12. Palabras Ocultas

hola de nuevo!! les traigo un capítulo más de esta historia, espero les guste

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12. Palabras Ocultas

El pelirrojo suspiró mientras su piel se derretía entre las manos del contrario; sus pantalones cayeron por sus piernas junto con su ropa interior lo suficiente como para que su entrepierna quedara vulnerable ante esos ojos dorados. Mihawk sonrió, su cuerpo era tan fácil de provocar. Se puso de rodillas frene al otro y tomó su endurecido pene, comenzando a lamer desde la punta hasta la base para luego repartir pequeñas mordidas por todo el miembro, aumentando los gemidos de Shanks...

- ahhh... Mihi...- se llevó una mano a la boca, mordiéndola para acallar su propia voz. La boca del pelinegro rápidamente se posicionó en la punta otra de nuevo, esta vez para engullir el miembro completo de su amante- mnnn... Mihi, no... es demasiado...- veía atentamente al otro subir y bajar, succionándole con fuerza- ahhh... voy... ahhh... voy a correrme...- sin hacer caso de sus palabras, Mihawk aumentó el ritmo hasta que sintió al pelirrojo estremecerse, y poco después, derramarse en su boca. Acumuló un poco de aquella sustancia en su cavidad y se puso de pie, uniendo sus labios con los del pelirrojo, dándole a beber su propia esencia antes de enredar sus lenguas salvajemente

- ¿qué averiguaste?- dijo de pronto el pelinegro en cuanto se separaron

- ¿eh?- el calor que le recorría no le dejaba procesar bien la información. Mihawk lo sujetó de las caderas y le bajó de la lavadora para ponerlo de espaldas y apoyarlo sobre la misma. Deslizó lo suficiente la cremallera de su uniforme para liberar su hombría y le penetró de una estocada- ¡AHHH!- el pelirrojo se sujetó firme de la lavadora para evitar caerse por tan brusco movimiento

- ...sobre Roronoa Zoro- murmuró Mihawk a oídos de Akagami mientras le embestía- ¿qué averiguaste?

- yo... ahhh...- las palabras salían difícilmente, pues el lento ritmo de las caderas del pelinegro era tan placentero que se puso a tono nuevamente- Ro... ronoa... es... ahhh... uno de los... jefes de Impel Down...- comenzó a decir entre quejidos mientras la saliva resbalaba por la comisura de sus labios- es... aaahhh... mnnn... está... en... ahhh... la tercera sección...

- ¿qué más?- dio una profunda embestida, enloqueciendo al pelirrojo

- mmhh... Kuro... ahhh...- las piernas le temblaban, ya no resistiría mucho tiempo- Kuroashi Sanji...

- ¿qué hay con él?

- es... la nueva mascota de Roronoa...

- entiendo- Mihawk sonrió perspicaz, jugueteando con su lengua en la oreja del pelirrojo.

- además...- el pelinegro detuvo sus movimientos unos instantes- Portgas D. Ace también...

- dos pájaros de un tiro, ¿uh?- su mirada adquirió un extraño fulgor mientras sus manos se paseaban por el cuerpo de su amante; una se filtró por las prendas superiores para apresar uno de los pezones mientras la otra se deslizaba hasta su hombría, presionando con sus dedos la punta...

- ahhh... Mihi... eres muy cruel...- su cuerpo se sacudía involuntariamente, buscando llegar al clímax, pero la mano del otro se lo impedía- por favor... deja que me corra...

- aún no...

- aahhh- las embestidas de Mihawk lograron tocar su punto más sensible- ahí... más duro...- el pelinegro aumentó el ritmo, dejando a Akagami sosteniéndose sólo en la punta de sus pies- Mihi... no puedo... ahhh... quiero venirme...

