10. Quinto

nwn subí este capítulo para celebrarme mi cumpleaños, wiiii!!

_______________________

10. Quinto

- ¡¡Aniki!!- gritaba escandalosamente alguien- ¡¡Zoro Aniki!!- con un gesto de molestia, el nombrado decidió ignorar a aquel sujeto, o mejor dicho, a ese par de sujetos, pues desde que los conocía, siempre se les veía juntos

- ¡¡Zoro Aniki!!- repitió el otro hombre, deteniendo su marcha junto a Roronoa, tratando de recuperar el aliento

- Jonny, Josaku- el peliverde les reprendió severo sin abandonar sus ejercicios- ¿cuántas veces tengo que decirles que...?

- ¡pero, Zoro aniki, es muy importante!- afirmó Jonny- ¡acaban de transferir a un recluso!

- ¿eh?- el peliverde pareció ganar algo de interés. Bajó las enormes pesas y se sentó- ¿qué saben exactamente?

- bueno, él...

- ¡ahí está!- dijo Josaku, señalando en una dirección. Zoro se viró hacia donde su subordinado le indicaba. Un pelirrojo de extraño aspecto miraba curioso hacia todos lados con una gran sonrisa- su nombre es Akagami Shanks... es un experto en abrir todo tipo de cerraduras y desactivar cualquier sistema de seguridad; muchas compañías le pagaban cantidades enormes por robar información...

- el último trabajo que realizó consistía en robar archivos secretos a la policía por orden de los yakuza- indicó Jonny- pero, al parecer, alguien de su bando le traicionó

- ¿por qué está aquí?- inquirió Zoro sin dejar de ver al extraño personaje

- según parece- explicaba Jonny- ...en la prisión donde fue originalmente recluido no podían mantenerlo encerrado, pues burlaba todo sistema de seguridad, aunque nunca intentó escapar realmente...-el guardia que acompañaba al pelirrojo se retiró, dejando al nuevo reo parado en medio del patio.

Con la mirada irradiando confianza y una sonrisa de oreja a oreja, Akagami Shanks cerró los puños y se los llevó a la cintura, tomando una gran bocanada de aire mientras su cuello se arqueaba hacia atrás....

- ¡¡¡YO SOY SU QUINTO REY!!!- vociferó el pelirrojo entre carcajadas, haciendo eco entre los edificios, dejando al resto del mundo en silencio.

Después de unos segundos en suspenso, los reos se burlaron de él a los cuatro vientos; "¿quién se cree ese tipo?", "¿de qué guardería lo sacaron?", "No durará ni una semana" , "Sólo es un payaso de circo", "Será devorado por Impel Down"... se escuchaba de vez en cuando entre tanto barullo.

- habrá que darle la bienvenida- decía prepotente Crocodile, quien veía atento al nuevo desde que había aparecido- ¿no le parece, Mr. 1?- el mencionado levantó sus hombros y ladeó la cabeza, haciendo crujir los huesos de su cuello mientras se ponía de pie.

El corpulento y descomunal hombre, de cabeza rapada y piel oscura, caminó hacia el pelirrojo, con el deseo de despedazarlo latente en su furiosa mirada. En cuanto estuvo lo suficientemente cerca, el moreno tensó manos y brazos, haciendo que sus venas saltaran, y lanzó una serie de golpes que, para la gente normal, eran prácticamente invisibles debido a su velocidad;... sin embargo, todos quedaron boquiabiertos al ver que Akagami no sólo había esquivado los golpes, sino que también había noqueado a Mr.1, todo en menos de ocho segundos y con muy pocos testigos que habían logrado ver el cómo lo había hecho.

