El Poema.- VI "Loca"

El capítulo que más me ha gustado de este fic.

El Poema.- VI

-La Loca-

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"Nunca vislumbras el tiempo, nunca vislumbras los sueños, nunca vislumbras la vida cuando estás vacía, rota y hueca. Bajo el amparo de nadie los dioses se callan cobardes y las tardes de nubes errantes, me invaden con una tristeza profunda llamada: Vida."

Odiaba el metálico sonido del timbre. Era ensordecedor, molesto e innecesariamente escandaloso. Era un repiquetear en los tímpanos que podía enloquecer a cualquiera y que siempre atacaba, cuando ella más inspirada estaba.

Lucy cerró su libreta de pasta café y se bajó de un pequeño brinco de aquella banca improvisada donde cada tarde, a la hora de la comida, se sentaba a observar la vida detrás de la reja.

*Suspiro*

Dio un paso adelante y puso su mano en la tosca valla metálica viendo desde allí, carros, gente, otros niños. Muchos niños.

Niños con padres. Un mundo fuera de su alcance.

-La vida es un interminable lamento generacional, donde 3 o 4 asteroides lo tienen todo. - Dijo y se retiró. Debía salir de su lugar seguro y volver a las pesadillas: las clases, los cuartos, la gente.

Apenas había dado dos pasos fuera donde sabía nadie podía tocarla (Que no era más que la parte de atrás de un viejo salón que en algún tiempo fue para clases de música) cuando sintió que su pie se trababa con algo, lo que hizo que cayera pesadamente tirando su libreta y sus lapiceros.

Sintió el golpe en su pecho e inmediatamente el dolor, cuando levantó la vista los niños ya habían huido del lugar entre risas.

"¡Se cayó la niña loca!" "Se cayó la Loca-Lincoln"

Eran los gritos mientras huían. Y las risas lo eran todo.

"La vendimia del maldito es la podredumbre de su alma." Pensó adolorida. Luego se puso de pie, se sacudió el vestido y acomodó su negro cabello, tapando sus ojos como siempre. Si hizo alguna mueca, fue imperceptible.

Recogió sus lapiceros, luego fue hacía su cuaderno y lo tomó. La hoja en la que había quedado abierta tenia escrito en todo su largo y ancho, en letras de diferentes tamaños y en todos los colores de sus lapiceros la palabra:

"Lincoln"

Acarició la hoja con la yema de sus dedos, y suspiró.

***

-Si, mi nombre es Lincoln Loud. ¿Lo checaste en Face?-

-En verdad te iba a bloquear, pero me dio curiosidad que pusiste apellido, eso es nuevo.

-¿Por qué no me buscaste?, allí están mis amigos y mi familia.-

-¿En serio quieres que te crea?... ¿De verdad?. Sé que aquí debes de estar en el cuarto haciéndome una maldita broma. ¿¿Por qué me odian??-

Lincoln sintió que la perdía. Debía de hacer algo ¡Ya!.

-Una video-llamada- Le escribió.-En una video llamada no podría mentirte, ¿Que te parece?-

El corazón del chico latía. Estaba hablando con ella. No todo estaba perdido.

***

-Señorita Marie Brown-

-Mi nombre es Lucy, y no tengo apellidos. ¿Por qué insiste en llamarme así? -

-En los documentos que me pasó el Instituto dice que te llamas Marie. ¿Me equivoqué acaso en algo? -

-Es el nombre que me pusieron cuando llegué allí. Mi verdadero nombre es Lucy.-

-Lucy... curioso. ¿Tu escogiste ese nombre?.-

-Solo sé que así me llamó. -

-¿Cómo estas tan segura?-

-Mire, sé que estoy aquí porque creen que estoy loca, así que le pido que me trate con algo de respeto.-Se dirigió directo a él y le dijo lentamente.- He soñado que me llaman por ese nombre toda mi vida. ¿Algo más que quiera saber y que además, de todas formas, no vaya a creerme?.-

-Una pregunta más, Lucy, dime...

...¿Quién es Lincoln?.-

***

"¡La Looooca! ¡La Looooca! ¡La Looooca!"

