Ecos de la guerra
El amanecer rompía sobre el horizonte, bañando el campo de batalla en un resplandor dorado que contrastaba con la devastación que la Cuarta Guerra Ninja había dejado a su paso. Los ninjas de la Alianza Shinobi estaban exhaustos, pero el fin de la guerra les daba un renovado sentido de propósito. Ino Yamanaka se encontraba entre ellos, su cuerpo adolorido pero su espíritu aún en pie.
Ino se encontraba junto a Sai, su pareja oficial desde hacía algún tiempo. Su relación con él era tranquila y estable, un remanso de paz en medio de la tormenta. Sin embargo, no podía negar el constante zumbido de emoción que sentía cada vez que veía a Sasuke Uchiha. Sasuke era un enigma, una figura envuelta en sombras, y ella se sentía irresistiblemente atraída por él.
Ese día, mientras ayudaba a los heridos y organizaba el campamento, Ino no pudo evitar notar la presencia de Sasuke. Él estaba de pie, a cierta distancia, observando el horizonte con una intensidad que parecía capaz de atravesar la misma realidad. Su mirada oscura y penetrante la llamaba, aunque intentaba concentrarse en sus tareas.
—Ino, ¿estás bien? —preguntó Sai, acercándose y poniendo una mano en su hombro.
—Sí, solo estoy cansada —respondió ella con una sonrisa cansada. No era completamente una mentira; la guerra había sido agotadora en todos los sentidos.
Mientras continuaba con sus labores, Ino notaba cómo los ojos de Sasuke la seguían. Su mirada era intensa, casi abrasadora, y cada vez que sus ojos se encontraban, sentía un escalofrío recorrer su columna vertebral. Intentaba ignorarlo, enfocarse en su trabajo, pero la presencia de Sasuke era imposible de ignorar.
Más tarde, cuando la noche cayó y la mayoría de los ninjas se retiraron a descansar, Ino decidió dar un paseo por los alrededores del campamento. Necesitaba despejar su mente, encontrar un momento de paz entre el caos. Sin embargo, no esperaba encontrarse con Sasuke, quien también parecía buscar un respiro en la quietud de la noche.
—Sasuke —lo llamó, su voz suave rompiendo el silencio.
Él se volvió hacia ella, sus ojos oscuros reflejando la luz de la luna. Durante un momento, el tiempo pareció detenerse. Ino sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral.
—Ino —respondió él, su tono bajo y contenido.
Caminaron juntos en silencio durante un rato, sin necesidad de palabras. Había algo en la presencia de Sasuke que la hacía sentir viva, a pesar de todo el dolor y la pérdida que habían sufrido. Finalmente, él habló.
—Gracias por tu ayuda durante la guerra. Tus habilidades sensoriales fueron cruciales —dijo Sasuke, mirando al frente.
—Hice lo que pude —respondió ella humildemente—. Todos hicimos lo que pudimos.
—Es cierto —dijo Sasuke, deteniéndose y volviendo su mirada hacia ella—. Pero no todos pudieron mantenerse tan firmes como tú.
Ino sintió su corazón latir más rápido. Había una intensidad en las palabras de Sasuke, una sinceridad que la conmovió profundamente. Antes de que pudiera responder, él dio un paso hacia ella, acortando la distancia entre ellos.
—Sasuke, yo... —comenzó Ino, pero las palabras quedaron atrapadas en su garganta.
Ino levantó una mano y la puso sobre su pecho, sintiendo los latidos fuertes y regulares de su corazón. Fue un momento íntimo, cargado de una tensión palpable. Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, se acercó más a él, sus labios a solo un suspiro de distancia.
—Ino —susurró Sasuke, cerrando los ojos.
En ese instante, el mundo exterior dejó de existir. Los labios de Sasuke se encontraron con los suyos en un beso que fue tanto un alivio como una promesa. La conexión que sintieron fue profunda, uniendo sus corazones en medio de la oscuridad que los rodeaba.
