Antes del Fin del Mundo
Buenas tardes. El presente one esta narrado buscando emular el estilo de los cuentos de Julio Cortázar, en donde los diálogos van incrustados en el párrafo. No se recomienda hacerlo ya que puede generar fácilmente confusión en la lectura pero, bueno, al final es un experimento.
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- Antes del Fin del Mundo -
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¿Tu crees que al morir vamos al cielo?, pregunta Luna mientras se limpia la sangre de la nariz con un pañuelo desechable, porque yo no creo que solo nos volvamos polvo y ya. Claro que vamos al cielo, afirma Lincoln recibiendo la caja de pañuelos, no sé por qué preguntas eso a sabiendas que Dios nos observa. Eso de Dios, responde Lisa, es cuestionable; no hay prueba alguna de su existencia. No se requieren pruebas cuando lo sientes en tu corazón, refunfuña Luna, como el amor que siento por Sam o por papá. Sam existe, responde Lisa acomodándose los lentes, Sam es un ser; la entidad superior solo es un supuesto.
Tirados en el techo de la casa, los tres hermanos dialogan viendo el cielo estrellado y antinaturalmente nuboso de la madrugada. Yo si creo en Dios, reafirma Luna, entiendo tu postura, Lisa, pero no me es posible vivir sin una esperanza y luz; creo que los veremos a todos en otra vida. Es lo mismo que yo pienso, dice Lincoln y suspira, y tú vendrás con nosotros quieras o no, Lisa. En verdad lo dudo, se obstina Lisa, pero si por algún motivo esa ínfima probabilidad fuera la correcta, llévenme con ustedes; no quiero estar sola.
El silencio se adueña de aquel curioso grupo. El destrozado reloj de la sala debía haber marcado alguna vez las tres con doce de una madrugada que se sentía infinitamente larga. Las ventanas en la casa del anciano vecino titilaban en un refulgente amarillo palpitante mientras leves cascadas de humo comenzaban a elevarse. El fuego lo consumía todo. Desde esa altura, se veía las calles de las colonias cercanas chispear como si gigantescas luciérnagas hubieran anidado. En el suspiro, Lincoln saboreó el aroma del hollín que caía cada vez más frecuente, se volvió a limpiar la nariz.
¿Creen que, en otra vida, pregunta Lincoln, volveremos a ser hermanos o nos volveremos a ver? Yo creo que sí, concede Luna, creo que las almas están tejidas, unidas, como aquella vez que fuimos a la iglesia ortodoxa acompañando al tío Francesco, nos obligaron a hacer una oración todos tomados de la mano y una paloma se posó junto a Lily; eso es una señal, es un significado. Luna, dice Lisa, si mal no recuerdo en aquella ocasión Lily entró en pánico por la presencia de susodicha ave y tiró unas veladoras, que prendieron una cortina antigua, Lynn arrancó la cortina y quiso apagarla a pisotones y terminaron echándole jugo de uva; ¿estamos de acuerdo que si Dios (en el que no creo) vio eso se sentirá ofendido de alguna manera y tomará replicas? Pero pedimos perdón de rodillas, responde Lincoln, hasta dimos ofrenda, eso debe bastar para conseguir su perdón. La ofrenda consistió en dos dólares y treinta y siete centavos, una resortera, un cómic, una púa de guitarra, una tutsi chupada, unos dientes falsos, lodo, pelusa y un cabello mío ya que me obligaron a dar algo, dijo Lisa molesta; ¿estamos de acuerdo que a quien le agrade esa ofrenda tiene dotes fetichistas? No blasfemes, Lisa, sentenció Luna, recuerda que a la entrada al cielo te tendremos que halar entre los dos.
Y los hermanos rieron.
