El Poema III.- El Ático.
La continuación de Lucy y sus problemas. Gracias por estar.
El Poema III
El Ático
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La mañana no dejaba de sentirse cada vez más fría. Gotas condensadas en la única ventana de su habitación resbalaban del otro lado del cristal, dejando solo una borrosa línea deforme.
Lincoln tenía los pensamientos desbocados. Chocaban entre si sin darle salida a alguna idea que fuera lo suficientemente lógica; aunque en el torbellino de emociones, definitivamente lo que le estaba pasando, era algo que carecía de lógica alguna.
-Lucy no está. Nadie la recuerda. Pero yo... yo tengo esto.- Se dijo mientras veía la vieja hoja ambarina. - ¿Por qué yo si la recuerdo? ¿Será posible que...?-
-Lincoln, ¿Podemos pasar? ¿Está todo bien, hijo? - La voz del señor Lynn.
El chico se quedó viendo a la puerta de su habitación sin poder articular una palabra. Estaba realmente asustado; sentía como que se ahogaba y a la vez pánico por todo.
¿Y si nada es real?
-Lincoln, Vamos a entrar.- Sentenció la voz. El albino reaccionó de último momento, levantó la almohada y metió el poema debajo.
La puerta se abrió y entraron Rita y Lynn padre a la habitación, se les veía preocupados. En la puerta se quedó, tomada del marco, Lori con un semblante extraño.
-Lincoln.- Comenzó Rita sentándose en la cama al lado de su hijo.- Lori nos dice que estas enfermo, que has estado diciendo cosas raras. ¿Qué te pasa?-
El chico sentía su corazón latir y empujar su pecho, al ritmo del golpeteo la cabeza se le expandía sin poder pensar adecuadamente. Decidió que aún no debía decir nada.
-Yo...tuve un mal sueño y, soñé que tenía otra hermana. - En el rostro de Rita centelleó una expresión de desagrado. -Fue muy real, pero, ya pasó. Ya me siento mejor. –
-¿Qué soñaste?- Preguntó súbitamente el señor Lynn. Rita intervino de inmediato. -No importa, Lynn. Fue eso, solo un sueño. ¿Te sientes bien para ir a la escuela cariño?.- Agregó Rita acariciando el rostro de su hijo.
Él la miró y sintió una opresión en el pecho. Quiso lanzarse a sus brazos y llorar. Pero a la vez, sentía una extraña repulsión. Algo no andaba bien. No se sentía bien.
-Si, mamá. Ya se me pasó.
Solo fue un sueño.
***
"...y los amantes, pactando en sangre su unión eterna, compartieron su pecado a través de la carne.
Fueron días los que se entregaron a sus perjuros deseos, él bebía del vino de sus pechos, y ambos se penetraban en el letargo de la noche..."
-Lucy, creo que ya entendí. Esta bonito tu poema. -
-Pero aun falta lo más importante, Lincoln: cuando la noche los adopta como sus hijos después del onceavo día de entrega carnal. –
-Creo que no tienes edad todavía para escribir acerca de esos temas, Lucy. Si papá o mamá te descubren, podrían decirte algo. -
-Por eso nadie más los ha leído ni los leerá, Lincoln. Tú eres el único. – El chico hizo un gesto serio, Lucy lo notó e inmediatamente agregó. -Acaso, ¿No te gustan? -
Lincoln dudo un segundo, pero al verla tan expectante no pudo más que decir -Claro que me gustan. Eres una gran escritora. – Ella se arrojó a abrazarlo con mucha fuerza, y él le acarició el cabello.
-Algún día, voy a hacer un poema solo para ti. Solo para ti, y será especial. -
"Sera muy especial."
Lincoln estaba sentado en el ático junto a unas cajas viejas. Había estado recorriendo la casa buscando algún indicio de su hermana gótica pero la realidad se le presentaba de forma irrefutable. No había rastro alguno de que Lucy hubiera, pues, existido jamás.
Lo primero que había hecho era revisar el álbum de fotos familiares. Y en donde sabía que ella debía estar, simplemente había un extraño vacío. Revisó viejas marcas en las paredes que ella había realizado, pero no había ninguna. De sus cosas, ni rastro.
Ahora estaba en el ático, sentado en el último lugar donde ella le leyó un poema, y donde comenzó a pensar que Lucy tenía una fijación con él.
