Capítulo 2

Capítulo 2

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 La insistencia de Alfred para que volviera a la mansión lo más pronto posible, el alegre noticiario que hablaba muy bien de los vigilantes de Gotham, los asombrados comentarios que se escuchaban acerca del buen trabajo del Dúo Dinámico, la palabrería sarcástica de sus amigos sobre el puesto del Chico Maravilla...

  Solo una persona tan inocente y muy lenta de mente como ella no captaría tales indirectas que el mundo se empeñaba en mostrarle.

 Por eso, ese tipo de cosas siempre le pasaban, las situaciones más incomodas eran como el pan de cada día de su vida, y no había nada que pudiera hacer para controlarlas, únicamente le quedaba afrontarlas de la mejor manera y sacarle a todas un lado positivo, como por ejemplo, la que tenía ahora.

 Creyó volverse loca por un momento, al ver a un joven de cabello oscuro en la cueva, tan cómodo como solo un individuo familiarizado con las cosas del murciélago sabría hacerlo; pese a que ver a otra persona en un lugar tan privado como aquel era completamente extraño, lo que más le llamó la atención a la fémina fue su vestimenta, la tan conocida combinación de colores verde y rojo, capa amarilla, con algunas partes sus brazos y piernas expuestas.

 Antes de gritarle y cuestionar su estadía en el sitio, respiró hondo y se calmó, debía haber una lógica explicación para todo eso ¿cierto?

- Sé que hay alguien ahí - declaró el chico, cerrando la historieta que leía y girando su cabeza hacia las escaleras, justamente donde se escondía entre las sombras - ¿eres tú, Alfred?

 Lo observó detenidamente ¿Que no era el mismo niño que habían capturado intentando robar las llantas del batmóvil? Si... debía ser él, de lo contrario ¿donde más habría visto esos hermosos ojos azules verdosos?

 Las fracciones de su cuerpo eran más visibles desde la perspectiva que tenía, dándose cuenta de con quien trataba. Para tener, más o menos, quince años nada más, poseía un físico bastante trabajado, con musculatura resistente. Su cara continuaba siendo la de un crío en pleno desarrollo, sin embargo, indicaba al gran y apuesto hombre en que se iba a convertir.

- Si no sale, voy a tener q--

- Hey, calma, amiguito - exclamó al notar el peligro que se prolongaba en las palabras del contrario, que comenzaba a levantarse y aproximar la mano al cinturón, buscando, seguramente, un batarang - no soy ningún enemigo ¿vez?

 Tal vez fue un segundo en que sus miradas se cruzaron, mas pareció que fueron años, que el mundo se detuvo a su alrededor y que únicamente estaban ellos mirándose, deleitándose, examinándose.

 El chico no pudo evitar dejar caer el comic que traía en las manos, concentrando cada parte y función de su cerebro en la que acababa de aparecer. Sabía de sobra quien era, por supuesto, Batman se había encargado de introducirla en el programa de educación extra que se le daba con anterioridad del patrullaje. Desde el principio distinguió la excesiva belleza de la muchacha, mas al tenerla al frente, cara a cara, se dio cuenta de que ninguna imagen transmitiría la real joya que era en persona.

- ¿Estás bien, amiguito? - preguntó dulcemente, acercándose hacia donde estaba el menor, quien reaccionó cuando la otra pretendió agitarlo un poco.

- Juré que nunca te vería por aquí - habló en un tono neutro, alejándose unos pasos de ella - Batman dijo que ahora estabas muy ocupada en Blüdhaven.

 Rahil no comprendió a qué venía el comentario, pues no es que verdaderamente se conocieran, pero obvio, él era el actual Robin, era muy lógico que tuviera que saber quien era ella. Hizo una anotación mental: tendría que hablar con Bruce acerca de lo que tenía permitido decirle a sus futuros compañeros... espera.

- ¿Eres el compinche de Batman, cierto, amiguito?

 Automáticamente en el adolescente se instaló una mueca de sorpresa, que al instante pasó a ser de ofensa, apretando los puños enguantados y chasquear la lengua en contesta.

- ¡No soy su compinche! soy su socio - aclaró, cruzándose de brazos y levantando una ceja, sin perder de vista como caminaba a su alrededor y ojeaba todo.

- ¿Sabes? Se me hace tierno que Bruce no haya podido soportar mi "perdida" - hizo comillas con sus dedos, pasando a estar a centímetros del cuerpo más bajo, pero que de igual forma era de un buen tamaño para un quinceañero.

