CAPITULO 8
SABINA
Cuando pensé que los limites ya se habían cruzado paso lo peor.
La encerró.
Tamlin creo una pared alrededor de la casa para mantener a Feyre dentro, los gritos de Alis esa noche me hicieron correr hacia la sala.
Donde Feyre estaba sumida en una agonia tal que el capullo que la protegia de hielo y fuego no permitía acercarse.
--¡Feyre!—grite preocupada intentando acercarme --¡por favor! ¡estoy aquí! ¡estoy contigo!
Y entonces una mujer hermosa, rubia de labios rojizos se adentro en el lugar, sin importar la amenaza o el poder que manaba la enfrente, no permitiría que pasara hacia ella.
--Soy Morrigan, Rhysand me pidió que viniera—hablo con rapidez—vine por Feyre.
Solté un suspiro.
--claro... Rhysand...-- susurre abatida.
--por favor—hablo Alis en cuanto vio a Morrigan levantar a Feyre—por favor, cuidadla bien.
La mujer me devolvió una mirada ligera.
--¿vienes?
Mire hacia atrás, a lo que era la corte primavera, aquella que habia sido mi hogar, el lugar donde creci... pero ya no lo reconocia... ya no significaba nada.
--ire a donde ella vaya—exprese.
Aunque me duela, el único hogar que me quedaba... era Feyre.
No quedaba nada para mi en esta corte.
(...)
Morrigan dejo a Feyre en una de las habitaciones mas cercanas a la salida, me pregunto si quería instalarme pero me negué, permanecería aquí hasta que Feyre despertara.
Rhysand no demoro en aparecer a los pocos minutos, su rostro contraído por la ira me daba a entender que ya lo sabia todo.
--¿Cómo esta?
Tome aire.
--estable—tenia una de sus manos entre las mias, esperando a que despertara—Tamlin... Tamlin la encerró, después de todo lo que habia pasado, después de todo... ella no pudo mas, le adverti... de verdad que intente...
La mano de Rhys tomo mi barbilla obligándome a girarla, el pómulo estaba de un fuerte color purpura.
Su mandíbula se contrajo.
--lo se—expreso con resignación. --¿Qué van a hacer a partir de ahora?
Suspire.
--no tengo idea—murmure cansina—he pensado incluso en ir a tierras humanas...-- Rhysand bufo con disgusto—soy humana a pesar de todo aunque siento en ocasiones que jamás perteneceré a ellos pero...-- volví la mirada a Feyre—no quiero dejarla, es... es la única que me queda que puedo considerar familia.
--entonces quédense—me miro, sus ojos purpuras llameantes—trabaja para mi.
--esta bien—el susurro, volví la mirada hacia Feyre.
Quien apenas me vio, soltó el llanto.
Me aferre a ella susurrándole palabras de aliento mientras Rhysand abandonaba la habitación, fue lo suficiente respetuoso para permitirnos este momento a solas.
(...)
Velaris, asi lo llamo Rhysand mientras nos redirigia hacia una mansión poco modesta.
--¿Qué es este lugar?
Rhys apoyó un hombro ancho contra el dintel de roble tallado que llevaba al comedor y cruzó los brazos.
--Esta es mi casa. Bueno, tengo dos casas en la ciudad. Una es para asuntos más... oficiales pero esta es solamente para mí y mi familia.
Lo mire con una ceja en alto, cuando se era un alto lord se podía ser caprichoso.
--Están Nuala y Cerridwen —dijo él,dirigiéndose especialmente en Feyre —. Pero en lo demás, vamos a estar solos.
Rodee los ojos al ver el claro coqueteo que habia entre ellos, claro, debi suponerlo.
Rhysand abrió la boca pero, justo en ese momento, del otro lado de los vidrios ahumados de la puerta del frente, aparecieron las siluetas de dos cuerpos altos, poderosos. Uno de ellos golpeó con el puño.
--Vamos, maldito perezoso. –una voz potente y poderosa
Lo interesante es que las sombras... tenían alas.
Rhys ni siquiera parpadeó, no miró la puerta.
—Dos cosas, Feyre, querida, Bina, amiga mia.
Los golpes seguían, seguidos por el murmullo de un segundo macho que le decía a su compañero:
--Si vas a pelearte con él, por favor, hazlo después del desayuno. —me estremeci al escuchar esa voz... era tan conocida... tan... extraña, fría pero... pero capaz de derretirme.
--Yo no fui el que me sacó de la cama y me hizo volar hasta aquí —dijo el primer macho ofendido-- Entrometido.
