7. Las Consecuencias
7. Las consecuencias
~POV Luffy~
Lo admito, ese beso fue algo raro para mí, y creo que también para Ace... pero, ¿por qué se comportó así? Era un beso solamente, y aunque fue extraño, no me disgustó del todo... después de eso ha estado evitándome, ni siquiera me mira, ¿lo hice enojar? Me duele que sea así conmigo, es como si hubiera un hueco dentro de mí. Quizá si como algo... pero la comida no llena ese vacío, es más, ni siquiera tengo hambre. Igual tendría que ver a Ace en la noche.
No soy bueno esperando, pero de alguna forma lo logré. Los guardias me llevaron a la celda, y ahí estaba Ace, ignorándome de nuevo... ¿por qué está enojado? El enojado debería ser yo, fue a mí a quien le robaron el beso, no entiendo nada. En cuanto nos metieron a la celda me dio la espalda, quise reclamarle pero la luz se apagó. Lo escuché murmurando algo antes de que entrara un guardia, y de pronto, Ace cayó al suelo. Quise ayudarlo, mas entraron varios sujetos más y me llevaron a la fuerza con ellos.
Me resistí todo lo que pude; los golpeé, los mordí y les escupí en la cara, pero no me soltaron. Terminé en la lavandería, tirado en el piso mientras esos malditos me sujetaban y uno de ellos me cubría la boca con su mano. Kid también estaba ahí, la forma en que me miró me asustó un poco... pero me asustó más lo que hizo después. Me quitó la ropa y comenzó a tocarme sin que yo pudiera hacer algo... Ace, ¿en dónde estás? Ayúdame, por favor... suplicaba la ayuda de alguien con la mirada... Law, el chico que siempre estaba con Kid, sólo me miró triste y se giró a otro lado; ¿por qué nadie me ayudaba? ¿por qué me miraban así? El llanto salió por sí solo... tenía miedo... Las manos de Kid bajaron aún más, causándome un escalofrío mayor. Como pude mordí la mano sobre mi boca con todas mis fuerzas...
- "¡¡ACE!!"
Grité desesperado antes de que me volvieran a tapar la boca. Por favor Ace, ayúdame; no estoy molesto ni nada... no me dejes. Cerré mis ojos... Ace... Ace... ¿en dónde estás?
De pronto escuché unos gritos y esos hombres me soltaron. Abrí los ojos... y lo vi... Ace estaba cubierto de sangre, con los tipos que antes me sujetaban a sus pies... empezó a pelear con Kdd furiosamente... me había venido a ayudar, y estaba feliz, pero ese no parecía Ace; ¿por qué actuaba así? me alejé lo más que pude de ese Ace sin dejar de llorar, realmente daba miedo...
Los guardias llegaron y se llevaron a Ace. A mí me dejaron en la enfermería unas cuantas horas junto con los demás heridos antes de regresar a la celda. Ace, ¿qué te ha pasado?
~End POV Luffy~
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Un mes después...
Quizá no era tan fuerte como el salvaje del marimo, pero sabía defenderse. A pesar de la ausencia de Zoro, Sanji logró mantener a Luffy y a él mismo a salvo, aunque, por alguna razón, no tuvo tantos enemigos como había imaginado; seguramente porque, después del tremendo desastre de hace un mes, los demás presos no querían meterse en problemas con los causantes de esa gran masacre pues tarde o temprano regresarían.
Sanji agradecía infinitamente a quien sea que estuviera vigilándolo desde lo alto el haberle quitado de encima a ese marimo lujurioso por lo menos un tiempo; sin embargo, algo extraño pasaba... no se sentía a gusto. Estar solo en su celda no fue tan placentero como lo imaginó, exceptuando sus ratos en la cocina con Luffy y una que otra pelea, todo era mortalmente aburrido. Law tenía razón, la monotonía lo estaba acabando, ¿cómo sobrevivir a ella tras esas paredes?
Como todas las tardes desde hace unas semanas, en cuanto los oficiales los dejaban medianamente libres, el rubio se dedicaba a vigilar al pequeño de los hermanos D. a distancia. Luffy no parecía el mismo desde que habían encerrado a su hermano, estaba inusualmente serio, incluso comía menos de lo normal.
