CAPITULO 1
SABINA
Levante mi copa de agua justo en el momento en que Lucien soltaba aquella palabrota, Tamlin lo miro de reojo con claro enojo.
La comida hoy estaba inusualmente deliciosa, o era por la prosperidad o por la nueva humana que se instalaba en la mansión de primavera.
--¿Qué sucede Feyre?—Lucien la miro de reojo, desde hacia unos minutos solo jugaba con la comida en su plato-- ¿buscando la posibilidad de asesinarme con ese tenedor?
Tamlin frunció el seño en cuanto sintió la incomodidad de la castaña.
--si sigues provocándola asi, tal vez sea yo quien te entierre este tenedor—lo apunte.
Lucie soltó una ligera carcajada, mientras Tamlin solo intentaba disimular una sonrisa. La mujer sentada frente a mi me miraba con curiosidad, desde que ingreso al comedor y me noto, sentada a la derecha de Tamlin de manera relajada, sin miedo alguno y hablando con ambos inmortales como si nos conociéramos de toda la vida, y asi era.
--¿Qué tal estuvo tu viaje?—Tamlin me miro de reojo.
Deje los cubiertos en un movimiento gracial ideal de una señorita de corte.
--bien—por la forma en que apreto la mano sabia que noto mi desden, ignore las garras amenazando por salir y mire a la chica frente a mi—debió ser difícil tener que soportas a estos dos machos maleducados tu sola. Cuando quieren son de lo mas desagradables.
Lucien bufo, su ojo mecánico me escaneaba con una burla clara.
-- yo creo que somos nosotros los que debemos ir con cuidado, después de lo que hizo con Andras.
Feyre estaba ahora pálida, posiblemente recordando algo no muy grato, me levante del comedor haciendo el mayor ruido posible.
--ya entiendo porque no eres bueno con las mujeres.—lo escrudiñe—ven Feyre, vamos a caminar, si quieres puedo enseñarte la mansión.
Y puede ser el hecho de que Tam ya se lo habia ofrecido y ella se negó por lo que pareció verse un reflejo leve de sus garras bajo la mano.
Anotado, algo nuevo con que reñirle.
(...)
El pasillo en las noches estaba apenas y solitario, solo unos cuantos inmortales de rango menor caminaban en los extremos y se inclinaban levemente al verme pasar, Feyre a mi lado parecía no notarlos, posiblemente una artimaña de Tamlin para que poco a poco se acostumbrara a su nueva vida.
Cruzamos varias entradas antes de que ella decidiera hablar, y valla manera de rompe su silencio
--¿mataste a alguien de la corte?
Casi silve ante la osadía fiera de la chica.
Feyre vestia unos pantalones raidos y una tunica de color plateado, bastante diferente al vestido formar azul que llevaba yo, sus ropas parecían gritar sus ganas de alejarse de aquí tanto como su boca.
--¿te refieres al tratado?—la mire de reojo, Lucien me habia dejado al tanto de la historia, de como habia matado a Andras y como la habían encontrado en aquella choza en los huesos antes de traerla aquí. – algo parecido, Talón al igual que Andras estaba de escursion en las tierras humanas cuando se topo conmigo y mi hermano, no fue agradable, parece que Talón ya venia infectado con la plaga que azota estas tierras, se volvió loco en cuanto nos vio, nos ataco...-- el recuerdo aun fresco en mi memoria me estremecio—lo mate para evitar que lo hiciera conmigo, en cuanto a mi hermano, no pude salvarlo.
--lo siento—murmuro ella, bajando la mirada como si el solo hecho de mirarme le doliera.
--Esta bien, después de un día en la nieve fría Tamlin me encontró.—casi me rei ante el recuerdo, cuando aquel lord de la primavera se habia inclinado ante mi y con los brazos agitados y la culpa radiando de sus ojos me tomo entre sus protectores brazos—me ofreció un hogar y lo tome, no tenía nada mas que perder, asi que deje que me llevara, tenia 9 años.
Feyre me observo sorprendida, no solo por el hecho de que llevaba casi toda mi vida viviendo entre inmortales, sino el hecho de que habia matado a uno siendo tan joven.
--¿conocias a Andras?
El deje de culpabilidad en su voz me hizo suspirar.