Era el gritó al unísono en aquel salón de paredes viejas y húmedas. Un grito chillón de niños desbocados que observaban y señalaban a una pequeña de vestido negro y cabello oscuro que se abrazaba a sí misma, atacada más que de vergüenza, de una inmensa soledad.

-¡Basta niños!- Gritó la tutora en turno.- ¡Dejen en paz a su compañera! ¡El que siga gritando se queda sin comer mañana!- Y los gritos cesaron casi de inmediato. La pequeña ya lloraba y temblaba en su mesabanco. Se escuchó de pronto:

-La loca se despertó otra vez gritando, je, je...-

-Si, ja, ja yo la oí, gritaba: "Lincoln ayúuuudame, ayúuudame".- Y las risas de todos se volvieron a disparar ante la voz burlesca del niño.

-¡A callar, Zopencos!- Gritaba la maestra mientras ella, la niña de pálida piel, volvía a desear nunca haber nacido.

***

Lucy estaba al borde de un acantilado. La roca café se decantaba dejando un vacío que dejaba ver a lo lejos, el horizonte. Abajo, muy abajo, el mar embravecido se estrellaba contra las piedras.

El viento soplaba inclemente moviendo su largo vestido de holanes negros, sus largas piernas escapaban en los cortes laterales de la tela dejando ver unas medias negras, con mariposas. Al final, unos botines leves con una ligera punta; obviamente negros.

Él llegó de pronto, como aparecido de la nada, su blanco cabello se sacudía mientras caminaba hacia ella. Enfundado en un traje victoriano de saco negro y chaleco cruzado blanco al fondo. Se acercó sin miedo, y le tomó la mano.

Ella sintió que su corazón muerto, volvía a latir.

-Te voy a sacar de aquí, mi amor. Te llevare a la luz.- Dijo él con voz profunda.

Ella, al oír esas palabras, no pudo contenerse y se lanzó a sus brazos, donde su amor le esperaba con una sonrisa.

Sin embargo, el suelo se desquebrajo y ella se hundió sin remedio.

-¡Lincoln! ¡No me dejes Lincoln! ¡Ayúdame!.- Gritaba mientras se hundía en una tierra que se deshacía, buscaba desesperada a su amado, pero este había desaparecido.

Solo quedó esa sensación de ser devorada por dentro. Devorada poco a poco.

Devorada por Larvas.

¡¡¡AYUDAMEEEE!!!

***

¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!- Fue el espantoso grito que lanzó Lucy al despertar de súbito en su cama. Pero mientras aún mantenía ese grito de espanto; un grupo de chicos le lanzó una cubeta de agua encima, mojándola completamente.

Respirando agitada y sin saber que había pasado, vio con terror sus manos húmedas, sus sábanas, su cama.

-Si vas a mojar la cama de nuevo, hazlo con provecho maldita loca. Y déjanos dormir. —Se escuchó, junto con risas.

***

Si vuelves a intentar suicidarte. Nos veremos en la penosa necesidad de internarte en un sanatorio mental, Lucy.

***

-¿Ese color de piel es natural?-

-Dicen que sí, pero yo no creo.-

-Se ve enfermizo. Dicen que no come, pero que la han visto comerse los papeles de su libreta.-

-Vende su comida bien barata, yo le he comprado dos veces.-

- Solo come pan y agua, si está loca te digo.-

-A mí la verdad me da miedo. Ojala la adoptaran, pero quien se la va a llevar con semejante cuadro.-

-Lo mejor que podríamos hacer es internarla. Esta mal y se nos va a matar aquí, y más que los niños no la dejan en paz.-

-No la podemos cuidar siempre; imagina que un día nos mate a un niño con un cuchillo.-

-Ni lo digas...ni lo digas.-

***

-Entonces, eer, Lucy. ¿Quién es este Lincoln del que hablas? -

-Ya le dije. Es una persona con la que he soñado toda mi vida. Y no, no lo veo ni hablo con el despierta, para que lo anote bien en su libreta. No crea que no sé qué me quieren internar. No estoy loca; solo tengo un sueño recurrente. -

-Es quizá, ¿Algún pariente lejano que recuerdes? -

-Doctor, cuando llegue aquí era un bebé. Absolutamente todo lo que recuerdo está o estuvo en el Instituto. Pero estoy segura que ya lo sabía.-

-Y este, Lincoln. ¿Es algo para ti?-

-Es un sueño ¿Sabe?-

-Sí, eso, en tu sueño. ¿Es algo para ti? -

Y Lucy dudo un poco. Se abrazó a su libreta de forma inconsciente, se tallo los dedos lentamente.

