9. De Lágrimas y sonrisas
9. De Lágrimas y Sonrisas
La noche cayó rápidamente en Impel Down, los presos fueron llevados a sus celdas y las luces se apagaron. En una de esas celdas, un par de pelinegros daban vueltas en sus respectivas camas, buscando la posición más cómoda para dormir; el más pequeño era el que se movía más, haciendo rechinar la vieja litera.
- Luffy, deja de moverte- le ordenó el mayor al de la cama de arriba- quiero dormir
- lo siento- dijo el otro con una leve risita- el colchón está más incómodo de lo normal- se excusó el pequeño, asomándose a la cama de abajo- Ace, ¿puedo dormir contigo esta noche?
- ¿eh?... está bien...- con una amplia sonrisa, Luffy bajó a la cama de su hermano junto con su cobija y la extendió en la cama sobre la otra, metiéndose entre ellas mientras abrazaba fuertemente al mayor- Luffy, estás demasiado cerca...- dijo nervioso
- pero la cama es muy pequeña- se quejó el menor, acurrucándose más contra su hermano- y así no tendremos frío, shishishi
Ace tragó saliva e intentó ignorar la cercanía del otro, pero era prácticamente imposible. Después de aquellas noches masturbándose mientras veía a su hermanito dormir se había vuelto más débil ante sus instintos. Por su mente pasaron mil y una cosas que podía hacer con él, desde un simple abrazo hasta la más caliente escena sacada de la más sucia película para adultos. Su autocontrol se extinguió cuando el más joven rozó levemente sus labios contra los de él, deseándole las buenas noches. El corazón del mayor comenzó a bombear sangre a gran velocidad, aumentando su líbido a límites insospechados; abrazó el cuerpo de su hermanito, encerrándolo entre sus piernas y brazos.
- Ace...- el pequeño se dejó envolver por la calidez de su hermano, sin darse cuenta de lo que provocaba en él. De pronto Luffy sintió un bulto duro encajándosele en una pierna, por lo que bajó su mano para saber qué era
- ahhh...- el mayor gimió ante la accidental caricia de su hermanito; se sujetó más al pequeño cuerpo mientras la mano del otro seguía sobre sus partes bajas
- ¿Ace, qué pasa? Estás muy rojo...- subió su mano hacia la frente del pecoso- ¿te sientes mal?- el mayor quitó la mano del pequeño de su frente y juntó sus labios con los de su hermanito.
Luffy no opuso resistencia; sin deshacer el casto beso, el mayor se colocó sobre él, sosteniendo la mano del más joven sobre su cabeza mientras con su lengua lamía los labios del menor, abriéndose paso entre ellos poco después. Esa ingenuidad tan propia de Luffy le daba un sabor especial al beso, el cual comenzaba a tornarse más desesperado conforme pasaba el tiempo; el menor, con sus movimientos aún inexpertos, apenas y podía seguirle el paso a su hermano. Al sentir que el aire le faltaba, trató de apartarse, mas Ace seguía devorando sus labios, robándose el aliento que le quedaba. Con un pequeño empujón en su pecho, el pecoso se separó, dejando su mirada fija en el jadeante y sonrojado rostro de su hermanito. Acarició sus mejillas antes de hundirse en su cuello, dando lengüetadas en su morena piel.
- hace cosquillas- dijo Luffy con una pequeña risita. Su hermano no respondió, sólo siguió con su labor mientras metía su mano desocupada bajo las prendas del menor, pellizcando uno de sus pezones- ahh... eso dolió- se quejó haciendo morritos, pero el mayor no le escuchaba.
Con la razón cegada por la lujuria, Ace soltó a su hermanito para desnudarle completamente, admirando al fin ese cuerpo que tanto tiempo le estuvo prohibido. Se relamió los labios para luego deshacerse de sus prendas superiores, dejando a la vista su macizo pecho. Aún sin comprender qué intentaba el pecoso, Luffy se quedó quieto ante la atenta mirada del mayor; Ace se inclinó sobre él, besando su rostro y bajando despacio por todo su frágil cuerpo hasta quedar entre sus piernas. Sujetó la hombría de su hermanito entre sus manos, masajeándola un poco antes de metérsela en su boca completamente.
- mnhh... A... Ace... esp... ahhh...- el pecoso recorría la punta de su pene con su lengua para luego introducir todo el miembro en su boca, succionando fuertemente antes de sacarlo y repetir el proceso- Ace... yo... se... ahhh... se siente extraño...- enredó sus manos entre las sábanas, intentando controlar todo lo que su hermano le hacía sentir
- ya no puedo...- el pecoso se bajó lo suficiente las prendas interiores como para liberar su dura hombría, dejándole ver a su hermanito su enorme erección a punto de explotar
- que...- el mayor juntó las piernas de Luffy, descansando los tobillos sobre su hombro; Ace tomó su hombría y la introdujo entre las piernas de su hermano, rozando la ya despierta virilidad del otro.
