28. Una Deliciosa Tortura
hoooooola peques!! pues no sé si les alegre o no, pero aquí les traigo el capítulo final de esta historia. Así que sin más, los dejo leer...
________________
28. Una Deliciosa Tortura
Los provocativos gemidos de su pareja se escuchaban aun con todo el escándalo del lugar. No sólo los presos seguían inconformes en sus celdas gritando y golpeando todo cuanto podían, juraba que hace un momento había escuchado una serie de disparos; pero, ¿qué importaba lo que pasara allá? En ese momento lo único que le importaba era escuchar más de esos gemidos ahogados entre ardientes besos... sentir cómo el moreno se derretía con cada roce de sus dedos, estremeciendo suavemente su piel. Le dejó respirar unos segundos mientras bajaba a la clavícula del otro, mordiéndole posesivamente
- se están divirtiendo allá afuera, ¿no crees?- comentó el pelirrojo sin dejar de torturar el cuello de su amante
- mmm eso parece... -respondió Law un tanto indiferente antes de tomar el rostro de Kid entre sus manos, iniciando otro apasionado beso
- nhh...- el pelirrojo lo separó ligeramente para mirarlo directamente a los ojos- estás intentando distraerme, ¿cierto? Para que no intente salir de la celda... -el rostro que puso el pelinegro en esos momentos le delató; acababa de acertar en su suposición- eso pensé... pero no es necesario, me apetece más estar aquí contigo- sonrió ligeramente para luego apoderarse de sus labios una vez más.
Las manos del pelirrojo apretaban suavemente su pelvis mientras se movía contra él, logrando que la temperatura del lugar, al igual que sus cuerpos, fuera en aumento. Law comenzaba a tirar de la ropa del otro para desvestirle cuando una cegadora luz cayó sobre ellos, obligándoles a detenerse y mirar hacia los barrotes de la celda.
- Trafalgar, te necesitan urgentemente en la enfermería- le habló uno de los dos guardias que les miraban desde afuera
- estoy ocupado- reclamó el pelinegro- ¿no pueden esperar al menos a que terminemos?- dijo con una sonrisa cínica. Eran contadas las ocasiones que Kid mostraba su lado romántico y no se iba a perder su oportunidad
- no tenemos un segundo más, Trafalgar- el guardia ni se inmutó ante la mirada asesina de ambos presos- Tienes que venir con nosotros ahora
- tsk... -Kid se separó de él y se tumbó en la cama donde estaban, dándoles la espalda a los presentes- ve, puedo esperar un poco...
- trataré de no tardar demasiado- Law le dio un ligero beso en los labios al pelirrojo y se puso de pie, dejándose llevar por los guardias.
*****************************
Doflamingo daba vueltas de una esquina a la otra frente a la puerta de la enfermería... tardaban demasiado. Law y el médico de la prisión llevaban poco más de una hora atendiendo al herido; en situaciones normales no le hubiese importado que muriera, pero aquel hombre tenía contactos poderosos allá afuera, y si moría en su cárcel podría causarle muchos problemas, sobre todo si se llegaba a saber que aquello había sido causado por sus guardias.
- será mejor que no te mueras, Dracule, o tendré que ir hasta el mismísimo infierno a patearte el culo- murmuraba desesperado el rubio, mordiéndose el labio inferior. Iba por su enésima vuelta cuando finalmente la puerta de la enfermería se abrió, dejando salir a los dos médicos
- este hombre morirá- advirtió uno de ellos, mirando con pena a su paciente desde el umbral de la habitación
- ¡no digas ridiculeces!- el alcaide caminó furioso hacia ellos y levantó al médico por el cuello de su bata blanca- ¡eres médico, será mejor que lo cures o el próximo en acabar en la enfermería serás tú!
- no podemos hacer nada, alcaide- habló el moreno a su lado, tratando de calmar un poco al hombre- la enfermería de una prisión no es suficiente para atenderlo
- ¡no me jodan con eso! ¡son médicos, ¿no?! ¡hagan algo!
