Capítulo 6


Buenooo, un poco tarde XD, Demasiado tarde diria. Ahora estoy algo preocupada, pues las portadas me estan alcanzando y no he tenido mucho tiempo esta semana. Muchas cosas van a pasar, unas muy muyyy intensas, ju, ju, ju. Asi que disculpen mucho si la historia va lenta.

Bueno tuve que cambiar al Joauke por uno mas inocente para compensar el flujo de la historia, UwU.

Pinche wattpad Gay me borro la imagen del capitulo, bueno ya vere que hago en esta semana para sustituirla.

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CAP. 6 ¡CRACK!

Después de aquello le fue casi imposible conciliar el sueño, se había pasado la mayor parte de la noche dando vueltas de un lado a otro queriendo ignorar y olvidar aquello que se había quedado impregnado en su memoria, pensando en que la falta de mujeres en su vida era el gran problema y obstáculo, a su edad un joven como él debería estar disfrutando de la compañía de una dulce dama, aunque claro, Josuke no se consideraba ese tipo de persona, siendo el fiel a la creencia de que el amor verdadero sí existe.

Se miró al espejo solo para observar las ojeras formadas bajo sus ojos, aunque ese no era su mayor problema, si no el cómo miraría a su profesor, la vergüenza y los recuerdos le vendrían de golpe, por lo que toda la mañana evito verlo a los ojos; tomando de pretexto el estar cansado y un poco enfermo, si bien había tenido suerte de que jotaro se tragara aquello, ahora debía de tratar de confirmar un tema aún más delicado para él, algo que no lo dejo concentrarse durante toda la clase. Fijaba su vista en cada de uno de sus compañeros, aunque específicamente "hombres" con el fin de confirmar su mayor temor, y para su suerte al imaginar las diferentes situaciones y panoramas ninguno fue de su agrado, incluso observo a sus amigos, aunque no tenia gran caso dado que uno tenia novia y el otro ,bueno, no era del tipo con el que le gustaría salir a Josuke, tal vez el prefería a alguien un poco mas inteligente, alguien tal vez como, Jotaro kujo, el hombre que justamente estaba atravesando la puerta y que le sacaba suspiros a las chicas y a uno que otro chico, como a él.

Los colores llegaron a su rostro, aquello le comenzaba a preocupar, pero por ese instante pondría toda su atención en la clase, pues no quisiera recibir un sermón de ese profesor.

Si bien era cierto que no tenía mucho interés en las mujeres, estaba por recalcar lo popular que era.

Con aquello en mente decidió no tomarle más importancia a lo sucedido, lamentablemente y para su mala suerte los sueños con aquellas situaciones un tanto "sucias" siguieron sucediendo, y en cada uno siempre eran Jotaro y él, haciendo cosas indebidas, lo cual hacia más y más difícil el verle la cara; pues no solo era eso, su corazón palpitaba muy rápido y cada que intentaba entablar una conversación las palabras se desvanecían llegando al grado de que incluso olvidaba como hablar.

-Ahh-. Suspiro derrotado para luego tomar la pajilla de su jugo y beber tan desanimadamente.

Tanto koichi como Okuyasu estaban preocupados por el bienestar de su amigo, pues desde hacía varios días que se comportaba de manera extraña.

-Si hay algo que podamos hacer por ti no dudes en pedirlo-. Hablo koichi con aquel tono sereno y con una actitud tranquila que transmitía confianza.

-No chicos, no se preocupen...- hizo una pausa buscando las palabras que no lo delatarán, no quería revelarles tan vergonzosa noticia y mucho menos quería perder la amistad que tenia con ellos, pues estaba claro que Josuke tenia miedo, ya que ni el mismo sabía lo que pasaba. -No es nada, de verdad-.

Un corto silencio se había formado; siendo roto segundos después por el gran grito que Okuyasu había pegado, logrando que ambos se sobresaltaran en sus lugares.

- ¡Lo tengo! -. Una gran sonrisa había surcado sus labios y eso solo indicaba que podría tratarse de una buena o mala idea viniendo de alguien como Nijimura, su palma extendida y su mano en puño chocaban creando un sonido fuerte que demandaba atención. -Este fin de semana es el festival ¿cierto?, que les parece si vamos los tres juntos, podríamos tener la suerte de conocer hermosas chicas. Solo los tres juntos, ¿qué dicen? -.