Un grito de guerra resonó entre las paredes de Impel Down; armados con lo único disponible, los reos comenzaron una batalla contra el pelirrojo, buscando mantener el poder de sus respectivos jefes intacto. El principal objetivo era Shanks, quien fácilmente lograba quitarse a quien se atreviese a atacarlo; otros sólo buscaban golpear a alguien, no importando quien fuese; un puñado más se mantenía a distancia, entre ellos los más débiles y los guardias, actuando como meros espectadores, y, por supuesto, los cuatro grandes de Impel Down, pues ninguno de ellos estaba dispuesto a intervenir en tan infantil riña.

Por otro lado, Sanji, aun sin entender muy bien de qué iba todo ese alboroto, también había decidido quedarse en su sitio al igual que cierto moreno, pero, a diferencia del otro, Law no estaba interesado en la pelea; es más, ni siquiera era consciente de lo que pasaba a su alrededor... su atención permanecía absorta en Kid.

- ¡ja! ¿Es todo lo que tienen?- decía para sí Shanks, tumbando a 5 hombres de una sola patada. Buscó a su alrededor a su próximo contrincante cuando, en lo alto de las gradas, divisó a la única persona que no le prestaba la más mínima atención- tú...- se inclinó, levantando a uno de los heridos- ¿quién es ese?-preguntó señalando hacia arriba

- T...Tra-Trafalgar Law...- dijo nervioso el hombre, con la sangre resbalando por su cuerpo- era... era la mascota de Eustass...

- ¿mascota?- el pelirrojo enarcó una ceja- ¿y qué se supone que eso significa?

- en... en Impel Down... cada jefe... tiene una mascota para disfrute personal... ya sabe... su juguete para pasar el tiempo...

- mnn...

- ¡¡voy a matarte!!- gritó alguien desde atrás. Shanks levantó al sujeto que tenía atrapado y lo lanzó hacia su agresor, alejándolo de él lo suficiente.

Después de un largo rato entre golpes, insultos y sangre, los guardias decidieron poner fin a la disputa; desde las torres de vigilancia, los francotiradores cargaron sus armas y dispararon al aire. Los golpes cesaron, quedando todos los reclusos inmóviles en su sitio.

- ¡¡AL SUELO!!- ordenó uno de los guardias- ¡¡MANOS TRAS LA CABEZA, AHORA!!- todos, incluso los jefes, obedecieron. Tiraron unos disparos en el suelo en señal de advertencia, asegurándose de que ninguno intentara nada. Poco a poco, otros guardias aparecieron, levantándolos para llevarlos a su celda correspondiente.

*************************

Un rato después, en una de esas celdas, Sanji había terminado justo como el día anterior, sentado en el duro y frío piso, con la espalda recargada en los barrotes. Zoro le miraba atento, sin decir palabra alguna, poniéndolo más nervioso aún... los minutos pasaban como horas y ninguno de los dos hacía nada; era tan mortal el silencio y tan lento el tiempo que el rubio comenzaba a aburrirse. Abrazó sus piernas, hundiendo el rostro en ellas para, poco después, quedarse dormido.

Se perdió un largo rato en sus sueños, hasta que, inevitablemente, sus recuerdos lo llevaron a aquel día, recordando cada mísero detalle, cada horrible sensación que pasó por su piel al ser mancillado por Zoro mientras el rostro de éste se descomponía hasta convertirse en el mismo demonio. Fue el temor infundido por su pesadilla lo que le hizo despertar; estaba oscuro, ¿tan pronto había anochecido?... al despertar sus sentidos al 100% se dio cuenta que estaba igual que la noche anterior, cubierto con una manta. Sanji miró rápidamente hacia la litera, la cual rechinó un poco al moverse el peliverde que descansaba ahí.

Apoyó su mano en el piso para levantarse cuando sintió algo bajo su palma; levantó lo que fuera que estuviera ahí y lo acercó a su rostro, curioso por saber qué era,... un paquete de cigarros y un encendedor. El cocinero no pudo evitar una sonrisa; era la forma más extraña de pedir perdón que había recibido, pero era el marimo después de todo, no había mucho que esperar de él. Guardó su pequeño obsequio en el bolsillo y se acurrucó bajo la manta, durmiéndose una vez más.

