PRÓLOGO

Un joven profesor de atractiva apariencia, cabellos negros como la noche, piel blanca, cuerpo musculoso y tonificado y unos hermosos ojos azules  como el océano, se levantaba pesadamente de su cama una vez que escuchó su alarma, su cabello estaba más despeinado de lo normal y apenas podía abrir sus ojos, dándole un golpe a su alarma para que dejara de sonar, la verdad, lucia de muy mal humor por haber sido despertado de su sueño pero el deber llama.

De la nada, escucho como la puerta se abría de golpe, escuchando unos pequeños pies correr hacia su dirección y una pequeña figura que saltó hacía la cama, que debido al impacto, todo rastro de sueño desapareció en el y fue cambiando por uno de sorpresa, sintiendo como su cama se sacudía y escuchaba unas risas infantiles por haberlo agarrado con la guardia baja.

"¡¡Papá, papá, ya es hora!!" Exclamaba animado un pequeño niño quien era la viva imagen del hombre, ojos azules, cabello negro solo que más corto, mismos rasgos, sentía que era como ver una versión más pequeña de el en un espejo.

El hombre solo se limitó a sonreír levemente debido a la energía de su pequeño hijo, revolviendo un poco sus cabellos, provocando que el niño riera ante la acción "Giichi, ¿puedes esperarme en la cocina?, en un momento voy, solo tengo que vestirme"

"Claro papá Giyuu" Dijo el pequeño de nombre Giichi, bajándose de la cama y saliendo de la habitación, dejando a su padre solo quien comenzó a levantarse de su lugar, buscar entre el ropero su ropa que llevaba en su trabajo y sus cosas, para después dirigirse hacía su baño para cepillarse los dientes, peinarse el cabello y lavarse la cara.

Giyuu Tomioka, a sus veintitrés años, trabajaba como maestro de educación física en la academia kimetsu, un instituto muy popular y de buena reputación, donde ganaba bien y también era padre soltero de un niño de cinco años llamado Giichi Tomioka, quien ya estaba en edad escolar e iba al jardín de niños.

¿Cómo es que terminó criando solo a su hijo?, la historia era que cuando el tenía dieciocho, se había enamorado de una mujer, siendo esta la primera vez que se enamoraba en su vida, la chica le había dado la oportunidad así que comenzaron a salir y debido a su inexperiencia y las hormonas, una cosa llevo a la otra y se le había olvidado protegerse para cuando tuvieron su primera vez.

Como resultado, la chica quedó embarazada y sus familias se enteraron, a ambos los habían regañado y reprendido por haber sido tan descuidados, los padres de la mujer le preguntaron que haría a partir de ahora, el por su parte la tomó de la mano y dijo que se haría cargo de la criatura, después de todo era culpa de ambos y estaba dispuesto a hacerse responsable, conseguiría un trabajo de medio tiempo, seguiría estudiando que por suerte la carrera que quería no duraba demasiados años y una vez que se graduará, conseguiría el empleo y ganaría suficiente para poder mantenerlos, aquella chica había sonreído de felicidad, por lo que decidió tenerlo y poner de su parte.

Pasaron los nueve meses y el había prometido lo que había dicho, consiguiendo un empleo en un restaurante que al menos alcanzaba para lo básico y con ayuda de su hermana mayor, consiguió un pequeño departamento donde se mudó con la futura mamá de su pequeño quien decidió dejar la escuela para poder dedicarse a ser madre por tiempo completo.

Sin embargo todo cambió el día en que su pequeño Giichi como decidieron llamarle, llegó al mundo, pasaron las semanas y el se iba a la universidad y después al trabajo, también pudo notar como su pareja comenzó a comportarse distante, ya no se veía entusiasmada como antes y la sonrisa en su rostro desapareció, también pudo ver que cuando estaba el, desatendia al bebé, por lo que el, era quien se hacía cargo, aún que significara dejar sus pendientes de lado, pero se obligaba a mantenerse fuerte con tal de darle algo mejor a su hijito.

