Capítulo 66

Duncan se puso de pie de un salto y miró a su tío. Recordó que su madre no visitaba a su familia y cortó cualquier lazo con su cuna.

Calló sin poder comprender como aquello podía haber pasado. Sus llorosos ojos debatiéndose entre la decepción, la tristeza, la rabia y el resentimiento marcaban su destino desde ahí.

—¿Quién más sabe esto? —preguntó.

—Duncan, tu padre se equivocó y trató de remediarlo todo —aseguró el duque—. Amaba a tu madre y ambos cometieron errores.

—¡¿Quién más lo sabe?! —preguntó Duncan.

—Sabrina lo supo después de escuchar una pelea por error entre tus padres —dijo su tío—. A cambio pidió la boda con el heredero. —Duncan se dejó caer en la silla incapaz de procesar aquello—. Sabrina era codiciosa, ansiaba poder, sus padres la habían hecho así, escuchó la pelea en un desafortunado episodio en la calle en que los reyes perdieron los papeles. Tú padre al verse chantajeado y con la madre de Neil viva aún para corroborar la información que Sabrina daría, aceptó casarte con ella y convertirla en reina. A tu padre no le gustaba pero fingía hacerlo. A tu madre tampoco pero de ninguna manera pensaban permitir que su hijo fuera lanzando a un segundo lugar.

—Todo esto ha sido una mentira —dijo Duncan—. Mi padre fue capaz cambiar la fecha de nacimiento de uno de sus hijos para favorecer al otro. Le arrebató su derecho legítimo a un trono que nunca me interesó. Le quitó una vida que quizás su madre le prometió, lo llenó de odio contra mí.

—Hizo lo que creyó mejor y sin importar cuanto reniegues ahora, en el fondo sabes que de este país no quedaría nada si Neil fuera el rey —dijo el duque—. Tu padre te amaba, fue duro pero no quería que cometieras las mismas barbaridades que él. Luchó para hacer que te enamoraras de Sabrina, pero algo pasó entre ustedes y las cosas no salieron bien. Duncan, tu padre lo hizo por ti.

—Se acostó con la hermana de su esposa, tuvo un hijo al que le quitó sus derechos, se dejó chantajear por una mujer a la que hizo mi esposa y me dices que le debo vivir agradecido —dijo molesto—. Me casé a sabiendas de que si no lo hacía y tomaba el control mis hermanos y yo seríamos separados. Pude tener una vida mejor, quizás si no me hubiera hecho rey por capricho.

—Jamás habría humillado a tu madre de esa manera —dijo el duque—. Se equivocó pero estoy seguro de que te amaba y no quiso que esto se saliera de control. Cuando la madre de Neil estaba en su lecho de muerte, tu padre prometió que le daría el apellido a su ilegítimo, por eso lo hizo. Sin embargo, esperó hasta casi morir puesto que esperaba que tuvieras un hijo para entonces.

—Largo de aquí —dijo Duncan—. No quiero saber nada más. No quiero escucharte. Está familia ha sido lo peor desde el inicio.

—Entiendo cómo te sientes, pero te aseguro que tu padre murió arrepentido de todas sus acciones —dijo el duque—. Él te amaba e hizo todo por protegerte a sabiendas de que si dejaba a Neil apoderarse de este reino, ni tú ni tus hermanos estarían juntos y mucho menos en buenas condiciones. Neil tenía el derecho real al ser hijo de una mujer noble y de tu padre. Si eso se hubiera sabido, no habría manera de impedir su ascensión por ello, tu padre decidió hacerse cargo, separarlo de su madre biológica y dejar que otra mujer lo cuidara, los padres de tu madre estuvieron en desacuerdo pero nunca le llevarían la contra al rey y Madeleine, la hermana de tu madre tampoco se atrevería a enfrentarlo, así que dejó las cosas por la paz durante años.

—No quiero saber más —dijo Duncan—. Fuera de aquí. ¡Fuera!

El duque entendió y se puso de pie para partir dejando a Duncan solo en el lugar, quien golpeó el escritorio con fuerza, lanzó al piso todo lo que había y cuando se cansó dejó caer la cabeza sobre el escritorio, completamente devastado.

Durante horas permaneció en la misma posición hasta que recibió la llamada de la agente para citarlo en la agencia de la investigación.