Habría jurado que veía una sonrisa sobre los labios de Rhys...
--Uno: nadie, nadie, excepto Mor y yo podemos transportarnos directamente al interior de esta casa. Está guardada, tiene escudos, y otros escudos encima de los primeros. Aquí pueden entrar solamente los que yo quiero, los que tú quieras. Están a salvo y en realidad, están a salvo en cualquier lugar de la ciudad. Los muros de Velaris están bien protegidos y nadie ha conseguido atravesarlos en los últimos quinientos años. Nadie entra en esta ciudad con malas intenciones..., a menos que yo lo permita. Así que vayan adónde quieras, haz lo que tengas ganas de hacer y visita a quien quieras. Esos dos en la antecámara —agregó con los ojos brillantes— tal vez no estén en la lista de personas que deberían molestarse en conocer, no si siguen golpeando la puerta como chicos.
Otro golpe, enfatizado por la voz del primer macho que decía:
--Tú sabes que te oigo perfectamente, hijo de puta.
--Segundo —siguió Rhys—, en cuanto a los dos hijos de puta que están en la puerta, depende de ustedes conocerlos ahora o irse arriba como haría cualquiera con algo de sabiduría, y dormir algo. Todavía estas algo paliducha y tu...-- me miro detenidamente fijándose en mis ojeras-- ¿siquiera haz dormido? En fin, Después, pueden ponerse ropa de ciudad, la ropa apropiada, mientras yo los saco corriendo por hablarle así a su alto lord.
Y ahí estaba de nuevo, esa familiaridad que habia descubierto en el alto lord, sonreí al notar que no seria difícil acostumbrarme a el... a este lugar.
—puedes venir a buscarnos cuando se vayan—exprese—Feyre y yo dormiremos juntas asi que si pensabas en hacerle una visita de acosador en la madrugada, pierdes tu tiempo.
Rhys me devolvió una sonrisa llena de malicia.
--le quitas lo divertido.
(...)
La habitación era pequeña pero tenia una cama lo suficientemente grande para que las dos etuvisemos comodas, Feyre estaba cansada, lo sabia por lo pesada de su respiración, como toda madre preocupada la envolví en cobijas y me recosté a su lado, no espere a que me lo pidiera cuando empecé a tararear su nana preferida, sonrio ligeramente y cerro los ojos.
Dos hora mas tarde Feyre dormía profundamente y yo no habia sido capaz ni de intentarlo.
Me levante de la cama y la observe dormir, ¿hace cuanto que no dormía asi? Parecía estar en paz.
En un suspiro abri la puerta, les pediría a Nuala un poco de leche caliente, una estrategia posiblemente inútil para poder dormir aunque sea una noche.
Seguía con mi vestido verde de primavera cuando cruce el primer umbral.
El silencio en el lugar me daba a entender que el circulo intimo del alto lord ya se habían marchado, o eso creía.
Al cruzar el segundo pasillo me pregunte si Nuala ya no estaría igualmente dormida y seria una perdida de tiempo buscarla, y entonces, como un susurro retado, una sombra desplazándose en la penumbra senti un choque a mi espalda.
Cerre los ojos al sentirme contra la pared, el golpe del costado que me habia hecho Tamlin palpito dolorosamente,
Abri los ojos sorprendida al ver al macho que me retenia.
Su mano sobre mi cuello obligándome a estar contra la pared de mármol
Sus ojos avellana deslumbraban en la oscuridad, un manto de negrura la escurria en los hombros mostrándolo mucho mas amenazante.
Su mirada me recorrio entera, un frio gelido paso por mi cuerpo, el como lentamente me recorría, barria en mi como si me arrancara cada uno de mis secretos, me senti desnuda ante el poder de su mirada.
Era hermoso.
Solté el aire retenido cuando al fin soltó mi cuello, sus ojos al fin se encontraron con los mios, fue un choque brutal que me dejo sin aliento, el calor en el ambiente descongelo la frialdad y el temor que me habían escurrido en el primer momento que me habia tenido a su merced.
Estuvimos allí unos segundos mas asi, observándonos en silencio, completamente atrapados el uno en el otro.
--¿Azriel?—la voz de Rhys se escuchaba desde la planta baja, parecía mas un regaño que otra cosa.
El macho al fin pareció reaccionar, retrocedio lentamente barriéndome nuevamente de arriba abajo antes de dar media vuelta.
Sorprendida, levante una mano en su dirección, casi como si deseara detenerlo, como si quisiera... que permaneciera a mi lado.
Pero el no lo noto, continuo caminando hasta perderse en la negrura.
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