Capitulo 16
Habían pasado exactamente tres días cuando las pesadillas comenzaron. Pesadillas donde la muerte de su amada se repetía una y otra vez como un bucle se tratase. Los gritos de ahogo se hacían presentes en sus sueños y el pánico lo inundaba. "JONATHAN", escuchaba los gritos de Mavis pidiendo auxilio. Pero no importaba cuánto lo intentara, todo era oscuridad y su voz provenía de todos lados, no sabía a donde tenía que ir. Al despertar, no era muy diferente, sudaba en frío, la garganta la sentía seca y la vista nublada. El primer día había sido aterrador, sollozaba cada vez que lo recordaba, al tercer día se meditó mentalmente si dormir era realmente necesario, si por él fuera, no dormiría durante toda su vida. No obstante, a la semana no soportó más, y terminó por dormirse en la mesa del comedor mientras intentaba comer algo. Pero tanto su apetito y su necesidad de dormir se habían vuelto casi nulos.
Cuando menos se dio cuenta, empezó a adelgazar y las ojeras empezaron a aparecer, pero para Jonnathan eso no era importante, es más, ni siquiera se dio cuenta cuando su ropa quedó tan holgada que empezó a caerse por sí sola. Pero de nuevo, nada de eso importaba. Lo único que le importaba era tener a su Mavis de regreso.
Pasó un mes, y tanto Jonnathan y el Conde Drácula no habían dormido bien durante todo ese tiempo. Dennis, por su parte, ya sabía la muerte de su madre. No lo tomó nada bien, Sobre todo cuando tuvo que asumir que tenía que vestirse para el entierro que sería en el cementerio del hotel. Al principio no quería asistir, se negaba a aceptar que su madre ya no estaba.
Para su familia aquello fue comprensible, no querían obligarlo ni mucho menos presionarlo, dejaron que él mismo tomara todo el tiempo necesario para procesarlo.
De alguna manera eso había funcionado, pues después de llorarle como nunca lo había hecho, pensó que sería la última vez que la vería y, con eso en mente, decidió asistir. No había sido fácil, sobre todo para un niño de diez años. Todo el tiempo se la pasó llorando en los brazos de su padre. Padre que no quería derramar ni una sola lágrima para poder ser fuerte frente a su hijo. No quería mostrarse débil, aun cuando su cuerpo decía todo lo contrario.
Cuando el mes se volvió tres meses, el hotel se había vuelto tan silencioso que parecía que nadie vivía dentro de el. Casi todos se habían ido después del entierro del Mavis, pues ya no se sentían cómodos ni mucho menos alegres por el ambiente que emanaba este mismo. Para el Conde eso ni siquiera le preocupó. Había construido el hotel para la protección de su hija y ahora que ya no estaba, ya no había razón para mantenerlo en pie. La única razón por qué el hotel aún se mantenía "estable" era porque Jonnathan se encargaba de administrar y limpiarlo. Había sido la excusa perfecta para mantenerse ocupado y olvidarse de sus problemas, de lo que le pasaba. Por otro lado, era todo lo contrario con Drácula. Ahora se sentía más solo que nunca, sentía un dolor tan grande que ni siquiera sabía cómo describirlo, era como si una parte de él se hubiera ido con su hija. Porque su pequeña, su niña, su princesa, se había ido. Y en verdad la extrañaba. Al final del tercer mes, había dejado de comer, de beber o tan siquiera salir de su habitación. Se la pasaba casi todo el día escuchando una radio.
Había sido un regalo de Mavis por su cumpleaños 578, lo había conseguido en uno de sus viajes a Hawái a lado de Jonathan. Cuando lo vio tan viejo y oxidado de inmediato le recordó a su padre. Era una reliquia para los ojos de los demás, pero para Mavis, era algo maravilloso, una manera para que su padre se conectará al mundo exterior sin sufrir por la tecnología. Pues este era muy fácil de usar.
Al principio, cuando lo recibió, no quería saber nada de dicho aparato. La única razón por la que la había aceptado fue para no herir los sentimientos de su querida Mavis. No fue hasta después de haber pasado horas y horas mirando hacia la nada, que recordó el regalo de su hija. Y por simple inercia, lo busco. Encontrándolo arrumbado en un rincón de su cuarto. Polvoriento por el año que había pasado sin ser utilizado, pero que milagrosamente todavía funcionaba.