Cada uno parecía meditar aquello, nunca en sus vidas creyeron que Okuyasu tendría tan buena idea, los tres asintieron y confirmaron sus asistencias, y Josuke pensó que podría servirle de distracción y que tal vez solo eso le hacía falta, un poco de diversión.

Para su suerte obtener el permiso de su madre había sido fácil, solo tuvo que completar algunas tareas de su hogar, como limpiar el patio, barrer la casa, trapear e incluso acomodar las cosas de la cochera. El paso siguiente fue elegir su vestimenta, seleccionando una chaqueta negra con adornos dorados y cierres por doquier, una playera color roja que tenia escrita la palabra Prince en medio, unos jeans un poco rasgados de color azul y unos tenis blancos. Todo aquel conjunto para el gran fin de semana, el cual estaba a tan solo unas horas y al menos por esa noche intento dormir bien.

Y para su suerte lo había logrado, se levanto mas animado de lo usual, saludando a su madre con un gran beso en la mejilla, aquel día entraba un poco más tarde; lo cual le permitió pasar tiempo con ella. Salió al patio a dejar la bolsa de basura, y mientras la dejaba su vista fue en dirección hacia la casa de al lado, donde se sorprendió al encontrarse con la mirada de Jotaro, ambos habían hecho contacto visual, lo cual lo puso nervioso desde tan temprano.

-Bu-buenos días...sensei-. Rara veces usaba aquel término, y ese era uno de esos momentos.

-Ya te dije que no es necesario que me llames así-.

-Ah, si-. ahora no solo estaba apenado, nervioso y avergonzado, sino, asustado también. Sobre aquello que no lo dejaba dormir y que le hacía malas bromas a su cabeza y sueños.

- ¿Te encuentras bien? -. Aquellas palabras sonaron como melodía en sus oídos, otra vez aquel hombre se preocupaba por él, y su corazón no podría sentirse más contento.

-S- ¡Si! -. temeroso respondió, y sin que su mente pudiera pensar claramente habló. - ¿No quiere venir conmigo al festival? -. después de decir aquello, el sudor en su frente hizo acto de presencia, mientras que sus piernas temblaban como los fideos que suele comer de vez en cuando. No comprendía como aquellas palabras habían salido de golpe de su boca, pero aun esperaba ansioso una respuesta.

-No, tengo cosas que hacer, además no me gustan esos eventos-. Dijo sin siquiera reflejar una pizca de entusiasmo.

-Ah... ¿es así? -. Mantuvo una pequeña sonrisa forzada, pues no esperaba ese tipo de respuesta, aunque tampoco era como si pudiera hacerse muchas ilusiones. Y con eso dando por terminada su pequeña charla. Josuke accedió a su hogar, ahora estaba desanimado, pues algo dentro de él, tenía una pequeña esperanza de volverse aún más cercano al mayor.

Pasadas las seis de la tarde Josuke se encontraba listo, sus amigos esperaban por el fuera de su casa y pasados algunos minutos los tres se reunieron yendo así juntos hacia su destino, y tras caminar algunos pasos, justo antes de perder de vista las viviendas, el ojipurpura miro de reojo en dirección a la casa de su profesor mientras sentía como su estomago revoloteaba, tal vez nervioso de salir o tal vez por otro tipo de sentimiento.

La calle a la que llegaron estaba totalmente adornada, luces por doquier, así como los puestos tanto de comida como de entretenimiento. Animados los tres jóvenes corrieron hasta adentrarse entre la multitud, fueron de un puesto a otro y cada uno demostraba lo hábiles que eran en algunos juegos. Como Okuyasu quien había logrado insertar todos los aros en sus respectivas bases o koichi quien había acertado a tirar los dardos, aunque no lograra atinar en todos, mientras que Josuke demostró su fuerza al ganar las vencidas contra el dueño de uno de los puestos. Durante aquella noche sus preocupaciones desaparecieron, todo estaba en calma y sus pensamientos parecían estar en orden, no fue hasta que de un momento a otro vio a su amigo quedarse estático y con la mirada sorprendida, siendo sus pupilas la mayor evidencia. Y tanto Okuyasu como él, fijaron su vista en aquella dirección.

- ¿Yukako? -. hablo sorprendido Koichi quien contemplaba a la hermosa mujer frente a él, usaba un kimono color blanco con estampados de flores rosadas, tenía el cabello recogido y algo de maquillaje en su rostro.

-Koichi-. Cada que se trataba de su novio usaba un tono meloso que hacia que los bellos del contrario se erizaran.

