21. Ejecución
gracias a su apoyo esta historia ha alcanzado las mil vistas!! nwn muchísimas gracias!! <3 para celebrarlo, les dejo otro capítulo...
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21. Ejecución
- [sólo una hora más]- pensaba Akagami recostado en la cama inferior de aquella litera, mirando la cama sobre él sin mirarla realmente, pues toda su atención estaba concentrada en aquella charla...
—Shanks Flash Back—
- todo está arreglado- habló el pelirrojo mientras sentía los labios del otro recorriendo la piel de su cuello- será hoy, antes de media noche...- su respiración comenzaba a agitarse, al igual que los latidos de su corazón. Mihawk conocía cada detalle de su anatomía; con un solo roce de sus dedos, su piel se estremecía placenteramente a la vez que su pecho se llenaba de una agradable calidez. Alguien que le hacía sentir así no podía estar engañándole, su amado Mihawk no podía estar engañándole- sólo espero que Law haga su parte
- no te preocupes- le aseguró el pelinegro sin dejar de marcar su piel- aun cuando no quiera, Trafalgar hará lo que queremos. Tiene una buena razón para querer salir de su celda esta noche- levantó ligeramente la mirada, y al ver la mueca de incredulidad del otro, prosiguió- hace poco me llegó una orden. Encontrar un preso que escapó de la enfermería; el recluso 157, Eustass Kid
- así que nos ayudará sin ser consciente, si es que no lo atrapan primero
- me aseguraré que no lo encuentren hasta que llegue la hora acordada- una de sus manos levantó la playera del pelirrojo lo suficiente como para dejar expuesto el pecho que cubría- en cuanto tengas oportunidad, elimina al hermano de Portgas, yo me ocuparé de Kuroashi- con cortos besos, bajó hasta llegar a sus pezones, donde comenzó a lamer y succionar con parsimonia
- no... no sé si... sea buena idea involucrarlos- sus palabras se veían cortadas cada vez que contenía un gemido- no tienen nada que ver en esto. Y Luffy... Luffy es sólo un niño...
- confía en mí- la mirada dorada de Mihawk se clavó en la de Akagami, dejándole sin habla al instante, hipnotizándole- apenas hayamos terminado nuestros asuntos aquí, te sacaré de Impel Down. Nos iremos muy lejos, los dos juntos...- tomó el rostro del pelirrojo con ambas manos antes de fundir sus labios en un lujurioso beso mientras sus prendas comenzaban a desaparecer...
—End Flash Back—
Shanks estaba tan perdido en sus pensamientos que, cuando notó la presencia junto a su cama, no pudo evitar brincar del susto.
- ¿Luffy?- habló el pelirrojo en voz alta al ver de quién se trataba. El pequeño azabache estaba de pie frente a él, con los brazos cruzados, el rostro ruborizado y las mejillas infladas que, sumado a su tierna expresión, le hacía lucir adorable- ni siquiera te escuché bajar de tu cama, ¿qué sucede?
- nada- reprochó con labios apretados mientras luchaba por contener sus lágrimas
- ¿una pesadilla?
- ¡los hombres no lloran por un sueño!- objetó el menor, quien claramente parecía asustado. Tras un largo suspiro, Shanks lo atrajo hasta sus brazos, envolviéndolo en ellos mientras se recostaban en la cama. Luffy dejó escapar un sollozo antes de sujetarse al mayor, escondiendo su rostro en su pecho
- los hombres no lloran, ¿Cierto?- trató de animarle Akagami, dando ligeras palmaditas en su espalda. Sintió cómo el menor asentía y lo abrazó con más fuerza
- pero...- el murmullo del pelinegro llamó su atención- pero Ace da mucho miedo cuando se enoja...- ¿a qué venían esas palabras? ¿Un sueño con el pecoso, quizá?- pero lo que más me asusta de Ace... es que pueda perderlo...- un dolor le estrujó el pecho a Akagami cuando escuchó al pequeño. No dijo nada más, simplemente le abrazó con cariño y esperó a que el tiempo pasara.
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En otra parte de Impel Down...