- seguramente lo extraña- se dijo a sí mismo, suspirando. Un ligero temblor le recorrió de pronto- no... es imposible que...- ni siquiera se animó a continuar discutiendo consigo mismo. Caminó hacia Luffy con las manos en los bolsillos; no era bueno quedarse sentado a pensar, pues era en esos momentos que se ocurrían las cosas más raras.
Al cabo de un par de horas, los presos fueron llevados a cenar y posteriormente a sus celdas. En cuanto Sanji llegó a la suya, encontró algo que no esperó... Zoro estaba ahí, sentado en la cama de arriba. Lo miró estático unos instantes antes de acercarse a la litera y acostarse en su cama.
- no sabía que te liberaban hoy, marimo- el pequeño cuarto quedó en silencio- ¿qué pasa? ¿Tanto tiempo sin hablar al fin ha dado sus frutos?- lo único que vio fueron las piernas de su compañero elevarse y desaparecer en la cama de arriba- [¿pero qué bicho le ha picado ahora?]- dio un par de vueltas entre la sábana antes de intentar dormir. Hubiera jurado que, en cuanto Zoro lo viera, se le arrojaría encima y le haría el amor muchas veces y de las formas más humillantes posibles... un momento... ¿hacer el amor?... su rostro se encendió considerablemente, ¿y ahora qué mierda pasaba por su cabeza? Todo lo suyo con el marimo no era más que parte del trato por mantenerle a salvo; sólo un dar y recibir. Entonces ¿por qué se sentía de esa manera?
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- ¡¡ACE!!- Luffy corrió a los brazos del mencionado en cuanto lo vio entrar, mas éste, en vez de corresponder el efusivo abrazo, simplemente le dio unas palmaditas en su cabeza y lo apartó de él- ¿Ace?- se apresuró a sujetar el brazo de su hermano para evitar que se alejase
- vete a la cama, Luffy- le dijo en un suave tono de voz, con una sonrisa que el pequeño no supo descifrar
- ¿puedo dormir contigo?- el mayor no respondió- ¡no estoy molesto! ¡Tampoco asustado! ¡Por favor, déjame quedarme contigo!
- sólo...- se soltó del agarre de su hermanito y le dio la espalda, recostándose en su propia cama- sólo ve dormir...- cabizbajo, el menor se trepó a la litera y se acomodó en su cama- Luffy...- le llamó desde abajo- mañana... necesito que hagas algo por mí...
- ¿qué cosa?- Luffy se asomó hacia donde estaba el mayor, quien mantenía su mirada hacia la pared
- te digo mañana, ¿está bien?- una leve risita le indicó que estaba de acuerdo, y sin más, intentó dormir.
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Al día siguiente...
El baño terminó al igual que el desayuno, y Sanji no dejaba de preguntarse el por qué ahora el marimo le ignoraba. Su mirada seguía instintivamente los movimientos de su compañero de celda cada vez que podía. Se sentía estúpido, pero era algo que no podía evitar. Al llegar la hora en que los liberaban, el rubio persiguió a Zoro hasta uno de los patios, en donde éste se quitó la camisa y comenzó levantar unas enormes pesas. El rubio le observaba embelesado a distancia, pues sabía que, aunque le preguntara, el marimo no le diría nada de lo que quería saber.
Pasó cerca de media hora hasta que se animó a acercarse a él, sin embargo, justo daba sus primeros pasos hacia Zoro cuando Ace apareció. Al notar su presencia, el peliverde dejó sus ejercicios y se vistió para luego caminar junto con el pecoso hacia el área de celdas. Incitado por la curiosidad, Sanji corrió tras ellos
- últimamente pasas mucho tiempo con él, ¿no te parece, marimo?- dijo el rubio un tanto molesto en cuanto los alcanzó
- ¿no le dijiste?- preguntó el pelinegro a Zoro sin dejar de caminar
- no veo el por qué tengo que decirle al cocinerucho todo lo que hago, ni que fuera mi mujer - por alguna razón, el rubio se sintió un poco herido al escuchar las palabras del peliverde- Ace, ¿estás seguro de esto?- habló Zoro, cambiando por completo la conversación
- tú mismo lo dijiste, no estará a salvo hasta que...- suspiró abatido- ya no quiero hacerle más daño y eres el único en quien confío para pedirle esto. Además, no habrá problema si Luffy te odia...
