Celos de Hija III
Tercera parte de esta entrega. Cosas de más, cosas de menos. Errores y volcanes. Ni idea que puede pasar.
Esto es:
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Celos de Hija III
- Malas Intenciones -
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Es toda una vida a tu lado, amor mío.
Jamás, lo juro, veré a otra mujer, jamás. Tú lo eres todo.
Extraño el aroma de tu cuello por las mañanas, tan dulce, tan embriagador, tan mío...
...tan falso.
Me conoces, te conozco. Nos conocemos desde tantos ángulos, que me es inconcebible el que seas solo, ahora, una entidad que se vaporiza en mis recuerdos.
Rita, te extraño y esto duele.
Trae de vuelta mis mañanas, mis sábanas robadas, mi lucha corporal. Devuélveme los amaneceres, donde, felices y abrazados, nos encontraba el sol.
Donde recorría cada tramo de tus piernas y te abrazaba a mí. Allí donde era uno el placer de dos.
Tu bello aroma. Tu cabello huele tan bien. Huele muy bien.
Tus pliegues son perfectos, Rita. Puedo sentir cada milímetro de tus piernas, suaves, hermosas. Tú cadera, tu espalda estrecha. Te tomo de la cabeza para besarte como nunca, como siempre.
Como te deseo.
Puedo posar mis manos sin temor en ti. Recorrer tu espalda de arriba abajo; acariciar abiertamente.
Tu respirar en mi pecho me enloquece. Lo sabes.
Te amo, Rita.
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Era su calor. Tan profundo. Como estar sumergida en una caverna con aroma a madera y hogar.
Es estar protegida. Es ser única.
De 11, la única.
De 11, la mejor. Para ti. Lo sabes. Me encanta.
Duermo profundamente. No sé de nada más y en ningún lugar podría dormir así. ¿Puedo no ir hoy a la escuela? ¿Puedo, puedo? ¿Por favor?
No me respondes, y yo no me muevo. Estoy dormida. Tú también lo estás.
El mundo sigue allá afuera y las aves cantan en el árbol del frente. Me acurruco más, me acurruco.
Me haces sentir tan pequeñita.
Te mueves, me muevo. ¿Dónde estamos? Ah, sí, el sillón.
Entre abro los ojos, necesito salir de este letargo, pero esto es tan cómodo.
Te veo, un poco borroso, pero te veo. Te puedo sentir acariciándome.
Te daré un beso de buenos días. Lo mereces.
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Siempre he estado prendado de nuestras travesuras matutinas. De nuestros jugueteos deliciosos, tan vigentes hoy, como hace 20 años. Algo que se volvió parte rutinaria de nuestra vida. Parte muy valiosa, Rita, aunque sea para mí. Quizá la palabra rutina hizo mella en ti.
Abro los ojos, quiero verte. Saber que estarás allí.
La luz me ciega, tanto brillo. Te siento acercarte a mí.
Me besarás como cada mañana. Como cada mañana desde hace 20 años.
"Buenos días, amor"
Y te beso en los labios. Una, dos veces. Como te extraño.
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Al final, solo Luna y yo venimos para hablar con mamá.
A última hora Luan dijo que no iría.
Fue algo extraño, ya que solo llegó a mi cuarto a decirme que no era conveniente que ella fuera; que, entre menos gente mejor, y nos encargó encarecidamente que no nos fuésemos a dejar convencer. Que debíamos averiguáramos de cualquier forma, cuando fue que comenzó a andar con ese tipo.
A Luna igual se le hizo muy raro que ya Luan no quisiera venir, pero por mí, mejor. Luego se pone muy intensa mi hermanita.
Todos sabemos que es la consentida de papá y ella se lo toma demasiado en serio. Fue a la que más le afectó que él pasara tiempo con la niña Jordan. Le hizo unas bromas terribles. Curioso que la niña aguantó y no se fue hasta que se destapó lo de la infidelidad.
La verdad es que fuimos bastante inconscientes; ni la señora ni la niña tenían por qué estar involucrados en esta horrible situación.
En fin. Ahora vamos a buscar respuestas en una entrevista que va a ser de los más incómoda. Sin embargo, mamá sabe que no puede negarse. Nos debe una explicación y tiene que dárnosla. No puede negarse a escucharnos.
Somo 10 hijas y nuestra figura materna fue la que nos falló. Merecemos saber por qué, y no puede comenzar diciendo que fue porque papá le fue infiel; ya que, si lo hace, tendrá que darnos pruebas. Y hasta donde sabemos, estas no existen ya que todo fue un invento nuestro.
Pero si resulta que, por ese invento nuestro, ella realmente cedió a alguien más. Seremos parcialmente culpables de todo este infierno.
