Día 3

Suspiré pesado mientras bajamos del auto y tomé la mano de Leo al chocar nuestras manos, sentí una pequeña descarga eléctrica, así que solté el agarre de inmediato.

—Yo — intenté decir algo inteligente, pero nada salía de mi boca, Leo sonrió y asintió con la cabeza.

—Lo sé, no fue culpa de ninguno de los dos — tragó saliva y se rascó la cabeza.

—Ninguno recuerda lo ocurrido, así que todo está bien. — dijo y dio la vuelta.

Dejándome sola y más confundida que antes.

Pero, no me sorprendía mucho, ya que Leo siempre había sido así.

Un año antes.

Miraba a todos lados viendo si mi cita había llegado, pero el lugar se veía vacío. Suspire pesado y tome la copa que tenía frente a mi.

—¿Alexis? —escuché que me llamaban y levanté la vista.

—¿Leo? —pregunté y él sonrió.

—Gracias por haber aceptado mi entrevista. Estoy un poco desesperado —dijo mientras se sentaba frente a mi.

—Primero me gustaría saber un poco de ti, de ¿Por qué necesitas mis servicios? —Leo suspiro pesado y comenzó a hablar.

—Mis padres quieren obligarme a casarme, no la conozco y sinceramente no quiero conocerla, el amor o el matrimonio no es para mí.

Necesito mi libertad porque aún tengo muchas metas que cumplir y sé que una vez casado no podré hacerlo.

Así que mi amigo vio mi desesperación y me pasó tú contacto, me dijo que debía ser discreto y hacerte un perfil de que tipo de novia necesitaba. —asentí con la cabeza y saque un sobre de mi bolso.

—Este es el contrato que puedo ofrecerte. —dije mientras Leo lo tomaba entre sus manos y comenzaba a leer. No era un documento grande, de hecho era uno bastante claro y concreto, no me gustaban las cosas ostentosas.

Después de que Leo leyera atentamente, cada cláusula asintió con la cabeza.

—Estoy dispuesto a pagar lo que estipula, incluso firmar el acuerdo de confidencialidad. —al escucharlo sonreí y asentí.

—¿Necesitas un abogado? —dije y negó con la cabeza, entonces entro una chica rubia alta de ojos claros con un maletín en las manos.

—Disculpe señor Colman el señor Dante Casares no pudo asistir, pero en su representación me ha mandado a mí.

Soy Alina, su secretaria —ambos asentimos y ella sacó una hoja después de sentarse junto a Leo.

—Las normas que nos envió están listas, adjuntaremos lo que nos plantea la señorita y necesitaremos ambas firmas. —los dos asentimos y la tal Alina terminó haciendo todo el papeleo. Después de un rato se retiró dejándonos solos.

—Nuevamente, gracias por salvarme —dijo Leo mientras se levantaba de la mesa.

Presente.

Presente.

Me recargué en la silla negando con la cabeza. Debía ser una maldita broma, justo cuando una parte de mi vida estaba solucionada, todo se venía abajo por la culpa del error más grande de mi vida.

Además, había sido lo suficientemente estúpido como para dejarme llevar por la atracción que sentía por Alexis y había cruzado la línea. Una línea que ahora estaba fracturada.

Iba a salir del despacho, pero el recordar lo que había pasado con Alexis me volvía loco, ya que no sabía como debía actuar.

No quería que me pidiera explicaciones de algo que ni yo recordaba, además  me sentía muy estuído por no recordar lo que claramente pudo haber sido el mejor día de mi vida. 

Caminé al sillón y me recosté en el cuándo de repente mi celular comenzó a sonar. 

Al ver de quién se trataba la llamada, suspire pesado y negué con la cabeza.

—¡Hola, mamá! ¿Cómo estás?—dije esperando sonar tranquilo.

—El fin de semana es el cumpleaños de tu padre, así que hoy nos quedaremos a dormir en tu casa para poder ir a comprar lo que falta. Ya habíamos hablado de ello. — Me levanté de golpe.

—Pero dijimos que nos darían privacidad. —respondí de inmediato y mamá soltó una risita burlona.

—Les dimos privacidad y son tendencia en redes sociales.

Suspire pesado y a pesar de que sabía que no podía verme asentí.

—De acuerdo. —dije finalmente y colgué la llamada.

Aventé el celular y salí del despacho. Al salir una de las mucamas se encontraba en el pasillo.

—¿Está la señora? —dije y asintió. Al ver su respuesta subí corriendo las escaleras y fui directo a nuestra habitación.

Al llegar corrí al armario y saqué algunas de las bolsas que había comprado en caso de alguna emergencia.

Vacíe el contenido en los cajones. Tome dos pares de pantuflas y las puse al lado de la cama.

Una vez todo acomodado toque en la puerta falsa de Alexis.

Esta se abrió casi de inmediato y al verme agitado frunció el ceño. —¿Estás bien?— dijo y negué con la cabeza.

—Mi madre y mi hermana se van a quedar a la casa, ya que el fin de semana es el cumpleaños de mi padre, así que tendremos que compartir la cama. — aquella oración no sonaba mal en mi mente, pero al ver la cara de confusión que tenía me odie de inmediato.

—Bueno, lo que quiero decir es. —Alexis no me dejó terminar, ya que asintió con la cabeza.

—Entendí, debemos parecer un matrimonio real. —suspire aliviado y ella sonrió.

—Descuida, sé hacer bien mi trabajo —se suponía que esas palabras debían reconfortarme, pero al contrario, me hacían recordar que todo esto era una farsa.

 Suspiré y cerre los ojos cuando se dio la vuelta y entro a su habitación.

 Me sentía bastante estupido por toda está situación, sobre todo por pensar que  Alexis podría llegar a tener sentimientos por mi sabiendo que para ella era un cliente mas, negue con la cabeza mientras comenzaba a quitarme la ropa, necesitaba darme un baño con agua fría para que mis ideas fluyeran mucho mejor. Una vez que estaba completamente desnudo escuche un grito y gire.

—¿Lo siento? —dije cuando vi el rostro rojo de Alexis.

—Este, yo quería. —intentaba decir algo, pero no salia nada de su boca sus ojos recorrian mi cuerpo y sus mejillas estaban coloradas, así que no pide evitarlo.

—¿Estas bien? —dije y me comencé acercar a ella con cada paso que daba ella retrocedía dos, iba a sonreir, pero sabía que si lo hacía la tensión que estaba creciendo iba a desaparecer.

—¿Puedes vestirte? —dijo cuando finalmente estaba arrinconada baje la mirada al mismo tiempo que lo hiza ella.

—Oh, es eso. —dije y di la vuelta.



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