Pero un día, cuando el llego a casa, le sorprendió ser recibido por los llantos desesperados de su bebé, dirigiéndose rápido hacía donde estaba la cuna, viéndo que su cara estaba roja de tanto llorar y se notaba que tenía mucha hambre, lo tomó en brazos, meciendolo para calmarlo mientras cantaba una canción de cuna, yéndose hacía la cocina para prepararle un biberón, pero de inmediato se preguntó, ¿en donde estaba su pareja?, ¿y por qué había dejado al bebé solo?.

Cuando termino de hacer el biberón, se lo dio a su bebé quien comenzó a chupar con desesperación, confirmando que definitivamente estaba muy hambriento, pero mientras salía de la cocina pudo ver una hoja de papel en la mesa, sintiendo curiosidad la tomo, notando que era una nota, leyendo lo que estaba escrito.

Esa nota estaba escrita con la letra de su pareja, diciendo que la vida de madre no era lo suyo o por lo menos no era como se lo imaginó, a parte de que ella sentía que el ya no le hacía caso, que su amor por el se esfumó y que estaba teniendo encuentros con alguien más, por lo que decidió abandonarlos a ellos para irse con el y ser libre, que jamás la iban a volver a ver en sus vidas, esa noche al terminar de leer la nota, había llorado amargamente mientras abrazaba fuertemente a su bebé.

Al día siguiente, fue a hablar con los padres de la chica, pero como era de esperarse, ellos se pusieron de lado de ella, haciendo caso omiso a sus quejas, importandole poco su nieto y lo echaron de la casa, hirvio de ira, sus padres estaban muy enojados con la situación y su hermana, Tsutako, se ofreció a ayudarle a encontrarla para ponerle una demanda, pero el, luego de reflexionar una vez que estaba más calmado se negó rotundamente, dejando en claro que el podía hacerlo solo sin importar que fuera difícil y que no necesitaba su ayuda, no pensaba rogarle a alguien quien había despreciado a su pequeño.

Desde ese entonces, jamás volvió a verla ni a ella ni a sus padres, Tsutako fue quien se ofreció a cuidar a su hijo mientras el no estaba, le había dando las mil gracias por su ayuda y pasando el tiempo por fin se había graduado de la universidad y a los pocos meses buscó trabajo, hasta que pudo conseguir uno en la academia donde estaba actualmente, ganando lo suficiente y ahorrando para comprarse un departamento mejor, también le alcanzaba para cubrir sus necesidades básicas, comprar cosas, comida, ropa, asegurándose que nada les hiciera falta a los dos.

Había sido difícil pero estaba haciendo un buen trabajo criando a su hijo, recibió mucha ayuda de su hermana pero hace dos años que ella se había casado y actualmente estaba embarazada de su primer hijo, por lo que el le dijo que podía encargarse solo y que se enfocara en su nueva familia ahora, aún que a veces venía de visita cuando podía y le ayudaba, ambos tenían sus propias responsabilidades que atender.

Pero regresando al presente, una vez ya arreglado y vestido, tomo su katana de bambú que estaba recargada en la pared de su habitación y salió de esta misma, dirigiéndose a la cocina en donde estaba Giichi, encontrándose con la escena de su hijo parado sobre una silla, tratando de alcanzar el cereal que estaba encima del refrigerador pero por obvias razones al ser pequeño no alcanzaba, por lo que estaba dando saltitos en la silla mientras hacía un gesto de concentración, intentando tomar el cereal con sus manitas, provocando en el mayor una risita.

"Deja que lo baje por ti" Giichi iba a protestar y decir que el podía solo, pero cerró la boca cuando su padre tomó el cereal y lo bajó sin hacer esfuerzos, provocando en el rostro del niño un puchero.

"Solo quería ayudar" Comentó el niño desanimado.

"Podrás hacerlo algún día pero ahora eres pequeño y seguirás necesitando mi ayuda, vamos a desayunar antes de que se haga más tarde" Sin esperar a que el menor respondiera, tomó la silla y de un jalón lo acercó a la mesa, provocando que el menor se sentara en el proceso y sin decir nada, espero pacientemente a que su padre le prepara su cereal con leche, que en un instante fue puesto enfrente de él y sin más comenzó a comer animadamente.

