I

El canto de los pájaros y los tenues rayos del sol le daban un lindo atardecer, digno de una postal. Miraba jugar futbol a sus dos pequeños de 5 y 7 años con su esposo, el hombre del que estaba enamorada desde el día que lo conoció y a quien amaba con locura y había elegido para ser su compañero de vida, recordaba a la perfección cada una de sus aventuras y tonterías que pasaron juntos. Desde la discusión más absurda como el colocarse los calcetines del mismo par hasta la noche más apasionante que experimentaban, caminaba por el sendero de rocas del jardín agarrada de la mano de su hija mayor de 15 años.

-Mamá ¿Por qué amas a papá?- sonrió soñadora al escucharla, la brisa del atardecer alborotaba su castaña cabellera.

-Porque es el hombre más perfecto que la vida pudo concederme- respondió sin dejar de sonreír.

-¿Y estas enamorada de él?- volvió a preguntar.

-Completamente cariño.

-¿No se supone que son lo mismo?- negó con la cabeza- ¿entonces?

Se soltó de su mano y camino con tranquilidad hasta las jardineras, sentándose en la orilla y palmeo el sitio a su lado para que si hija se sentara, la chica miraba expectante a su madre en espera de su respuesta.

-¿Ves esta pequeña flor de aquí?- dijo señalando al pequeño botón de clavel rojo que despertaba y que pronto luciría sus magníficos pétalos. Con un sentamiento de cabeza de su hija siguió hablando- cuando termine de florecer y se convierta en una flor extravagante, con pétalos perfectos y colores llamativos ¿Qué harás?

La chica analizo unos segundos la pregunta. No entendía porque hablaban de flores cuando su pregunta no tenía nada que ver con el tema del que hablaban.

-La arrancaría para quedármela.

-¿Por qué?- cuestionó la más grande de las dos.

-Por como la describiste me la imaginé hermosa y desearía que fuera únicamente para mí.

No se asombró ante su respuesta, la esperaba fielmente. Paso un mechón de cabello oscuro de Jessica detrás de su oreja y dejando unos segundos su mano ahí, la miró con dulzura. El escenario en que se encontraban la hacía recordar los momentos que pasó con su adorada madre Rocío y a quien le debía las gracias por cada consejo dado y que ahora, podía entender con mayor perfección.

-Lo mismo pasa cuando estás enamorado- alzo la vista hacia el cielo, los tonos naranjas y amarillos le otorgaban una tranquilidad- nos sentimos atraídos y cautivados por su belleza, sentimos el impulso de que nos pertenezca y demostrar a los demás que es nuestro.

-¿El amor no trabaja de la misma forma?- cuestionó la menor curiosa por las palabras de su madre.

-No, un enamoramiento puede durar horas, días, semanas, meses e incluso años. Es insostenible en el tiempo, sin embargo es la antesala para el amor- clavo su mirada café en la de Jessica, todo ella era la viva imagen de su amado Jack solo que en versión femenina- si te diera una maceta con una semilla de flor plantada y tu misión es cuidarla y protegerla hasta que floreciera pero al final descubres que tiene defectos ¿Qué harías al respecto?

Fue turno de la castaña vagar la vista por el lugar meditando en la situación que su madre le había planteado.

-Me la quedaría- dijo con convicción.

-¿Por qué? Si no es como la imaginaste o esperabas que fuera. Es defectuosa y con carencia de belleza.

-Porque el momento en que desplegara sus pétalos me demostrarían que habrá valido todo el tiempo y esfuerzo invertido en ella.

-¿La cambiarías si te diera una que fuera perfecta?

Negó con firmeza.

-Tal vez me decepcionara porque no es como me la habría imaginado, aun así no la cambiaría por otra.

-Entonces puedes entender claramente cómo funciona el amor. Como tú has dicho, todo el tiempo invertido y convivencia que has tenido con ella te llevarán a apreciarla aun cuando tenga defectos, cada gota de agua que le diste, los rayos de sol que permitiste le dieran, todo eso demostró que desde el momento en que aceptaste tenerla, estuviste dispuesta a amarla. Cuando queremos a alguien no nos importan sus defectos, podremos decepcionarnos, nadie está exento de hacerlo, sin embargo siempre les vemos su hermosura y aprendemos a aceptarlos tal cual son. Al principio nos podemos enamorar de una persona y con el tiempo y comunicación empezarla a amar pese a todo. El amor no nos crea una imagen idílica del otro ser.

-¿Así como cuando papá ronca y no te quejas?

Ambas mujeres se reían divertidas por la pregunta realizada. Era cierto que por las tardes cuando el patriarca de la familia caí dormido en algún sofá de la sala de estar o en las reposaderas que tenían en el patio trasero, roncaba fuertemente. Era un milagro que no llamara tanto la atención por las noches.

