29
Andrés
Sentir sus labios con mi lengua comenzó a convertirse en una maldita adicción.
Me dijo que sí, pero se convirtió en un secreto. Nuestro secreto.
Todos los días llego a las siete en punto, la ayudo a abrir el negocio, nos comportamos normal frente a Celeste, fingiendo que no estamos en nada, pero siempre buscamos una excusa para encerrarnos en el depósito y comernos a besos.
Pero no son besos normales, vienen acompañados por fuego, suspiros, pasión y ganas. Sus labios son lo más rico del mundo, siempre tienen gusto a café y caramelo y la mayoría del tiempo están fríos debido al clima, aunque siempre terminan calientes.
Descubrí que le gusta cerrar sus ojos cuando la beso y que le encanta cuando mi lengua pasa por sus labios. Y mi adicción no es esa, sino el suspiro que suelta cuando lo hago, me llena de excitación y me vuelve loco, a tal punto que cuando tenemos que alejarnos para seguir trabajando tengo que contar hasta diez. Dijimos que íbamos a ir lento, pero ya van cinco días de puros besos y la verdad es que necesito más. Tengo que controlarme, cinco días para ella no es nada, pero para mí es como una tortura besarla y no cruzar esa línea.
—¿Todo bien? —me pregunta Celeste cuando salgo del depósito. Asiento con la cabeza y ella mira a la morocha detrás de mí—. ¿No iban a buscar café?
Ambos tenemos las manos vacías. Esta vez nos olvidamos por completo de lo que íbamos a buscar, y ella se pone roja. No sabe mentir, así que solo suspiro y asiento.
—Sí, pero ni siquiera yo llego, está muy arriba. Voy a buscar una silla —expreso.
Agarro el objeto mencionado y vuelvo a entrar para agarrar el café. Escucho que Celeste y su prima cuchichean, pero no les hago caso, simplemente encuentro la bolsa más alejada y salgo con eso.
—Acá está, jefa —digo mirándola.
—Gracias —replica y vuelve a mirar a su acompañante—. Celes, mañana cumple años Daiana, no creo que abramos a la noche, le prometí que íbamos a hacerle una fiesta y no quiero cancelarla, mi hermano va a hacerle una torta y cocinar algo rico para ella. ¿Querés venir? Bueno, y la tía también, cuantos más seamos, mejor, así se pone contenta.
—Sí, obvio, vamos —contesta la interpelada.
La morocha esboza una sonrisa y desaparece para ir al baño.
—¿Cuándo van a decirme que andan a los besos ahí adentro? —me pregunta mi compañera acercándose con expresión divertida. Finjo sorpresa y suelto una risa.
—Nah, no pasa nada, ojalá estuviéramos a los besos —miento, arquea una ceja con incredulidad.
—Voy a hacer de cuenta que te creo, pero si mi prima te invita a la fiesta de Dai, va a ser porque se encierran a besuquearse —dice ella sonriendo.
—No me va a invitar a la fiesta de su hija, no soy nadie. ¿Cómo va a presentarme?
—Si te invita, es porque ya formás parte de su vida. No le rompas el corazón.
Se aleja para atender a los primeros clientes y la morocha sale del baño. Mira con interés la computadora y me acerco a ella.
—¿Querés venir a la fiesta de Dai? —me pregunta intentando sonar neutral, sin mirarme. Mierda, Celeste tenía razón.
Trago saliva con nerviosismo y rasco mi cabeza.
—¿De verdad? —interrogo.
—Si no querés, no. No estás obligado.
—Sí, sí, voy a ir —contesto asintiendo—. ¿Y... cómo vas a presentarme?
—Como un amigo.
—Bien.
Siento que me dio una patada en el estómago. Solo como un amigo. ¿Por qué de repente me molesta todo? Me molesta cuando no me mira, me molesta cuando me trata como su amigo y ahora me molesta que me esconda. Carajo, nunca me había sentido así con nadie. Ni siquiera sé cómo actuar.
Me cruzo de brazos con el ceño fruncido y ella me mira de reojo, pero no dice nada.
—Tu prima sospecha de lo que hacemos, y dijo que si me invitas a la fiesta de tu hija, le confirmas las sospechas —manifiesto. Se ríe y se encoge de hombros.
—Yo creo que ella lo sabe desde el primer día, se tardó mucho en decirlo —contesta, la puerta se abre y hace una mueca burlona—. Llegó tu novia.
Suspiro y voy a atender a Diana. Todavía no le dije que ya no podemos seguir con nuestra farsa, y desde que le dediqué la canción de Dirty Diana no me deja en paz, se la pasa enviándome mensajes y tengo que admitir que yo también le contesto en plan coqueto, pero el hecho es que no sé cómo "dejarla".