A esa hora, lo único que se escuchaba era el sonido de sus pasos. Bostezó largamente y apuntó su linterna hacia las celdas; la mayoría de los presos dormían, otros blasfemaron contra él al ser despertados por la intensa luz, pero él, al ser uno de los guardias de esa prisión, ya estaba acostumbrado. Ignorando cualquier comentario de los reclusos, el guardia siguió paseándose entre las celdas. En una de ellas, dos de los presos estaban inmersos en un apasionado roce, gimiendo y gritando cual animales en celo. El hombre sólo hizo un gesto de repugnancia y apuntó su linterna hacia otra parte. Todo parecía normal aquella noche hasta que, dentro de una de las celdas, pudo distinguir la silueta de alguien tendido en el piso. El guardia se acercó cautelosamente, identificando enseguida al preso que, por la mancha carmesí en el piso, estaba herido...
- mierda...- llamó por el intercomunicador y ordenó que abrieran la celda donde el herido estaba- maldita sea Trafalgar- se quejó mientras estiraba su brazo para verificar los signos vitales del pelinegro. Apenas puso una mano en el cuello de Law, éste se levantó y le asestó un golpe en el estómago lo suficientemente fuerte como para aturdirlo. En cuanto tuvo al guardia en el piso, el moreno lo pateó repetidamente hasta que dejó de moverse para luego arrebatarle las esposas e inmovilizar sus brazos tras la espalda con ellas; después le arrebató el aturdidor y la linterna que llevaba en su uniforme
- idiota- dijo el pelinegro en voz baja para luego arrancarse un trozo de la camisa y usarlo para detener la hemorragia de su brazo izquierdo. Miró alternadamente al guardia y a su compañero de celda y salió sigilosamente de su celda.
Ace, quien había estado fingiendo dormir hasta ese momento, abrió los ojos y se puso de pie.
- hacer todo esto sólo por ver a Eustass...- murmuró el pecoso mientras sujetaba al guardia por los cabellos para ver su rostro- bien, no importa. No es mi asunto- soltó sin cuidado alguno al guardia, dejando que su cráneo se estrellara contra el suelo y se alzó de hombros; no quería involucrarse en problemas ajenos. Regresó a su cama y se acurrucó en ésta, dejando que la sonriente carita de su hermano fuera la última imagen que pasara por su mente antes de volver a dormir.
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Impel Down, una hora más tarde...
- ¡¡Alcaide!! ¡¡Alcaide, abra la puerta!!
- ¡¡DIJE QUE ESTOY OCUPADO, JODER!!
- ¡¡Pero señor, es una emergencia!! ¡¡Alguien dejó salir a los presos!! ¡¡ES UNA FUGA!!
- ¡¿qué dijiste?!- su libido terminó por los suelos al escuchar aquellas palabras. En cuanto salió de su sorpresa, Doflamingo subió la bragueta de su pantalón, se acomodó sus prendas y tiró su abrigo rosa encima de Crocodile para que cubriese su desnudez. El alcaide se apresuró a abrir la puerta de la misma furiosa manera en que la cerró momentos atrás- repítelo- ordenó el rubio, levantando a uno de sus oficiales por el cuello del uniforme
- una fuga señor...- respondió nervioso el hombre antes de ser soltado- alguien intervino en el sistema de seguridad y abrió las celdas, también destruyeron las cámaras, por lo que no sabemos quién lo hizo
- los presos han comenzado a atacar a los guardias- explicó otro oficial- otros se están aglomerando frente a la puerta principal para forzarla y escapar
- ¿y qué diablos hacen aquí parados? ¡Hagan sonar la alarma!- uno de los guardias se cuadró en señal de asentimiento y se alejó rápidamente- ¡avisen a las torres vigías y a los demás guardias que detengan el motín por cualquier medio posible! ¡Movilicen las camionetas y que un grupo se haga responsable de los perros para que vigilen los alrededores! ¡Usen la manguera a presión para quitar a esas ratas de la entrada principal! ¡Que ninguno de ellos ponga un pie fuera de esta prisión!
- ¡Sí señor!- los demás guardias saludaron con respeto a su superior y enseguida se dispersaron para hacer lo que se les había ordenado
- señor alcaide- habló el único guardia que se quedó- ¿qué hay sobre Crocodile?- se aventuró a preguntar, agachando la mirada
- yo me hago cargo de él
- pero alcaide, ¿y si quiere hacer algo contra usted?