- le aplicamos primeros auxilios y detuvimos las hemorragias temporalmente, pero no podemos hacer nada más- dijo calmadamente el médico a pesar de estar encarando al intimidante rubio cara a cara- El paciente apenas y sobrevive, necesita equipamiento y cuidados que no podemos darle, aun cuando seamos buenos médicos... ni siquiera pudimos extraer las balas...
- joder- el rubio bajó al hombre y se llevó la mano a la sien, dándose un suave masaje, necesitaba pensar en una solución a aquello
- alcaide- uno de los guardias llegó al lugar, claramente agitado- hay alguien que vino a verle
- ahora no, tengo cosas más importantes en qué pensar
- pero alcaide, es...
- ¡no me importa quién putas sea! ¡no voy a atender a nadie, ¿entendido?!
- pero vino...
- ¡¿acaso eres sordo o sólo idiota?! ¡dije que no...!- mas sus gritos callaron de golpe al ver a aquel imponente hombre aparecer tras su subordinado- inspector Kuma... qué... inesperada y agradable visita...- le sonrió un tanto nervioso mientras se frotaba las manos- ¿a qué debo el honor?
- termine sus asuntos, alcaide. Lo espero en su oficina- habló el inspector en tono neutro y apenas audible, y sin dejar de escribir en su libreta, se alejó de ahí. Doflamingo suspiró, ese tono significaba problemas.
Tras recibir el informe del médico de la prisión, el recluso Dracule Mihawk fue trasladado de urgencia al mejor hospital de la ciudad.
************************
Horas más tarde, en la oficina del alcaide...
Doflamingo tamborileaba impaciente los dedos de su mano contra el escritorio, esperando la respuesta del hospital. Mas lo que le ponía los nervios de punta era el hombre sentado frente a él; no había dicho nada desde su última conversación, tan sólo se dedicaba a escribir en su libreta
- ¿se le ofrece algo de beber, inspector Kuma?- dijo más por romper la tensión del ambiente que por cortesía, sin embargo solo obtuvo una mirada indiferente del inspector. Tosió un poco y se puso recto contra el respaldo de su silla- ¿algún bocadillo?
- alcaide Doflamingo- su bella secretaria irrumpió justo a tiempo en la oficina- el hospital ya ha mandado el diagnóstico del recluso 634, Dracule Mihawk- con pasos atrevidos, la chica avanzó por la oficina hasta el escritorio, dejando un sobre amarrillo sobre éste
- gracias Kalifa
- eso es acoso sexual- dijo la rubia acomodándose las gafas antes de retirarse. El alcaide se quejó por lo bajo antes de estirar su mano para tomar el sobre, mas el inspector lo tomó primero y comenzó a leerlo.
De nuevo todo quedó en silencio, a excepción de las veces en que Kuma cambiaba de página. Luego de unos minutos, le extendió el sobre al rubio y dejó que lo leyera mientras él seguía anotando en su libreta. Doflamingo carraspeó un poco y comenzó a leer...
Paciente Dracule Mihawk, actual recluso de la prisión de Impel Down. Ingresó al hospital a las 06.35hrs, atendido de urgencia con 18 disparos directos, dos de ellos de gravedad; uno en el abdomen, otro en la espalda. También presentaba múltiples heridas en todo el cuerpo; el diagnóstico indica que fueron ocasionadas por múltiples disparos de armas de fuego.
Después de recibir tratamiento, el paciente ingresó a su habitación a las 12.52hrs en estado de coma. Debido al primer disparo, su aparato digestivo dejó de funcionar correctamente, debe permanecer conectado a una serie de máquinas que le ayudan a esta función. El segundo disparo le ha dañado varias vértebras de la columna, no volverá a caminar.
Aquel diagnóstico no pintaba bien para Doflamingo... quizá debió dejarle morir...
