Desde que te conozco

Pues en teoría no debía subir nada esta semana pero increíblemente el día estuvo relajado. Comencé a tipiar a ver que salía y que comienzo con algo cálido. 

Y sale esto:

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Desde que te conozco

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La temperatura del cuarto subía a cada segundo que pasaba. Sus pieles irradiaban calor, vapor, humedad mientras una fina película de sudor los iba cubriendo completamente.

Semidesnudos bajo las sábanas, jugueteaban y se ahogaban en sus propios alientos en la engañosa ceguera de la tela, sintiendo cada roce, cada toque; como chispas eléctricas que detonaban un placer poco conocido.

Aun eran las 3 de la tarde, y el valor que les hizo llegar a ese punto nacía de la soledad y el silencio de toda la casa. Aparcados en su habitación, con los ojos semi cerrados, empezaron con una serie de besos y caricias que, como un tren sin frenos, se dejó avanzar por primera vez un poco más allá. Hacía un túnel infinito.

Ella se había quitado la blusa dejando solo su corpiño. Él, sin su camiseta naranja, soltaba suspiros cada que, en un abrazo encontrado, ella quedaba debajo y podía sentirla suave, endeble. Le besaba el cuello, los pequeños hombros y luego sobre su rostro le llenaba de besos la cara.

Quitarse un poco más de ropa, era atravesar una puerta enorme.

Ella le acariciaba la espalda y metía sus dedos en el blanco cabello cuando se arqueaba de placer, degustando como loca cada momento. En más de un accidental choque de narices se rieron solo para volverse a dejar ir en un encuentro apasionado que dejaba atrás los recuerdos de sus etapas infantiles, transformándolos en algo más.

Fue una especie de suerte que ella llegara de visita, cuando solo estaba él; quien por cuestiones escolares se había quedado en casa y a sus 15 años, no era la primera vez.

Por supuesto que el encuentro no fue planeado. Ella solo hizo una visita sorpresa para pasar el tiempo y se encontró con el momento perfecto. Con el día adecuado. Con la hora exacta.

El segundo justo para decir algunas palabras que se necesitaban decir y muchas más que ya no se dijeron, pues el primer beso fue la comprobación de sus emociones y el instinto, acabó con las dudas.

Dudas que tenían nombre y apellido. Dudas que dolerían más adelante.

Lincoln comenzó acariciar la cintura de Sid metiendo sus manos debajo del corpiño y ella se abrazó a su cuello, le besó la mejilla y le mordió levemente la oreja.

La joven atrapó al chico con sus piernas y el la abrazó a sí para convertir el roce de las telas en un juego de locura y gemidos.

Lincoln se detuvo para ver de cerca el rostro de la chica quien había perdido la diadema entre las sábanas y desperdigaba su cabello castaño por la cama. Descubrió algo que le fascinaba: toda ella.

Sus ojos alargados cual almendras, sus labios rosados que brillaban por la saliva compartida mientras su pecho agitado subía y bajaba por ese conjunto de emociones bullentes, tras aquel blanco corpiño.

-Me gustas, Sid, mucho...-

-Y tú a mi...desde que te conozco.-

Desde que te conozco.

Sus miradas huyeron dos segundos a algún lado en el saber de que nunca habían hablado de aquello que sentían, por su amiga en común. La piedra angular por la cual se habían llegado a conocer en primer lugar.

Nunca habían hablado de ello, por Ronnie Ann. Porque Ronnie Ann y Lincoln eran pareja, ¿no?

Eso decían los Casagrande.

Eso decían los Louds.

Eso decían los amigos en común.

Y Sid también lo había dicho, pero cada vez con menos fuerza, hasta que un día, no lo dijo más. Hasta que un día se quedó callada y los mensajes de grupo, se hicieron privados.

Cuando comenzó a dejar de necesitar a Ronnie para hablar con Lincoln y comenzó a compartir gustos e ideas. Sentimientos y sensaciones. Secretos e intimidades. Con él.

Cuando por primera vez recorrieron el zoológico de Royal Woods ellos solos y las fotos en Instagram fueron públicas.

"Hey, me hubieran avisado"

"Fue de súbito, Ann. Mi mamá le salió un trabajo urgente acá y no dio tiempo." Había contestado en un mensaje, mientras veía el atardecer en el parque con él.

Poco después, Sid había preguntado directamente a Lincoln, que sentía por Ronnie, y él le dijo que solo amistad. La misma respuesta que Ronnie Ann le había dado tiempo atrás. Nunca lo hicieron oficial.

Así que esto no era desleal. No lo era.

No tardó demasiado en comenzar la ansiedad y los mensajes cada vez más obvios.

"¿Quién te gusta, Lincoln?

A mí, un amor imposible.

Nada es imposible.

Tú eres imposible, te tuve que sacar de aquel estanque antes de que los patos te confundieran con pan."

Y risas y bromas que fueron subiendo el tono entre ellos, pero que no encontraban una forma de escapar. No hasta ese día. Ese justo momento.

Sid, atrapada bajo Lincoln, aun agitada por las sensaciones, le acarició el rostro mientras le veía con tristeza.

-Lincoln, ¿qué le vamos a decir a Ronnie Ann?-

-La verdad.-

-Se va a enojar conmigo.-

-Y conmigo, pero no hay nada que ocultar. Ella y yo, como tal, nunca anduvimos. -

-Eso me dijo siempre. Pero se nota que...pues que ustedes...se gustaban. –

-Lo hablamos, y se supone que nos íbamos a dar una oportunidad.-

-¿Y... qué pasó?-

Él la miró y le acarició la pecosa mejilla.

-Me di cuenta que estaba enamorado de alguien más, y nunca concretamos la cita.-

Sid frunció los labios y agachó la mirada. Lincoln, al ver su angustia, giró para acostarse en la cama y la abrazó para recostarla en su pecho.

-No es culpa de nadie, Sid. No tienes por qué sentirte mal.-

-Soy una mala persona; yo sabía que a Ronnie le gustabas y aun así...estoy aquí sin blusa. -

-No eres una mala persona, ella y yo no anduvimos nunca. Y me encanta como te ves sin blusa.-

-Por mi culpa no anduvieron, Lincoln. No debí comenzar a mandarte mensajes.-

-Eso no lo puedes saber. Además, a mí me hizo muy feliz que me hayas escrito esos mensajes; porque me gustabas desde mucho antes.

-En...¿en serio?.-

-Si. Creo que desde que te conozco.-

Y todo lo que se quiso decir después, se volvió un suspiro.

La sesión de caricias dio inicio nuevamente. Sid giró un poco y comenzó a besarle el cuello hasta llegar a sus labios y él, envuelto en el deseo, acarició su espalda y su cintura. El contacto estaba por volverlos locos.

...me encantas por completo...

Un celular, en silencio, brillaba insistentemente debajo de unas mallas negras que habían resbalado de la cama. El zumbido de la vibración era opacado por los gemidos que inundaban todo el cuarto.

"Ronnie: Sid, el último mensaje que subiste marca Royal Woods. Fuiste a ver a Lincoln otra vez?

Ronnie: Sid, tenemos que hablar, tienes algo que decirme?

Ronnie: Sid, sabes lo que siento por Lincoln, lo sabes, no vaya a ser que estés haciendo una tontería...

Ronnie: SID!!!"

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Saludos a los que leen y comentan. Un poquito de Lime para variar.

 Veremos que más sale en la semana.

Saludos. :)

Gendou Uribe

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