Tratando de no enloquecer, comenzaba a pensar en los posibles eventos que pudieron haberlo llevado a esta realidad en donde nadie sabía de Lucy (si, había comenzado a llamarlo "otra realidad" porque de no hacerlo, entraría la escalofriante posibilidad de que estaba loco.)
-Loco... no- Sacudió la cabeza alejando esa atemorizante idea. – Tuvo que haber pasado algo. -
-Un experimento de Lisa...-
-Un mal sueño...-
-Un...- No dijo más. El miedo le entumecía al pensar en la posibilidad descabellada más obvia de todas.
-Un ritual... o algo...-
Lincoln volvió a imaginarse a su hermana en lo que él aún quería creer que era un sueño. Sentada en la cama, luciendo un cuerpo semidesnudo más desarrollado de lo que recordaba, sus medias con lunas, su ropa interior, y aquellas alas negras y membranosas que salieron macabramente de su espalda. Y luego las risas que escuchó salir de los rincones oscuros.
-¡Rayos!- Exclamó de pronto el chico poniéndose de pie súbitamente. -Esto no puede estar pasando. ¿Qué hiciste, Lucy?- Y comenzó a andar de un lado a otro del ático mientras su vista se perdía en pensamientos que le dieran fin a toda la locura que se había desatado.
Sin embargo, nada llegaba, y su desesperación no hacía más que crecer.
Estando ya a un tris de entregarse a la idea de que, quizá, si pudiera estar loco; siguió de largo en su recorrido por el ático, hasta adentrarse cada vez más.
En realidad, estaba tan absorto que no prestaba atención a su alrededor, hasta que tropezó con algo que, por fin, lo sacó de su ensimismamiento.
Volteó a ver con qué había trastabillado.
Era una alfombra negra con azul marino, estaba extendida debajo de una vieja lámpara y una caja. La lámpara y la caja las recordaba; pero la alfombra, no.
Intrigado, movió los objetos que tenía encima para poder verla bien.
Era aproximadamente de 2 metros cuadrados. Una línea negra lo enmarcaba, seguido por uno azul marino, y luego ya dentro, se detallaba lo que parecía ser un bosque a contra luz.
-No recuerdo esta cosa...- Lo observó un poco más, sus detalles eran toscos y no tenía nada de especial. Solo las siluetas negras, el cielo azul marino y una luna llena blanca. El chico hizo una mueca de fastidio, eso no le ayudaba en nada. Se llevó una mano a la frente presionándose las sienes, volviendo a buscar respuestas.
-Quizá... si le digo a Lisa, ella con su tecnología...-
-No me va a creer. Me hará exámenes para ver si estoy enfermo. – Se dijo frustrado, y sin mucho cuidado, pasó por encima del viejo tapete que acababa de descubrir.
-Quizá alguien en la escuela la recuerde...- Se detuvo de pronto. Había quedado justo en el centro de la alfombra, fue entonces que sonó su celular. Lincoln pegó un grito.
Se revisó los bolsillos hasta que encontró el aparato, era un número desconocido.
-Pero que...- Se dijo y varias preguntas lo atacaron de pronto. ¿Quién en esa realidad podría marcarle? ¿En ese mundo, él era el mismo? Y el escándalo de la música seguía perturbando la paz de aquel lugar.
Con la respiración agitada, Lincoln decidió, al fin; contestar.
Deslizó su dedo por la pantalla, y se acercó el celular al oído.
-S-¿Si?-
Pero lo único que se escuchó fue algo de estática chocante y algunos sonidos sin coherencia alguna. A veces parecían como risas, a veces como lamentos.
-¿Hola?- Insistió el albino.
Fue entonces que, de entre todos los sonidos, alcanzó a escuchar claramente.
-¡Ayúdame, Lincon! ¡Ayúdame, por favor! -
A Lincoln se le agrietó la garganta al escuchar esa voz.
-¡Lucy! ¡¿Lucy donde estas?!-
-¡Duele mucho, Lincoln! ¡Sácame de aquí, por favor! ¡¡Sácame!!-
Y escuchó un grito desgarrador que le erizó la piel. Su hermana estaba sufriendo ¡y mucho!
-¡Dime donde estás, Lucy! ¡Dime y voy por ti!- Comenzó a caminar desesperado.
-Es...¡Es el Poema! ¡Tienes que...! – La llamada se fue de súbito como si le hubieran bajado volumen. Lincoln estaba cerca de la escalera del ático.
