10. ➳ Limitaciones de Cupido ♡
➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡
Normativa de los Cupidos: «Los lazos de amistad que puedan desarrollar con otros Cupidos no deben interferir de modo alguno con la misión que tienen con su encargado. Intentar buscar complicidad para manipular a una pareja con intereses opuestos, podrá crear un conflicto grave tanto para los humanos como para los Cupidos».
➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡
Melody podía ser apodada como paradoja pues para ser una Cupido era demasiado seria e impersonal. Se le podía destacar al menos, que pese a su rencor con el mundo, fuera un sol con Román y buscara siempre lo mejor para él. Desde pequeña había sido dedicada y cuidadosa, meticulosa, de las que piensan dos veces antes de hacer algo y una tercera por si acaso.
Y en definitiva, Melody chocaba de todas las maneras posibles con Jacobo.
Lo tenía enfrente, con un gesto que aunque ausente de sonrisa, era lleno de optimismo y alegría, cosas que parecían no hacer parada en el rostro de ella.
—Tengo algunas dudas —empezó Jacobo, un poco dubitativo.
Iban caminando hacia ninguna parte; Melody había decidido no detener su camino para charlar con el colega y Jacobo había tenido que seguir su paso le gustara o no.
—¿No son del tipo de las que pueden resolver los maestros?
—Me temo que no.
Melody resopló.
—Cuando quieras puedes empezar.
—¿Tienes alguna idea de con qué frecuencia llora un humano promedio?
De todas las preguntas posibles, esa tomó desprevenida a Melody que se limitó a quitar su ceño fruncido para dejar un poco su austeridad de lado.
—Ese tipo de temas no tienen un "promedio" cuando se trata de humanos. Llorar es posiblemente la única cosa que saben hacer desde que nacen y que repiten hasta morir. Aprenden a comer sólidos, a ir al baño, a leer, a hablar, pero nunca aprenden a dejar de llorar.
Su tono sonaba molesto, pero no con Jacobo sino con sus propias palabras, como si le fastidiara ese detalle de la humanidad.
—Ambrosio me enseño que llorar era como respirar, necesario e inevitable... —En un susurro, añadió—: Pero no ilimitadamente.
—Sí, bueno, los humanos son así. ¿A qué viene la pregunta?
—Necesito saber qué tanto es normal que llore una adolescente casi cada día.
Melody mordió su labio. Sacando su natural repelencia hacia Jacobo, su antipatía tenía límites y la preocupación de ese pelirrojo fastidioso era tan sincera que ella no podía sino intentar responder con franqueza. Sabía de primera mano lo estresante que era tener al humano encargado afrontando un problema inentendible y también sabía de la vergüenza que producía intentar buscar ayuda. Jacobo era muy evidente con su pregunta, era muy obvio que hablaba de Sam, pero Melody apeló a su lado más noble para no reírse de ello o darle información equivocada.
El gesto de la chica Cupido no solo se enserió, sino que quitó su retintín de hartazgo.
—La normalidad es relativa. Una adolescente enamorada, con dinero y buenas notas, por ejemplo, tendrá en teoría menos ganas de llorar que una de escasos recursos, con seis hermanos, hambre y depresión. Así que supongo que las lágrimas son proporcionales a los problemas.
—¿Y si la humana no tiene problemas notorios?
—Tendrá entonces de los que no son notorios. Los humanos son una caja de secretos, todos, y eso es porque en su mente son dueños de su mundo y nadie entra, nadie espía, son libres y la libertad trae consigo preocupación. Por ejemplo Román...
Melody se calló, no deseaba hablar de él. Al menos no con Jacobo a quien apenas conocía y en quien no confiaba en absoluto. Volteó a mirarlo y este pulió un gesto suplicante.
—Ayúdame, por favor.
No se necesitó más para que ella supiera que había desesperación en su mirada; no había malicia y quizás eso hizo que Melody intentara sincerarse un poco.
—Es solo un ejemplo tonto. Cualquier chico puede lucir tranquilo en el exterior pero estar muy angustiado por un exámen y frustrarse y llorar. ¿Entiendes? Si tú ves a ese chico, no puedes saber que tiene un exámen, pero lo tiene. Hay problemas que no son evidentes.
—¿Y cómo hacemos nosotros para saber esos problemas?
—No podemos.
—¿Y cómo ayudamos entonces?
—No podemos —repitió.
—¿Entonces qué se supone que haga?