- qué alentador- dijo con sarcasmo
- sólo no seas muy duro con él
- oi, ¿no estarán...?- después de la breve discusión, Sanji comprendió lo que sucedía- ¡¿acaso estás loco?! ¡¿Vas a entregarle a tu hermano a este salvaje?!
- ¿no te quedó claro, cejas de sushi? No es de tu incumbencia- siguieron andando hasta llegar a la celda de los hermanos D., en donde estaba el menor esperando
- ¡Ace!- saltó Luffy hacia el mencionado en cuanto lo vio- has tardado mucho, ¿en dónde...?
- escucha, Luffy- el pecoso lo separó un poco de sí, tomándolo de los hombros- ¿recuerdas lo que hablamos anoche?
- claro- contestó asintiendo enérgicamente- ¿qué necesitas?
- bueno, yo...- se giró a ver a su acompañante unos momentos y luego volvió su vista hacia el menor- Zoro... necesito que hagas todo lo que él te pida, ¿de acuerdo?
- ¿por qué?
- sólo haz lo que te digo
- está bien - afirmó inocente. Ace se tomó algunos segundos para mirar esa linda sonrisa, pues no estaba seguro si volvería a verla, y soltó a su hermanito
- estaré afuera- le murmuró al peliverde al pasar junto a él y haló a Sanji del brazo, llevándolo consigo.
- ¿realmente vas a dejarle hacer eso?- le preguntó el rubio una vez que estuvieron lo suficientemente lejos
- no tengo opción- a él tampoco le agradaba la idea, pero no podía hacer nada más por su hermano. Se recargó en una de las paredes y miró hacia su celda; aunque estaban a una distancia considerable como para no escuchar nada, aún alcanzaban a ver un poco lo que sucedía en ella...
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- bien, Luffy...- el peliverde se acercó al menor- sólo relájate. Yo me encargo de todo
- ¿eh?- el pelinegro le miró confundido- ¿a qué te...?- pero no terminó de preguntar, pues Zoro lo cargó por la cintura y lo tumbó en la cama inferior de la litera, subiéndose en él
- todo está bien- posó sus labios sobre los del pequeño un momento antes de lamer su mejilla y bajar hasta su cuello, mordiendo ligeramente su piel
- ¿qué haces?- el cuerpo del pelinegro se estremeció, no le gustaba nada lo que el mayor le hacía- Zoro... no... detente...
- le prometí a tu hermano que no te lastimaría, así que no lo hagas más difícil- dijo para luego introducir una mano bajo la camisa del menor- también le prometiste algo, ¿cierto?- Luffy sólo temblaba mientras cerraba fuertemente sus ojos, de donde empezaban a brotar un hilo de lágrimas que se deslizó por sus mejillas.
Zoro levantó la camisa del pelinegro y comenzó a recorrer aquella suave piel con su lengua, dejando un húmedo camino hasta llegar a su ombligo, donde la introdujo mientras dibujaba pequeños círculos. Se levantó para tomar una posición más cómoda entre las piernas del menor y lo miró unos instantes antes de frotar la entrepierna del pequeño por encima de la ropa...
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Sanji seguía observando la escena a lo lejos, el marimo en verdad pensaba hacerlo. No era de sorprenderse, antes de él seguramente hubo muchos más, entonces ¿por qué estaba tan enfadado? Chasqueó la lengua y apretó los puños, tratando de contenerse... pero no podía más, tenía que detener aquello. Estaba por ir a la celda cuando alguien se le adelantó; Ace corrió hacia donde estaban Zoro y su hermano, y el rubio no tardó mucho en seguirle. Nada más al entrar, Ace tiró al peliverde de la cama y abrazó a su hermanito con todas sus fuerzas
- perdóname Luffy, perdóname- repetía el mayor mientras lloraba
- Ace...- al igual que su hermano, Luffy no paraba de llorar, aferrándose a él desesperadamente- ¡no quiero hacerlo! ¡No me gusta!- hundió su rostro en el cuello del pecoso- ¡No quiero... no quiero que nadie me toque ni me bese más que tú! Si no eres tú, se siente muy raro...
- Luffy...- acarició los cabellos de su hermano mientras ambos seguían desahogándose en brazos del otro.