--no mucho, la mayoría de aquí prefiere no involucrarse mucho conmigo, solo unos cuantos centinelas me tienen aprecio y claro esta... Tamlin y Lucien, el primero me ha tratado como si fuese parte de su familia, como su hermana.—tome uno de los mechones rebeldes—dale una oportunidad a este lugar, y puede que al igual que yo, encuentres en el un hogar.
Feyre me miro directamente, se reflejo en mis ojos y no dijo nada mas.
Dio media vuelta y se perdió entre una de las esquinas, supongo que hacia su cuarto.
Seria mas complicado de lo que imagine.
(...)
Y lo fue, las primeras semanas Feyre se habia mantenido esquiva, a la única persona a la que parecía estar completamente relajada era estando conmigo, no la culpaba, en el mundo humano las historias sobe criaturas mortíferas y los cero piadosos lores capaces de usarte como juguete para su diversión aun seguía latente.
Pasábamos las tardes en los jardines, cerca del estudio de Tam, para mi habia sido refrescante encontrar una compañía como ella, aun con lo seria que era pude lograr entrar en su frio corazon, quería pensar que éramos amigas.
Tamlin nos miraba de reojo siempre vigilantes, esperando poder acercarse a Feyre sin que esta le muestre los dientes, suerte con eso.
Aun asi, los días pasaban, y la adaptación de Feyre a su nueva vida iba en movimiento, poco a poco se convencio de que Tamlin no era tan malo y Lucien no tan desagradable.
Deje que mis dedos fluyeran por las teclas del piano, este fue el obsequio de cumpleaños numero dieciséis, no solo el instrumento, todo el cuarto estaba ambientado para ello, habia un violín en la otra esquina y una lira a la derecha, los libros apilados en la mesita estaban llenos de partituras que yo ya me sabia de memoria.
--¿inquieto?
No me gire para mirar a Lucien en la entrada, normalmente no me molestaba y mas cuando estaba tocando, solo cuando terminaba se dignaba a venir, ya sea porque no le agradaba mi música o porque no quería que parara, nunca llegue a saberlo.
--Calanmai es hoy
--aja—me gire para mirarlo, iba vestido mucho mas formal que lo que acostumbraba con tonalidades doradas y rojas—eso lo se.
Conocía lo suficiente bien aquella celebración como para no olvidarla.
--si, pero lo que no sabes es el peligro que hay si...
--se los riesgos, no me moveré de mi habitación—exprese en un suspiro, no era tan tonta—si solo viniste para decirme...
--tu no eres quien me preocupa.
Levante una ceja en su dirección.
--ah.
Lo habia captado demasiado rápido.
--¿te has dado cuenta?
--¿de como Tam la mira? Claro que si—dije obvia, podía ser joven en comparación a ellos, pero no ciega.—el jamás habia mirado a nadie asi, con tanta ansia como si...
Lucien me miro con advertencia.
"como si estuviese enamorado"
Habían pasado unos meses y en esos meses habían cambiado demasiadas cosas, Lucien también parecía notarlo, entenderlo, sentirlo.
--no debe ser tan malo, digo, las relaciones entre humanos eh inmortales no están prohibidas, o eso creo.
--por el caldero—se lamento Lucien—no quiero irme por esos lados.
--si, es exactamente esa la razón por la que Tam y tu casi mueren de vergüenza al darme la charla—me cruce de brazos—esos temas no están prohibidos, no soy una niña y se que pasara si Tam ve a Feyre en el rito.
--entonces mantengamosla lejos de eso.
--¿le advertiste?
--si, ¿crees que eso es suficiente?
--no.
La conocía lo suficiente para saber que no lo seria, pero aun asi no dije nada mas cuando Lucien salió y azoto la puerta, no entendía porque estaba de tan mal humor.
(...)
La noche del Calanmai llego, Irene, la mujer que me vestia y ayudaba cerro con llave antes de marchase, una orden de Tamlin que habia perdurado desde que tenia 15 años, yo sabia porque lo hacia y la verdad no podía culparlo por ello.
Podía quedarme en cama, mirar la pared esperando que el sueño llegara pero sabia muy bien que no pasaría, asi ocurría todos los años.
Era como si la magia se hiciera solida a mi alrededor y me mantuviese alerta.