Giyuu por su parte solo se limitó a prepararse un café para estar despierto durante el trabajo y hacer sus deberes de siempre, preparar sus clases y asegurarse de que ningún alumno incumpliera las reglas o tendrían que vérselas con el y su katana de bambú, quizás también la marca de una raqueta en sus caras.

Luego de terminar de desayunar, Giichi tomó su pequeña mochila que estaba recargada en el sillón, acompañó a su padre a la puerta y sin más, ambos salieron de su hogar, cerrando la puerta con llave, Giyuu tenía auto pero hoy decidió caminar para hacer un poco de ejercicio, así que ahora mismo se encontraba tomando a su pequeño hijo de la mano, caminando tranquilamente hacía el jardín de niños, por suerte su hijo había heredado la tranquilidad de su padre, por lo que solo se encontraba admirando los edificios altos con asombro.

Cuando llego al jardín de niños, más pequeños se encontraban entrando y había una maestra recibiendolos a todos, Giichi se encontraba emocionado ya que sería la primera vez que iba a entrar a una escuela y esperaba aprender muchas cosas, así que se despidió de su padre dándole un besito en la mejilla y se fue corriendo hacía la maestra quien le dio indicaciones de que entrara, ante la mirada de su padre quien lo miraba con ternura desde su posición, parecía que fuera ayer cuando era un pequeño bebé que arrullaba para que se durmiera y ahora estaba empezando su vida escolar.

Decidió no quedarse más tiempo ahí, así que se retiró del sitio, ajeno de la mirada disimulada que le daba la profesora mientras pensaba que era alguien muy joven, atractivo y que suerte tenía el niño al tener a un hombre así como padre.

Cuando llegó a la academia kimetsu, lo primero que hizo fue a ver como estaban yendo las cosas con el joven Agatsuma el cual había puesto como el prefecto escolar que lo ayudaba a revisar a los alumnos quienes incumplían la regla de vestimenta, como era de esperarse, lo vio en la entrada de la escuela, algo golpeado por culpa de los alumnos problemáticos y también observando de forma disimulada a las chicas, más tarde se haría cargo de ellos, ahora estaba viendo algo más importante.

"Agatsuma"

"¡¡TOMIOKA-SENSEI!!" Exclamó el alumno, alterado de verlo parado frente a él y a simple vista se veía que tenía ganas de salir corriendo despavorido del lugar, "¡¡Yo, solo estaba...estaba haciendo lo...lo que usted me dijo y..."

"¡¡¿POR QUÉ SIGUES TRAYENDO EL CABELLO TEÑIDO?!!" Grito mientras le había dado un golpe en la mejilla a Zenitsu.

"Pero si es mi color natural" Dijo el rubio débilmente, cayendo en el pavimento adolorido, con una expresión de borrego a medio morir y con la marca de una mano en su mejilla que se estaba comenzando a hinchar.

Giyuu le restó importancia y solo se limitó a tomar la lista de alumnos que no cumplían con las reglas para después llamarles la atención, arrastrar a Zenitsu en la entrada de la escuela para que entrara una vez que toque el timbre y después dirigirse a la sala de maestros para revisar su horario y alistarse para sus clases, como el ciclo escolar ya había empezado hace una semana, todos los alumnos ya lo conocían y lo miraban con nerviosismo ante su presencia, pero a el no le importaba.

Al llegar, vio a todos sus compañeros en la sala de maestros quienes estaban ocupados en sus propios asuntos, al entrar, se sentó en su escritorio, miro la lista que tenía en mano y procedió a tomar las otras de sus respectivas clases para buscar a los alumnos y ver a cuáles iba a castigar por no cumplir las reglas, ignorando por completo el momento en el que un brazo lo rodeó y se posó encima de sus hombros.

"¡¡Buen día Tomioka, ¿cómo va todo contigo y tu pequeño?" Le dijo Uzui de forma animada hacía el quien seguía indiferente y totalmente concentrado en su trabajo.

