3.➳Inagotable energía♡
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Normativa de los Cupidos: «Los Cupidos mientras estén en tierra, lucirán ropa similar a la que su encargado lleva; más que por moda, es una manera de ser reconocidos por otros Cupidos en casos de necesitar comunicación entre ustedes. La ropa se adecúa sola dependiendo de donde se encuentren y no está permitido intentar manipular la magia. Cuando permanezcan en Skydalle, siempre tendrán ropaje blanco los aprendices, amarillo los Cupidos activos, gris los retirados y niñeras/os, y plateado los maestros. Sin excepciones. Intentar vestir un color distinto al correspondiente, sin importar el motivo, acarreará consecuencias ».
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Samantha debía caminar diez calles desde su casa hasta el paradero donde la ruta 13 de su preparatoria la recogía. Al separarse de Román, le tomó casi quince minutos llegar allí.
Jacobo se quedó un par de minutos más mirando a Román a medida que se alejaba. Cuando ya iba a una cuadra de distancia, vio que una Cupido se unía a él y caminaba a su lado. La vio de espaldas. Vestida con ropa negra (igual que Román ese día) y sin alas, la rubia andaba despreocupada. Se preguntó si quizás la conocía, pero lo descartó, no la recordaba.
Nada más Sam subirse al bus —con Jacobo de cerca— recibió varias sonrisas. Era la octava en subirse así que podía escoger con calma un lugar para sentarse. Una chica de cabellos negros, frizados y sin brillo levantó la mano en un ademán para que se ubicara a su lado. Sam lo hizo y de inmediato empezaron a hablar.
—Tengo ya los corazones de papel hechos —le informó la chica, que Jacobo recordaba se llamaba Lisa—. Ayer me quedé hasta tarde en eso; mi mamá los traerá a la salida, no quise traerlos yo para no dañarlos y ya que ella me recogerá hoy, pues salió perfecto.
—Debemos hablar con Ethan sobre el ponche. Él se comprometió a traerlo pero estamos a un día y no ha vuelto a sacar tema.
—Yo pienso que se comprometió para quedar bien con Cristina nada más. De todas maneras compromiso es compromiso, así que vamos a decirle.
—También tengo que terminar de cuadrar las parejas. No tengo a nadie para Brenda; dijo que quería invitar y no ser invitada, pero vamos, ¿quién quisiera que ella llegue a su casa? Es tan complicada.
Samantha había hecho una dinámica diferente para ese baile y Jacobo, desde Skydalle, lo había admirado, creyó que era algo lindo que ayudaba (aunque ella no lo supiera) a los demás Cupidos que pudieran haber allí. Consistía en que ninguno podía invitar a alguien al baile a elección, sino que Sam iba a emparejarlos. Había dado un discurso muy lindo sobre la inclusión de las personas más introvertidas y que era por ellas que era más sencillo organizar así el baile, de esa manera nadie quedaría solo.
Y también se acordaba de Brenda. Una niña mimada y engreída que se ofendió al proponerle la dinámica; afortunadamente, Sam supo manejar la situación y su plan de un San Valentín sin exclusiones, siguió su curso.
Jacobo había notado que Sam era muy observadora y que se interesaba por los demás sin esperar nada a cambio. Intentaba charlar con los chicos o chicas nuevos de Winston, los incluía en actividades donde estuvieran cómodos, se preocupaba si había algún inconveniente con alguno; le gustaba escuchar y por eso nadie la tenía en mala imagen... excepto Brenda. Ella era de las que pensaban que el mundo debía girar con y para ella y el que Sam tomara el control, la frustraba.
La misión de Sam era emparejar a los estudiantes y enviar anónimamente la dirección de uno para que el otro fuera a recogerlo para ir al baile y eso iba bien; solo le faltaba un grupito de personas por acomodar, pero ya tendría tiempo para eso en el receso de hoy o en la noche.
Jacobo notó que nadie más aparte de su hermano le había deseado un feliz cumpleaños y supuso que nadie lo sabía... no quería pensar que lo sabían y que nadie lo recordaba; Sam no merecía eso.
Al cabo de un par de calles se subió un chico de cabellos largos, negros y despeinados. Llevaba una camiseta roja de flash y un jean oscuro; irradiaba emoción, quizás tanta como Jacobo pensaba que Sam tenía.
Se sentó delante de las dos chicas y giró su cabeza al medio para quedar de frente. Sus ojos marrones, un poco disparejos, las miraron a ambas.
—¿Cómo están? Oigan, creo que es Levison quien nos acompañará mañana en el baile. Eso es bueno, ¿no? Es mejor que vaya él y no la maestra de filosofía.