Me abraza con fuerza antes de sentarse en una mesa y se cruza de piernas mientras espera que le tome el pedido.
—Ya sé lo que vas a pedir —le digo. Ella se ríe.
—Hoy es viernes, y quiero invitarte a salir —expresa.
—No puedo, los viernes los tengo reservados para mi hermano y su novia. Nos sentamos, vemos una película y después nos ponemos a charlar sobre eso —replico. En parte es cierto, desde que trabajo que no estoy saliendo a ningún lado y los viernes siempre miro películas con la pareja feliz, aunque yo sé que no soy muy invitado a estar con ellos.
—¿Y puedo unirme? —inquiere esbozando una sonrisa. Me aclaro la voz.
—No sé, voy a preguntarle a ellos porque más bien es como una tradición familiar... y no sé si a mi hermano le va a gustar que una desconocida sepa de esa tradición.
Hace una mueca de disgusto porque se da cuenta de que solo estoy buscando excusas, pero termina asintiendo.
—¿Mañana podés salir? —pregunta.
—No, tengo un cumpleaños.
—¿No preferís tener sexo? —quiere saber arqueando las cejas. Me aclaro la voz. La verdad, sí, prefiero eso, pero no con ella.
—Es que es un cumple muy importante, no puedo faltar.
Asiente con mala cara y termina haciéndome un gesto para que le traiga su café. Me dirijo a la máquina y preparo su pedido mientras veo a la morocha limpiar una mesa y sonreírle a Hernán, que al parecer entró cuando la pelirroja me distraía. Maldito muñequito de torta.
—¡Ja, te invitó! —exclama Celeste apareciendo detrás de mí. Me río y levanto las manos en señal de rendición.
—Bien, vos ganás, pero debo admitir que necesito tu ayuda.
—¿Para qué?
—Primero, porque tengo que comprar un regalo y la verdad que no sé qué regalar a una nena. Y segundo, porque no quiero quedarme estancado solo en un par de besos en el depósito, quiero pedirle que sea mi novia.
Suelta una carcajada y la miro con expresión confundida. ¿De qué se ríe?
—Andy, ya sos su novio.
—¿Eh? Pero no me dijo nada —replico, lo que provoca que ría más fuerte.
—Ella nunca te lo va a decir, pero no besa a hombres que no considera algo. Digo, no es la típica que se anda besuqueando con cualquiera, si te besa, es porque ya sos algo.
—¿Y qué soy? —Se encoge de hombros—. ¿Cómo debe actuar un novio?
—¡Ay, por Dios, Andrés! Tenés más de treinta años, no podés no saber cómo se comporta un novio —expresa rodando los ojos.
—Es que nunca tuve novia, lo máximo que aguanté a una mujer fue un mes y era porque lo chupaba riquísimo.
Pone cara de asco y hace un gesto para avisarme que el pedido de la pelirroja ya está listo, así que se lo llevo.
Me siento frente a ella y me mira con interés.
—Diana, necesito que me digas cómo actúa un novio. ¿Qué te gusta que te haga un novio? —cuestiono tomándola por sorpresa.
—Hay dos tipos de novios, el caliente y el romántico. ¿Cuál querés ser?
—¿No puedo ser ambos?
—Mmm... supongo. Igual, ser el novio caliente es fácil, solo sé vos. Ahora, el novio romántico... bueno, está difícil.
—¿Qué hace el novio romántico? —interrogo.
Saco el bloc de notas en el que anoto pedidos y el lápiz para tomar apunte y ella se ríe por lo bajo. Espero a que hable.
—Bueno, regala flores, chocolates, hace cenas a la luz de las velas, paga las comidas, toma su mano en la calle, siempre la llena de detalles y solo va a ser caliente cuando ella se lo pide —contesta.
Arrugo la nariz, eso es demasiado cursi, y además yo sé que la morocha nunca va a pedirme que me ponga caliente porque es vergonzosa. Diana me mira divertida mientras estoy pensativo.
O sea que para ser un novio romántico debo comportarme como si quisiera conquistarla. Me aburre un poco, pero debo hacerlo.
—Igualmente, yo prefiero que seas un novio caliente —agrega mi acompañante guiñándome un ojo. Me remuevo en el asiento con incomodidad.
—Lo voy a tener en cuenta —comento antes de salir corriendo.
Si no puedo decirle a Diana que no me interesa estar con ella, seguro la cosa se va a poner difícil.
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¡Hola! Ganaron las actualizaciones diarias, así que a partir de hoy subiré un capítulo todos los días.
Muchas gracias por leer!
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