-A veces es mi hermano... y a veces...- Y sonrió muy levemente.

El Doctor hizo unas anotaciones.

***

"Num. Des.: No te hagas, sabes que mi celular no tiene cámara. ¿Quién eres? ¿Ricardo? ¿Amalia? ¿Qué quieren de mí, maldita sea? "

Y Lucy dejó el celular. Se encontraba en su cama individual de colchas viejas y roídas.

Aunque ya no mojaba la cama, lo hizo hasta edad avanzada por sus constantes pesadillas, así que le habían dejado el peor de los colchones con todo y un tosco juego de sábanas.

Todo el cuarto estaba oscuro, apenas se alcanzaba a ver entre las camas. Todo en aparente silencio. Se asomó un poco para ver si encontraba algún rastro de luz que delatara al bromista en turno. Temía que la atacaran de nuevo con agua o con lo que sea. Su miedo era constante y después de que este chico le llamara, se había vuelto casi insoportable.

-En cualquier momento me atacarán. – Pensaba.

Luego, una luz entre sus sábanas le llamó la atención. Un mensaje más.

Lo abrió y se dio cuenta que era una imagen sin descargar.

"Lucy: Ya basta seas quien seas. Bien sabes que no tengo forma de descargar imágenes, apenas si salen los mensajes. Te voy a bloquear."

Y la niña comenzó a buscar la opción en su pequeño móvil.

-Opciones: Bloquear Número. Listo.- Suspiro satisfecha. Su vida era ya demasiado infernal como para que le estuvieran atacando con mensajes.

Se acomodó para tratar de dormir, se tapó. Se tomó el dedo índice de la mano derecha e iba a proceder a jalarlo hacia atrás hasta donde le doliera mucho. Había descubierto hacía algún tiempo que dormir mientras algo en el cuerpo le dolía, hacía que las pesadillas no fueran tan fuertes. Y era preferible a que los chicos la siguieran acosando.

-Hoy le toca a este. – Pensó. -Una...dos....tres...- Entonces su celular vibró.

-Pero que...- Realmente sorprendida, buscó el aparato debajo de su almohada para encenderlo.

-Ha recibido 20 pesos de saldo a través de –pasatiempo- Gracias por estar con nuestra compañía.-

Lucy detuvo su respiración. Absolutamente nadie le pondría saldo a su celular. Nadie excepto quizá...

Abrió el chat del chico raro. Su pantalla aparecía bloqueada, sin embargo, la imagen sin descargar seguía allí.

Levantó ligeramente la cabeza para ver a un lado y otro solo por respuesta instintiva; como un animal escondiéndose del diablo.

Regreso al cel y procedió a descargar la foto.

Un pequeño reloj de arena giró un par de veces antes de que la imagen se aclarara.

Fue poco a poco reordenando sus pixeles, hasta que la imagen se fue haciendo nítida.

Ver la imagen clara de Lincoln Loud hizo que Lucy lanzara una expresión algo fuerte que se contuvo con una mano. Luego fue tan desesperante que tuvo que usar las dos dejando caer el celular en la almohada mientras ella se incorporaba con rapidez en su cama, quedando sentada en sus talones. Un temblor profuso le vino de golpe, de sus ojos abiertos escaparon solas lágrimas demasiado gruesas. Sollozó, sintió su estómago contraerse. Creyó que vomitaría.

Se sacudió, se tallo los ojos, se agarró el cabello. Creyó que de verdad enloquecía.

El chico en la foto, era con el que había soñado, toda su vida.

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Me gusta y me gusta mucho. Esta noche no hay whisky, es hasta mañana.

Saludos!!

Gendou -El Maldito- Uribe

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