- el recluso 634, Dracule Mihawk, es ahora su responsabilidad- habló de pronto el inspector, sacando al alcaide de sus cavilaciones- Será vigilado por oficiales de Impel Down 24/7 y su tratamiento médico correrá a cargo de usted, alcaide Doflamingo. Pero en cuanto se cumpla su sentencia, las máquinas que le mantienen con vida se desconectarán a menos que alguien se ofrezca a pagar sus gastos médicos
- me parece bien- justo lo que le faltaba, mantener con vida a un vegetal
- sobre el incidente... será mejor que no vuelva a ocurrir algo parecido, o será revocado de su cargo. En cuanto a los responsables del motín, use los medios necesarios para castigarles...
- no se preocupe por ello inspector Kuma, me encargaré de todo personalmente...
*************************
Mientras tanto, en otro lugar de Impel Down...
Apenas le dejaron libre, salió en busca del cejas de sushi; temía que lo del motín fuese plan de Mihawk de nuevo, incluso esperó con todo el temor del mundo a que se apareciese en su celda, pero éste jamás llegó. Tan solo quedaba implorar que el rubio estuviese bien.
- ¿qué tal el confinamiento, Zoro?- le llamó de pronto una voz más que familiar, y enseguida una sonrisa se dibujó en su rostro. A un par de metros de él estaba Ace perlado en sudor, levantando las enormes pesas con las que solía ejercitarse
- una porquería, ni siquiera me dijeron por qué me encerraron- se quejó con el pecoso mientras se colocaba junto a él, buscando con la mirada a su cocinero- tan solo me sacaron de la ducha y me llevaron a confinamiento
- quizá hiciste algo que molestó a los guardias. No digo que fueses consciente de ello, tan sólo... les hiciste enojar de alguna forma...- bajó con cuidado las pesas y se sentó para platicar con el peliverde mientras se secaba el sudor con su camisa
- tal vez...- no muy lejos de ellos, el hermano menor del pelinegro jugaba alegre voleibol con otros presos, y al juzgar por las risas, se la estaban pasando bien- al parecer Luffy ha hecho unos cuantos amigos- comentó el peliverde sin despegar la mirada del chico
- sí. Se ve que se divierte... podría verlo todos los días y no cansarme de ello...
- tan sólo le quedan un par de años aquí, ¿no es así?- Ace entristeció un poco al recordarlo, pero trató de no aparentarlo- ¿qué harás al respecto?
- ¿qué haré? Decirle que viva por mí, claro... y desearle buena suerte...
- lo dices como si fueras a morir. El estar aquí no significa que no estés vivo
- cuando Luffy se vaya realmente moriré... pero si él puede ser feliz allá afuera, no me importaría morir por él
- el salir de Impel Down no significa que será feliz. Al igual que tú o que yo, Luffy no tiene nada allá afuera... estaría solo. Tendría que empezar toda su vida de cero, y eso no es nada fácil si no tienes alguien que te guíe y proteja
- ya es mayor, puede hacerlo solo
- quizá lo sea, pero aún te necesita. Quizá... dejarlo ir no sea la mejor opción para él...
- ¿y qué quieres que haga? ¿dejarlo pudrirse conmigo en este sitio? No Zoro, él debe ser libre... disfrutar lo que tanto tiempo se le ha negado. Además, ¿no haces lo mismo con Sanji?
- eso es diferente
- no lo es, es lo mismo. ¿quieres que sea feliz sin ti, no es cierto?
- no te dije esto para hablar de Sanji sino de Luffy... lo único que le queda en esta vida eres tu Ace, piénsalo- y tras decir aquello se marchó, dejando al pecoso bastante pensativo.
¿Luffy quedarse en prisión? No, ya había estado encerrado toda su vida, merecía al menos sonreír alegre una vez. Pero Luffy siempre sonreía, las únicas veces que supo que era infeliz, era cuando no estaba a su lado... había algo en lo que coincidía con Zoro... si Luffy salía, no podría protegerle...