- hagámoslo juntos...- soltó la hombría del pelirrojo y arremetió una última vez, descargándose en el interior de Akagami mientras que éste hacía lo propio en la mano del ojimiel. La fuerza le abandonó rápidamente, quedando de rodillas en el suelo, jadeante y empapado en sudor

- no tardes mucho, ya casi termina tu tiempo- dijo Mihawk acomodándose la ropa y saliendo de la lavandería. El pelirrojo se quedó un rato en el piso para reponer fuerzas, limpiarse con alguna prenda que encontró por ahí y salir también...

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Un par de días habían pasado desde su reconciliación, sin embargo, la situación entre ellos no había cambiado ni un ápice. Aun cuando trataba de acercarse al marimo éste seguía evitándole, y eso, por alguna razón, le dolía. Pensó que después de su pequeña charla su relación mejoraría, pero ahora estaban peor que antes pues apenas y se dirigían la palabra.

- quizá Law tenía razón- meditaba para sí mismo recostado en las gradas del patio, con la mirada perdida en el cielo- quizá se está hartando de mí...- suspiró con pesadez antes de levantarse- tks, necesito un cigarro- dijo molesto Sanji, buscando su preciado tabaco en sus prendas. Sacó la cajetilla de su bolsillo, mas al encontrarla vacía, bufó aún más molesto que antes, ¿en dónde encontraría su vicio ahora?- Crocodile...- concluyó en voz alta

- ¿qué quieres?- una ronca voz cercana sobresaltó al rubio. Al mirar hacia un costado se dio cuenta que, a unos cuantos metros, estaba Crocodile siendo escoltado por varios hombres- habla rápido...

- yo... cigarrillos...- fue lo único que pudo pronunciar.

- ...- el pelinegro lo miró de arriba abajo y encendió un puro- ven conmigo...

- pero no...

- ¿eres la mascota de Roronoa, no?- el rubio asintió- entonces la casa invita esta vez- Crocodile comenzó a alejarse junto con sus seguidores, y Sanji, aun desconfiado, le siguió a distancia.

El grupo llegó a la celda de Mr. Crocodile, éste se acomodó sobre su cama y sus hombres quedaron alrededor suyo; Sanji, al no saber qué hacer, permaneció de pie en medio del lugar. El tabaco y el alcohol no tardaron en aparecer, los ojos del rubio pasaban de un lado a otro, viendo cómo las botellas iban y venían hasta que una de esas botellas terminó en sus manos.

- ¡vamos hombre, bebe!- le animó uno de los presentes- ¡el rey invita!- el rubio meditó unos instantes antes de darle el primer trago a la botella...

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Mientras tanto, en alguna otra parte...

- siempre es lo mismo...- suspiró Ace con pesadez mirando aquel extenso patio en busca de su hermano menor. Al no encontrarlo en ese sitio, comenzó una búsqueda más exhaustiva por todo Impel Down hasta hallarlo sentado en el piso cerca de la bodega de suministros, pero para su disgusto, no estaba solo...

- ¡¡GENIAL!!- exclamó emocionado el menor de los hermanos D. en señal total admiración hacia el pelirrojo

- Luffy- el pecoso se acercó a ellos- te dije que no anduvieras solo por ahí

- pero no estoy solo, estoy con Shanks- dijo el pelinegro haciendo morritos

- es igual, no quiero que andes molestando a otros

- ¡no es molestia!- habló el mayor- Luffy es un buen chico- colocó su mano en la cabeza del mencionado, alborotándole su cabello azabache mientras le sonreía, acto que, indudablemente, había molestado a Ace- nos estábamos divirtiendo mucho, ¿no es así, Luffy?- el menor asintió contento

- ¡Shanks cuenta historias muy interesantes!- rio extendiendo los brazos al aire

- ¿ah, sí?- mencionó Ace sin darle mucha importancia- tendrás tiempo para historias luego, Luffy. Debemos irnos

- pero Ace... sólo una historia más...

