CAPITULO 10


SABINA

Fingi que dormía esa noche cuando Feyre habia regresado en compañía de Rhysand mucho mas tarde, escuche sus pasos sigilosos y sus intentos por no despertarme.

Una vez mas me mantuve en vela, aun no me atrevía a dejar el poder en mi interior sin correa, al menos no antes de entrenarme, antes de saber que era seguro y mucho menos teniendo a Feyre a mi lado, ¿y si lastimaba a alguien? Después de lo pasado en la guerra, de la leyenda que me presede no podía pensar en algo mínimo de daño que no fuera destrucción, ¿a cuantos este poder habia aniquilado?

En la mañana siguiente Feyre no dijo nada ante mis prominentes ojeras, después de desayunar se despidió con un beso en la mejilla y un abrazo cálido, ambas estábamos nerviosa, ella por su viaje a la prisión y yo por enfrentarme todo un día ante Amren.

(...)

--Te dijeron que descansaras muchacha—expreso la de cabello negro en tono de reprimenda—a menos de que no puedas, claro.

Tome aire y camine hacia el sillon donde ella estaba, me habia señalado su lado para que me sentara.

Mis sentidos se pusieron alerta solo de tenerla al lado, incluso yo siendo una mortal en cuerpo sabia lo peligrosa que era.

--no puedo—exprese—hay "algo" que no me lo permite.

Amren levanto una ceja en mi dirección, su cabello perfectamente cortado hacia mucho mas simétrica su cara.

--¿Qué fue lo que hizo Helion en bajo la montaña para desencadenar la bestia?

--no lo se, estaba muy ocupada desmayandome y casi muriendo como para preguntarle.

Aquel tono desafiante le hizo sonreír.

--no fui la única que noto el ardiente poder que emana de ti, esta ansioso por salir, si lo retienes va a desbordarse.

--¿y si lastimo a alguien?

--esa es la cuestión, control—sonrio ella—deja de tenerle miedo y recuerda que es tuyo.

Aquello me molesto mas de lo que pude creer.

--no es mio.

La amargura de mi voz la divirtió, Amren me miro directamente, sus ojos peculiares me escrutaron con una tentación maligna.

--si quieres puedes engañarte todo lo que quieras, muchacha—ronroneo—pero tu alma, tu historia... tu ser no puede ser engañado.

Me cruce de brazos desafiante, al parece eso le gustaba, que no me encogiera como un gatito asustado, que la enfrentara, que discutiera con ella.

Amren no era tan horripilante como me lo temia.

--¿y entonces que? ¿empiezo a lanzar rayos por las manos?

Una ligera risa salió de sus labios carmin.

--control, empezamos con el control.

(...)

Amren se tomo muy enserio su trabajo, estuvimos en esa maldita sala toda la mañana y tarde, y no hubo avances, me riño en la cara que si seguía negándome a lo que era, negándome a mi misma existencia esto no funcionaria.

Bufe molesta cuando atreveso el umbral.

Cassian que habia llegado solo hacia unos minutos silvo divertido.

--¿primer mal día?

Gruñi por lo bajo sacándole una carcajada.

--al parecer me tengo tanto miedo a mi misma que no avanzamos—rodee los ojos fastidiada por la perdida de tiempo.

Cassian aun burlón camino hacia mi, sus alas plegadas en su espalda le daban un aire casual pero aun asi se veía imponente

--¿un pasado oscuro princesita?

El apodo casi me hacer reír.

--no lo se, dímelo tu, ¿me viste en la guerra?

No me pasaba por alto que ellos estaban vivos y participaron en la guerra donde yo habia muerto, donde yo habia sido Clythia.

--no, y si te hubiese visto, hubiese echado a correr—dijo en un tono burlón, aunque algo en su tono me decía que hablaba enserio.

--¿me tenias miedo grandulón? – levante una ceja en su dirección—eso no es algo que un macho de tu porte deba decir para mantener su orgullo.

Cassian rio, los sifones en su manos brillaron de un rojo potente.

--no es tema de orgullo, es supervivencia básica.

¿tanto poder habia tenido como para que el comandante de la corte noche se pensaron mas de dos veces como para enfrentarme en mi vida pasada?

Solo pensarlo me daba escalofrio, ¿Quién fue Clythia? ¿Quién fui yo?

--¿ninguno de ustedes me conoció en ese tiempo?

La sonrisa de Cass se desvaneció casi al mismo instante.

--si, Az te conoció.

Un calor se apodero de mi pecho casi sofocándome.

Azriel me habia conocido anteriormente, tal vez por esa razón me habia acorralado esa primera noche, ¿me vería como una amenaza? ¿se sentiría amenazado o simplemente sentía curiosidad...?

Los murmullos frenéticos en la siguiente habitación nos interrumpieron, eran Feyre, Rhys y Mor, y por el tono de voz no era nada bueno.