- cualquier cosa que intente, yo mismo lo detendré. Tengo métodos muy persuasivos- dijo pícaro- busca algunos guardias y continúen con la búsqueda de Eustass Kid
- como ordene- y finalmente el guardia se marchó. Doflamingo cerró la puerta y regresó hasta su escritorio, donde Crocodile ya estaba sentado cubriéndose con el llamativo abrigo rosado. El rubio hizo una sutil caricia en el rostro del otro y abrió las pesadas cortinas; fuera, los reos corrían de un lado a otro, con el sonido de gritos, golpes y armas de fuego a su alrededor
- no parecen tener una estrategia...- meditó el alcaide al observar el desastre en que se había convertido su imperio- son como pequeñas hormigas alborotadas...
- déjame salir- habló el de la cicatriz, interrumpiendo sus pensamientos
- tú te quedas conmigo Croco-chan. Estar allá afuera es muy peligroso, incluso para uno de los reyes- y sin quitar su vista de enfrente, Doflamingo cruzó los brazos tras su espalda y apretó sus puños con fuerza- [y no me perdonaría que algo te ocurriera...]- terminó la frase en su mente y miró el reloj; aquel motín tenía que acabarse antes de que el primer rayo de sol rompiera la noche
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Aquel aturdidor ruido llegó a cada rincón de Impel Down, incluso a aquellos lugares en donde ni siquiera la luz del sol conseguía llegar. Roronoa Zoro despertó confundido y con un fuerte dolor en todo su cuerpo, pero como pudo se sentó en el suelo y puso atención a aquel escandaloso sonido.
- la alarma para motines- pensó el peliverde en voz alta. El chirrido metálico de la puerta lo puso en alerta; por puro instinto se arrastró por el suelo y retrocedió lo más posible mientras cerraba los ojos, esperando escuchar cómo Mihawk entraba en la celda, mas el sonido de sus pisadas jamás llegó a sus oídos. Abrió lentamente sus párpados, buscando alguna presencia intrusa, pero en vez de eso, sólo encontró una tenue luz colándose a través de la puerta recién abierta.
Ignorando el dolor que recorría su cuerpo, Zoro pasó sus brazos por debajo de sus piernas, de tal manera que sus manos atadas quedaran enfrente, en una posición más cómoda. Desató sus piernas, se acomodó la ropa y, con ayuda de la pared se puso de pie y caminó hasta la salida, asomándose cautelosamente. No había nadie alrededor, entonces, ¿quién le había abierto la puerta?
- Sanji...- recordó de pronto, dejando de lado las preguntas que embargaban su mente. Con pasos tambaleantes, Zoro salió de su celda de confinamiento y fue en busca de su amado rubio; no era una persona religiosa, pero, por primera vez en su vida, le suplicó a quien fuera que pudiese escucharlo poder llegar a tiempo...
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Al final había terminado haciendo lo que Akagami quería, y eso le molestaba. Sin embargo, estaba dispuesto a hacer eso y mucho más por Kid. Asegurándose de no ser visto, escapó del cuarto de vigilancia y comenzó a buscar al pelirrojo; seguramente, con todo el alboroto que había causado, sería una tarea más complicada, pero de forma irónica, ese motín era justo lo que necesitaba para buscarle.
Law avanzó con cautela por la prisión, pues en esos momentos cualquiera podía convertirse en víctima de cualquier incidente. Los reclusos luchaban por tomar el control del lugar, golpeaban e inmovilizaban a los guardias y les arrebataban las armas, otros violaban y eran violados, y los menos afortunados pasaban a formar parte del montón de cuerpos sin vida que comenzaban a acumularse en el piso junto con los heridos y los moribundos.
- ¿dónde te metiste Kid?- con la lámpara que llevaba en mano, revisaba uno a uno los cuerpos en el suelo, esperando no encontrar ahí al pelirrojo. Siguió diferentes caminos de sangre dibujados en el piso, y al darse cuenta que había tomado el equivocado, chasqueaba la lengua con molestia y pasaba al siguiente.