Siento escalofríos de solo pensarlo.
El camión se detiene. Hemos llegado.
Bajamos del camión con una sensación de vacío.
Luna me agarra de la mano, tiene miedo igual que yo, pero debemos ser fuertes. Sea lo que sea debemos ser fuertes.
Mientras vamos por el sendero que lleva a la casa del abuelo, Luna se lleva una mano al estómago.
-¿Estas bien?- Le pregunté preocupada.
-Si, Lori. Solo... que creí que sería...más fácil.-
Me volteé y la abracé. Le dije que teníamos que ser fuertes. Por nuestros hermanos. Por papá.
Ella asiente y caminamos hasta la puerta.
Toco el timbre, y esperamos.
Esperamos por la verdad, por una razón, y por algo más que nuestro destino.
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"-¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! ¡Lo siento, Luan! ¡De verdad mira... yo! ¡Dios!"
Eras tú, vuelto loco, por un error que jamás aceptarás es de ambos.
Apenas te diste cuenta te pusiste de pie de súbito. Se notaba tu miedo, tu desesperación. Yo tuve temor de perderte y me puse de pie arriba del sillón para tomarte el rostro con ambas manos y decirte que te calmarás, que entendía que había pasado. Que no pasaba nada.
Que me habías confundido con mamá por que estabas profundamente dormido. Que te había escuchado decir su nombre.
Que solo había sido un beso como el que nos dabas cuando era muy pequeña. Aunque eso último fuera mentira.
Fue un beso diferente, cercano, duradero; vaporoso. Un beso que me había dejado un calor en el pecho.
Pero no te iba a decir eso. No ahora que este "accidente" podría hacerte más daño aún del que ya traías acumulado.
Así que te repetí que te calmaras, te repetí que lo entendía totalmente. Te repetí que no pasaba nada.
"Pero...yo...oh, Dios..." Exclamaste cerrando los ojos. No te solté el rostro.
Sé a qué te referías, el por qué te lamentabas tanto. A mí también me palpitaba en la mente, pues había podido alcanzar a sentir tus manos recorriéndome en un leve ir y venir, que sé que jamás, harías conmigo.
Cuando la luz en mis ojos se hizo pude sentir mi bata arriba, y tu mano fuerte en mi espalda desnuda.
"Tranquilo, papá." Dije una vez más.
Vi que me quisiste abrazar, pero allí mismo te detuviste: ahora tienes miedo de mí.
Bien allí, Luan...
Pero eso no me iba a detener así que, aun arriba del sillón te abracé del cuello y me recargué en ti.
"Papá, no pasa nada. Por favor no te alejes de mi por esto. No lo soportaría. Jamás lo mencionaré ni mucho menos; porque no fue nada malo. Solo dejemos esto y ya. Ve a bañarte, cámbiate y vamos a desayunar, ¿Si?."
Te di un beso en la mejilla, de un gracioso brinco, bajé del sillón. Tomé mis pantuflas de la alfombra y caminé con cierta rapidez hacía las escaleras. Afuera, ya se había hecho de día.
"No tomes, ¿sí? No me gusta verte así" Te dije, luego subí las escaleras.
Espero haber podido disimular una extraña alegría, que no me dejaba. Sensación que aún conservo, ahora que estoy acostada en mi cama, desde donde puede escuchar como Luna, aún sigue roncando.
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¿Qué hice?
Dios... ¿Qué hice?
Nunca la vi, lo juro. No la vi.
Cuando sentí que su cuerpo no correspondía a mis recuerdos yo...Dios...
Ya era muy tarde.
Yo estaba pensando en...soñando con...contigo, Rita.
¡Maldita, Rita! ¡Perra infiel!
...
Demonios, ni siquiera el agua helada de la regadera me ayuda a pensar con claridad, ¿Por qué tomé anoche? ¿En que estaba pensando? No puedo dejarme caer así. Tengo que sostenerme por las chicas, por todos mis niños.
Mi Luan.
Yo sé que fue un accidente...sé que no hubo malas intenciones ni mucho menos, no soy ese tipo de persona. Pero, pasaron cosas, hice cosas, que no debieron pasar.
Me ayuda que Luan tome las cosas como son: un accidente.
Pero, me preocupa, que no se alejó. Ella estaba despierta cuando yo reaccioné. Sus grandes ojos se clavaron en mi cuando yo por fin la vi.
Ella tenía una sonrisa.
Necesito hablar con Luan.
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Con esto finaliza la tercera entrega.
¿Qué le dirá Rita a las chicas?
¿Hablarán Luan y su papi?
¿Terminó el tejido Leni?
Sena bienvenidos a la invitación para el siguiente capitulo:
Motivos
Gendou Uribe
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