*********************
Supo que había logrado lo que quería cuando el alcaide lo mandó a traer a su oficina. Tan sólo debía hacerlo tal y como lo ensayó con Nami y su plan habría concluido con éxito. Sanji respiró profundo y siguió al guardia que le guiaba a la oficina de Doflamingo mientras imaginaba todos los escenarios posibles; ya había llegado hasta ahí, no podía equivocarse ahora.
El oficial llamó suavemente a la puerta, y tras esperar unos minutos, la puerta se abrió, dejando salir al preso que estuvo antes que el rubio para que éste pudiera entrar
- [[qué extraño]]- pensaba Sanji sin dejar de ver hacia atrás- [[¿qué hacía Ace en la oficina del alcaide?]]
- adelante Kuroashi- le llamó Doflamingo, dándole una señal silenciosa a su subordinado para que cerrara la puerta y les dejara a solas, a lo que el hombre obedeció al instante
- ¿quería verme alcaide?- habló sarcástico el rubio mientras se sentaba frente a Doflamingo, sin esperar siquiera una invitación
- no estoy de humor para juegos absurdos, Kuroashi, vayamos al grano- el mayor se levantó de golpe, haciendo caer su silla hacia atrás- ¿qué pretendías exactamente con todo esto?
- nada en particular- respondió sin inmutarse
- no mientas Kuroashi. Nadie monta un teatrito así por nada, dime qué buscabas
- solo quería matar el aburrimiento... y reírme un poco de su estupidez, alcaide
- ¿quién te ha ayudado?- siguió con el interrogatorio a pesar de las crecientes ganas que tenía de romperle el cuello- sé que no ha sido Law, no tiene la suficiente experiencia para hacer algo así...
- debería saberlo, ¿o es que no conoce ni siquiera a quién tiene preso? Debería dejar de pensar en sexo y concentrarse en su trabajo, ¿no cree?
- te advertí que no jugaras con fuego, Kuroashi- presionó un pequeño botón cerca del intercomunicador- el inspector Kuma me ha dado la autorización para castigarte como es debido- sacó con calma el expediente del rubio y comenzó a firmar algunos espacios y sellar un par de hojas- Kuroashi Sanji, debido a tus recientes crímenes de insubordinación dentro de Impel Down, tu sentencia será aumentada 178 años.
- vaya, qué generoso. Podré salir como un vejestorio de dos siglos...
- ríete si quieres; eso es sólo el castigo del inspector... aún falta mi castigo...- enseguida entraron cuatro guardias a la oficina- denle el tratamiento especial y asegúrense de traerme una buena fotografía...
***********************
Después de desnudarle y atarle de brazos y piernas, tres de los guardias comenzaron a golpear brutalmente a Sanji mientras el cuarto se aseguró de tomar las mejores "evidencias" con una cámara fotográfica. El rubio tan solo apretaba los labios, tratando de no gritar a la vez que se auto convencía de que nada de eso dolía... el ser golpeado no dolía, escuchar sus huesos crujir una y otra vez no dolía, las punzantes heridas impregnadas de sangre y los moratones por todo su cuerpo tampoco dolían... nada de lo que hiciera por Zoro era doloroso, al contrario, cada golpe le acercaba más a él, solo tenía que aguantar un poco más...
Tras golpear a Sanji hasta casi la inconsciencia, y sin aflojar sus amarres o al menos cubrir su desnudez con algo, los guardias le arrastraron por la prisión hasta uno de los patios. Abrieron la pesada puerta de metal al ras del suelo y metieron al rubio al pequeño cubículo que ocultaba... la tan temida Caja. El nauseabundo lugar que era aún peor que el confinamiento, un espacio tan pequeño que apenas y se podía respirar en él, si es que ese podrido olor se podía llamar aire. Además, al ser un compartimiento de metal que estaba directo bajo el sol, a media hora del día se convertía en un verdadero horno... y Sanji tendría que soportarlo tres días completos, sin comer ni beber nada, y para hacerlo más nauseabundo, aquellos cuatro cerdos le habían orinado encima antes de cerrar la puerta...