-¡Lucy! ¡Lucy contesta! - Volteó a ver el celular y la pantalla mostro el texto "Llamada Finalizada"
-¡NO! ¡Maldita sea! - Sin perder tiempo buscó el número para devolver la llamada. Su hermana estaba viva, ¡Su hermana le había marcado! Tenía que averiguar dónde estaba y por qué sufría de esa forma tan horrible. A lo lejos miró la alfombra, apretó el botón de remarcación.
La llamada entró y el teléfono comenzó a pulsar.
-Contesta vamos...¡Vamos!- El celular siguió marcando de forma desesperante. La respiración del chico le comenzaba a ahogar.
De pronto, alguien contestó.
-¿Bueno?-
-¿Lucy? Lucy, dime donde estás para que vaya por ti, cariño. No tiene de que preocuparte, te juro que te encontrare, hermanita. ¿Dónde estás? -
-¿Quién habla? No tengo registrado su número. -
-Soy yo Lucy, Lincoln. Tu hermano. Por favor, necesito encontrarte y terminar esta locura. ¿Dónde estas?.-
La llamada se cortó.
-¡No! ¡Rayos!.- Inmediatamente el albino volvió a marcar.
-¡Rayos! No entiendo. ¿Por qué colgó? – Murmuraba mientras se tallaba la cara desesperado.
Esta vez contestaron más rápido y Lincoln no perdió tiempo.
-Lucy, soy yo, ¡Tu hermano!-
Pero la voz del otro lado, fue tajante.
-¿Sabes? No sé quién eres, pero es una broma muy cruel. Muy, muy cruel lo que me estas haciendo. ¡Déjame en paz, Maldito!- La voz se escuchó sollozante mientras la llamada se cortaba.
Lincoln se quedó pasmado... y ya no supo que hacer.
-Que rayos...pasa...- Se dejo caer hasta sentarse en aquel viejo piso de madera-
-Estoy...enloqueciendo...- Se dijo derrotado mirando el celular que volvía a marcar "Llamada Finalizada".
A lo lejos, la luna llena en la vieja alfombra azul-negra, parecía brillar.
***
Lincoln estaba acostado, boca arriba, en su cama. Derrotado pensaba que el techo bajo el que dormía era el mismo, más no así su vida. No reconocía su vida.
Lori había vuelto de dejar a toda la camada en sus respectivos centros educativos. Solo ella y Lincoln habían faltado, el primero porque Rita y Lynn Sr. decidieron que era mejor que no fuera ya que lo creían enfermo, y la mayor por que se quedaba a cuidarlo. Había estado solo en la casa solo en el momento que la rubia se fue a entregar a sus hermanos. Fue cuando aprovecho para buscar evidencia de la existencia de Lucy.
Apenas llegó la mayor lo encontró deambulando por la sala de la casa. Lo envió a su habitación, a lo cual el accedió sin chistar.
El chico giró en su cama, viendo hacía la pared. La llamada que había recibido era de Lucy, eso era indudable, y ella le pedía ayuda de forma desesperada. Pero al volver a marcar, contestaba alguien que no tenía nada que ver. La voz era idéntica a la de Lucy, sí, pero al final no era ella.
-Acaso, ¿La llamada fue una alucinación? – Pensaba revisando su celular. Se moría por volver a marcar, pero, después de intentarlo una tercera vez donde directamente lo mandó a buzón. Se dio cuenta de que no le contestarían.
-No es Lucy.- Pensó mientras se sentaba en la cama con dificultad. -Pero como sea, hay algo que debo de hacer. -
Independientemente de si lo había alucinado o no, algo había quedado claro. La Lucy de la llamada le mencionaba algo del poema. Y Lincoln creía saber que era.
-Tengo que destruirlo. - Se dijo. Así que con cierta solemnidad sacó el papel que seguía doblado debajo de su almohada. Lo sintió pesado. Lo colocó en su bote de basura y con un encendedor que se trajo de la cocina, le prendió una esquina.
-Que se acabe esta mierda. - Se dijo a si mismo, en un sopor que sentía, le estaba absorbiendo el alma.
El papel, se consumió en un santiamén.
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Continuamos con esto. Un Poema para echarlo todo a perder. Y la verdadera pregunta es
¿Donde está Lucy?
En el próximo capítulo se resolvera esto e igual el show con la alfombra voladora.
Gendou -El Maldito - Uribe
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