La siguiente mañana pasó como muchas otras; los guardias les despertaron y los llevaron a trabajos forzados; después del desayuno, les dejaron un rato de libertad. Sanji llevaba esperando ese momento toda la santa mañana, tenía una fuerte necesidad por probar los cigarros que le había dejado el marimo la noche anterior; así que buscó un lugar apartado para poder relajarse. Pero fue justo en ese lugar apartado donde encontró a alguien; Law se escondía tras las gradas, buscando a Kid con la mirada, fue hasta que advirtió la presencia del rubio que se dignó a voltear.

- ¿buscando las migajas, Law?- el rubio se recargó en la pared, encendiendo uno de sus cigarrillos.

- será mejor que tomes nota- comentó el pelinegro- pronto terminarás igual que yo

- me da igual- después de una larga calada, expulsó el humo de su boca con elegancia- es más, estaría mejor sin ese musgo encima de mí...

- ¿lo estarías?- se acercó a Sanji, quedando frente a él- sin Roronoa, lo demás estarían como lobo detrás de ti; sin mencionar que, una vez que te enamoras de alguien, no tienes más remedio que seguir junto a esa persona, aun cuando no lo desees

- sigues diciendo esas cosas...- se revolvió los cabellos- ¿cuántas veces tendré que decirlo? No me interesa tener algo con un hombre

- eres igual de terco que Zoro- le arrebató el tabaco y lo tiró al suelo. Colocó su mano tras la nuca del rubio y se acercó a él hasta que sus labios hicieron contacto con los del otro. Sanji quedo petrificado... lo estaba besando... ¡Lo estaba besando! Cerró los labios con fuerza, mas Law era muy habilidoso en esas cuestiones, por lo que separó sus labios lo suficiente como para colar su lengua dentro de la boca del rubio. La lengua del moreno se paseaba con avidez de un rincón a otro, fundiendo ambos calores con ese simple contacto; en cuanto el rubio pudo reaccionar, empujó a Law lo suficiente como para deshacer el beso

- ¡¿pero qué cojones...?!

- no es lo mismo, ¿verdad?- dijo el pelinegro, confundiendo a Sanji- no puedes sentir ese desbordante calor como cuando Zoro te besa, ¿y sabes por qué?- el rubio seguía sin palabras- porque lo amas...- se apartó del rubio, dando media vuelta para luego alejarse de ahí.

Sanji se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el piso; ¿y si Law tenía razón?

*********************

Law limpiaba frenético sus labios con la manga de su camisa, ¿en qué diablos pensaba? De nada servía animar a ese estúpido cocinero, tampoco era que pudiera obtener algún beneficio de él, ¿Por qué le había ayudado? Iba tan centrado en sus pensamientos que no vio a la amenaza acercarse. El otro hombre tomó impulso y se lanzó sobre Law, tacleándolo contra el piso. El golpe lo aturdió unos instantes, dándole tiempo suficiente a su atacante de cargarlo en hombros y llevárselo.

En cuanto pudo reaccionar, el moreno comenzó a soltar puñetazos, patadas y resistirse como podía; más ese pelirrojo no era alguien fácil de derrotar, aguantaba muy bien sus golpes. Mientras Law era arrastrado contra su voluntad hacia un sitio desconocido, otra persona les veía alejarse, con un extraño sentimiento en el pecho; alguna especie de calor incómodo acompañado de la urgente necesidad de asesinar a alguien...

- oi, Eustass- le llamó uno de sus hombres, despertándolo al fin de sus pensamientos- ¿pasa algo?

- nada- el pelirrojo regresó su vista hacia donde, hace apenas unos instantes, había estado Law, pero ya no logró verlo

- parece que Trafalgar encontró con quien div...- la mirada furibunda de su jefe cerró su boca, impidiéndole terminar su oración.