- no Luffy. Vámonos

- vamos chico, es una buena historia. Estoy seguro que te interesará incluso a ti- colocó los brazos tras su cabeza y se recargó en la pared- es la historia de un soldado que se convirtió en una bestia- los ojos del pecoso se abrieron cual platos y una pequeña gota de sudor resbaló por su frente- todos se preguntaban cómo un chico tan joven como él estaba en un rango tan alto. La respuesta era simple, ese chico tenía un secreto; o mejor dicho, él mismo era el secreto. Todo había empezado desde que era apenas un niño, después de la muerte de sus padres; nadie se daría cuenta si desaparecía otro huérfano más, por lo que el Proyecto H.I.K.E.N., un plan experimental para crear el arma perfecta, dio inicio. El proceso fue brutal e incluso inhumano, pero el ejército logró crear lo que quería, una bestia sedienta de sangre que se ocultaba tras el rostro de un muchacho ingenuo. Era capaz de matar a 50 hombres tan sólo con sus manos desnudas, y lo mejor de todo, sin remordimientos. Pero su arma perfecta resultó no serlo después de todo, pues aún quedaba una parte humana en él... cuando el arma se enteró que el gobierno quería usar a su hermano para seguir con sus experimentos, la pequeña bestia enloqueció. Destruyó toda la investigación que resultó del Proyecto H.I.K.E.N e intentó asesinar al jefe de estado, quien había puesto en marcha el proyecto. Logró su cometido, detuvo la creación de más armas como él y salvó a su hermano, pero a cambio, entregó su libertad... y su vida...- el pelirrojo sonrió al terminar el relato, deleitándose con la mirada asustada de Ace

- ¡¡QUE GUAY!!- Luffy seguía excitado con las palabras del mayor- ¿y qué pasó después?

- eso me preguntaba yo...- le dedicó una última mirada burlona al pecoso antes de que éste reaccionara y se llevara al menor de ahí

- Luffy, no quiero que te vuelvas a acercar a ese hombre- ordenó el mayor mientras arrastraba a su hermano de regreso a su celda

- pero Ace...

- no discutas y haz lo que te digo. No quiero que...

- Ace- escuchó a alguien llamarle a lo lejos. Al ver al peliverde acercarse, detuvo sus pasos- ¿has visto al cejas de caracol?

- ¿a Sanji?- meditó un poco- no, hoy no lo he visto

- yo lo vi- intervino Luffy- se fue hace un rato con el tipo grande de la cicatriz y sus hombres

- ¿Crocodile?- preguntó Zoro, a lo que el pelinegro asintió- tks, ese idiota...- murmuró mientras corría hacia el área de celdas...

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Ya para ese momento, Sanji no distinguía su mano izquierda de la derecha. Siempre había sido débil para el alcohol, por lo que unos cuantos tragos lo habían dejado lo suficientemente mareado como para no darse cuenta que se había adentrado en la boca del lobo. Tumbado junto a la reja, el rubio luchaba por mantener sus párpados abiertos, su cuerpo parecía entumecido y su sentido del oído estaba desorientado, pero aun así pudo escuchar lo que ocurría a su alrededor

- Crocodile- llamó uno de los guardias entrando en la celda- el alcaide te está buscando

- tks- con un quejido de molestia, el pelinegro se encaminó hacia el guardia- cuiden bien de nuestro invitado- habló mientras le colocaban las esposas y era escoltado hacia la oficina del alcaide

- ¿qué hacemos con él ahora?- dijo uno de ellos, bebiendo el último trago de una botella

- podemos divertirnos un rato con él- propuso otro, relamiéndose los labios

- Roronoa nos mataría- reflexionó uno

- no lo hará si no se entera. Después de todo, los muertos no hablan...- las carcajadas resonaron en la celda mientras que aquellos sujetos se acercaban al rubio y lo sujetaban contra el piso

- ¡¡su... suéltenme!!- reclamó torpemente Sanji al tratar de liberarse, sin embargo, con el alcohol en su organismo, no podía hacer mucho. Podía sentir varias manos sobre su cuerpo, luchando por arrancarle la ropa de un tirón...