Duncan se recompuso y salió del lugar encontrándose en sus hermanos sentados en el vestíbulo. No quiso decir nada sobre Neil en ese momento, solo indicó que iría por el reporte de la agente.

Sus hermanos entendieron y dejaron que saliera del lugar.

Con rapidez se acercó a la agencia de investigación y buscó a la mujer, quien apenas le vio se acercó a él para darle una sonrisa amable y guiarlo hasta su cubículo.

—Me temo que no tengo muy buenas noticias —dijo la mujer—. Estoy en espera de una orden de captura para el barón de Castle. Afortunadamente para nosotros, quienes ya sospechábamos de él debido al botón que se encontró en la escena del crimen y que concordaba con los de su abrigo, la cámara guarda las grabaciones hasta por treinta días y fue así como se encontró la verdad. Tengo que mostrarle algo lamentable, desafortunadamente no hay un audio pero las acciones son lo que cuentan.

Duncan miró a la joven con los ojos muy abiertos antes de dirigir la mirada hacia el monitor donde podía verse el asesinato de Sabrina a manos de Neil. Lo vio actuar con tanta frialdad que agachó la vista, incapaz de creer que ese hombre fuera su hermano también.

Miró a la agente quien le devolvió el gesto apenada por lo que le estaba mostrando.

—Es momento de arrestarlo —dijo la mujer—. Lamento que su esposa haya sido asesinada de esa forma.

Duncan no pudo articular palabra y asintió como única respuesta. Tuvo que firmar algunos documentos que le pidieron y de inmediato fue liberado de los cargos.

—¿Eso es todo? —preguntó después de un sinfín de trámites—. Quisiera ir a casa.

—Muchas gracias por venir, lamento profundamente su pérdida —dijo la mujer pero él no dijo nada, solo salió de ahí rumbo al palacio.

Apenas llegó fue abordado por sus hermanos, quienes lo avasallaron a preguntas en las que él solo se sentó y les observó sin saber cómo empezar aquello.

—Neil es el primogénito de nuestro padre —dijo paralizando a los tres hermanos y a Mehmet—. Es hijo de la hermana de mamá y él. Nació antes que yo pero no deseaba humillar a nuestra madre y modificó sus papeles de nacimiento. Es el heredero legítimo al ser hijo de papá y de una mujer noble. Sabrina lo descubrió y lo chantajeó para que la convirtiera en reina, ella pidió ser la esposa del heredero.

Comenzó a confesar todo lo que su tío le había dicho y después de decirlo todo, se quedó callado en espera de que fueran los demás quienes hablaran.

Los hermanos tardaron en reaccionar y cuando lo hicieron, no supieron qué decir. Los cuatro personajes miraron atentos al mayor de los Rockefeller y se acercaron a él para sentarse a su lado.

—No podemos darle el trono —dijo Rudolf—. No es un asunto de ambición, es un asunto de seguridad al país. Él tiene hambre de poder, no de cuidar a su nación, llevará a la ruina esto.

Fue Winston, quien conociendo a su hermano mayor se acercó a él para darle una palmada.

—Conociéndote, puedo imaginar cómo te sientes —dijo Rudolf—. Sé que esto te lastima quizás más que a nosotros, eres demasiado justo, pero antes que nada debes saber que esto no tiene que salir de aquí, la ruina de nosotros es lo de menos, debes pensar que él solo quiere dinero, poder y venganza. No sabe la verdad o ya estaría gritándola y tratando de sacarla a la luz. Yo no voy a dejar que tome el trono que tanto trabajo ha costado a otros reyes mantenerlo sano. Sé que puede ser injusto pero él no será bueno para el país.

—¿No han pensado que tal vez él no hubiera sido así si no le hubieran negado su derecho? —preguntó Duncan.

—Estoy seguro de que no —dijo Archie—. Él hubiera sido un Rockefeller más y nos habría querido, pero él hubiera no existe, Duncan. Neil, fue la víctima de un error de tres personas, porque no voy a juzgar a mamá por esto, pero debió ser justa aun si eso significaba desplazar a sus hijos, la hermana por aceptar una relación y papá un miserable infiel que fue más allá de todo al elegir a su cuñada como amante. No podemos cambiar lo que hicieron. Neil eligió el camino, seguramente solo se ha creado suposiciones en su cabeza, pero eligió ser malo y eso no lo vamos a poder cambiar ni dándole el trono. No voy a apoyarte si decides otorgarle el derecho legítimo.