***************************

- ¡¡maldita sea, bájame!!- Law seguía luchando por liberarse, más aun cuando el otro le llevó hasta el almacén donde se guardaba la ropa para los internos. El pelirrojo lo arrojó sobre un bulto de ropa, colocándose enseguida sobre él, inmovilizándole brazos y piernas con su propio peso, impidiéndole escape alguno- ¡¡suéltame!!

- vamos, hombre. Yo sólo trato de seguir las reglas- se excusó el pelirrojo

- ¡las reglas y un carajo! ¡Déjame!- se revolvió debajo de su captor, buscando soltarse- ¡¿por qué yo?!

- eras el juguete preferido de Eustass, ¿no?- apresó las manos del pelinegro con una sola de las suyas y, con la que dejó disponible, recorrió el pecho del otro- ¿no quieres ser la mascota de Akagami Shanks?

- púdrete

- tampoco es que importe mucho tu opinión...- se relamió los labios con una sonrisa mientras arrancaba la tela del pecho de Law. Mas sus intenciones se apagaron al ver que, sobre la morena piel del que tenía debajo, no sólo había tatuajes, sino también profundas cicatrices, algunas más frescas que otras- ¿quién te hizo eso?

- suéltame...- repitió de mala manera

- fue ese tal Eustass, ¿cierto?- Law desvió la mirada- así que es eso...- una sutil risita escapó de sus labios- eres un masoquista, ¿sabías? Ese tipo de amor no le conviene a nadie- un fuerte golpe en sus partes bajas le hizo soltar al moreno. Éste lo empujó con fuerza y salió del almacén, dejándolo con el peor de los dolores que puede sentir un hombre...

************************

Aun confundido, Sanji se puso de pie y salió de su escondite, con una mano sobre sus labios y las mejillas pintadas de vergüenza. Se dirigió al patio, encontrándose de frente con Roronoa, quien le miraba fijamente, estudiando cada movimiento suyo.

- [¿qué hay con esa mirada?]- se preguntó el rubio, retrocediendo unos cuantos pasos- [¿nos habrá visto?]- enrojeció aún más con esa sola idea, y, sin darse cuenta, desvió la mirada. Sacó la cajetilla de cigarros que el peliverde le había dado esa mañana y la miró unos momentos- [¿qué se supone que intentas, marimo?]- antes de seguir divagando sobre sus asuntos, una morena y fuerte mano se posó sobre la suya y lo haló, empezando a caminar. Al regresar la vista hacia el frente, se vio siendo arrastrado por Zoro. Su cuerpo comenzó a temblar considerablemente y sus pies se negaban a avanzar.

Zoro chasqueó la lengua y tiró del brazo del rubio con más fuerza, metiéndolo junto a él a uno de los reducidos espacios que había entre los edificios. Puso a Sanji contra el muro y colocó sus brazos a cada lado suyo, golpeando la pared con las manos; el otro dio un pequeño respingo, cerrando sus ojos con fuerza...

- lo siento...- las palabras del peliverde habían sido tan sutiles que Sanji apenas y las había escuchado; pero había sido justo por haberlas escuchado que no las creía

- ¿q... qué dijiste?- los ojos de Sanji se llenaban de lágrimas, nublando por momentos su vista

- tsk... lo siento, ¿sí?- dijo nuevamente- así que... ya no hagas eso...

- ¿hacer qué?

- deja de mirarme así... deja de temblar, llorar y evitarme... deja de actuar tal y como lo hacen todos al verme... no me tengas miedo...

- no tienes...- una lágrima traicionera cayó por su mejilla- no tienes que pedir disculpas. Sólo soy un juguete, después de todo, ¿qué más da si me rompo un poco?- de pronto, sintió la cálida mano de Zoro sobre su rostro, retirando el llanto con sus ásperos dedos antes de acercar lo suficiente su rostro como para unir sus labios con los de él.