*************************
Esa misma tarde, en la oficina del alcaide...
De nuevo estaba en la oficina del alcaide, de nuevo tenía que complacer a ese pervertido vestido de rosa. Crocodile suspiró, era el rol que había escogido en esa prisión, ya no había vuelta de página. El pelinegro soltó un suspiro, y tras asegurarse que los guardias se habían marchado, comenzó a bajarse los pantalones
- acabemos con esto de una vez- dijo con fastidio mientras apagaba su puro en el cenicero sobre el escritorio del rubio y terminaba de sacarse los pantalones
- fufu~ me halagas Croco-chan, pero esta noche no te he llamado para eso
- ¿qué?- le miró confundido- ¿para qué me llamaste entonces?
- necesito un poco de distracción. Solo quería un juego de cartas contigo- señaló la pila de naipes que estaban sobre la mesa. La cara de Crocodile fue un poema, sin darse cuenta se acababa de humillar frente al hombre que menos deseaba lo viese humillado. Con un ligero sonrojo, volvió a ponerse los pantalones y se sentó frente al alcaide, quien enseguida partió la baraja y comenzó a repartir- aunque, una apuesta lo haría más interesante, ¿no te parece? Fufufu~ Quizá una chupada del perdedor sería un buen premio para el que gane~
- todo lo que haces siempre termina en algo sexual, maldito enfermo
- es que pienso con la cabeza equivocada~
- tsk...- chasqueó la lengua molesto mientras veía su mano, parecía que podía ganar, pero no dudaba en que el rubio hubiera hecho trampa al repartir- ¿así que le has dado lo que querías?- comentó de pronto mientras acomodaba sus cartas
- no veo por qué no- bajó dos cartas y tomó otras dos
- te has vuelto blando, flamenco. Hace un par de años lo hubieses matado sin piedad
- fufufu~ supongo que así es~ aunque en parte es culpa de Kuma; ya no puede haber más "muertes y desapariciones sospechosas" en Impel Down por un tiempo. Quizá todo se vuelva más aburrido... o quizá haya encontrado otra forma de entretenimiento... aunque no hay nada más divertido que verte devorando mi polla, Croco-chan~
- cierra la boca
- siempre tan agresivo~ por eso te amo Crocodile- le dijo mientras se levantaba las gafas y le guiñaba el ojo- tanto como tú a mí
- te dije que cerraras la boca - dejó sus cartas sobre el escritorio y se levantó, cerrándole la boca a Doflamingo con un apasionado beso
*************************
Algunos días más tarde...
Aun cuando sólo había estado dentro de la Caja tres días, para Sanji fue una vida completa. Al salir tenía la garganta completamente seca, la piel enrojecida por los golpes y el calor del lugar, sin mencionar que su aroma no era precisamente agradable; estaba, literalmente, cocido en sus propios jugos. Los guardias tuvieron que aguantar las ganas de vomitar cuando le sacaron. Le obligaron a caminar a las duchas a pesar de la gravedad de su estado, mostrándolo cual estandarte a los prisioneros de Impel Down como advertencia a lo que podía pasarles si provocaban al alcaide.
Por suerte no se encontró con nadie que le conociera, a excepción de Kid y Law, quienes se encontraban en uno de los patios. El pelirrojo dormía plácidamente recargado de una de las paredes mientras que Law, acomodado entre las piernas del otro, leía un libro. Sus labios partidos se tornaron una sonrisa antes de seguir su camino.