- Roronoa debe pasársela muy bien contigo- murmuró uno a su oído antes de lamerla

- ahh...- el rubio no pudo reprimir un suspiro. Ya que el marimo no le había tocado en mucho tiempo, su cuerpo estaba deseoso de atención, reaccionando ante las caricias de esos malditos- ahhh... n... no...

- quítale los pantalones...

- ¿qué creen que hacen?- habló de pronto una enfurecida voz. Aquellos hombres estaban por reclamar cuando se dieron cuenta de quién había llegado

- Ro... Roro...- el terror no les dejó decir la palabra completa. Todos se levantaron horrorizados, tratando de huir, pero el alcohol también había hecho estragos en sus reacciones, y en pocos segundos, quedaron inconscientes en el piso.

- vamos- levantó al rubio y lo haló del brazo, comenzando a caminar con él- ¿qué diablos hacías ahí?- le reclamó el peliverde sin detenerse

- ya no tenía cigarros...- dijo en voz baja

- ¡¡sólo tenías que pedírmelos!!

- ¿ah?

- si quieres algo, sólo pídemelo a mí...- el rubio se detuvo de pronto, haciendo que el peliverde lo hiciera también y se voltease a verlo- ¿cocinero?

- ¿puedo pedirte cualquier cosa?- preguntó con la mirada clavada en el piso

- claro...

- entonces...- el rostro le ardía, aunque no estaba seguro si era por la borrachera o la vergüenza- tócame...- la mirada del peliverde se desencajó por la sorpresa- ¿o acaso te has cansado de mí?...

- ¿por qué cr...?- mas su labios fueron sellados con un beso del cocinero. Zoro lo apartó de sí un poco, aún sorprendido por sus palabras- ahora no, estás borracho

- marimo- hizo un nuevo intento por besar al otro, pero éste no lo permitió- je, entonces es verdad...- su débil sonrisa desapareció tras la caída de la primera lágrima- ya no me necesitas...

- imbécil, no es eso...- el rubio volvió a unir sus labios con los de él, esta vez siendo correspondido. Sus lenguas chocaban constantemente mientras sus alientos se mezclaban, hasta que por falta de aire, se separaron un poco- ¿cuánto se supone que bebiste?

- no sé...- dijo con simpleza antes de hundir su rostro en el cuello del moreno, probando su piel con su lengua- marimo... estoy muy caliente...- musitó moviendo sus caderas, dejando que el otro sintiera la erección que crecía en sus pantalones

- maldición...- el peliverde lo tomó al otro del brazo y lo arrastró a la primera celda que encontró

- ¿qué diablos hacen aquí?- reclamó el hombre dentro de la celda

- ¡¡LARGO!!- gritó furioso el peliverde, por lo que el otro preso no tuvo más que obedecer; nadie quería provocar a uno de los reyes de Impel Down. Una vez que se supieron solos, el rubio se arrojó a Zoro, dejando que éste le devorara los labios mientras que, lentamente, lo conducía hacia la litera.

Antes de que Zoro pudiera tumbar al otro en la cama, éste se le adelantó; cuando se dio cuenta, estaba debajo de Sanji. Por un momento pensó en cambiar posiciones, pero le agradaba que el rubio fuera quien tomara la iniciativa, así que se dejó llevar y siguió deleitándose con el sutil sabor a licor que tenía el cocinero en esos momentos impregnado en su lengua. Una vez que se hartó de sus labios, Sanji deshizo el beso, paseando su lengua nuevamente por el cuello del peliverde mientras sus manos intentaban descubrir su pecho. Su estado etílico no le dejaba coordinar bien sus movimientos, por lo que sus manos siguieron su recorrido hasta la entrepierna de Zoro; acarició por encima, notando enseguida que el contrario se estaba poniendo duro