Los ojos de Sanji se descolocaron por la impresión mientras los tibios labios del peliverde seguían sobre los suyos; ¿por qué ese estúpido marimo gozaba confundiéndolo? Cerró lentamente sus párpados y, aun con un ligero temblor recorriéndole el cuerpo, se abrazó al cuello de Zoro y separó sus labios, dejando que el otro explorara abiertamente dentro de su cavidad. Su lengua acariciaba la contraria con desesperación mientras ahogaba sus suspiros en su garganta. Se aferró con más fuerza al cuello del otro; había esperado demasiado por esa calidez, esa desenfrenada pasión. Su miedo se desvanecía lentamente conforme Zoro profundizaba el beso; se sentía demasiado bien; no quería admitirlo, pero... Law tenía razón, aquel desbordante éxtasis sólo podía sentirlo con Zoro. Tanto deseo, tanto calor... era demasiado, necesitaba aire. Sanji lentamente se separó del moreno con la respiración agitada y un delgado hilo de saliva uniendo sus lenguas.

- no puedo perdonarte...- el peliverde le miró pasmado- no puedo perdonarte hasta que me digas por qué... actuaste de esa manera...

- ¿eh?

- ese no parecías tú, marimo... dime... ¿qué ocurrió?

*************************

- vaya que tiene fuerza- se decía Shanks saliendo de la bodega, aun con las manos entre las piernas- ¿qué será de mi descendencia?- suspiró profundamente antes de hacer el intento de caminar. Apenas daba sus primeros pasos cuando escuchó a alguien acercándosele, era un chico pelinegro que, al verlo, sonrió alegre y fue hacia él

- ¡¡tú eres el de ayer!!- profirió emocionado el joven, con ojos destellantes- ¡¡eres SUPER fuerte!!

- jajaja, supongo que sí- el pelirrojo recuperó la compostura, dejando que su ego sanara sus heridas- ¡puedo darle una lección a cualquiera de este lugar!- se frotó la nariz con su mano para después comenzar a reírse

- ¡a cualquiera menos a Ace, shishishi!

- ¿Ace?- Shanks le miró serio, olvidando la prepotencia unos instantes- ¿Portgas D. Ace?- el menor asintió- ¿qué tienes que ver con él?

- es mi hermano

- oh, entiendo... entonces tu hermano y tú...- se quedó meditando unos instantes- ¿cuál es tu nombre?

- soy Luffy

- Dime, Luffy, ¿qué estás haciendo en Impel Down? Como yo lo veo, ni siquiera tienes edad legal para ser juzgado

- ¡¡No fue culpa de Ace!!- el pequeño se alteró de pronto- ¡¡Ace es buena persona!!

- entiendo, no te pongas así- colocó sus manos sobre los hombros del pelinegro, dándole un poco de confianza- ahora dime, ¿qué es lo que haces aquí?

- mis padres murieron hace mucho, Ace es todo lo que tengo. Yo no quería que me separaran de él...

--Luffy Flash Back—

El juez golpeó su martillo, declarando la sentencia de Portgas D. Ace; cadena perpetua en la prisión de Impel Down por alta traición al intentar asesinar al jefe de estado y robar los secretos del ejército del país. Derrotado, el pelinegro se dejó esposar; los presentes le abucheaban e insultaban a pesar de que el juez había ordenado silencio. Entre los presentes estaba su pequeño hermano, mirando cómo le arrebataban al ser que más quería, su amado hermano mayor... ¡Estaban mintiendo! ¡¡Todos mentían!! Su hermano no era capaz de asesinar a alguien, ¡su hermano era un buen soldado! ¡No podían llevárselo!

- ¡¡Suelten a Ace!!- exclamó Luffy, yendo hasta donde estaba el juez, golpeándolo con todas sus fuerzas para luego golpear al guardia- ¡¡Ace!!- gritaba desesperado el menor, llorando cual niño pequeño mientras abrazaba a su hermano- ¡¡no dejes que te lleven!! ¡¡Diles que no hiciste nada!!