—Jacobo, yo llevo mucho tiempo con mi encargado y por eso te puedo decir lo siguiente. —Hizo una pausa—. Nosotros somos plenamente conscientes de lo que les sucede porque lo vemos, y aunque no sepamos los motivos, sentimos a nuestros encargados. Sin embargo, nuestra naturaleza es limitada y solo estamos con ellos para enamorarlos. No somos sus ángeles guardianes, no estamos para solucionarles la vida, solo somos Cupidos. Sé que es frustrante porque aprendemos a amar mucho a nuestros humanos, pero simplemente no existimos para ese tipo de problemas. Lo nuestro es el amor y ya.
—¿Es decir que debemos buscarles el amor aunque los veamos hundirse en la miseria?
Melody suspiró; por un segundo se vio a sí misma en Jacobo, igual de frustrada cuando recién bajó a conocer a Román y vio los problemas mayores o menores que tenía —porque había aprendido que todos los humanos tienen problemas aunque los oculten—; ella también tuvo que resignarse a lo que su capacidad permitía y ahora estaba en conformismo constante.
Se encogió de hombros.
—Sí, así es.
—Pues no —atajó Jacobo, subiendo dos tonos su voz—. No es posible que no podamos hacer nada. Me niego a dejar que mi Samantha sea tan miserable sin ni siquiera saber qué tiene y al menos intentar ayudar.
—Pues terminarás seriamente decepcionado.
—No me importa.
Frunciendo su ceño hasta lo doloroso, dio media vuelta sin despedirse y se fue. Melody lo observó mientras se alejaba y no pudo evitar sentir un poco —o un mucho— de lástima por él.
Le faltaba tanto por aprender.
Cuando Jacobo bajó, fue hasta Winston a buscar a Samantha. Eran poco más de las once y asumió que estaría en clase, luego de ojear en seis salones, la halló en el que parecía ser de Artes. Cada uno de los estudiantes tenía un caballete en frente y varias pinturas en una paleta en su mano. Todos miraban a Sam, que para variar, estaba hablando.
—... y ese es el problema: que aunque uno no lo quiera, va a terminar ofendiendo a alguien porque hoy en día hay ofensa en todo. Incluso si deja el lienzo en blanco va a haber quien diga que pudo al menos hacer un punto negro y si hace un punto negro, habrá quien diga que hay más colores. Puede que no sea ofensa en sí, pero de que molesta, molesta. Estamos en una época en la que es más fácil buscar la libertad de pensamiento, ¿sabe?, pero eso viene irónicamente teñido con el capricho de algunos de no solo pensar lo que gusten, sino de presionar a los demás para que piensen igual. Entonces si la idea de una persona resulta inclusiva en términos generales, esa persona piensa que tiene la verdad absoluta y que todos deben compartir esa inclusión con él o ella. Y es un problema, porque creo que pensar diferente no es directamente relacionado con la discriminación o algo malo, una persona puede no estar de acuerdo con ciertas ideologías pero aún así no discriminar, la discriminación nace más del irrespeto que de la creencia contraria. Entonces los que defienden esa ideología le mandan odio a los que no la aceptan, así la respeten como ajena, pero entonces ¿no están haciendo lo mismo? ¿querer meter a la fuerza un pensamiento solo porque lo consideran lo correcto? Y sin darse cuenta, el dejado de lado empieza a ser el que deja de lado al que no concuerde con sus palabras o ideas...
Jacobo se quedó boquiabierto por la cantidad de cosas que dijo sin casi tomar un respiro. Mientras hablaba, Samantha no dejaba de mirar su lienzo y de trazar algunas figuras, mas en ese momento pareció percatarse de que nadie estaba pintando sino que los compañeros y el maestro la miraban fijamente.
—Emmm... —Su maestro balbuceó y carraspeó—. Gracias, Sam. Yo solo preguntaba si les gustaba pintar o no...
Para sorpresa de Jacobo, nadie en su salón hizo burla o comentario alguno; recordó que siempre, desde la secundaria, Samantha tendía a ser muy participativa en clases y a veces se le iba la olla de lo que iba hablando, así que supuso que luego de estar muchos años con los mismos compañeros, ya todos estarían acostumbrados a su cháchara y les era indiferente.
Sam le sonrió al maestro con inocencia; ya ni siquiera se sonrojaba al hacer eso con sus maestros, le salía natural... al menos en el colegio.
Cuando la clase terminó e iba saliendo para ir a la alejada aula donde participaba como directora del comité de organización de eventos, se cruzó con Brenda, la chica odiosa que había puesto problema para el manejo del baile de San Valentín (que por cierto, Sam la emparejó con otra chica, de quien sabía que en el pasado tuvo un gusto con Brenda; había sido buena idea).