De todos sus compañeros, el era el único que era padre y además de los pocos quienes ya habían sido maestros del instituto anteriormente, la mayoría de los maestros eran nuevos y recién ingresados, no los conocía del todo bien pero desde que se enteraron que tenía un hijo, a menudo le preguntaban cómo estaban o le daba una especie de trato "especial" a excepción de dos que al parecer se vio que el no les cayó bien, no le molestaba, de hecho le daba igual pero era extraño.

"Estamos bien, nada especial a pasado" Fue todo lo que dijo para concentrarse en lo que estaba haciendo, no dándose cuenta en el momento en que su compañero había retirado el brazo de sus hombros y nadie más dijo nada en resto de la hora hasta que tocó el timbre para poder comenzar las clases.

Decidió que después terminaría de revisar las listas ya que tenía una clase que dar, así que salió de la sala de maestros de tras de sus demás compañeros, con su katana de bambú recargada en su hombro, pero al salir, de inmediato sus ojos enfocaron a cierto chico pelirrojo con una inusual cicatriz en su frente y pendientes de cartas hanafuda quien iba acompañado de sus amigos, Zenitsu quien seguía adolorido por el golpe e Inosuke quien iba con la camiseta desabrochada, al verlos fue como si un sonido de alarma sonara en su ser al detectar que ninguno estaba cumpliendo con las reglas de vestimenta.

"¡¡Kamado, Agatsuma, Hashibira, traer pendientes, llevar el cabello teñido y tener la camiseta desavotonda, van en contra del reglamento escolar!!!" Los chicos al oír aquella voz de advertencia, parecía como si les hubiera caído un balde de agua fría, viendo como el mayor se acercaba a ellos como si fuera un toro a punto de embestir a un torero o un depredador a punto de cazar a su presa, sin perder tiempo, el trío corrió despavorido del profesor mientras el intentaba golpearlos con la katana de bambú.

"¡¡Lo siento Tomioka-Sensei!!" Grita Tanjiro asustado.

"¡¡Es mi color natural!!!" Grita Zenitsu.

"¡¡A mí nadie me dice que hacer, profesor Topioka!!!" Ese grito fue de Inosuke quien se intentaba mostrar desafiante pero en el fondo estaba nervioso por terminar atado a un árbol con una cuerda de saltar como la semana pasada por traer su máscara de jabalí a la escuela.

Mientras que para Giyuu, este era un día normal en su vida de adulto, dar sus clases, perseguir y castigar alumnos que no cumplían las reglas, se saltaban las clases o llegaban tarde, para después ir por su hijo al jardín de niños para pasar una tarde de padre e hijo, teniendo que acostumbrarse a eso último a partir de ahora ya que hoy había iniciado el ciclo escolar de su pequeño, pero primero, tenía que atrapar a estos alumnos problemáticos.

Las clases habían terminado como cualquier día y Giichi Tomioka, se encontraba esperando a su papá para que viniera a recogerlo, ya quería contarle todas las cosas que hizo hoy en su primer día, como pintar, dibujar, hacer manualidades con plastilina y también hizo nuevos amigos con los cuales jugar a la hora del receso, también quería darle el dibujo que había hecho en donde salían su padre y el tomados de la mano.

Quitó la vista de su dibujo y la dirigió hacía los adultos ya que algo había llamado su atención y eso era una madre que venía a recoger a su hija, la cual tenía un dibujo donde aparecían la niña con sus dos padres, o otro dibujo que vio de sus demás compañeros en donde aparecían sus padres, hermanos o alguna mascota, causándole una especie de sensación en su pecho parecida a la que sentía cuando se lastimaba la rodilla y quería llorar.

Desde que tiene memoria, siempre han sido su padre y el solos contra el mundo, no recuerda el rostro de su madre o si tan siquiera tuvo una, su padre se había desechó de sus fotos y le había contado que fue una mala persona que los había abandonado, desde ahí nunca la a vuelto a mencionar, pero no sentía ninguna sensación de vacío, su papá se aseguraba de que nada le faltará, ni siquiera el amor de una madre.