—A mí me agrada la maestra de filosofía —repuso Sam.
—Sí, pero no para un baile. Me la imagino hablando de los bailes de Sócrates.
—Sí, porque Sócrates era el amo del baile en su época —ironizó Lisa—. En especial los de San Valentín.
—Uno nunca sabe.
—De hecho, uno sí sabe —replicó Sam—. Por eso lo estudiamos: para saber.
—Qué literales ustedes. En fin, es Levison quien estará.
—¿Quién te lo dijo?
—Tengo mis contactos.
—Fue Ellie, ¿cierto? —replicó Lisa. El chico blanqueó los ojos—. Claro que fue Ellie, no tienes contactos con nadie.
—Bien, fue Ellie. Ella es cercana a Levison y me dijo que el tema había salido.
—Pues admito que de todos los maestros, Levison es la mejor opción —murmuró Lisa mientras sacaba de su mochila una liga para el cabello e intentaba atarlo en una coleta alta—. Es el más jóven, así que no debemos temer que no quiera bailes pegaditos y romanticones.
—Como los que de seguro tendrán Emily y Brad —cuchicheó Sam. Las tres cabezas se juntaron más en la mitad ya que Emily, de quien hablaban, estaba solo unos asientos atrás de ellos. Sam sonrió pícara—. Acá entre nos, Brad me pidió una excepción con lo de que yo empareje para llevarla al baile. No quería que ella quedase al azar.
—¿Le diste la excepción? —inquirió el chico. Jacobo no recordaba aún su nombre y esperaba que alguien lo dijera.
—Sí. Brad es un buen chico y creo que a Emily le gusta.
—No podemos saber eso. Hace solo unos días se rumoreaba que iba a salir con Ethan.
—Un "iba" nunca es determinante de nada y en fin no salieron —contó Sam. Mordió su labio—. Al menos que yo sepa. De hecho todos esos rumores solo salieron de la cuenta de Instagram, pero así que se diga que es algo real sin duda alguna, pues no.
—Los chismes salen de algún lado —discrepó él.
A Sam le fastidiaba un poco el tema general de los chismes. Había una cuenta en Instagram con el nombre de su preparatoria y dirigida por gente anónima que se encargaba siempre de subir fotos y supuestos hechos sobre los estudiantes de Winston; nadie sabía quién la manejaba a ciencia cierta y aunque muchos sentían una especie de morbo de saber todo sobre los demás, a Sam le parecía de mal gusto y no le agradaría en absoluto ser amiga de quien fuera la persona con complejo de Ryan Seacrest que pensaba que Instagram era E! News.
—Sí, de la nada. Emily pudo decir que compartía clases con Ethan y de voz a voz llegó el invento de que iban a salir. Es como el teléfono roto, el jueguito tonto que debería llamarse distorsionador de la verdad.
Jacobo se interesó por la reacción de Sam de defenderla porque días atrás él recordaba que esa chica Emily había hablado con ella y le había contado que efectivamente Ethan la había invitado a salir. Entonces ¿por qué mentía? Era como si quisiera hacerla quedar bien. Según lo que el Cupido sabía de Emily, era una compañera con quien compartía filosofía, gimnasia y biología, además de asiento en el bus de vez en cuando, pero amigas cercanas no eran. Llegados a ese momento, Jacobo no quiso sacar conclusiones de nada, debía primero conocer de nuevo a Emily y ya sacaría sus teorías luego. Dios, odiaba no poder hablarle a Sam, si tan solo pudiese preguntarle...
—En todo caso —siguió el chico—, ahí hay algo raro. Porque Ethan es hermanastro de Brad y no me cuadra que Emily simplemente se haya interesado por los dos al tiempo.
—¿Por qué no? —objetó Sam de nuevo—. Los gustos no son amor, uno puede tener muchos gustos y no amar a nadie.
—¿Cuántos te gustan a ti, acaso? —inquirió Lisa.
Jacobo se interesó más aún en la conversación, especialmente porque Sam adquirió un característico tono rojizo en sus mejillas, que, sumado al rojo de su cabello, la dejaban similar a una fresa despeinada y la dejaban en evidencia de que sí tenía a alguien en mente. Jacobo torció un poco la boca al acordarse de que al menos, Román no era, y que eso solo le dejaba una opción...
Una frenada abrupta del bus inclinó a las dos chicas hacia adelante y casi hace caer al chico que seguía asomado a la mitad. Habían llegado a Winston.
—A ver si este conductor aprende a frenar —refunfuñó él, sobándose el hombro que se había golpeado con el asiento de adelante en el impulso.