Aquel fue el mejor baño de su vida a pesar del inmenso dolor que tuvo que soportar... el solo roce del agua era un suplicio. La sangre y mugre se fueron diluyendo en el agua, dejando más que visibles los golpes en todo su cuerpo; dolía con sólo verle... debía tener roto más de un hueso, pero ninguno de los guardias tenía permitido ayudarle. Una vez limpio, se vistió y fue llevado a la enfermería, en donde, para su sorpresa, ya estaba Law. Los guardias salieron de la enfermería y se quedaron frente a la puerta
- te han dado una verdadera paliza, Kuroashi- comentó divertido el moreno mientras comenzaba a atenderle
- tenemos bastante tiempo de conocernos. Somos amigos, ¿no? solo dime Sanji- respondió jovial el rubio, torciendo un poco sus gestos en una mueca del dolor al ser atendido por el otro; a pesar de las hábiles manos que tenía Law, no dejaba de doler
- no creo que el nombre importe mucho y tampoco creo que ese tipo de relaciones exista en un lugar como este- comenzó a inmovilizar su brazo izquierdo, estaba fracturado en tres partes. Las costillas parecían estar fisuradas, pero sanarían pronto- ¿en verdad planeaste lo del motín de hace unos días?- dijo mas por hacer conversación, era más entretenido trabajar así
- pues... no puedo llevarme el crédito por todo. Shanks me ayudó
- así que el viejo también, lo supuse- después de atender las heridas más graves, siguió con las superficiales; suturar y limpiar las heridas abiertas y colocar gasas y vendas por todo su cuerpo- te dije que no te enamoraras- le recordó tras alejarse un poco de él y mirarle, indicándole que había terminado. En su estado, debería permanecer en completo reposo al menos un mes, pero el alcaide había ordenado no darle un tratamiento especial a sus heridas, no importando su gravedad
- no es algo que podamos decidir, simplemente sucede. Además, el que menos debe reprocharme por enamorarme eres tú, Law- el rubio se acomodó la ropa y caminó a la salida- Kid y tú se ven bien juntos- murmuró burlón antes de huir de la enfermería, esquivando apenas la lluvia de materiales de curación y jeringas con las que se vio bombardeado tras su comentario
- ya me las pagarás luego, Sanji...- habló sonriente a la nada para luego regresar a la enfermería
***********************
A pesar de su condición, Sanji fue obligado a cumplir sus deberes en la cocina, por lo que no pudo ver a Zoro. Fue hasta la hora libre que por fin se pudo concentrar en encontrar al peliverde; le buscó en el área de ejercicios y en varios patios sin encontrarle, quizá ambos se estaban buscando y no hacían más que cruzar caminos. Justo pasaba cerca de la entrada cuando vio a Shanks, mirando hacia arriba de la enorme puerta de metal, como queriendo ver hacia afuera. Sin dudarlo mucho, y con el paso calmado, el rubio caminó hacia él, captando su atención cuando estuvo a un par de metros
- ¿te ha descubierto el alcaide?- le preguntó una vez que estuvo frente al pelirrojo
- era el único sospechoso, era inevitable- le sonrió al menor mientras le examinaba de pies a cabeza- y al parecer, fue benevolente conmigo. Tan sólo me dio dos días en confinamiento
- fuiste sólo un cómplice después de todo- Sanji suspiró y miró hacia abajo- ¿has tenido noticias de él?- no hacía falta decir el nombre, era obvio de quién hablaba
- por supuesto, tengo un par de contactos entre los guardias- sin duda dolía hablar del tema, pero tenía que superarlo- Mihawk era uno de los mejores soldados del ejército, pero también es humano. No pudo esquivar todos los disparos, dos de ellos fueron fatales... está en coma, y aun cuando despierte, no volverá a caminar...
- en verdad lo siento Shanks...- le miró con verdadera tristeza en el rostro; después de todo, era quien sufría más por lo que había sucedido- le amabas, ¿cierto?
- aun lo amo, pero... se estaba convirtiendo en un peligro. Además, mis sentimientos nunca fueron correspondidos... solo me usó para llegar a Zoro....
- lo siento tanto- volvió a repetir para intentar sacar un poco del sentimiento de culpa y pena que sentía en el pecho.