El era quien lo cuidaba cuando caía enfermo, le daba una curita y un beso en la frente cuando se hacía un raspón en la rodilla, le leía cuentos a la hora de dormir, cuando tenía pesadillas, el pasaba la noche en su habitación hasta que podía volver a dormir, a veces lo llevaba al parque a jugar con otros niños, veían caricaturas y películas juntos, sin duda su padre era el mejor y no podía haber pedido más.

Aún que internamente no podía evitar sentir la curiosidad sobre que se sentía tener una madre, la curiosidad era leve, tampoco tenían animales ya que en el edificio en el que viven no permitían mascotas, además tenía entendido que su padre no se llevaba bien con los perros, un día intento acariciar uno pero le mordió la mano y el tuvo que interferir para que el animal no le hiciera daño a su padre, sintiéndose como un héroe ese día por haber salvado al mayor como si se tratara de un caballero de brillante armadura.

Aún que, igual contaba con la visita de su tía Tsutako quien venía a verlos desde que el era un bebé, no conocía toda la historia pero tenía entendido que el fue de mucha ayuda para su padre, aún que últimamente ya no los visitaba tanto como antes por que según su padre, iba a formar una familia con su esposo y estaba esperando un bebé, la última vez que la vio, su estómago estaba algo crediticio, ¿qué hacía un bebé ahí dentro?, ¿se los comió?, ¿tenía una especie de saco de dormir?, cuando se lo preguntó a su padre, solo le dijo que se lo explicaría algún día, pero eso no le quitó la intriga, quizás vino un mago y le lanzo un hechizo o algo así.

"¡¡Giichi!!" Reconoció la voz de su padre al instante, volteando a ver en esa dirección, vio como el adulto corría hacía el y agitaba la mano en señal de que se acercara, el no pudo estar más feliz de ver a su padre, por lo que rápidamente corrió y de un salto, la atrapo en un abrazo.

"¿Cómo te fue campeón?, ¿te portaste bien?" Giyuu envolvió sus brazos alrededor de su hijo, correspondiendo en abrazo y evitando que no se caiga.

"¡¡Si!!, ¡¡aprendí muchas cosas e hice este dibujo donde salimos los dos!!, mira" Giichi se reincorporó del abrazo y le enseñó su dibujo a su padre, obviamente por ser un niño pequeño, estaba mal hecho y si su compañero Uzui, lo viera, ahora mismo estuviera haciendo un drama, pero a él no le importaba, a pesar de que el no era alguien que sonriera muy a menudo, no pudo evitar hacerlo por el regalo de su pequeño.

"Cuando lleguemos a casa, lo pegaremos en el refrigerador, ¿te parece?"

"¡¡Sii!!" El niño alzo los brazo con entusiasmo, sacándole una risita a su padre y sin más, los dos emprendieron de nuevo su camino al apartamento, con Giyuu cargando a su hijo sin problemas.

Así había sido desde siempre, padre e hijo solos contra el mundo, ocupándose de su pequeño solo para darle una buena crianza, hasta ahora, a los dos no les hacía falta otra figura en sus vidas, pero, ¿lograrán mantenerse así por siempre?...





*

*

*
_________________________________________
Alejandra-Sama: ¡¡Hola a todos mis lectores!!, aquí su escritora reportándose con un nuevo fic GiyuuTan, está vez quise escribir algo de Giyuu como padre soltero, espero y les guste esta idea, una aclaración que quiero dar es que la "madre" de Giichi solo es una persona random que no volverá a ser mencionaba salvo una o dos veces más, así que no se preocupen, pero bueno, vamos con los spoilers.

Spoilers:

- Kamaboko Squad

- Día de clases

Avisenme si ven algún error de ortografía

Aún no se como desarrollar bien la historia, pero ya se me ocurrirá algo para poder avanzar, nuevo fic del año <3

Bien eso es todo por ahora, no olviden comentar y votar si les gusto, sin más, se despide Alejandra-Sama B-D nos leemos pronto 👋

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top