante como un faro de esperanza en medio de la oscuridad de la guerra.

En un rincón de la bulliciosa enfermería, Sakura, con su cabello rosa recogido en un moño, atendía a los heridos con eficiencia, pero su mirada estaba teñida de amargura y envidia al ver a Sasuke acercarse a la cama de Ino.

—Sasuke, necesito que me ayudes aquí —dijo Sakura, su tono firme pero con un deje de insistencia.

Sasuke se detuvo por un momento, su mirada firme en la de Sakura.

—Lo siento, Sakura, pero necesito ver a Ino. Prometí que estaría aquí para ella —respondió él, su voz serena pero decidida.

Sakura apretó los labios, la frustración brillando en sus ojos verdes.

—Pero Sasuke, hay pacientes que necesitan tu ayuda aquí. ¿Cómo puedes priorizar a una sola persona sobre los demás? —preguntó ella, su voz temblorosa de emoción reprimida.

Sasuke suspiró, su expresión suavizándose un poco.

—Ino es mi amiga, Sakura. Y cuando alguien a quien quiero está en peligro, no puedo quedarme de brazos cruzados. Espero que lo entiendas —dijo él, antes de dirigirse hacia la cama de Ino con determinación en cada paso.

Sakura observó en silencio mientras Sasuke se sentaba junto a Ino, su corazón lleno de un torbellino de emociones encontradas. Sabía que Sasuke tenía razón en priorizar a su amiga, pero no pudo evitar sentirse resentida por su decisión.

Ino, con una sonrisa débil, rompió el silencio.

—Sasuke, ¿cómo va la batalla? —preguntó ella, su voz llena de preocupación.

Sasuke le devolvió la sonrisa, su corazón lleno de alivio al verla despierta y consciente.

—Va bien, Ino. Pero no te preocupes por eso ahora. Lo importante es que te recuperes pronto —respondió él, su voz suave pero llena de determinación.

Ino asintió, su expresión tranquila pero determinada.

—Lo sé, Sasuke. Gracias por estar aquí para mí —dijo ella, su voz llena de gratitud.

En ese momento, Shikamaru y Naruto ingresaron en la enfermería, sus expresiones serias pero determinadas. Shikamaru, con su mente estratégica y calculadora, y Naruto, con su corazón valiente y su voluntad inquebrantable, eran dos pilares de fuerza y ​​determinación en tiempos de guerra.

—Sasuke, ¿cómo está Ino? —preguntó Naruto, su voz llena de preocupación.

Sasuke se volvió hacia ellos, su expresión seria pero reconfortante.

—Está mejorando cada día, gracias a todos ustedes —respondió él, su voz llena de gratitud.

Shikamaru asintió, su mirada analítica recorriendo la enfermería en busca de cualquier indicio de peligro.

—Es bueno escuchar eso. Pero debemos seguir vigilantes. La guerra aún no ha terminado —dijo él, su voz tranquila pero llena de determinación.

Sasuke asintió, su determinación renovada por las palabras de sus amigos.

—Tienes razón, Shikamaru. Debemos estar preparados para lo que sea que venga a continuación —respondió él, su voz firme pero serena.

Mientras tanto, Ino y Sasuke continuaron su conversación, compartiendo palabras de aliento y gratitud. Al finalizar, Sasuke se inclinó y le dio un beso suave en la frente, su gesto lleno de afecto y cuidado.

Sakura, observando la escena desde lejos, sintió un pizca de envidia y tristeza. Sin embargo, se obligó a sonreír y se acercó a Sasuke, entregándole algo envuelto en una pequeña tela.

—Esto es para ti, Sasuke. Espero que te dé fuerzas para seguir adelante —dijo ella, su voz suave pero llena de emoción.

Sasuke abrió el paquete con curiosidad y encontró una pequeña piedra, suave al tacto y llena de calidez.

—Gracias, Sakura. Lo aprecio mucho —respondió él, su voz llena de gratitud.

Y así, en medio de la guerra y la desesperación, la amistad y el amor brillaban como una luz en la oscuridad, recordándoles a todos que, incluso en los momentos más difíciles, el vínculo entre ellos seguía siendo fuerte y resistente.

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