El cielo se llenaba cada vez más de nubes grises que reflejaban los destellos de una ciudad brillante por el fuego. Debajo de sus espaldas, la vibración de la casa dejaba entrever la fuerte actividad en ella: trastes que se rompían, muebles que se volcaban, quizá eso había sido el televisor. ¿Cuánto tiempo, pregunta tristemente Luna, nos queda, Lisa? Tres minutos y cuarenta y seis segundos, responde mirando ese aparato que a Lincoln le parece una especie de Nintendo Swicth. Aun tenemos tiempos, suspira el peliblanco y se sienta para quedar frente a ellas. ¿Vas a hacer esto ahora, Lincoln? Tiene que ser ahora, Lisa, o ya no tendremos tiempo. Lisa y Luna se sentaron igual, la pequeña se talló su nariz.
Lisa, dijo Lincoln suspirando, para mi eres la niña mas inteligente del mundo; aunque a veces dolían un poco, me encantó ser parte de tus experimentos y tus pruebas. Te agradezco las medicinas que me diste cuando estaba enfermo, que monitorearas mi salud y que me ayudaras con las tareas. Me encantan tus mejillas suaves como el flan y el hecho de que cargarte era muy fácil por que pesas menos que Charles. Estoy seguro de que hubieras liderado el mundo de las ciencias.
Lincoln, te agradezco tu paciencia. Sé que he sido o fui invasiva y a veces poco considerada, pero créeme que lo hice por que siempre lo creí correcto. También siempre he creído que eres un hermano formidable, me has cuidado y te has preocupado por mí, aun el día de hoy, cuando me salvaste de ser devorada. Te estaré siempre agradecida por el simple hecho de amarme; me dolía que creyeras que no eres especial, ya que, para mí, eres más radio-luminiscente que el mismo radio. Luna, siempre admiré tu fino oído musical, mi sueño era que me ayudarás a hacer una canción de Hip-Hop que no durmiera al público ya que esas cosas simplemente no fueron lo mío. Admiro tu estilo libre y desenfado que quizá me faltó y sé que el mundo musical habría sido tuyo. Para mí, Luna, tú eres música misma.
Lisa, dijo Luna abrazando a su hermana y pegándola a sí. Gracias por todo, tan pequeñita como eres, eras lo máximo, hermana. Me encantan tus piernas cortitas y como cada que te levantaba no dejabas de intentar caminar. Quizá no pasé el tiempo suficiente contigo, pero te juro que eso no implica que te amara menos; solo que, por ser como somos, no creí que te interesara lo mío; le besó la frente, luego limpió la sangre de la nariz con el pulgar y la volvió a abrazar. Lincoln, continuó Luna dispuesta a seguir su despedida, pero, en vez de eso, guarda silencio. Una larga lágrima de sangre baja desde la orilla del ojo izquierdo del chico, luego del derecho, luego de la nariz y la comisura de los labios. No habría pañuelo capaz de limpiar ese desastre, pero Luna no pensó en eso. Ella pensaba en que su carita se ensuciaba, lo agarró y lo acunó para limpiarlo una y otra vez. Lisa le ayudó hasta que, de igual forma, la sangre le fue incontenible en su hemorragia, luna la tomó igual y la colocó en su regazo.
El cielo arriba seguía refulgente de estrellas mientras el rumor de la ciudad era un mar de sollozos ahogados y lamentos, de gritos y de espanto.
La cepa era incurable, dijo Lisa con dificultad mientras parpadeaba una sola vez para hacer correr la carga acumulada de sangre. Si tú lo dices, dijo Luna sonriendo, entonces no hay más verdad que esa, Lisa.
Luna abrazó con fuerza a sus hermanos, los besó tiernamente y, mientras se perdía observando el astro que le había dado nombre, se dejó liberar a la muerte haciendo lo que mas amaba.
Solo cantar.
El final...se acerca ya...lo esperaré, serenamente...
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Gracias por leer. Espero pronto poder actualizar algunas de mis historias ahora que el trabajo bajo de intensidad por fin. ¿Cuál quisieran que se continuara?
Mando un saludo a todos y bonita semana.
Gendo Uribe
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