Aquello fue suficiente para que ambos quedaran atrapados en su burbuja, Josuke y Okuyasu solo se miraron entre ellos; pues conocían a su amigo muy bien, cada que se veía con yukako quedaba totalmente embobado, así que prefirieron dejarlos y seguir su camino aparte.

Buscaron el puesto de comida que mas les llamara la atención y fueron hasta allí, una chica de cabellos castaños los atendió, aunque esta joven no quitaba la vista de Okuyasu.

-Di-disculpa, tu eres Okuyasu Nijimura ¿cierto? -.

- ¿Mmm?, si lo soy... ¡espera!, tu eres la chica del cabello-. Señalo a la joven quien esbozo una amplia sonrisa en cuanto la reconoció.

-Veo que me recuerdas, aun no te he agradecido por lo de ese día-. Hablo avergonzada mientras se acomodaba el mechón de cabello detrás de la oreja.

-No te preocupes, no hay nada que agradecer-.

En ese momento Josuke presencio el cómo se había vuelto invisible para su amigo, pues ahora estaba totalmente perdido con la chica, aunque a sus ojos el ojipurpura pudo notar que no era el único emocionado. Soltó un pequeño suspiro y prefirió dejar a ambos chicos, pues no quería ser parte del mal tercio. Caminó entre las personas mirando de un lado a otro, estaba solo, en tan solo unos minutos había sido abandonado por sus amigos, la atmosfera ya no era la misma pues para nada se estaba divirtiendo. Estaba divagando que no se dio cuenta en qué momento había una persona frente a él, lo que provocó que chocara con el individuo que a pesar de ir a paso lento pudo sentir fuerte el golpe, estando cerca de caerse, pero siendo detenido en el proceso.

-Lo-lo siento-. Rápidamente se disculpo y al alzar la vista se sorprendió de ver a quien menos se esperaba.

Jotaro se encontraba de pie usando una playera blanca y pantalón negro, no estaba usando su gorra lo que llamaba más la atención de las chicas, aunque la mirada que cargaba en ese momento no ayudara mucho, pues estaba mas que claro que estaba molesto.

Sorprendido dio un paso atrás y para asegurarse de que no fuese un sueño se pellizco el brazo. - ¿Jotaro san? ¿Qué hace aquí? -.

Soltó un largo suspiro mientras se acomodaba el cabello hacia atrás, un gesto que al joven ojipurpura le pareció muy lindo y sexy. -Créeme, no estoy aquí para divertirme, el estúpido viejo me pidió que le ayudara a vigilar a los estudiantes y adolescentes, como si no tuviera nada mejor que hacer que cuidar niños-. Habló con un tono molesto, aun más de lo normal, y al final de sus palabras soltó un chasquido.

- ¿Pero por qué necesita que nos vigilen? -. Pregunto curioso y con intriga, pues su curiosidad era más grande que nada en el mundo.

-Al parecer hay un acosador al que le gusta no solo molestar mujeres, sino también a algunos hombres-. Miro a los lados, pues eso ya tenia un tiempo que venia pasando y por lo general era en zonas concurridas.

-Que miedo-.

Comenzaron a caminar a paso lento entre la multitud sin intercambiar palabra alguna, aquello se sentía tan incomodo para el joven ojipurpura que intentaba buscar algún buen tema de conversación, pero su memoria había decidido borrarse. Para su suerte quien rompió aquel silencio fue el pelinegro a su lado.

- ¿Y tus amigos? -.

- ¿Eh? ¡Ah! ellos...están con sus novias-. Aparto la mirada para luego meter ambas manos en los bolsillos de su chaqueta.

-Así que te abandonaron-. Miro a su alrededor y detuvo sus pasos para luego pensar detenidamente lo que estaba a punto de decir. -No me caería mal dar una vuelta-.

Los ojos de aquel chico se iluminaron como estrellas en la noche misma, tan centellantes y llenos de alegría, era casi como ver a un niño con su primer juguete en navidad, Jotaro no pudo evitar sentir un cosquilleo en su corazón, esa mirada tan inocente y pura no era la primera vez que la veía, no entendió por qué, pero paso su mano por los cabellos del chico y luego la deslizo de manera suave logrando rozar un poco de la piel del menor, sintiendo un poco de la calidez suave y rebosante de la juventud.



Lamento las faltas de ortografia, y disculpen si el capitulo esta aburrido.


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