Y así, tan rápido que lo había encontrado, comenzó a escuchar la música que provenía de la radio hasta caer dormido. Encerrándose en su propio mundo donde su única compañía era la soledad. Ya nada lo satisfacía, ya nada comía. Ni siquiera el suplemento de la sangre le hacía sentir algo. Todo se sentía tan... vacío.
Para sus amigos esto fue alarmante, querían hacerle sentir mejor. Pero simplemente no sabían como hacerlo. Además, cada vez que se acercaban para, por lo menos, hacerle compañía, esté solo les gritaba que se largaran, llegando incluso a insultarlos. Y ellos, por miedo, dejaron de intentarlo. No es que Drácula haya dejado de querer a sus amigos, simplemente, ya no quería saber nada sobre todo lo demás. Quería estar solo.
No fue hasta el cuarto mes que Jonnathan apareció. Había pasado las últimas semanas vagando por el castillo por las noches, en su inútil intentó de mantenerse despierto para no sucumbir a las pesadillas.
"Wise men say
Only fools rush in
But i can't help falling in love with you"
Fue lo que escucho mientras deambulaba por el castillo. Era una canción de amor, pero una muy apagada, con una voz muy grave y lenta. Para el pelirrojo aquello fue extraño, pues el vampiro era más de escuchar canciones tristes, canciones que le recordaba a su hija.
Al principio, piensa en tocar la puerta. Pero se detiene, pues empieza a recordar todas esas veces que había tocado la puerta para saber cómo se encontraba, solo para recibir absoluto silencio. Se había resignado al tercer mes, era agotador tratar de hablar con él y no recibir ni una palabra a cambio. Le dolió aún más cuando se dio cuenta que era el único a quien no le respondía.
Incluso, a Erika le hablaba. Quién, en su intento de entregarle la carta que le había escrito su hija, le había abierto la puerta, solo para encerrarse de inmediato. Todo esto lo supo de parte de ella.
¿Por qué era el único a quién no le respondía?
¿Había algo malo en él? O es que, ¿ahora lo odiaba?
Sea cual sea la situación, estaba ya harto y cansado de aquello. Es por eso que, sin pedir permiso o de tan solo preguntar, decidió girar la perilla y para su sorpresa, estaba abierta.
Entró con mucho cuidado y casi llegando al sofá donde se encontraba Drácula, tomó asiento en el otro sofá, que estaba a lado de éste.
Ni siquiera notó su presencia. Estaba tan sumergido en la canción, que todo lo demás se había vuelto insignificante, ya nada le importaba.
Jonathan tenía algo de miedo, de cómo iba a reaccionar el vampiro cuando se diera cuenta de que se encontraba ahí. Por lo que comienza a jugar con sus dedos y con mucho temor comienza a preguntar.
-Hace meses que no se nada sobre ti- tragó saliva- ¿cómo has estado?
Él no responde, sólo se queda callado mirando hacia la nada. Para el pelirrojo esto solo hace molestarlo aún más, pues no hay diferencia entre estar ahí adentro, como estar afuera.
"For I Can't help falling in love with you"
Es en ese instante, que vuelve a escuchar la música y nota como el vampiro lo está mirando. Es como si fuera un espejismo, casi puede jurar que lo mira como si un sueño se tratase.
Lo cuál no estaba muy lejos de la realidad, pues para Drácula no es la primera vez que ve a Jonnathan solo para darse cuenta que en realidad no estaba ahí. Era delirios suyos cada cierto tiempo. Pero era tanto su orgullo y tristeza, que se negaba a dirigirle tan siquiera una palabra. Pues se seguía auto convenciendo que se tenía que olvidar de sus sentimientos y aceptar, que nunca sería correspondido.
Jonathan por su parte, se da cuenta que algo está jodidamente mal. No sabe qué hacer y por un momento, piensa resignarse y salir de nuevo por esa puerta.
"For I Can't help falling in love with you"
Pero vuelve a escuchar la canción y en su mente solo tiene una idea.
-¿Quieres bailar?- preguntó con nerviosismo y se cuestiona mentalmente si ha sido la pregunta más estúpida que ha tenido.