Después de un largo rato buscando, Law encontró una tenue marca rojiza que se alejaba de las demás. Se inclinó a examinarla, y al ver que la sangre tenía mucho tiempo de ser derramada, llegó a la conclusión que, quizá, podría tratarse del rastro de Kid. Comenzó a seguir la mancha roja en el piso, iluminándola con la lámpara para no perderla; cada vez se alejaba más del disturbio, la gente y el ruido a su alrededor disminuía paulatinamente. Cuando se dio cuenta, se encontraba en uno de los edificios de la prisión, paseándose entre las celdas hasta que llegó a los baños compartidos, justo donde el rastro desaparecía, como si alguien la hubiera borrado a propósito.
Con su intuición guiándole, el pelinegro entró al lugar y abrió la puerta del primer sanitario... vacío. Siguió con el segundo hasta el quinto, encontrando una simple letrina sucia dentro con un repugnante hedor rodeando a cada una. Siguió entonces con el sexto inodoro, pero la puerta no abrió, estaba cerrada por dentro. Law se arrodilló en el suelo, y al confirmar que el inodoro estaba aparentemente desocupado, supo que había algo raro en ese sitio. Esta vez se asomó por encima de la puerta, confirmando con horror lo que sospechaba... Kid se encontraba en el interior, acomodado cuidadosamente sobre la letrina de tal forma que sus piernas no se asomaban por la parte de abajo; la sangre goteaba entre las cuerdas que inmovilizaban su cuerpo, cayendo dentro del inodoro, el cual estaba a punto de desbordarse.
- ¡Kid!- desesperado, el moreno comenzó a golpear su cuerpo contra la puerta, forzando los ensambles hasta que la hizo ceder. El pestillo de la puerta se zafó y la puerta quedó colgando sobre sus bisagras, provocando un estentóreo sonido cuando la puerta se abrió. Lo primero que hizo Law fue revisar sus signos vitales; la respiración del pelirrojo era lenta y los latidos de su corazón apenas y se sentían, pero estaba vivo, y eso alivió al moreno. Lo bajó cuidadosamente y lo depositó en el suelo, analizando sus heridas mientras desataba las cuerdas- [ha perdido mucha sangre]- pensó al ver lo profundas de sus heridas y su piel más pálida de lo normal- ¿quién te puso ahí?- preguntó al inconsciente pelirrojo. Era evidente que alguien lo había encerrado allí, y aunque en esos momentos no lo supiera, se encargaría de averiguarlo. Law tomó uno de los brazos de Kid, pasándolo alrededor de su cuello para que descansara todo su peso en él y pudiera levantarlo. Con Kid a cuestas, el moreno salió de los baños y avanzó lentamente por los pasillos hasta que salió del edificio.
- L... Law...- murmuró el pelirrojo antes de expulsar sangre por la boca. Su cuerpo se notaba más frío a cada segundo, sin mencionar el esfuerzo que hacía por respirar- Law...
- estoy aquí- respondió el aludido para calmarle, lo cual pareció funcionar, pues Kid no volvió a decir una palabra
- oh, miren lo que he encontrado- un sujeto apareció de pronto frente al pelinegro, azotando el extremo de un tubo de metal contra el piso- una linda zorrita cargando a su amo, ¿qué sucede Trafalgar? ¿tratas de ayudarlo?- habló con sorna- permíteme ahorrarte la molestia- levantó el tubo de metal en el aire y se preparó para asestarle un golpe a Law, mas éste logró reaccionar rápidamente; sacó el aturdidor que llevaba consigo y colocó la punta de su arma con la de su adversario. Sólo le bastó presionar el botón para que la electricidad corriera a través del tubo metálico, llegando hasta quien lo sostenía; en pocos segundos, el hombre yacía en el suelo, noqueado por la fuerte corriente eléctrica.
- ¡Alto!- esta vez eran cuatro guardias quienes se interponían- ¡suelta tu arma, Trafalgar!- las pistolas no tardaron en apuntarle; quizá el aturdidor era efectivo en una lucha cuerpo a cuerpo, pero de nada le servía contra armas de largo alcance- ¡manos tras la cabeza!