--¿Qué pasa?

Todos en el lugar estaban tensos, la única vos que no habia escuchado fue a Azriel que se mantenía en la oscuridad de la cortina mas cercana sopesando información, calculando.

--El rey de Hybern tiene el caldero. – expreso Rhysand con frialdad – planea tirar abajo el muro.

--mierda—gruño Cassian.

Si eso era verdad, si el muro caía...

Feyre que estaba muy pálida evitaba mirarme directamente.

--¿es sobre Jurian? ¿le ha revivido?

Solo pensar en ese... hombre me daba escalofríos.

--al parecer y...-- Rhysand tenia los puños cerrados con fuerza, sea lo que sea no me gustaba—al parecer tu... o bueno, Clythia habia escondido el caldero antes de que terminara la guerra.

Senti el estomago tenso, me obligue a respirar con normalidad.

--¿lo escondi? ¿fui yo quien le dio el caldero al rey de Hybern?

Rhysand negó rápidamente, aun asi mi mirada habia cambiado de posición hacia Azriel, quien insistentemente parecía buscar mi rostro cualquier señal de calma.

--no, si se lo hubieses dado desde hace mucho hubiese teñido las cortes de rojo, lo escondiste para que el no lo encontrara.

--¿es esa la razón por la que el Rey trajo de vuelta a Jurian?

Tenia ganas de vomitar.

--¿es eso lo que piensan? – mire de reojo a Mor—que Jurian siempre estuvo en pro del rey y cuando descubrió lo que habia hecho me asesino?

El silencio lo dijo todo.

--necesito descansar—no espere a que nadie mas dijera nada, Sali de allí hacia la habitación y me lance a la cama.

No se si era el cansancio mental... pero al fin después de mucho tiempo pude dormir.

(...)

Y a la mañana siguiente todo fue igual, Amren molesta después de no lograr ningun cambio se marcho a la hora de la comida.

Al parecer la conversación de ayer me habia alterado mas de lo que quería, me preguntaba que habia sido de mi en aquella guerra, ¿de verdad era tan mala como Amarantha? Y si era asi, ¿Por qué oculte el caldero del rey? ¿por seguridad? ¿por traición?

Quería alejarme lo mas que podía de todo esto a pesar de lo egoísta que podía ser, habia una guerra de por medio, la posible caída del muro y yo estaba aquí, negándome siquiera a intentarlo.

Pero tenia miedo, y eso me hacia humana.

¿Qué tanto de eso desaparecería si llegase a recordar? Si volviera a mi la vieja Clythia, y lo que mas me espantaba es que seria mas útil, ella tenia las respuestas que faltaban en las incógnitas del caldero, podría luchar, tenia la magia y yo... yo solo era su carcelera.

Egoísta, egoísta, egoísta...

--te estas haciendo daño—levante la mirada sorprendida al escuchar su voz.

Azriel, tan silencioso como siempre se encontraba recostado en el umbral con los brazos cruzados y su mirada imperturbable.

Hasta que no lo menciono no note el escozor en el brazo, el brazo de la silla se habia astillado de tanto que lo habia apretado, la primera astilla se habia clavado en mi mano, la sangre espesa y roja dejo marca en la madera.

En absoluto silencio y sin apenas hacer ruido al andar Azriel camino hacia mi y hizo lo que jamás espere.

Se arrodillo para quedar a mi altura, tomo mi mano con delicadez y la examino, tomo el pañuelo que habia en la mesa y empezó a envolverla con lentitud casi temiendo lastimarme, no levanto la mirada, estaba absorto en la herida.

--estoy bien—susurre.

No se digno a mírame pero la ligera presión en mi mano me hizo notar el cambio, la preocupación.

--no eras mala—respondió con un tono de voz que no supe descifrar y entonces sonrio, si... sonrio, como si recordara algo lo suficiente agradable como para que su imperturbable semblante desapareciera –eras...

Negó sin encontrar bien las palabras.

Recordé mi conversación con Cassian, el único que me habia conocido en aquella época habia sido Azriel, ¿Qué estaría recordando?

--¿una loca homicida? —murmure con gracia, de cierto modo tenia miedo de que me odiara, de que hubiese hecho algo lo suficiente mal para que mantuviese la distancia.

Bufo ligeramente, aquellas expresiones donde dejaba de ser tan frio eh imperturbable me agradaban... lo hacían ver mas atractivo a mi parecer.

Levanto la mirada sus ojos avellana me escrutaron con una intensidad tal que senti calor en el rostro, se levanto sin decir nada, solo dos pasos mas hacia el umbral y lo dijo, en un susurro tan tenue que apenas y lo pude escuchar, hasta pude creer que lo imagine.

--perfecta, eras y eres perfecta...

Lo vi marchar con el corazon desbordado, volví la mirada a la herida.

Ya no dolía. 

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