Al darse cuenta que sobraban en el lugar, Zoro y Sanji se marcharon, su breve rato de libertad estaba por acabarse. Fueron hasta su celda y esperaron a que llegaran los guardias.
- realmente ibas a tirarte a Luffy- dijo molesto el rubio, cruzándose de brazos- estúpido marimo pervertido
- lo hice porque Ace me lo pidió
- ¿y qué? ¿Entonces te tirarías a una roca si te lo pide?- el peliverde decidió ignorar sus comentarios y fue al lavabo para enjuagarse la cara- todos ustedes son despreciables; no saben hacer otra cosa más que matar y violar... deberían...
- tú no sabes nada- le interrumpió mientras le miraba por encima de su hombro
- no necesito saberlo- se aventuró a seguir- basta con sólo mirarte...- sin esperarlo siquiera, Zoro le soltó un puñetazo en el rostro al rubio, dejándole su mejilla roja e hinchada al instante
- te volviste muy insolente en mi ausencia- el peliverde juntó sus manos, chasqueando sus nudillos- si no hay otra forma para que entiendas cuál es tu lugar, habrá que romperte
- no te acerques- Sanji se puso en guardia, alejándose lo más que pudo de él; esos gestos, esa mirada... no veía otra cosa en ellos más que el insaciable apetito por destruir todo lo que tuviera enfrente.
El rubio lanzó una patada en defensa propia, pero el marimo la detuvo y haló su pie, dejándolo en el suelo. Zoro soltó su pierna y piso su pecho repetidas veces hasta que el otro detuvo su pie con sus manos; los golpes le sacaron todo el aire de los pulmones, por lo que tomó grandes bocanadas para recuperarse. Sin embargo, el peliverde no iba a permitir que su presa tuviera la más mínima la oportunidad de reponerse; se soltó del agarre del otro y lo levantó por los cabellos, azotándolo contra los barrotes de la celda y dejándolo de rodillas en el suelo. Aturdido, el rubio se sujetó de las rejas, mas Zoro aprovechó ese descuido para tomarlo nuevamente por la cabellera y golpear su cabeza contra la verja; le soltó varios puñetazos en el estómago y lo tiró en el piso. Sanji apenas y podía ver, estaba desorientado y, por qué no decirlo, temeroso de la bestia en que se había convertido el marimo.
- ahora no te ves tan valiente- le arrancó la ropa bruscamente hasta dejarle desnudo- te sienta mejor el rojo- se bajó la bragueta del pantalón y lo penetró de una sola vez, haciendo que la sangre emanara de su interior en la primera estocada
- aahhh... detente...- el dolor no le permitía defenderse y las súplicas tampoco parecían funcionar, pues el peliverde comenzó a embestirle con más y más fuerza. El sabor metálico invadía su boca y lo único que podía ver era la mueca del otro desencajada por la lujuria y la ira.
Zoro separó las piernas del otro más de lo que éstas podían, haciendo al rubio gritar hasta el punto de desgarrarse la garganta por el esfuerzo mientras sus lágrimas se tornaban carmesíes conforme se deslizaban por su nívea piel. El peliverde se introdujo aún más, destrozando todo con sus frenéticos movimientos. Sanji seguía gritando y rogando piedad, el dolor era insoportable; repentinamente, la vista se le nubló; su cuerpo dejó de moverse y todos los sonidos cesaron...
- oi...- al darse cuenta de que el otro había caído inconsciente, Zoro salió de él, viendo la sangre del rubio derramarse en el suelo- oi, Sanji...- lo sacudió un poco, tratando de que reaccionase- ¡responde, maldita sea!- nada. Sanji no se movía... el peliverde vistió rápidamente y llamó a los guardias, quienes, horrorizados por la escena, se apresuraron a sacar al rubio de allí y llevarlo a la enfermería. Zoro miró la sangre del otro esparcida por todas partes; cayó de rodillas, tomando una muestra del rojizo líquido con sus dedos antes de apretar sus puños con fuerza y golpear el piso con todo el odio que aún tenía contenido. Las heridas aparecieron en sus manos y el dolor se hizo presente- ¿por qué...?- se dijo a sí mismo, llevándose sus ensangrentadas manos a la cabeza- esto no...