- ¿esto es para mí?- dijo travieso el cocinero, desabrochando como pudo los pantalones del peliverde y liberando su erección- delicioso...- mojó sus labios con su lengua, descendiendo lentamente por el moreno cuerpo. Tomó la hombría del peliverde con sus manos mientras la lamía desesperado

- ahhh... jodido cocinero...- Zoro lo tomó por los cabellos- hazlo de una maldita vez...- el rubio abrió la boca y dejó que el otro embistiera contra su cavidad, introduciendo de golpe aquella extensión de su cuerpo- aahhh...- volvió a gemir de placer; aunque nunca había recibido esa clase de atenciones del cocinero, éste sabía cómo despertar su lujuria- con la lengua...

- mmnn...- con aquello en su boca no podía ni hablar, pero no era necesario, su mirada le dio al otro la afirmativa. Su lengua envolvió la hombría de Zoro mientras entraba y salía de su boca, presionándola con los labios. Sentía el pene del moreno golpeando contra su garganta, sus ásperos gemidos sacudiéndole los tímpanos... tenía calor, realmente mucho calor. Se llevó una de sus manos hacia la parte baja de su anatomía, metiéndola entre sus ropas para tomar su endurecido miembro, acariciándolo al mismo compás que llevaba su boca.

Zoro le contemplaba atento; el rojo de sus mejillas seguía igual de intenso y el sudor comenzaba a humedecerle la ropa, ¿acaso le gustaba provocarle? Sintió un calambre en su pene, anunciándole que no resistiría más tiempo... liberó su semilla en la cavidad del rubio, quien tragó lo que pudo mientras que el sobrante caía por su rostro. Con su lengua, el peliverde recogió lo que quedaba de su esencia de los labios de Sanji y le besó fervientemente, pegando sus cuerpos un poco más, despertando nuevamente sus hombrías. La ropa fue desapareciendo lentamente hasta que ambos quedaron desnudos frente al otro. Sanji quedó sentado en las caderas de su amante, frotándose contra él mientras le abrazaba

- marimo, no puedo más...- se llevó una mano cerca de la boca, lamiendo dos de sus dedos hasta dejarlos empapados en su saliva. Colocó el par de dígitos en su entrada y se penetró con ellos, soltando un sonoro gemido en los oídos del peliverde- ahhh... marimo... marimo...- suspiraba moviendo sus dedos en su interior- marimo... ahhh... más duro...- sus caderas comenzaron a moverse, buscando mayor profundidad

- cocinero...- totalmente hipnotizado por los movimientos del rubio, Zoro lo sujetó por la espalda con una mano mientras la otra bajaba a sus glúteos, apretándolos fuertemente antes de seguir bajando. Dos de sus dedos se unieron a los del cocinero, entrando mientras los otros salían

- ¡¡AAHH!!!- no pudo contener sus orgasmo, derramándose en el macizo pecho de su amante. Miró por unos instantes la blanquecina sustancia esparcida en la morena piel para luego restregar su pecho contra ella- ma... marimo... hazlo ya... hazme tuyo...- sin esperar una segunda petición, Zoro cambió posiciones, quedando él entre las piernas del rubio. Tomó la punta de su hombría y entró en él de una estocada- ahhhh... Zo... Zoro...- su nombre pronunciado en ese tono tan sensual le provocó un placentero escalofrío

- voy a moverme- comenzó a entrar y salir lentamente, clavándose cada vez más profundo en las entrañas del otro, quien gemía tan fuerte como su voz se lo permitía. Separó aún más sus piernas, aumentando el ritmo de las embestidas

- espera... duele...- dijo suplicante el rubio, por lo que Zoro soltó sus piernas y se recostó sobre él, reanudando sus embestidas, esta vez más calmadamente- así... ahh...- enredó sus piernas en la cintura del peliverde mientras sus brazos apresaban su cuello- mmnn Zoro... ahh... bésame...- los labios del otro no tardaron en devorar los suyos, apagando los gemidos en su boca. Sus manos recorrieron la fornida espalda del marimo, enterrando sus uñas en ella

- ahhh... serás...- el peliverde deshizo el beso y apoyó brazos en la cama sin detener las embestidas- esta me la pagas cocinero pervertido...