- descuida. Estoy seguro que hice lo correcto, tanto para él como para mí- disimuladamente se llevó una mano al rostro y retiró las lágrimas que amenazaban con empañar su dolida mirada- Ahora sólo me queda olvidar... sé que no será sencillo... y que siempre dolerá... pero debo seguir adelante, tanto por él como por mí mismo...
- suerte con eso- le dio al mayor una palmada en el hombro como señal de apoyo- si necesitas algo, cualquier cosa, avísame- el pelirrojo asintió y le dio la espalda, mirando de nuevo hacia el cielo sobre la puerta de entrada. Sanji le contempló unos segundos antes de retirarse de la misma forma en que había llegado.
Shanks se quedó ahí un buen rato, sin moverse ni un ápice, hasta que la puerta principal se abrió. Retrocedió un par de pasos, dejando a los guardias hacer escolta a los nuevos reclusos, eran un total de seis. Eran bastante comunes, todos excepto uno... llevaba una coleta atando su cabello azul y una gran nariz roja en medio de la cara. Desde su sitio, el pelirrojo pudo ver el mismo protocolo que seguían los nuevos presos; se les daba su ropa, un paquete con objetos personales para el aseo y una serie de reglas que debían seguir si querían sobrevivir. Todo era exactamente igual a las otras veces hasta que...
- ¡¿acaso te burlas de mi nariz?!- alcanzó a escucharse un grito antes de que el peliazul se lanzara contra uno de los guardias. Los otros presos le alentaban mientras los guardias intentaban calmarle; la escena en sí se le hacía bastante graciosa
- metiéndose en problemas en los primeros minutos de su estadía- se dijo un divertido Shanks mientras miraba cómo pasaba de golpear al guardia a golpear a los otros presos, quizá alguno de ellos se había burlado de él también- no lo entiendo... a mí me parece una nariz muy linda...
***********************
En otra parte de Impel Down...
El rubio caminaba entre las canchas de juegos, esquivando balones y jugadores, cuando de pronto una mano le apresó fuertemente de la muñeca y le arrastró hacia la parte trasera de las gradas, buscando un poco de privacidad. Sanji no se quejó, sabía lo que tramaba ese hombre
- ¿por qué lo hiciste?- le gritó un enfurecido Zoro, empotrándole a la pared a la vez que ponía ambos brazos a cada lado de la cabeza del cocinero, impidiéndole incluso desviar su mirada. Cuando escuchó lo que había sucedido simplemente perdió los estribos; le estuvo buscando la mañana entera para confrontarle, y ahora que le había encontrado, no le dejaría escapar tan fácilmente
- a estas alturas ya deberías saberlo, marimo- respondió el rubio sin titubeo alguno con una mirada segura y una sincera sonrisa. Levantó la única mano que podía mover y acarició suavemente la mejilla del contrario - lo hice para estar con la persona que amo
- ¡No! ¡No me amas! ¡Tú tienes que estar afuera!
- Zoro... quiero quedarme aquí, contigo- pasó su mano hasta la barbilla del peliverde, sintiendo la grata aspereza de su piel- la vida allá afuera es completamente aburrida y monótona, no es más que otra forma de encarcelamiento. Pero aquí, en Impel Down, encontré muchas cosas valiosas que seguramente nunca hubiera encontrado afuera... encontré amigos, felicidad... encontré una fuerza que no sabía que tenía... te encontré a ti... no necesito nada más...
- ¡no digas estupideces! ¿Quién en su sano juicio querría estar dentro de esta prisión?- aun con su discurso, no dejaba de sonar a la más grande locura del mundo, simplemente no entendía por qué alguien querría pasar el resto de su días tras las paredes de una prisión
- ¿acaso tú quieres salir?
