Capitulo 7

Sí, Josuke Higashikata era el joven más afortunado del mundo o al menos lo fue hasta aquella mañana, caminaba alegremente por los pasillos de la escuela y no podía borrar la amplia sonrisa que formaban sus labios, todo marchaba bien y estaba seguro de que nadie podría arruinar su felicidad o al menos eso pensó, hasta que vio como frente a él se detuvo un chico de estatura más baja y cabellos de una tonalidad verdosa, Kishibe Rohan había hecho su aparición.

-Rohan-. Tan solo al pronunciar su nombre le causaba un sabor amargo a su paladar.

-Higashikata, ¿acaso no te han enseñado a respetar a los mayores? Recuerda que soy tu Senpai-. Levanto su dedo índice señalándolo de manera despectiva, mientras una mueca se formaba en sus labios, en respuesta Josuke alzo una de sus cejas; pues aquel tono de voz no le había hecho mucha gracia.

-A qué debo el honor de este encuentro "Senpai"-. Hizo énfasis en lo último solo para molestar al chico.

-Tú NO ordenaste los materiales del salón-.

-No era mi turno, además, porque yo debo de hacerlo si ni siquiera voy en ese taller-.

-Solo te recuerdo que gracias a ti y a tu tonto amigo muchas obras de la clase se perdieron-.

-Fue un accidente-.

Ambos se cruzaron de brazos mientras Josuke ponía los ojos en blanco al no soportar la actitud del contrario, no podía creer que aún no superara lo que había pasado hace ya tiempo y que sin querer había salido mal.

-Los accidentes no existen, Higashikata-.

No podía creer lo engreído que era ese tipo y mucho menos que existiera tal persona así, en verdad no veía la manera en la que ambos llegaran a llevarse bien, la vena de su frente casi se le reventaba de lo molesto que era tratar con él. Se habían conocido en el primer año, a ambos los había presentado koichi siendo lo único que tenían en común, pues no habían llegado a congeniar y cada que se encontraban terminaban peleando.

Comenzaron a discutir y los dos levantaron el tono de voz, atrayendo la atención de uno que otro alumno, quienes los observaban atentamente así que no paso mucho tiempo en lo que uno de los profesores salió a regañarlos, mandando a cada quien a sus respectivas aulas.

Y a regañadientes ambos se fueron, para suerte de Josuke solo tenía que soportarlo ese año puesto que para el próximo ya no lo volvería a ver, al menos disfrutaría su último año sin tener que verle la cara a aquel sujeto.

Aunque claramente aquel día él no contaba con suerte, estaba con sus amigos en la salida todo habría sido perfecto de no ser porque Rohan se encontraba allí con ellos. Esa tarde los cuatro regresarían juntos e irían a casa de Josuke, a Rohan le daba pereza llevarlos a su casa ya que se quería evitar la fatiga de limpiar el desorden de sus visitas, koichi no podía ya que su mamá solía estar todo el tiempo con los ojos sobre ellos y ni hablar de la casa de Okuyasu, pues nadie quería tener que estar en presencia del hermano mayor, estaba más que claro que era incómodo y algo aterrador, así que todos optaban en mejor reunirse en casa de Josuke, ya que la mayor parte del tiempo tenía casa sola y podrían hacer el ruido que quisieran.

Pero el ojipurpura no estaba de humor para aguantar al peliverde, y Rohan claramente solo había aceptado para fastidiar a Josuke como todas las veces anteriores.

-Koichi-. Llamo Josuke a su amigo y llevándolo algo lejos de los demás comenzó a quejarse. - ¿Por qué invitaste a rohan?, creí que solo sería por unos días-.

-Oh, vamos Josuke, no tiene nada de malo. Además, es una buena oportunidad para que ambos se lleven bien, y solo para dejar todo claro, yo no lo invite. Él se auto invitó-.

El ojipurpura miro en dirección del peliverde solo para ver la enorme sonrisa maliciosa que había formado intencionalmente, tensó la mandíbula molesto y lleno de coraje camino decidido en dirección al peliverde, aunque detuvo sus pasos a medio camino al ver al dueño de sus suspiros, todo el enojo que antes sentía había desaparecido, siendo reemplazado por una tonalidad rosada tanto en sus mejillas como en sus orejas y peor fue el momento en el que ambos cruzaron miradas.

-Jo-jotaro...san-. dijo casi balbuceando y con una clara sonrisa a medias. Pero para su mala suerte Rohan había sido más rápido que el mismísimo Jotaro.

-Realmente necesitas aprender a respetar a tus mayores, Higashikata-. Escupió con veneno sus palabras dejando un poco atónico a los contrarios.

-Tch, ¡tu cierra la boca cabeza de pincel! -. Con el rostro molesto le grito y señalo, al menos así esperaba que por una vez en su vida se quedara callado.

Vaya que aquello hizo que el rostro de Rohan se tornara rojo como el fuego, con coraje agarro del cuello del uniforme a Josuke, jalándolo hacia sí y con mucho enojo lo tomo del peinado revoloteando sus cabellos hasta logar despeinarlo totalmente. Josuke estaba en shock, se había quedado con el rostro pálido y con la mirada perdida.

-Que sucede, ¿Acaso estas triste por perder tu ridículo peinado de Astro Boy? -.

Tanto Okuyasu como koichi se exaltaron y soltaron una exclamación de miedo, nadie en su sano juicio se atrevía a insultar el peinado de Josuke, a excepción de Rohan claro está. Dieron varios pasos hacia atrás cuando vieron el rostro sin expresión de su amigo, poco a poco este se comenzó a tornar oscuro.

-Jotaro sensei, es mejor que se aleje, esto no va a terminar para nada bien-. Okuyasu se colocó detrás del mayor con la intención de usarlo como escudo.