—Vamos, eso no pasa todos los días —defendió Sam—. Quizás un gato se le atravesó.
—Sí, Fran, no seas pesado.
Los tres chicos se bajaron de la ruta 13 y de las varias interrogantes que Jacobo tenía, solo pudo resolver la del nombre del chico. Bueno, peor es nada, se consoló.
Samantha, como encargada de los eventos escolares casi en su totalidad en cuanto a planeación, (porque algo deben hacer los maestros, eh), debía estar en todo a la vez y aunque Jacobo la había visto durante muchos años desde Skydalle, no podía creer que su pobre encargada tuviera una paciencia tan flexible en esa cabeza tan redonda. Se preguntó si su voz no se cansaba nunca porque de lo que el Cupido pudo contar, estuvo el ochenta y cinco por ciento de su jornada hablando, el otro quince fue de sus dos idas al baño, las explicaciones importantes de los maestros en las que debía guardar silencio y cuando escuchaba a quien que le pedía algo.
—Sam, ¿crees que Levison se moleste si pongo reguetón en el baile?
—Samantha, ¿aún debo traer el ponche? Lo había olvidado.
—Sam, ¿ya le conseguiste la cita a Brenda? Que no se te olvide.
—Sam, ¿crees que puedas colaborarme con...?
—Ayudarme con...
—Hacer que...
—Hablar para...
—Convencer a...
¡Por todas las nubes esponjosas! ¿Es que Sam tenía un letrero de "deja tu problema o vida en mis manos que yo lo soluciono" que solo podían ver los humanos? Era demasiado para una pobre chica. ¡No la saturen tanto! Jacobo estaba a nada de entrar en crisis y si no se enloqueció fue porque por increíble que pareciera, Sam en realidad resolvía todo y siempre sin quitar la sonrisa o disminuir su amabilidad.
Un alma caritativa o una mente loca, pensó él, con el deseo de que fuera la primera.
Jacobo solo había estado de espectador de toda esa locura de la vida —¡del día!— de Sam y aún así se sentía cansado. Consideró la posibilidad de que existiera una norma que él desconocía de que el Cupido iba a absorber el cansancio del encargado para que este pudiera andar tranquilo buscando a su amor. No veía otra explicación para la inagotable energía de Sam y la suya que parecía estar exprimiendo sus últimas gotas.
La jornada finalizó y Jacobo se sintió muy aliviado de que ya era momento de ir a casa y descansar, quizás de ver a Sam leer o escuchar música y tal vez averiguar algo más sobre ella.
Pues... a casa sí fueron. ¿Descansar? Bueno, Sam se recostó unos minutos luego de almorzar pero no fue muy largo el receso de actividad.
Cerca de las cinco, y cuando Jacobo estaba en la habitación de Sam mientras esta tenía sus ojos cerrados, sonó un ruido rockero de su teléfono y por la expresión de Sam incluso antes de tomar el aparato, Jacobo dedujo que la hacía feliz. Casi parecía que esa melodía de guitarra eléctrica y batería trajera consigo la mejor noticia del mundo.
Sam se sentó para revisar su mensaje y Jacobo se inclinó por su hombro para espiar lo que decía.
Mario: Sammy <3 Partido a las cinco linda. Vienes?
El Cupido no se sorprendió de la velocidad en la que respondió.
Sam: Por supuesto. Allí te veo.
Jacobo no pudo evitar blanquear los ojos por tres motivos:
1. Seguía sintiéndose cansado.
2. Sabía quién era Mario.
3. Tal como temía, las mejillas de Sam tenían ese nombre estampado en color rojo.
Decirse "que no sea lo que estoy pensando" era insuficiente para Jacobo.
Porque sí era lo que estaba pensando.
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Prohibiciones de los Cupido: «Mientras estén en tierra, deben pasar al menos un ochenta por ciento del tiempo con su encargado; queda prohibido que lo descuiden por un lapso muy grande y en caso de hacerlo, habrá sanción».
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Hola, Mazorquitas ♡
En estos días he visto que han llegado nuevos lectores, así que nunca es tarde para darles la bienvenida, ¡Bienvenido! ♥
En otras noticias, ¡Llegamos a nuestras primeras 1000 lecturas! Lo que me tiene sumamente feliz, así que muchas y muchas más y muchísimas gracias más.
Mucho lof para ustedes ♡
Recuerda dejar tu estrellita si te ha gustado, no te cuesta nada y sí representa un gran apoyo para mí ♡
Por último, les deseo una feliz semana Santa. Si viajan, que lo gocen; si se quedan en casa, que lean y coman mucho; si les es indiferente, feliz resto de semana normal.
➳ ¡Nos leemos! ♡
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