-Si cariño, para ustedes puede ser el ruido más molesto e irritante, pero para mí no lo es. Me costó aceptar esa parte de él cuando la descubrí, así como que también el hecho de que es lento en entender y captar las indirectas, pero son esas pequeñas cosas que me han llevado a quererlo como lo hago, así como el acepta mi forma perfeccionista de ser. Son esos mínimos detalles que logran hacer que nos aceptemos y que sin ellas no sabríamos apreciarnos de la forma correcta en la que lo hacemos.

-¿Puedes enamorarnos de la misma persona varias veces?

-Claro que sí, podemos enamorarnos y luego amar o viceversa. Puedes decir que estas enamorada de un amigo o empezar a quererlo para después enamorarte de él o no hacerlo jamás. Hay parejas que confiesan estar enamoradas desde siempre. Más allá de las diferencias de estos dos términos y de estar entre uno u otro lado, lo importante es que cualquier relación que tengamos sea una aventura positiva para nosotros.

-Tengo curiosidad por otra cosa- Lyra espero paciente por la siguiente incógnita, adoraba esos momentos en los que podía conversar tranquilamente y dejar un enseñanza en sus hijos- ¿amar aplica para todos los términos y situaciones?

-No de la misma forma, existen amores basado en pasión, cariño o respeto. Cada una es especial, depende con quien la compartas.

Jessica escuchaba atenta, maravillada con cada palabra que salía de la boca de su progenitora, entendía muy bien lo que trataba de decirle, muchas veces las chicas de su salón mencionaban estar enamoradas o amar a un chico para que tiempo después estuvieran separados, peleados y sin dirigirse la palabra.

-¿Cómo sabré cuando alguien me ama?- cierto temor crecía al formularse la pregunta, ¿Qué pasaba si nadie lo hacía?

Su madre la miraba con dulzura, comprendía sus temores y dudas, también había pasado por esa etapa.

-Llegará un momento en el que tendrás un madurez suficiente y serás capaz de darte cuenta, cuando ambos compartan los mismos intereses y busquen el mismo objetivo sabrás que es el indicado. ¿Tendrán sus altos y bajos? Claro que sí, es parte de la vida. Ninguna pareja, incluyéndonos a tu padre y a mí, estuvimos exentos de eso, pero es ese lazo que compartimos él nos hace inseparables. No concibo la idea de una vida sin él a mi lado.

-¿Qué paso si no es el correcto? ¿Dolerá?

-Un poco, con el tiempo iras sanando y comprendiendo el porqué de muchas cosas. El mundo de allá fuera tiene muchas intenciones, unas malas otras buenas, por eso debes abrir bien los ojos, no cualquiera que diga te amo será sincero. Como en el caso de la flor, ambos deben estar dispuestos a comprenderse, cuidarse, protegerse y sobre todo, aceptarse tal y como son.

-Amor- murmuro la chica- una palabra tan pequeña con un significado tan grande. Gracias mami por tus palabras, siempre las tendré presentes.

-Eres mi pequeña, por ti haría cualquier cosa- finalizó dejando una casto beso en su coronilla.

En ese momento llegó el resto de la familia a donde estaban ellas sentadas. Jack miraba con orgullo a sus dos mujeres de la vida y a sus hombrecitos del hogar. Platicaron largo rato, entre risas y bromas los últimos rayos del sol se escondieron, dando paso a la negrura del anochecer y las pocas estrellas que se podían ver a la distancia. Entraron juntos a su hogar, ese en el que no solo estaba construido por materiales terrearles, sino el que está construido base a la confianza y el cariño que todos compartían. Lyra dio una última ojeada al cielo nocturno, un destello capto su atención, como si se tratase de un guiño de ojo, aquella estrella que estaba en el manto marino brillaba con fulgor, sabía que desde algún lugar en el cielo su madre la miraba con orgullo.

Muchas veces al ser jóvenes confundimos nuestros sentimientos, creemos amar a alguien que ha estado con nosotros durante cierto tiempo o que al ver a alguien de apariencia supuestamente perfecta estamos enamorados cuando no es así. No hay que apresurarnos, disfrutemos de nuestro a tiempo a solas y de las compañías que nos brindan los que nos rodean. El tiempo y la vida se harán cargo de prepararnos a una personita especial que cambiará nuestras vidas y nos hará crecer como personas, creyendo en nosotros y sobre todo, amándonos tal y como somos, incluyendo lo que para nosotros pueden ser defectos. No nos adelantemos a probar los frutos de una relación cuando aún no estamos con una madurez suficiente porque podemos salir lastimados.

Con este último pensamiento Lyra se reunió con su familia para disfrutar con ellos las últimas horas del día y si Dios se lo permitía, despertar para comenzar de un día nuevo y amar a todos aquellos que estaban en su corazón.

FIN.

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