Ambos habían comenzado a pelear tomándose del cabello seguido de uno que otro puñetazo, pero antes de que la pelea se fuera a más, Jotaro hizo su intervención aparto a ambos y solo basto con la palabra "Basta" para que los dos dejaran de pelear, habían terminado con las mejillas moradas y los cabellos revueltos, una que otra herida en la frente y pequeños moretones en sus rostros, Rohan puso los ojos en blanco y con una mueca se aparto de ellos, estaba por irse pero la mano pesada de Jotaro lo detuvo y antes de que pudiese objetar algo fue arrastrado hasta el auto de este.

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Pasaron algunos minutos mientras algunos viajaban sintiéndose algo apenados y avergonzados, en la parte delantera del auto viajaban Jotaro y Josuke de copiloto, mientras que en la trasera se encontraban koichi, Okuyasu y Rohan, este miraba a través de la ventana con una mueca en su rostro, aquello había sido humillante, peor aun haber ocasionado una pelea frente al instituto, y para suerte de ambos nadie aparentemente los había visto.

-Que sea la última vez que ambos se pelean, para la próxima no seré tan flexible-. Se dejo escuchar la voz potente y ruda del profesor seguido de un leve vistazo que les dio por el retrovisor, fue suficiente para que ambos chicos entendieran la amenaza.

Aquel día ya no se reunieron, en cambio, Jotaro llevo a cada uno a sus respectivos hogares, habiendo llegado a su casa, el pelinegro se estacionó en su cochera apago su carro y tras unos segundos, suspiro. Aquello había sido como un déjà vu para Josuke quien se encontraba algo nervioso, ambos se mantuvieron en un silencio algo incómodo.

Sostuvo la puerta del coche para salir, pero antes de que tan siquiera pudiera abrirla Jotaro lo detuvo.

-No sabía que vivías al lado por el hecho de que el muchachito que antes había visto cambió, supuse que se había mudado, luego, en aquel tiempo estaba muy...como decirlo, molesto con la vida por algunos asuntos, que me encerraba todo el tiempo hasta el punto de aislarme completamente, llegué a la preparatoria y cuando te vi solo pensé que se trataba de otro delincuente más que solo iba a perder el tiempo-. Dejo de apretar el volante y luego miro a Josuke directo a los ojos. -Supongo que aun sigo aislándome, jamás fue mi intención ignorar tu existencia, aunque me doy cuenta que si eres un delincuente-.

- ¡N-no lo soy, el estúpido de Rohan fue el que empezó primero! -. Se había exaltado al grado de casi gritar, no quería tener ese tipo de imagen frente a jotaro.

-Y tu lo seguiste, ahora que le dirás a tu madre de los moretones en tu cara-.

-Ella no se dará cuenta, no es algo que un poco de maquillaje no pueda arreglar-. Esbozo una pequeña sonrisa al tiempo que se apoyaba en el asiento acomodándose y estirando su cuerpo.

-Eres realmente algo...especial-. Su mano se dirigió directamente a su rostro y no dudo en acariciar de manera delicada su mejilla con el pulgar, ahora el rostro del muchacho estaba colorado, en su mente miles de preguntas pasaban. Un impulso provocado de manera instantánea le hizo mover su cuerpo y llevar su boca hasta chocarla con la del contrario, provocando y creando un beso, su primero beso.

Era casi como si flotara, su cuerpo se sentía ligero casi como en un campo de flores rodeado de pétalos por doquier, una sensación de vértigo paso increíblemente hasta su estómago, y quien dijera que el amar era como tener mariposas en el estómago estaba completamente equivocado, al contrario, era como si miles de ellas revolotearan y se posaran a su alrededor.

Pero todo aquello se fue a la mierda cuando un peso fuerte lo empujó, aquello rompió su fantasía y su increíble felicidad en miles de pedazos.

- ¡Qué diablos fue eso! -. Dijo con un tono molesto mientras lo miraba de la manera más cruel y acusadora.

No podía decir nada, su cuerpo no obedecía. Poco a poco el miedo y el pánico se instalaron en él, estaba asustado, estaba dolido, estaba congelado y desesperado.

-Te pregunte ¿qué diablos fue eso? -. Su voz parecía cuchillas filosas clavándose en su corazón lentamente. -No me digas que pensaste que tú me gustabas. Niño ¿acaso de verdad pensaste eso? -.

El contrario agacho la mirada sintiéndose no solo avergonzado sino estúpido, había llegado a confundir toda esa amabilidad con otra cosa, el mismo se había mentido al crear toda esa esperanza.

-Josuke, como pudiste pensar que tú y yo, podríamos...-. Tomo su frente con ambas manos tallándose el rostro, inclusive llegando a tallarse la sien. -Eres mi estudiante y yo soy tu profesor, jamás podría llegar a corresponder tus sentimientos, además, eres un hombre. - Para cuando volvió a dirigir su mirada al menor este tenía los ojos completamente acuosos, hasta que las lágrimas empezaron a desbordarse empapando sus mejillas hasta llegar a mojar el asiento.

-Josu...-. Fue interrumpido por la rápida acción del muchacho quien salió del auto de manera apresurada y antes de salir corriendo dijo unas últimas palabras.

-Lo lamento muchísimo-. Para luego perderse en la lejanía y encerrarse en su habitación para llorar toda esa tarde y noche, pues había cometido el peor error de su vida al haberse enamorado.





Si vieron el cap anterior se habran dado cuenta que me borraron la imagen XD valio caca mi esfuerzo, pero buenoooo.

Por cierto, una disculpa por romper sus corazones UnU no odien a Jotaro.

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