- perdóname Kid, hice todo lo que pude...- lentamente, el aturdidor resbaló de su mano hasta quedar en el piso. Justo estaba por soltar al pelirrojo y rendirse cuando un grupo de presos comenzó a atacar a los guardias que le acorralaban; los disparos no tardaron en escucharse y pronto toda la atención de los oficiales estaba en el grupo que los atacaba.
Agradeciendo su buena suerte, Law acomodó al cuerpo sobre él y continuó avanzando, esta vez siendo más precavido pues se había quedado sin arma. De alguna forma, el moreno y su acompañante lograron llegar a la enfermería; tras dejar a Kid sobre la cama de observación y cerrar la puerta, el moreno empujó uno de los muebles para bloquearla, asegurándose de no ser interrumpido. Revisó que tuviera todo lo necesario a su alcance, se lavó las manos, se puso un cubre bocas y unos guantes de látex y se dispuso a tratar las heridas de Kid...
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- ese cabrón...- al ver la celda vacía, Ace apretó sus puños con tal fuerza que hizo sangrar sus manos. Tuvo un mal presentimiento cuando los reos comenzaron a amotinarse y salió a buscar a su hermanito, pero éste, al igual que Akagami, no se encontraban donde deberían. El pecoso cerró con fuerza los párpados y respiró largo y profundo para calmarse; no deseaba perder el control como la última vez, aun cuando la mayoría de los presos fueran peor que basura, no había por qué involucrarlos; sólo tenía un blanco en mente, y en cuanto lo encontrarse, le haría saber de lo que era capaz Portgas D. Ace.
Apenas comenzaba a correr cuando alguien chocó contra él. Ambos terminaron sentados en el piso, ligeramente aturdidos por el golpe; después de quejarse entre dientes, levantaron la mirada, reconociéndose al instante
- Ace- el rubio fue el primero en ponerse de pie, por lo que le tendió una mano al pecoso para ayudarle- disculpa, no miraba por dónde iba
- no es nada- respondió tranquilamente el mayor de los hermanos D.- ¿qué se supone que haces afuera Sanji? ¿Acaso no sabes que tu celda es el mejor refugio durante un motín?- ni siquiera esperó que el rubio le respondiese, pues su expresión le dijo todo- ¿estás preocupado por Zoro, verdad?- su silencio sumado a el rojo en sus mejillas le dio la afirmativa- descuida, el sistema de seguridad de las celdas de confinamiento es independiente del de las celdas normales, además de ser más complicado. Aun cuando sea astuto, no creo que haya tenido tiempo de desactivarlo, así que lo más probable es que Zoro siga en su celda...
- ¿sabes quién lo hizo?- cuestionó impresionado el cocinero
- tengo una ligera sospecha- el rubio le miró fijo, esperando su respuesta- bueno, nos preocuparemos de eso después. Primero debo encontrar a Luffy
- me gustaría ayudarte, pero realmente necesito ver al marimo
- supongo que, con este alboroto, no hay nadie vigilando las celdas de confinamiento; de todas formas ten mucho cuidado- el rubio asintió y se dispuso a ir al área de confinamiento, mas la mano del pecoso lo detuvo- Sanji... por tu bien y el de Zoro, procura no meterte en problemas ni hacer alguna estupidez, ¿de acuerdo?
- descuida. Aun no tengo el suficiente valor para matar a alguien- y tras decir aquello, el rubio siguió su camino.
¿Él, matar a alguien? ¡ja! Sin duda era una estupidez, comenzando porque jamás en su vida contempló siquiera hacerlo. Con una sonrisa dolorosamente burlona, Sanji corrió hacia el área de confinamiento solitario. Apenas llegó, gritó el nombre del peliverde por todo el lugar pero jamás obtuvo respuesta. Revisó las pocas celdas que estaban abiertas, y al no encontrar nada en su interior, supuso lo obvio... Zoro había escapado.
No tuvo otra alternativa más que seguir buscando; si el marimo estaba fuera, lo más probable era que haya ido a su encuentro, por lo que regresó a su propia celda. Por desgracia, tampoco lo encontró ahí. Sanji suspiró profundamente y se quedó pensativo, tratando de intuir el paradero del marimo, pero a falta de ideas, inició una nueva búsqueda, esta vez sin rumbo fijo. Después de un muy largo rato buscando pudo distinguir, no muy lejos de él, la figura de Shanks acompañado de Luffy, caminando apresuradamente entre los presos.
