VII • Solsticio reflexivo ~ ♂
¿Estoy enamorado? Quizás sí, ah~ la verdad no lo sé, y es que nunca había experimentado algo así. Con mi expareja idealicé una relación importante, tal vez solo era por esa toxicidad embriagante, pero no puedo afirmar si era amor, cariño o simple pasión, pues a todo aquello que sentía se sumó la traición, y más que felicidad, una tristeza abrumadora se alojó en mi corazón.
Pero Ella, con Ella se alejó todo lo negativo; me brindó nuevamente luz a mi vida; hizo cálido el invierno y una primavera florida; pero sobre todo unió esas piezas, la de aquel corazón roto resultado de una mala experiencia, de aquel sueño inocente de encontrar esa pareja, que completara mi vida, como la simple relación de una flor y su abeja.
Si esto es amor ¿debo confesarme? ¿Decirle que la quiero no como amigo? Que un saludo a la distancia no era suficiente; que mi anhelo era que Ella se quedara siempre conmigo; que quería ser más que un confidente, ser más que un antiguo compañero; que deseaba ser su más fiel amante.
Pero lo sabía, si aquello que sentía la aleja de mi lado, prefería no decirlo, no pronunciarlo, no expresar que la quiero, aunque sé que es más profundo que eso... Era mi necesidad de respirar, era el calor que esperé, era el lugar donde por fin pertenecer. Ella es mi voluntad, mi mirar, Ella para mí es todo y más.
Luego de nuestro último beso se repitió la historia, nos alejamos por un tiempo, una indiferencia notoria. Mis mensajes no recibían respuesta, lo cual llegó a mi memoria, aquella sensación desagradable, para nada alentadora, de que Ella nuevamente había considerado todo un error; sí, solo yo y mi relación ilusoria.
Había pasado un tiempo y la vi de nuevo, a lo lejos conversando alegremente con su compañero, una relación común y corriente ¿qué tenía de malo aquello? Mas nunca esperé que él fuera aquella persona, aquel que estuvo con Ella hasta que se fue de esta zona. Era su expareja, aquella que priorizó la distancia en vez de estar con Ella... con esa imagen me alejé, y mil un preguntas en mi cabeza.
¿Qué habrá ocurrido? ¿Por qué estaba de vuelta? ¿Por qué estaban juntos? ¿Esa relación no estaba disuelta? Sí, tenía muchas preguntas, pero cómo responderlas, si Ella desde antes no me contestaba, mis llamados no recibía, por lo visto el verme no deseaba, y presionarla solo sería echarle al fuego más leña. Dejé de insistir.
Debido a mi buen desempeño recibí una oferta, trabajar fuera de la región por un tiempo, dos meses iniciado el verano, dos meses en que se esfumaría con el viento. Acepté.
Quedaba menos para viajar, arreglé mis cosas sin mayor contratiempo, mis amigos se prepararon para hacerme una despedida, según ellos una última alegría por mi lejanía. "¿Te parece si la invitamos?", preguntaron mis amigos, mas un "no" dije al respecto. Después de todo había pasado un buen tiempo y no quería que toda esa alegría fuera en vano, sí, ya estaba decepcionado.
A Ella no la había contactado, ya había pasado mucho desde la última vez que hablamos, bueno, desde esa última fiesta, y de haberla visto con él conversando. Mi último día en la ciudad fue un simple trámite, recorrí aquella plaza por rutina, venía de mi trabajo después de todo, pero vaya sincronía, nuevamente mis ojos localizaron su presencia, estaba como siempre en aquella banca, y mi corazón sufrió una agonía.
Ella me vio al instante, me saludó con su mano como si nada, me pidió que me aproximara, y torpemente acepté su invitación de sentarme. La saludé como un conocido, ya no sentía esa cercanía de "amigo", y con Ella una vez más estaba, sentado como antes en aquella banca.
"¿Cómo has estado? Ha sido un buen tiempo", mi consulta. "Bien como siempre, ¿y tú? Sí, pero para mí ha sido lento" su respuesta. Sus bellos ojos canela se notaban apagados, no tenían ese brillo que recordaba, deseaba preguntar qué la tenía así, pero sabía que si lo hacía me hundiría, caería nuevamente en su esencia, aquella en la que Ella se encargó de que olvidara, que me alejara sin una respuesta. O eso fue lo que creí.
"Ah, por cierto, este es mi último día", por fin dije, Ella volteó a verme con una mirada triste. "Lo sé", respondió enseguida, y es que mis amigos ya le habían informado. "Por eso estoy aquí", continuó, y debo reconocer que mi corazón saltó de alegría; fue "para darte esto, tu despedida" y un chocolate recibí. "Gracias", finalmente dije y de la nada me abrazó. "Prometo contactarme", susurró y con ello se alejó. "¡Buen viaje!", gritó desde lejos y no supe qué decir. Y con esa acción de su parte, el viaje emprendí.
En el solsticio, la inclinación de la Tierra nos permite recibir calor,
se acercan, como yo por obtener de ti amor.
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