El mayor empezó a mover sus caderas, simulando la penetración; las piernas de Luffy ejercían presión sobre su hombría, brindándole un indescriptible placer... mientras embestía, Ace miraba los gestos de su hermanito; con las mejillas al rojo vivo, el pequeño veía con atención lo que hacía su hermano, jadeando despacio con la boca semi abierta. Ace no pudo contenerse más, se corrió abundantemente, empapando no sólo las piernas, sino también el pecho del menor. Luffy tomó un poco de esa sustancia espesa y blanquecina, mirando cómo escurría entre sus dedos para luego lamerla.
- sabe raro...- dijo el menor, viendo el semen que aún permanecía en su mano
- diablos Luffy, deja de provocarme- Ace bajó las piernas del otro de sus hombros y se acomodó entre ellas
- eres tú el que está haciendo estas cosas; tengo mucho calor por tu culpa...
- entonces tendré que quitarte el calor- el pecoso frotó el semen que aún quedaba sobre su hombría y la introdujo lentamente en el cuerpo de su hermanito, haciendo rodar las lágrimas por las mejillas de éste. Luffy tensó su cuerpo, apretando con sus paredes el pene del mayor hasta casi hacerle venirse otra vez- relájate Luffy, no quiero lastimarte...
- me... me duele...- el llanto seguía resbalando por su rostro mientras su cuerpo temblaba ligeramente
- todo estará bien- sujetó la desatendida entrepierna del menor y la estimuló con sus manos lentamente para relajarlo
- no Ace... ahhh...- trató de detener a su hermano con sus manos- quiero ir...
- no es eso Luffy...- el pequeño cerró sus ojos y se descargó en la mano del pecoso. Abrió los ojos, mirando el rostro complacido de Ace- ¿se sintió bien?- preguntó, a lo que el pequeño asintió con una sonrisa.
Con la confianza de vuelta, Ace empezó el vaivén entre las piernas de su hermano, aumentando el ritmo conforme el menor se relajaba; los gemidos de Luffy iban al ritmo de las embestidas, apretando su interior cada vez que su hermano entraba en él. Sentía su cuerpo quemarse, pero por alguna razón, no le era desagradable, al contrario, rogaba entre suspiros que no se detuviera... el pecoso aumentaba la fuerza de sus estocadas al sentir cercano el final; cuando vio a su hermano correrse por segunda vez, Ace liberó su orgasmo dentro de él, haciéndole gritar más fuerte.
Mientras esperaba que su organismo se calmara, el mayor se recostó sobre el pequeño, saboreando sus labios una vez más antes de salir cuidadosamente de él. Lo abrazó con ternura y dejó que se durmiera entre sus brazos; después de un largo bostezo, el pecoso hizo lo mismo...
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Ace batalló mucho para despertar a su hermano la mañana siguiente; pero las reglas de Impel Down eran absolutas, por lo que, con el cuerpo un poco adolorido, Luffy fue llevado a la cocina para hacer sus labores diarias. El mayor, por otra parte, fue conducido a trabajos forzados a hacer lo que siempre hacía, partir piedras. Ese trabajo no tenía otra función más que mantener a los reos ocupados, y cumplía su cometido, pues el tiempo pasaba más rápido para ellos mientras hacían tan pesada tarea.
- parece que al fin lo hiciste- le habló Zoro al pelinegro, quien estaba al lado suyo, como siempre- escuché por ahí que anoche te tiraste a tu hermano- el pecoso lo miró sorprendido- sabes que en este agujero los rumores corren rápido- golpeó una de las enormes piedras, destrozándola en varias partes- además, eso es lo que querías, ¿no? Para proteger a Luffy, todos deben estar enterados de que te pertenece
- no hables así de Luffy, suena como si...
- ¿Como si fuera una puta?- dijo con una altanera sonrisa- suena así porque lo es ahora, una sucia puta...- un sorpresivo golpe en su mejilla le volteó el rostro al lado contrario, dejando la marca del puño en su piel- te voy a...- se viró nuevamente hacia su agresor, preparando sus puños
- ¡¡Roronoa, Portgas!!- les llamó la atención uno de los guardias- será mejor que se comporten o tendremos que encerrarlos- los mencionados gruñeron por lo bajo y siguieron con su labor
- ¿qué me dices de Sanji?- soltó de pronto el pecoso- él sí es toda una puta... aunque siento lástima por él...- el peliverde le miró de reojo- está en la enfermería de nuevo, ¿cierto? Si no tienes cuidado, vas a romper tu juguete nuevo
- tsk- regresó su vista hacia el frente, molesto- no es sólo un juguete...- murmuró para sí
- ¿ah?- Ace comenzó a reír, pues había logrado escuchar al otro- ¿no me digas que el gran Roronoa Zoro está enamorado?