Teniendo el cuidado de no ser visto, Sanji les siguió a una distancia prudente, notando enseguida que iban cada vez más lejos, como escondiéndose de algo o alguien. Cruzaron uno de los patios hasta llegar al área de trabajos forzados. El par se detuvo junto a una pila de escombros, por lo que el rubio se vio obligado a detenerse y ocultarse tras una pila de rocas a pocos metros de ellos.
Logró ver cómo Akagami se arrodillaba frente al pequeño Luffy y lo tomaba de los hombros mientras hablaba con él, pero debido a la distancia no escuchaba su conversación. Entrecerró los ojos, haciendo un esfuerzo por leer sus labios, mas la oscuridad de la noche parecía ocultar sus palabras. Un par de segundos más tarde, y sin que Luffy lo notara, Shanks se llevó una mano a la espalda para sacar lentamente de entre sus ropas un afilado cuchillo. El pelirrojo empujó a Luffy al suelo, y colocándose rápidamente sobre él, apuntó el filo del arma hacia el cuerpo del menor.
- ¡Luffy!- sin pensárselo dos veces, Sanji corrió a la ayuda del menor de los hermanos D, sin embargo, antes de que siquiera lograra acercarse, un fuerte golpe en la cabeza le hizo tambalear hasta que quedó tendido en el suelo. La vista se le hacía cada vez más borrosa a la vez que sentía un líquido bajar por su rostro... alguien le acababa de golpear.
Sanji sintió una mano recorriendo su hombro antes de que su atacante le diera la vuelta y lo tomara de sus pies para comenzar a arrastrarlo por el piso. Trató de concentrarse en reconocer a quien le llevaba mas no lograba distinguirlo, o al menos no lo hizo hasta que una de las lámparas de vigilancia alumbró por escasos segundos su rostro, permitiéndole ver un par de brillantes ojos dorados antes de golpearse la cabeza con una roca suelta y quedar inconsciente al instante.
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El cielo comenzaba a teñirse de índigos y bermellones cuando el motín fue extinguido casi por completo. Con una sonrisa triunfante, Doflamingo miraba cómo sus subordinados se encargaban de encerrar a los últimos prisioneros que aún quedaban sueltos mientras otros recogían los heridos y muertos desperdigados por todas partes.
- será un poco difícil explicar este desastre- se decía el rubio al acomodarse sus gafas- habrá que decir la verdad, omitiendo algunos detalles- se giró a ver a Crocodile, quien yacía dormido en su silla, cobijado por el abrigo rosado del alcaide- supongo que puedes quedarte un poco más- hizo una sutil caricia en la azabache cabellera del otro y salió de su oficina- asegúrense de que no salga de aquí hasta que yo vuelva- le indicó al par de oficiales que custodiaban la entrada de su oficina, quienes no tardaron en asentir.
Doflamingo salió tranquilamente del edificio, paseándose por la prisión, dando órdenes a los oficiales con quien se topaba y midiendo la gravedad del asunto con la mirada.
- ¡señor alcaide!- uno de sus oficiales se acercó a él y comenzó a caminar a su lado- he venido a traerle el informe hasta ahora- su jefe asintió en silencio, dejándole seguir con su narración. El hombre hojeó el informe que llevaba en las manos y prosiguió- hasta ahora, no se ha encontrado al que incitó el motín; algunos reos han hablado, pero sus historias se contradicen, por lo que no hemos podido confirmar nada. Los francotiradores se encargaron de vigilar el perímetro, nadie logró salir, señor...
- una distracción
- ¿disculpe?
- los reos se amotinaron sin un orden aparente, muchos grupos se pelearon entre ellos. Está claro que el objetivo de la mente maestra no era escapar, sino "entretener" a los guardias- el oficial se quedó mudo unos momentos tras las palabras del alcaide- continúa
- ¿eh?... sí. Bueno, en cuanto a las víctimas... hubo más heridos de nuestro lado, pero las bajas fueron mayoritariamente presos. Falta regresar a unos cuantos a sus celdas, y hay algunos desaparecidos. También... alguien se atrincheró en la enfermería
- ¿qué cosa?