—Hola, Samantha. —Habían sonrisas falsas y luego estaba la de Brenda. Sin embargo, Sam le devolvió el gesto y recibió una tarjeta negra que ella le tendía—. Estás invitada el viernes a mi reunión de cumpleaños. Será divertido. Sería genial que pudieras pedirle permiso a tus padres de la noche del viernes al sábado en la mañana. No habrá licor, y si tu madre quiere, puede llamar a mis padres para que esté confiada.
—¿Es una pijamada? —inquirió Sam.
—No. Es más una noche de juegos.
Jacobo levantó una ceja y estaba seguro, aunque no pudiera leerle el pensamiento a Sam, que ambos se preguntaban por qué la invitaba. Era obvio que no le agradaba mucho.
—Veré si puedo ir. Gracias.
Y así no más, Brenda y sus amigas partieron camino hacia el otro lado.
Cuando Sam estaba a solo un par de metros de la puerta del aula que buscaba, vio a Lisa llegando del otro lado con Franco. Entraron juntos y encendieron la luz, solían almorzar los tres allí.
—Brenda me invitó a su reunión —comentó Sam—. Dice que será una noche de...
—De juegos, sí. Me invitó a mí también. No sé por qué no confío en ella. —Lisa sacó de su mochila un paquete de frituras que destapó y empezó a comer.
—Yo sí, porque ella no es alguien en quien se pueda confiar. —Franco arrugó su frente—. Brenda es mi amiga, pero no sé, cuando la amabilidad viene de alguien como ella, no está de más desconfiar. ¿Ustedes irán?
El chico las miró a las dos y a la vez, ellas se miraron entre sí. Se encogieron de hombros.
—Pues suena divertido —apuntó Lisa—. Si vamos los tres podemos estar juntos, así evitamos la incomodidad.
—Tendré que pedirle permiso a mi mamá —dijo Sam—. Nunca me ha dado un permiso tan largo, habrá que ver.
En el salón, no solo estaba Jacobo con ellos, sino también los dos Cupidos de Lisa y Franco. Entre ellos charlaban y le dedicaron una sonrisa amable a Jacobo, pero nada más, no intentaron hablar con él y Jacobo no trató de hacerlo. La charla entre ambos era en voz baja, lo suficiente para que Jacobo no escuchara nada pero sí podía ver de reojo sus expresiones que pasaban de a poco entre la amabilidad y la hostilidad, parecía que discutían pero que intentaban estar de acuerdo.
Cuando Lisa miró a Franco y le sonrió de manera especial y él no le respondió de la misma manera, Jacobo supo más o menos por dónde iban los tiros. Samantha, con su lengua larga, se lo confirmó:
—¿Y ustedes qué? ¿ya se van a dignar a salir juntos o...?
—¡Sam! —dijo Lisa, escandalizada a la vez que su cupido malmiraba a Jacobo—. No salgas con eso de nuevo.
—Sí, Sam, solo somos amigos, ya lo sabes.
—Solo bromeo —se defendió Sam. Realmente le divertía la situación—. Vamos, los quiero mucho, saben que no lo digo en serio.
Y era cierto; Sam no lo decía en serio. Pero Jacobo pudo notar cómo la Cupido de Franco echaba para atrás la cabeza, cansada, exhausta; y el de Lisa ponía gesto desolado. Dejaron de hablar entre ellos pero estuvieron de acuerdo en no dirigirle a Jacobo más sonrisas amables.
Finalmente los tres amigos terminaron riendo; Samantha porque le nacía, Franco porque le agradaba el buen ambiente que Sam llevaba y Lisa para tapar lo que le dolía la negativa tan grande de Franco y su "solo somos amigos".
Jacobo entrecerró los ojos y se dijo que eso de mirar más allá de los intereses amorosos de Sam podría funcionarle, y en este caso le servía para darse cuenta que cuando de adolescentes se trataba, ningún Cupido la tenía fácil como él pensó.
➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡
Prohibiciones de los Cupido: «Mientras estén activos, es prohibido mantener alguna relación amorosa con otro Cupido; su tiempo deberá ser dedicado en su totalidad al humano, sin distracciones».
➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡➳♡
Hace mucho que no actualizaba un domingo jaja, pero lo prometido es deuda ♥
¿Cómo están, Mazorcas? ¿qué tal su día?
Les cuento que el mío anda aburrido, pero bueno, super
¿Qué les ha parecido el capítulo? ♡
Han llegado varias mazorquitas nuevas en estos días, así que aprovecho para agradecer acá por leer; y a las mazorcas de siempre, también, ¡gracias por leer! Estamos cerca de las 7.000 lecturas y eso me tiene feliz ♡
➳ ¡Nos leemos! ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top