- el amor es sólo para los débiles...
- ¿qué tan débil te has vuelto entonces que terminaste prendado a Sanji?
- voy a partirte la cara- soltó el primer golpe, el cual apenas y fue esquivado. La lluvia de puñetazos no tardó en aparecer, algunos dando en el blanco, otros ni siquiera estuvieron cerca. Los guardias tuvieron que separarlos y llevar a cada uno a su celda, tendrían que permanecer encerrados por el resto del día como castigo a su comportamiento...
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Pasaron algunos días antes de que Sanji y Law salieran de la enfermería, siendo llevados cada uno a su celda. En cuanto el moreno llegó a la suya, notó enseguida que algo había cambiado; las cosas de Kid no estaban, y en lugar de encontrarse con el pelirrojo, estaba otro interno de complexión larguirucha tendido en la cama que solía usar Kid.
- ¿qué haces aquí?- preguntó Law de mala manera
- Eustass cambió de celda conmigo- explicó el hombre, poniéndose de pie- dijo que no quería volverte a ver- una punzada en el corazón casi hace brotar el llanto de los ojos del pelinegro al escuchar sus palabras
- ¿en dónde está?
- oi, ¿no escuchaste lo que dije? Si vas a verlo te matará. Será mejor que busques protección en otra parte. Ahora que estás disponible, seguramente muchos irán tras de ti
- será mejor que no te atrevas a tocarme o hago que te tragues tus propias bolas- amenazó con mirada punzante cual estacas
- tranquilo hombre, no estoy interesado en esas cosas. Yo prefiero las tetas enormes- dijo gesticulando con sus manos antes de volver a acostarse. Law lo miró desconfiado unos momentos y subió a la cama disponible, aún con el hiriente dolor en su pecho...
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En tanto, Sanji caminaba lo más lento posible hacia su celda. Sus pies parecían de plomo, pues conforme se acercaban, le pesaban cada vez más; el guardia tuvo que empujarlo para que apresurara el paso hasta que llegaron al fin. Dentro de la celda estaba Zoro, quien inmediatamente despertó al escuchar la reja abrirse.
Sanji no supo por qué, pero su cuerpo comenzó a temblar en cuanto su mirada se cruzó con la del marimo. El guardia le quitó las esposas y lo metió en la celda para después cerrarla y marcharse, dejando al par a solas. El silencio reinó en el lugar; ninguno decía o hacía nada, sólo se miraban fijamente... después de un rato, el peliverde se decidió a levantarse, a lo que el otro, por acto reflejo, retrocedió, hasta que su espalda chocó con los barrotes. Mientras más se acercaba el peliverde, Sanji se pegaba más a las rejas, como queriéndolas traspasar para alejarse. Ese miedo tan impropio de él lo estaba dominando; tenía la intención de hablar con Zoro de lo sucedido, pero su cuerpo se negaba a responderle...
Ver esa expresión asustada en el rostro del rubio le estaba crispando los nervios a Zoro. Conocía esa mirada, muchos lo veían de esa manera, ¿entonces por qué ahora se sentía tan diferente? ¿Por qué le dolía que lo viera así? Al estar lo suficientemente cerca, el peliverde cerró su puño y golpeó con fuerza los barrotes que estaban tras el rubio
- deja de mirarme así, joder- dijo con la mirada fija en el cocinero, quien había cerrado los ojos en cuanto empezó a hablar- Sanji...- al escuchar su nombre abrió sus párpados, mirándole pasmado unos instantes. Zoro lo sujetó por la barbilla, tratando de unir sus labios con los del otro, pero al ver que el rubio temblaba cada vez más conforme se acercaba, lo soltó.
Zoro no tuvo otra opción más que retroceder; regresó a su cama, dejando al pobre cocinero temblando contra los barrotes. Sanji se quedó de pie junto a la puerta un largo rato antes de dejarse caer sobre el suelo, acurrucándose en una esquina para dormir...
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Pasó toda la noche en el piso, y cuando despertó, el cuerpo le dolía horrores. Fue hasta que se puso de pie que notó una manta cubriéndole, pero no recordaba haberse tapado con ninguna ¿Acaso sería el marimo quien lo había cobijado? Miró a su posible benefactor, quien, sin mirarlo siquiera, salió de la celda escoltado por un guardia. Otro policía entró por Sanji, llevándolo directo a la cocina.
- ¡¡SANJI!!- gritó el menor de los hermanos D. en cuanto lo vio, colgándosele en la espalda- ¡¿en dónde estabas?! ¡¡Echaba de menos tu comida!!- decía contento al oído del otro
- Sólo la comida, ¿uh?- el rubio se quitó a Luffy de encima, pues sus escandalosas palabras le estaban destrozando el tímpano
- ¡shishishi, es que tu comida es deliciosa!