- hemos querido entrar a la enfermería, pero está bloqueada por dentro y nadie responde. Si tomamos en cuenta la lista de desaparecidos, los sospechosos son...
- ¿y Eustass Kid?
- recibimos un mensaje de un grupo de guardias que dijeron haberlo visto pero, al acudir al lugar, lo único que encontramos fueron esos mismos guardias con heridas de muerte. No hemos sabido más de Eustass Kid desde entonces
- no se molesten en buscarlo, sé dónde está- sin decir nada más a su oficial, Doflamingo fue a la enfermería junto con el guardia. Al llegar, encontró un grupo de oficiales reunidos frente a la entrada de la enfermería, tratando de abrir la puerta a la fuerza- alto- ordenó el rubio con voz firme
- ¡alcaide!- ninguno de ellos pensaba verlo en ese lugar- no se preocupe, tenemos todo bajo...
- la fuerza no servirá. Yo me hago cargo- los guardias se apartaron del camino de su superior, dejándole pasar. Doflamingo estiró uno de sus largos brazos y llamó calmadamente a la puerta- será mejor que abras Law-chan- dijo burlón, mas al no recibir respuesta, tuvo que poner en marcha el plan B- debes estar ocupado atendiendo a Eustass, ¿cierto?... bien, si te he de ser sincero, no hay otra cosa que desee más que su muerte, así podría hacerme de tu delicioso cuerpecito...
- ¡jódete pervertido!- gritó enfadado el pelinegro desde el interior de la enfermería
- bingo- de nuevo, la escalofriante sonrisa de felicidad del alcaide apareció en sus labios- tengo una propuesta que seguro te interesará, Law-chan. Gracias a la insubordinación de todas estas ratas, tenemos muchos heridos, pero como sabrás, el médico de Impel Down no está disponible en estos momentos- Podríamos llamar a un equipo médico del exterior, pero nadie allá afuera debe enterarse de este pequeño incidente. Seguramente el Cirujano de la Muerte puede encargarse de la situación aquí. A cambio, olvidaré este pequeño incidente, e incluso podemos negociar sobre la reducción de tu sentencia
- me niego- respondió Law sin titubeos- no aceptaré a menos que hagas unos arreglos en tus términos
- te escucho entonces, ¿qué propones?
- no me interesa reducir mi sentencia, aun cuando me quitaras cien años, moriría antes de poder salir de aquí. Tampoco es que haya algo afuera que me interese, así que... deja que Kid se quede conmigo...
- eres muy egoísta, Law-chan. Aun cuando sabes que estaría mejor en un hospital psiquiátrico, te niegas a dejarlo ir... bien, aceptaré con dos condiciones; la primera es que, en cuando Eustass recupere su salud, deberá recibir el castigo apropiado por herir al médico. La segunda...
- ¡señor alcaide!
- ¿ahora qué?- dijo con molestia, pues parecía que sus oficiales vivían para interrumpirle
- ¡señor alcaide, hay un problema con el recluso Portgas D. Ace! ¡Está completamente enloquecido! ¡Está atacando a todo y a todos, ya ha matado a varios guardias y no logramos someterlo!
- ¿otra vez ese chiquillo?- se quejó furioso- habrá que tomar otras medidas más drásticas con él...
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Unos momentos antes...
- ¡Suéltenme!- reclamaba furioso el pecoso a los cuatro guardias que lo escoltaban a su celda, intentando quitarse las esposas que imposibilitaban sus muñecas- ¡tengo que buscar a mi hermano!- no había podido evitarlo, el pánico ya se había apoderado de él; y es que en toda la noche no había podido encontrar a su hermanito
- ¿hablas de Monkey D. Luffy, cierto?- el grupo de guardias intentó contener la risa- ni te molestes Portgas, tu hermano ha sido tragado por Impel Down...
- ¿qué quieres decir?- la garganta se le secó y sintió su corazón estrujarse de un fuerte dolor
- el prisionero Monkey D. Luffy está en la lista de desaparecidos...
Continued...
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gracias de nuevo por todo su apoyo, nos vemos en el siguiente capi~
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