Duncan levantó la vista y entendió el punto de sus hermanos. Si bien, sentían todo aquello, lo cierto es que no pensaban ceder ante Neil.

—Asesinó a Sabrina —finalizó Duncan—. Está en la grabación y hay una orden de aprehensión en su contra. Pasará mucho tiempo en la cárcel.

—Ningún pasado triste y oscuro justifica sus actos —dijo Mehmet—. Tiene que pagar lo que hizo y no vamos a poder evitarlo.

—No, no podemos evitarlo —dijo Duncan—, solo queda aprender a vivir con esto. Un secreto más no creo que haga la diferencia, ¿no lo creen así?

Los hermanos asintieron y le dieron una palmada para animarlo.

—Nadie tiene que saber esto más que nosotros —dijo Archie—. Si ni siquiera la misma Sabrina le confesó la verdad a sabiendas de que eso te hundiría, fue por algo. Al parecer no era tan tonta y desconfiaba de él, de ella misma y decidió callar. Duncan, ella pudo chantajearte con decirlo para evitar el divorcio y solo pudieron pasar dos cosas: la primera, que ella no lo recordara; la segunda que no confiaba en que Neil lo suficiente para darle la corona.

Duncan asintió y apretó los labios antes levantarse y mirarlos directamente.

—Todo esto aún no acaba —dijo con un suspiro—. Apenas se filtre la información de que ha sido arrestado. Las cosas se pondrán duras y vamos a tener que hacer frente a todo tipo de cuestionamientos, de insinuaciones y a un sinnúmero de reporteros acosadores que buscaran sacar provecho de todo esto. Lo mejor que podemos hacer es mantenernos neutrales y sortear el temporal.

Todos asintieron, concordando en que era cierto y suspiraron a sabiendas de que había que enterrar secretos y librar batallas juntos aun.

**********

Yekaterina se llevó las manos al pecho un tanto asustada de que llamaran a su puerta y a sabiendas de que muy poca gente llamaba por ahí.

Se acercó a la entrada y preguntó quién era antes de abrir.

Una voz femenina se escuchó al otro lado, saludando. Ella abrió la puerta y miró a una mujer joven que le sonrió con amabilidad.

—Buenas noches —dijo la mujer y Yekaterina sonrió devolviendo el saludo—. ¿Es posible que pueda ayudarme en el auto? Se me ha quedado y solo venimos mi hija y yo, ella no sabe conducir y alguien debe empujar.

—¡Oh! En realidad no se conducir —respondió Yekaterina.

—Es una pena, yo podría empujar pero...

—Eso puedo hacerlo yo y usted intenta arrancarlo —dijo la rusa tratando de ser de ayuda—. No tengo ningún problema.

—¿De verdad? Muchas gracias, a decir verdad toqué varias puertas y nadie me abrió —dijo la mujer con una media sonrisa—. ¿Vamos?

—Por supuesto —replicó Yekaterina—. Vamos a hacer andar ese auto.

Las dos mujeres se enfilaron a la calle hacia donde un coche esperaba.

—Debería comprar uno nuevo, me ha dado muchos problemas —dijo la mujer mientras avanzaban a un carro viejo que estaba en la acera de enfrente.

Justo cuando estaban por llegar, dos hombres arribaron hasta ellas y tomaron a Yekaterina tapándole la boca y llevándola a tirones hasta un lujoso auto a donde subieron a empujones dejando a la mujer abajo.

Un extraño se acercó y pagó a la dueña del carro supuestamente descompuesto antes de irse. Desde el auto en movimiento, Yekaterina miró el acto donde una vez más era vendida por alguien.

Intentó pelear para poder salir del carro una y otra vez hasta que recibió varios golpes de en la cabeza y rostro hasta quedar inconsciente en el asiento trasero.

—¡Por Dios! Es una escandalosa —dijo uno de los hombres antes de sujetarle las manos y los pies y amordazarla para cuando despertara—. Fue más fácil de lo que creímos, seguramente el jefe estará contento y bajara un poco ese mal humor que tiene desde hace mucho.

—Ojala, aunque creo que se está metiendo con la gente equivocada —dijo el otro hombre—, igual no importa, con que me paguen es todo. Nosotros ya hicimos el trabajo. Llevamos a la presa y que ellos se encarguen del asunto. Creo que las cosas se le están saliendo de control...

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