Asi que tome la decisión sensata de ir a buscar compañía, no era la primera vez que me escabullia de noche al dormitorio de Feyre, podíamos quedarnos un tiempo hablando antes de dormir, prefería esa compañía a quedarme en vela toda la noche.
Y entonces llegue a su puerta y lo vi.
--muchacha insensata—masculle entre dientes.
Feyre se habia ido.
Y sabia muy bien a donde.
(...)
--es raro que una mortal sea amiga de dos inmortales—expresaba aquel hombre de negro a Feyre.
Me las apañe para acercarme sigilosa, consciente de los peligros habia intentando pasar desapercibida entre los machos que se acumulaban en la fogata.
--ella jamás dijo que sus amigas eran inmortales—exprese colocándome en medio de ambos con rapidez—ya nos íbamos.
Sus ojos violetas me escrudiñaron con sorpresa, era un alto lord, lo sabia por como el poder parecía escapar de sus poros.
--¿Clythia?
Mi mirada subió hacia el de inmediato, fue como un reconocimiento, mi solo cuerpo reaccionando a algo que no debía, algo que no conocía.
--me temo, lord, que me esta confundiendo.
Tome a Feyre de la mano y la guie hacia la mansión.
Levante la mirada hacia atrás donde el inmortal de cabello negro aun nos miraba, senti un escalofrio en la medula, parecía un predador a punto de tomar a su presa, y no sabia si la desafortunada presa seria Feyre o yo.
No quería descubrirlo.
--¿¡han perdido la cabeza?!
El grito de Lucien me hizo maldecir.
--ya sabemos que fue estúpido, íbamos de regreso...
--¿estupido? ¡lo esperaba de ti!—le grito a Feyre—pero de ti, Bina, jamás, no pensé que fueses tan insensata. No después de lo que paso.
Mire hacia otro lugar para no tener que enfrentarme a su intento de regaño.
--lo siento ¿si? – bufe – no quería hacerlo pero...
--es mi culpa.—expreso Feyre con rapidez antes de que yo pudiera excusarme—quería ver el rito, yo quería...
Y Lucien estallo, me movilice delante de ellos para no escuchar la riña que ambos iban a mantener, lo peligroso que era para ella, lo que significaba la ceremonia, lo que Tamlin le haría si la encontrara...
Cuando al fin Lucien nos dejo en casa, encerrándonos en la habitación de Feyre con candado solté un suspiro.
--a veces es tan...-- rodee los ojos.
Feyre estaba sentada en la cama aun reflexiva.
--¿a que se refería Lucien que habia pasado?
--ah, eso—me sente a su lado, era demasiado perceptiva, no dejaba ir nada fuera de lugar era eso... o la curiosidad—fue hace unos años, al igual que tu quise ver la ceremonia, Tamlin siempre me lo habia prohibido, tenia quince...
--no termino bien.—dijo al notar el ambiente.
Casi sonreí, era lista.
--no, nada bien—los recuerdos de esa noche empezaban a llegar en cascada—ya te diste cuenta de que va todo, los inmortales en su estado mas primitivo pueden ser lo peor para una chica.
Feyre me devolvió la mirada como un rayo, entendiendo mis palabras de inmediato
--¿ello...?
No podía terminar la pregunta, pero yo la entendí de inmediato.
--no, Tamlin llego, los descuartizo sin piedad por lo que intentaban hacerme.
No senti pesar y mucho menos remordimiento al recordar los gritos del macho que había intentado forzarme, incluso la sensación de su sangre deslizándose por mi piel no me produjo asco, al contrario, estaba claro que se lo merecían, si, eso era. Justicia.
--debio ser horrible.—Feyre estaba verde de solo imaginarlo.
--lo fue, Tam jamás se perdono por ello, creo que aun se culpa—mumure con pesar—por eso Lucien estaba tan aterrado, el pensar que podría volver a ocurrir, lo que eso supondría...
--lo entiendo—exclamo Feyre tomando mi mano.
Le sonríe con calma, ya habia pasado mucho tiempo, el miedo aun estaba latente. Y el que ella lo entendiera, que silenciosamente me diera su apoyo... le devolví el apretón a su mano y deje que entrara a mi vida, si... Feyre podría ser una buena amiga.
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