III • Equinoccio afligido ~ ♂

Haberla besado..., jamás creí que ese beso podría ser el comienzo de algo maravilloso, pero también el final de la amistad forjada; aquella que me hizo librar de aquellos momentos angustiosos, de saber que allá afuera existía para mí una cálida mirada.

Luego de aquella noche no volvimos a coincidir, no sé si fue porque Ella estaba muy ocupada o es que simplemente no deseaba saber de mí, ya que sus mensajes también dejaron de ser, aquella rutina de la cual me acostumbré.

"Hola, ¿cómo estás? Hace mucho que no te veo y desearía poder conversar", fue el último mensaje que envié, sin obtener respuesta, desde ese día Ella no volvió a enviar un mensaje de vuelta. "De casualidad ¿me estás ignorando? ¿Estás enojada? Te pido perdón, si acaso 'eso' fue un error..." era parte del siguiente mensaje, pero la verdad no me atreví a mandarlo, después de todo había sido yo el que dio ese paso, de cruzar la barrera de la cual ninguno de los dos estaba preparado.

"Hoy en la plaza, a las 18:00", por fin respondió y aunque haya sido una fría indicación a mi corazón no le importó, sino más bien saltó de emoción. Por fin podría verla, realmente después de semanas Ella estaba de vuelta, parecía un estúpido emocionado con eso, pero por fin había llegado el día de hablar de ese beso.

Salí de mi trabajo lo más rápido posible, de camino noté como los árboles ya no eran grises, pensé que extraordinario era el cambio de estación, sinceramente el reencontrarme con Ella me llenaba de emoción. A lo lejos la vi nuevamente en aquella plaza, sentada como siempre en esa banca, en aquel lugar donde entablamos nuestra amistad, «¿será esto acaso, un comienzo o un final?»

Me acerqué y era su sonrisa de siempre, con un tímido saludo me senté a su lado, comenzamos a hablar y nuevamente el tiempo se nos iba de las manos, y por fin le dije cuánto en estas semanas la había extrañado.

Ella me miró con sus bellos ojos canela, me respondió que habían sido semanas complicadas. Con su cabeza cabizbaja me pidió que la disculpara, que realmente sentía su respuesta tarde, el no haber respondido antes. Que al igual que yo también me extrañó, pero sobre todo que lamentaba lo que en aquella noche sucedió, y esa declaración sinceramente me dolió.

Después de una pausa me pidió si podíamos volver a como éramos antes, que había pensado mucho en lo que sucedió esa noche, no quería que nuestra amistad se estropeara por ese beso, con una sonrisa quebrada me dijo que había sido un error. Ella culpó al alcohol, que si por favor podríamos olvidar lo que pasó.

"Claro, no te preocupes", fue mi respuesta, pero en el fondo sentía una gran tristeza. Con una gran sonrisa la quedé mirando, traté de fingir todo lo necesario y es que ya me había dado cuenta lo que me estaba pasando, de Ella me estaba enamorando, pero mi nueva historia estaba finalizando.

Ella me miró asombrada de cómo no titubeé, su expresión reflejaba algo de tristeza también, «¿por qué?». Como había pasado el tiempo era hora de irnos, en ese instante mi piel nuevamente tocó su piel, un beso en su mejilla para despedirnos, y de esa acción un leve sonrojo en Ella que no esperé. «Acaso ¿puede ser eso algo más?» Lo cierto era que no quise preguntar, no quería ilusionarme ante ese reflejo, y quedamos en vernos en otro momento.

El frío ya no se estaba sintiendo, de a poco las flores estaban apareciendo, los días se estaban haciendo cada vez más largos, y mis encuentros con Ella ya no eran tan lejanos. Se aproximaba el cambio de estación, y con ello la oportunidad de vernos en más de una ocasión.

Y por fin juntos en aquella plaza, nuevamente estábamos los dos conversando como siempre en aquella banca, nuestra amistad la habíamos mantenido, pero el solo estar cerca me tenía intranquilo, y es que si bien le dije que también olvidaría lo sucedido, la verdad es que no lo había conseguido.

De solo estar con Ella llegaba a mi memoria, todos los momentos que habían forjado nuestra historia. Y es que cómo dejar de lado lo que comencé a sentir, cómo borrar de mi mente aquel beso, cómo prohibirle a mi corazón que por Ella dejara de latir, cómo poder ocultar mis deseos, que no quería ser solo un amigo, que era otra la manera que la quería conmigo.


En el equinoccio el día y la noche tienen la misma duración,

lejos y cerca, como yo de tu corazón.

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