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En otro rincón de Impel Down, más específicamente, en la lavandería, los subordinados de Eustass alejaban a todo curioso que quisiera acercarse a la zona, pues en esos momentos estaba siendo usada por su jefe, aunque con una función distinta a la original.
Con ayuda de una navaja, Kid desprendió la ropa del cuerpo del pelinegro, dejando ligeros cortes en la morena piel, sumando algunas heridas más a su colección de cicatrices. El pelirrojo se despojó de sus prendas superiores y le ordenó a Law ponerse a cuatro en el piso, éste obedeció sin protestar siquiera, pues tanto tiempo junto a él le había enseñado que callar y someterse era la mejor forma de salir bien librado.
- voy a hacerte todo lo que pensaba hacerle a ese mocoso- le advirtió Kid, ubicándose detrás de él. Mordió los tatuajes sobre sus hombros y sujetó uno de sus brazos, haciéndole perder el equilibrio; quedando su rostro pegado al piso- procura divertirme lo suficiente...- colocó el brazo del otro en su espalda, torciéndolo
- ahhh...- el moreno gritó por el tremendo dolor en su brazo, y justo cuando pensaba que no podía sufrir más, Kid sujetó su antebrazo con una mano mientras que la otra levantaba su muñeca, forzando sus articulaciones- K... Kid... mi... mi brazo... ahhhh... duele...
- cierra la boca- hizo aún más presión en la muñeca del otro hasta dislocarla; dejando al pelinegro retorciéndose en el piso a causa del dolor- una puta como tú no tiene derecho a hablar- soltó el brazo del otro y le dio la vuelta, quedando sus rodillas a ambos lados y a la altura del pecho del otro. Se bajó las prendas inferiores y levantó al moreno de los cabellos, introduciéndole su hombría en la boca
Con rápidos movimientos, Law metía y sacaba el pene del pelirrojo de su cavidad, sintiendo cómo esa parte se tensaba y temblaba, avisando que pronto llegaría al final. El moreno hizo un poco más de presión con la lengua, succionando ávidamente hasta que Kid se corrió en su boca, colmándola con su esencia. Algunas gotas salpicaron el rostro del pelinegro, resbalando hasta llegar al cuello; el pelirrojo retiró todo rastro del blanquecino líquido con la lengua y volvió azotar la cabeza del otro contra el piso, masturbándose para ponerse a tono nuevamente.
Al dejar su hombría completamente dura, abrió las piernas de Law y le penetró de una estocada para comenzar a mover sus caderas vigorosamente, golpeando sus testículos con el cuerpo del contrario; sus manos se dirigieron al cuello del moreno, apretándolo mientras le embestía. Sus dedos se enterraron en la piel del otro, arañándole y cortando su respiración; la sonrisa de Kid se ensanchó al ver la expresión dolida y suplicante de Law, con la saliva escurriendo de la comisura de sus labios.
- nhh... nhhh....- las palabras simplemente no salían debido a la presión en su cuello; Law sujetó los brazos del pelirrojo con su mano sana, intentando inútilmente apartarlo, mientras que con la mirada rogaba que se detuviese. Podía sentir su tráquea siendo aplastada por la tremenda fuerza de aquellas manos; la presión lo ahogaba, estaba a punto de desmayarse... hasta que sintió al otro correrse una vez más en su interior. Eustass apartó sus manos, dejando al moreno respirar al fin; el pelirrojo salió del otro y se vistió para luego dirigirse hacia la salida-... Kid...- aún jadeante, el moreno le llamó, pues su hombría aún no había sido atendida, volviendo su erección demasiado dolorosa- por... por favor...
- bien, si eso quieres- rió un poco, antes de abrir la puerta- ustedes...- llamó a los subordinados que esperaban afuera- lo dejo en sus manos...
- ¿lo dice en serio?- preguntó uno de ellos, incrédulo- ¿realmente podemos...?
- hagan lo que quieran con él, a mí ya no me sirve...- dijo, retirándose del lugar. Aún sin podérselo creer, Law miró la puerta por donde se había marchado el pelirrojo... no, eso no podía estar pasando... Kid no podía... ¿o sí?
- miren lo que tenemos aquí- habló uno de los hombres del pelirrojo, rodeando a Law con sus demás compañeros- nuestro jefe nos ha dejado un buen regalo...
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~Feliz Navidad~
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