- Luffy...- hubiera abrazado a su hermano de no ser por las esposas- ¿qué has hecho?- al mayor comenzaba a llorar también- tienes que irte de aquí...

- ¡¡No quiero!!- se sujetó con más fuerza al pecoso- ¡¡No te vayas Ace!! ¡¡No me dejes solo!!

- ¡¡Guardias!!- dijo el juez a duras penas- ¡¡llévense a ese mocoso también!!- varios policías se reunieron alrededor de los hermanos hasta que inmovilizaron al menor. Justo como había ordenado el juez, Ace y Luffy fueron llevados a prisión para cumplir su sentencia...

--End Flash Back—

- y fue así...- terminó su relato Luffy con un tono de tristeza; sin embargo, poco después, volvió a sonreír- ¡pero no importa! ¡Ace dijo que pronto saldremos juntos de aquí!

- ¿ah?- el pelirrojo le miró extrañado- ¿saldrán juntos?

- sí

- ¿de cuánto es tu sentencia, Luffy?

- cinco años

- ¿y sabes lo que es una cadena perpetua?

- no, pero Ace prometió que no era mucho, que en cuanto yo saliera también lo haría él

- ya veo- despeinó al pequeño- tu hermano es un buen chico

- ¡Luffy!- y como si lo hubiesen llamado, el pecoso apareció. Al ver a su hermanito junto a ese hombre, lo tomó del brazo y lo colocó tras él- Luffy, ¿este tipo te hizo algo?- preguntó, incrustando su salvaje mirada en el mayor

- no, sólo hablábamos- dijo Luffy de lo más calmado

- vamos- con una última mirada asesina, Ace se alejó con su hermano, el cual se despidió de Shanks con un ademán antes de perderse de vista

- así que mintiéndole a tu hermano... ciertamente eres un buen chico...

- Akagami- habló un hombre a sus espaldas- mi jefe, Mr. Crocodile, quiere verte- con un ligero movimiento de su cabeza, dio la señal para que le siguiese. El pelirrojo se dejó guiar hasta donde estaba Crocodile; ya que, si uno de los cuatro actuales jefes de la prisión quería verle, tenía que ser algo importante... o peligroso.

Fue cuestión de tiempo para que ambos llegaran a donde estaba Crocodile; una pequeña celda desde la cual podía gobernar su pedazo de infierno. Shanks entró en cuanto el otro le dio permiso con un ademán; Crocodile le dio un trago a la botella que tenía en sus manos y se la arrojó al pelirrojo, quien la atrapó sin problemas y también bebió de ella.

- oh, esto está muy bueno- exclamó Akagami- ¿me necesitaba para algo, Mr. Crocodile?

- seguramente lo sabes- se sentó en la orilla de su cama y encendió un puro- nadie que haya golpeado a uno de mis subordinados queda impune- algunos hombres se reunieron frente a la celda con bates y tubos de acero en las manos- pero... ya que has derrotado a uno de mis mejores hombres, acepto que perdí esta vez. Sin embargo, aún quiero algo de ti

- vaya al grano

- Akagami, sé uno de mis hombres

- ni de coña- se mofó- sólo hay una persona que puede tenerme debajo suyo- exclamó, claramente, en doble sentido- y ese no es usted... ¿es que acaso no me escuchó antes? Yo soy el quinto jefe...

- admiro tu determinación, Akagami- le tendió una mano- será como desees. De mi parte, eres el más indicado para suceder al quinto...- Shanks estrechó su mano con la del pelinegro con alegría, bebiendo de la botella una vez más- pero que quede claro, con sólo mi aprobación no es suficiente; tendrás que ganarte el respeto de los otros tres... aunque, después de lo de ayer, no creo que Eustass o Portgas tengan algún inconveniente; al que será difícil convencer es a Roronoa...

- Roronoa Zoro....- sonrió- Mihi tenía razón... él está aquí...

Continued...


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top