El tiempo pasó sin que se dieran cuenta, y cuando finalmente se separaron, ambos respiraban con dificultad. No había necesidad de palabras; la guerra había cambiado muchas cosas, pero había traído también esta inesperada unión.
#### Continuación
Esa mañana, la alarma del campamento sonó temprano. Las fuerzas enemigas estaban preparando un contraataque y cada ninja tenía que estar listo para luchar. Ino se apresuró a equiparse, su mente aún revuelta por los eventos de la noche anterior.
Sai la alcanzó mientras se preparaba, su rostro serio pero sereno.
—Ino, ten cuidado ahí fuera. Hemos perdido a demasiados compañeros ya —dijo, su voz más suave de lo habitual.
—Lo sé, Sai. Tú también ten cuidado —respondió ella, tratando de mantener la compostura.
Se dirigieron al frente de batalla, donde los sonidos de la guerra se intensificaban. El caos era total: explosiones, gritos y el chocar de armas llenaban el aire. Ino y Sai lucharon codo a codo, combinando sus habilidades en un despliegue impresionante de trabajo en equipo.
En medio del combate, Ino vio a Sasuke enfrentándose a un grupo de ninjas enemigos. Sus movimientos eran fluidos y precisos, un espectáculo de poder y habilidad. Sin embargo, también notó que estaba en desventaja numérica.
—Sai, necesito ayudar a Sasuke. ¡Cúbreme! —gritó Ino, sin esperar respuesta.
Sai asintió y redobló sus esfuerzos para mantener a raya a los enemigos. Ino corrió hacia Sasuke, lanzando un jutsu que desorientó a sus adversarios. Juntos, eliminaron a los enemigos con una precisión letal.
—Gracias, Ino —dijo Sasuke, su voz entrecortada por el esfuerzo.
—Estamos juntos en esto —respondió ella, con una mirada firme.
La batalla continuó por horas, pero finalmente, lograron repeler el ataque enemigo. Los ninjas de Konoha se retiraron a su campamento, agotados pero victoriosos. Ino y Sai se reunieron para evaluar los daños y atender a los heridos.
Esa noche, después de asegurar el campamento, Sai y Ino tuvieron una conversación que ambos sabían que era inevitable.
—Ino, he notado que has estado distante últimamente —dijo Sai, su voz calmada pero preocupada—. ¿Hay algo que no me estás diciendo?
Ino tomó una respiración profunda, sus pensamientos corriendo en todas direcciones. Sabía que tenía que ser honesta, pero no estaba segura de cómo abordar el tema.
—Sai, hay algo que necesito decirte —comenzó, sus palabras cuidadosas—. Durante la guerra, he sentido cosas que no esperaba. Sé que no es el mejor momento, pero creo que mereces saberlo.
Sai la miró con una calma que solo él podía mantener en momentos como ese.
—¿Es sobre Sasuke? —preguntó directamente, sin rastro de acusación en su voz.
Ino asintió lentamente, sorprendida por la percepción de Sai.
—Sí, lo es. No planeé que sucediera, pero hay algo entre nosotros. No estoy segura de qué significa todo esto aún, pero necesitaba ser honesta contigo.
Sai la miró por un largo momento antes de responder.
—Ino, siempre he sabido que tu corazón es complejo y que la guerra trae consigo cambios inesperados. No estoy enojado contigo. Solo quiero que seas feliz y encuentres la paz, sea cual sea el camino que elijas.
Las palabras de Sai fueron como un bálsamo para su alma. Ino sintió una mezcla de alivio y tristeza, sabiendo que las cosas entre ellos nunca serían las mismas, pero agradecida por su comprensión.
—Gracias, Sai. Significa mucho para mí que lo entiendas —dijo Ino, su voz temblando ligeramente.
Esa noche, mientras Ino se retiraba a descansar, sus pensamientos volvieron a Sasuke. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba decidida a seguir su corazón, sin importar las dificultades que encontrara en el camino.
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