-Ahora no, Jonathan. Solo vete. - Le responde al fin, solo para sucesivamente levantarse del sofá y alejarse de él. Para el pelirrojo es como escuchar a un fantasma. No se escuchaba igual a como lo oyó la última vez. Era tan apagada y rasposa que parecía la voz de un zombie. Y su aspecto lucía tan decaído que era difícil pensar que alguna vez fue el famoso Vladimir Drácula.
Pero eso no lo detiene y como una súplica se tratase, se acerca rápidamente hacia él y se aferra a la capa de éste, para que no escape.
-Por favor- vuelve a suplicar, y esta vez, con los ojos lagrimosos. No parece un favor, es más bien una orden y para el vampiro es como volver a ver a su hija cuando le pedía algo importante.
-Está bien- y se rinde ante sus encantos. Es débil cuando se trata de él. Y para Jonnathan es una oportunidad que no piensa perder.
Entonces hace una invitación con su mano derecha para comenzar con el baile. Y Vladimir Drácula lo acepta, entrelazando así, sus dedos con el pelirrojo.
"Wise men say
Only fools rush in
But i can't help falling in love with you"
Y la canción vuelve al comienzo, solo que está vez, con la diferencia de dos personas bailando en medio de la sala.
Es incómodo al principio, pero a medida que avanza la canción, sus respiraciones se vuelven más lentas y sus dedos se entrelazan aún más.
Y en acto involuntario, Jonnathan baja su mano diestra hacia la cadera del vampiro, este ni siquiera parece molestarle. Dan un par de giros mientras aún están agarrados. Y lentamente se acercan aún más.
No saben lo que hacen, ni siquiera por qué lo están haciendo. Pero lo disfrutan con toda su alma y solo desean que nunca termine.
Se miran a ambos ojos, y Jonnathan puede jurar que hay un cierto brillo en el pelinegro, uno que no había visto desde hace mucho tiempo. Teme lo peor y se promete que solo es su imaginación. Pero, se siente tan agotado y mareado, que lo único que puede hacer es recargar su cabeza en el hombro de Drácula.
- ¿Hace cuánto que no duermes bien? - pregunta al notar como el chico se estaba quedando dormido en su hombro como si fuera un pequeño gato.
-Como hace cuatro meses- confirmó con pesadez, casi a punto de caer dormido, pues después de tantas semanas se sentía cómodo y cálido. Para el Conde fue bastante obvio el porqué era tan específico en los meses que no había dormido. Pues estos meses eran exactamente el tiempo que había pasado desde la muerte de su hija y lo entendía, él tampoco había dormido bien. Era poco decir que ya ni siquiera recordaba cuál fue la última vez que durmió.
-Deberías dormir- sugirió un tanto alarmante, pues su aspecto lucía cada vez más deteriorado.
-No puedo...cada vez que lo intento, tengo horribles pesadillas- menciono mientras se dejaba llevar por el baile, que era cada vez más ameno y tranquilo.
-Te entiendo. Yo tampoco he podido dormir, todo se ha vuelto tan monótono. Tanto el día y la noche son iguales, es como si el tiempo ya no se sintiera.
-No creo poder soportarlo por más tiempo. La extraño...- sollozo Jonnathan en los hombros del vampiro, era la primera vez que lloraba en frente de alguien desde la muerte de su esposa y eso solo hizo que llorara aún más, ya no podía más.
-También la extraño, todos los días lo hago. - trataba de confortarlo, pero ni él mismo podía sostener su propio peso-. Sabes, antes de que ella se fuera, le di un traje un tanto especial, pensé que la protegería, pero me equivoque...no pude salvarla-. Y también sollozo, después de no derramar ni una sola lágrima, sollozo como nunca lo había hecho. Pues a lado de él, se sentía seguro. Una parte de él odiaba admitirlo, pero otra parte de él, no quería alejarse. Y la segunda estaba ganando.
Y mientras el baile aún continuaba, ambos se sostenían y se aferraban con sus manos. Ninguno podía explicar las sensaciones que sentían en ese momento, era como estar en el mismo cielo.
El tiempo se detuvo, la música se terminó y ellos fueron directamente al sofá. Al principio hablaron un poco, era como volver a los viejos tiempos y para ambos fue lo más hermoso, porque por un momento, por un instante, se sintieron a salvo al lado del otro. Y cuando menos se dieron cuenta, se quedaron dormidos. Jonnathan en las piernas del Conde Drácula y Drácula acariciando el cabello del rojizo. No supieron el porqué, solo querían dormir. Y asi fue.
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