- es completamente diferente. Yo merezco estar aquí, tú no
- ¿y por qué tú tienes ese privilegio, eh? Tampoco eres un criminal, lo sé bien... no tienes por qué sufrir por un crimen que te obligaron a cometer. En vez de mortificarte en buscar mi felicidad allá afuera, hazme feliz aquí, Zoro- esta vez su mano fue hasta la nuca del peliverde, imprimiendo un poco de fuerza sobre ella para obligarlo a juntar su frente con la de él y mirarle directamente a los ojos- este es el camino que yo tomé... es la vida que yo escogí, ¿qué eliges tú, Zoro?
- ...- el brillo ese par de ojos zafiro fue suficiente para hacerle calmarse completamente, para hacerle dudar. Jamás pensó que en ese oscuro mundo pudiera encontrar una tenue luz que le alentara a sonreír de vez en cuando, que le brindara las ganas de seguir viviendo. Era como si se hubiera quitado la venda que le cubría los ojos y le impedía ver un mañana. Se quedó pensativo unos instantes antes de responder- quiero que estés conmigo... -respondió al fin- te amo Sanji, pero... ¿en verdad vas a sacrificarte por mí?- su mirada comenzó a aguarse- te amo Sanji... y es por eso que quiero verte feliz, aunque no estés a mi lado, no tienes por qué sufrir esta tortura por alguien como yo...
- ¿acaso has escuchado algo de lo que he dicho, estúpido marimo?- comenzó a apretarle la mejilla con sus dedos como reprimenda- quiero estar aquí... con mi idiota cabeza de alga... nada me haría más feliz...- dejó un tierno beso en sus labios antes de seguir hablando- Zoro... convirtamos a Impel Down en la más deliciosa de las torturas...
************************
Esa misma noche...
Sus labios se devoraban una y otra vez, olvidándose casi por completo de la necesidad de respirar. Ambos cuerpos se fundían con cada caricia dada, desprendiendo un bochornoso calor que hasta los vecinos de celda pudieron notarlo. Zoro procuraba no ser tan violento con el cuerpo de su amante, después de todo, aún tenía heridas que deberían ser cuidadas. La ropa había desaparecido hace mucho, haciendo más fácil para el peliverde explorar la lastimada piel de Sanji con sus labios
- ¿cómo has... conseguido que estemos en la misma celda?- inquirió curioso el rubio entre jadeos mientras jugaba con los aretes del otro entre sus dedos
- convencí a mi compañero de celda de cambiarse y soborné a los guardias para que te pusieran aquí- respondió el marimo sin dejar su labor, subiendo y bajando por el cuerpo del otro
- mhh... no quiero imaginar cómo convenciste al hombre o sobornaste a los guardias- su erección se frotaba deliciosamente entre sus cuerpos, haciéndole sentir un cosquilleo por toda su cintura baja, estaba a punto de eyacular
- ¿qué hay que imaginar? Era hacer lo que decía o morir...- subió a morder su oreja y atacar su cuello
- eres un bestia- apretó con fuerza una de las nalgas del peliverde con su mano, obligándole a moverse un poco para que sus hombrías se frotaran entre sí- será mejor que lo hagas despacio o te castro de una patada
- atrévete. Tú más que nadie se arrepentirá de hacerlo
- ¿me estás retando alga parlante?
- no es un reto, es una verdad- Zoro se levantó ligeramente, acomodándose sobre el rubio- espero que estés listo, porque no te dejaré dormir en toda la noche
Sanji le sonrió antes de besarle nuevamente, sabía que aquella amenaza era literal. Sus cuerpos comenzaron a mecerse uno contra el otro, reconociéndose, disfrutándose... llegando al orgasmo una y otra vez hasta que ambos quedaron exhaustos. Era mejor ir acostumbrándose porque de ahora en adelante, habría muchas noches como esa...
Después de todo, Impel Down no era como otras prisiones
No era la entrada al infierno, más bien... era una deliciosa tortura...
** The End **
__________
a dónde irán las golondrinas~~~
ok sha xD pues sí peques, hasta aquí llega la historia.... bueno, de hecho faltan los extras que terminan de cerrar la historia. Les gustaría leerlos??
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top