- estás más alegre de lo normal, ¿te pasó algo bueno?- pellizcó sus mejillas, y aún así, no podía quitarle la sonrisa del rostro- incluso tu piel se ve lisa y brillante...
- ¡porque Ace y yo nos divertimos todas las noches! Aunque, sabes...- puso una cara seria mientras musitaba- al principio siempre duele...
- ...- el rubio se quedó mudo unos instantes, ¿acaso había dicho lo que creyó escuchar?- Luffy, eso... que hacen en las noches, ¿qué es...?
- ¡el juego de los amantes!
- e... eso...- el rubio palideció- ¿eso no te parece extraño?
- ¿extraño?- ladeó su cabeza, tratando de comprender- ¿Por qué habría de ser extraño?
- pues porque... porque los dos son hombres y... son hermanos...
- pero Ace dijo que el juego de los amantes es para las personas que se quieren; yo quiero a Ace y él me quiere a mí- explicó haciendo morritos- ¿qué tiene de malo?
- no, nada...- tratando de olvidar el asunto, Sanji se subió las mangas de la camisa para empezar a cocinar- por cierto, Luffy- dijo mientras ponía las ollas llenas de agua al fuego- ¿cómo es que terminaste en Impel Down?- por un momento, sólo se escuchó el sonido de las llamas- ¿Luffy?
- ¡¡Ace no hizo nada!!- soltó de pronto el pelinegro, sorprendiendo a Sanji- ¡¡Ace era un buen soldado, no tenían por qué encerrarlo aquí!!
- tranquilo, Luffy, yo sólo...
- ¡¡No dejaré que me separen de Ace!!- apretó fuertemente sus puños, conteniendo algo que escondía por dentro
- bien, bien. Comprendo- el rubio buscó una rápida manera de calmar al menor- ¿por qué no me traes algo de carne para la comida?
- ¡¡CARNE!!- el pelinegro salió corriendo rumbo al refrigerador como si nada hubiese ocurrido. A Sanji le resbaló una gota de sudor por la sien, realmente esperaba que el pequeño se resistiera un poco más, pero su humor cambiaba tan drásticamente que era casi cómico.
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Había sido lo mismo toda la mañana; desde que ya no estaba bajo la protección de Kid, los demás reclusos no dejaban de hablar a sus espaldas e incluso había quien lo hacía frente a él. Trataban a Law como lo más infame, lo más bajo y repugnante de Impel Down; aunque nadie le había puesto una mano encima, los insultos le llovían a raudales, sin mencionar las insinuaciones de sus compañeros. En lo que iba del día, habían intentado acorralarle y violarlo más veces de las que podía contar, pero Law no era tan frágil ni tan sumiso como el pelirrojo lo había hecho ver... ese lado tan devoto le pertenecía sólo a Kid, pues sólo con él se comportaba de esa manera.
Era la primera vez en mucho tiempo que Law comía solo, y mientras lo hacía, no perdía de vista ni un solo momento la mesa en la que solía comer antes, ni tampoco al hombre que tanto amaba, quien, para desgracia suya, estaba buscando su reemplazo. Sentía algo dentro de sí muriendo lentamente... ¿por qué, de entre todas las personas del mundo, tenía que enamorarse de un sujeto así? Algunas lágrimas rodaron por su rostro, mas se apresuró a limpiarlas y siguió comiendo hasta que los guardias empezaron a retirarse uno a uno, lo que significaba que era hora de su "descanso" impuesto. Los reos se dispersaron por toda la prisión; Law, en cambio, siguió los pasos de Eustass y sólo se dedicó a mirarlo desde lejos.
Sanji, quien iba saliendo de la cocina, lo observó unos momentos antes de seguir su camino. Sentía algo de pena por el moreno, pero nada podía hacer por él... se sentó en las gradas, suspirando mientras veía a su alrededor; sus ojos, inevitablemente, se encontraron con Zoro, el cual, como habitualmente hacía en ese rato de ocio, levantaba unas enormes pesas, torneando aún más músculos. Vio dos hombres acercarse escandalosamente al peliverde, sin embargo, debido a la distancia, no pudo escuchar nada. El marimo dejó las pesas y se giró a un lado; cuando el rubio hizo lo mismo; escoltado por un guardia, se encontró con un preso que estaba seguro no haber visto antes... de aspecto desaliñado y una sonrisa alegre, quizá demasiado para el lugar en que se encontraban, un hombre pelirrojo observaba el sitio mientras le quitaban las esposas. Algunos otros reos se detuvieron a verlo, no parecía ser una persona que debería están en prisión, pero las tres extrañas marcas en su ojo izquierdo indicaban que no era alguien que debía pasar por alto...
Continued...
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nwn espero estén disfrutando la historia. Trataré de actualizar más seguido
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