- aaahhh...- una fuerte estocada dio justo en el lugar adecuado, arqueando su espalda de placer- Zoro...- sus ojos se perdieron en la penetrante mirada azabache del otro, viéndose reflejado en ellos; esa expresión de satisfacción plasmada en su rostro... estaba seguro de haberla visto antes- [Law...]- pensó, recordando aquel encuentro con el pelinegro en las duchas... tenía exactamente la misma mirada que Law en aquel entonces... ¿por qué?-... te... te amo...- soltó de pronto, sorprendiendo tanto al peliverde que dejó de moverse. Al notar lo que acaba de decir, Sanji giró la cabeza y cerró los ojos, ¿qué había sido eso? Él no podía... su corazón golpeándole salvajemente el pecho le indicó que sí, que sus palabras no eran producto de la lujuria o la borrachera, que estaba enamorado de Zoro. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus sonrojadas mejillas... podía sentir la mirada del peliverde sobre él, pero lo que más le aterraba era que no hubiera dicho nada aun

- Sanji...- Zoro se inclinó hacia el rubio y le musitó algo al oído, provocando que el otro abriera los ojos nuevamente para encontrarse con una sonrisa...

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- adentro Trafalgar- ordenó el guardia, empujando al moreno dentro de la celda y retirarse a encerrar a los demás reos. Law miró molesto hacia la litera, en donde ya estaba Akagami, mirándole suspicaz.

- ¿qué dices Trafalgar? ¿Vas a rendirte al fin?- el pelirrojo se levantó de su cama y se acercó al otro, quien instintivamente retrocedió hasta que su espalda golpeó contra los barrotes. Shanks colocó sus brazos a cada lado suyo, cerrándole el paso al moreno

- deja de joder- trató de empujarlo con una patada, pero Akagami ni siquiera se movió. Debido a sus diarias peleas por mantenerse a salvo, Law comenzaba a perder fuerza, pues ya ni siquiera podía dormir bien por cuidar su trasero... literalmente- ¿es que aun no te cansas?

- realmente es muy divertido- lo sujetó con fuerza del mentón, obligándole separar sus labios. El pelirrojo aprovechó para introducir su lengua, pero el moreno no se lo iba a dejar tan fácil; mordió sus labios hasta hacerlos sangrar, haciendo que Shanks lo soltase

- suéltame...- pidió una vez más, escupiendo la sangre ajena- ¿por qué no te vas a perseguir al hermano de Ace?

- ¿Luffy?

- ¿se llevan muy bien, no? Pasan mucho tiempo juntos

- realmente no es mala idea pero no soy estúpido, no quiero morir aún. Además, es más fácil amaestrar un perro sin dueño- el pelirrojo lo soltó al fin, dirigiéndose a su cama- tienes suerte, hoy estoy muy cansado- estiró los brazos en el aire y se tiró en su cama, empezando a roncar momentos después

- con que un perro sin dueño...- Law sonrió, pues una idea llegó a su mente. Si era un perro sin dueño sólo tendría que buscar uno, al menos para que lo dejaran en paz. Ya que Kid y Shanks no eran una opción, sólo le quedaban tres... Crocodile, Zoro y Ace... el primero no era de los que poseían a sus subordinados, quizá era su mejor opción, pero Crocodile era famoso por vender a sus hombres a otros presos... y después de la masacre que desató Ace el día del apagón, prefería mantenerse alejado, por lo que su decisión se vio reducida a uno solo- Roronoa Zoro...

Continued...


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omg, ni yo recordaba esta parte jajaja xD ojalá les guste tanto como a mí. Por cierto, quería mencionarles tengo otros fics que no están en wattpad, les gustaría leer más de mis historias??


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