- No soy tu reemplazo - objetó, alejándose otra vez de la peligrosa cercanía que existía entre ambos - B no tarda en llegar, cuando esté aquí--

- Te mandará para tu cuarto mientras él arregla sus asuntos - completó la oración, obligándolo a guardar silencio - yo también fui su compañera, fui Batgirl una vez, como bien sabes, y te comienzo a decir que fue igual conmigo que como es contigo.

- ¿Desconfiando y misterioso, ocultándolo todo para que no me dé cuenta de nada? - cuestionó con un deje de ironía en la voz. Ella asintió, sentándose en la silla giratoria del computador.

- Así mismo. Pude entender porqué lo hace, pero no es lo ideal... se supone que somos su familia ¿no es así?

 No alcanzó a responder, pues el gran estruendo que provocó el portón de la cueva al abrirse ferozmente opacó la conversación. Rahil miró con diversión por donde entró a gran velocidad el vehículo tan conocido e envidiable del mundo, muy al contrario de Robin, que se tuvo que morder la lengua al verse interrumpido; cuando por fin conseguía quien lo entendiera, tuvieron que entrometerse.

 No esperaron mucho para enfrentar al responsable de tanto escándalo, puesto que al momento se dejó ver la alta y fornida silueta del Caballero Oscuro, quien caminaba lentamente y viendo su guarida, percibiendo la presencia de dos personas que conocía muy bien.

- Nightwing - pronunció tenue y firme. Clásico tono que causaba escalofríos en cualquiera que lo escuchara, excepto ellos, que se forzaron a acostumbrarse a ese cambio de voz tan repentino en el hombre.

- Batman, que gusto me da verte.

- ¿Que haces aquí?

- Wow, si, estoy muy bien, gracias por preguntar - dijo sarcástica, acomodando su largo pelo negro e inflando el pecho, en señal de protección a sí misma - ¿muchos criminales?

- Lo normal.

- Supongo que fiaré en qué fue así, después de todo, mandaste a Robin a casa - bromeó de cierta forma, apuntando al mencionado con la cabeza.

 Sin perder tiempo, el vigilante mayor captó su atención en el menor de la pieza. El petirrojo daba gracias de que sus ojos estuviera tapados por la mascara, o de otro modo, seguro ya le hubiera perforado más que el ser.

- ¿Te diste cuenta de qué fue lo que hiciste?

- Hice lo que me pediste. Dijiste "Robin, saca del camino a esos ladrones" y eso fue justo l-- su excusa murió en sus labios cuando el murciélago se planteó frente suyo, intimidándolo de cierta manera.

- ¡Suficiente! Te lo expliqué desde el primer momento en qué te dejé ayudarme: NO matamos.

- ¡No lo iba a matar!

- Pero probablemente, de no haberte detenido, le hubieras ocasionado una fuerte lesión y un sangrado interno.

- ¡Me estaba defendiendo de ese maldito! ¡quiso acuchillarme!

- Ya déjalo, Bruce.

 La seria petición femenina resonó por todos lados, creando consigo un profundo eco y mucha tensión en el ambiente. Robin la miró; estaba de espalda hacia ellos, su pelo caía libre y parecía tener los brazos cruzados, luego miró a Batman, quien se quedó callado y simplemente se urgió en su lugar.

- Robin, a tu habitación.

- Pero B...

- ¡A tu habitación! - ladró más fuerte, realizando un nuevo eco - debo hablar con Nightwing... a solas.

 El chico, cual ventilador, giró su cabeza en dirección a ambos mayores durante unos minutos, sin creer lo que pasaba. Apenas llegaba esa muchacha, y ya todo el mundo la tomaba como el centro de atención, como si de verdad fuera la cosa más importante de toda la maldita mansión.

- ¡Bien, hagan lo que quieran! ¡me largo!

 Se quitó la capa mediante caminaba a zancadas hacia la escalera, refunfuñando y maldiciendo por lo bajo. Rahil se volvió sobre sus talones para mirar su ida, sonriendo en el acto y desdoblando sus brazos.

- ¡Ya nos veremos en el almuerzo, amiguito!

- ¡No me llames así!

 Ese fue el ultimo grito que se escuchó durante un buen rato, pues luego se desató una discusión más acalorada entre los dos ex-compañeros.

 Verdades volaron por doquier, como cual navajas filosas en busca de carne humana que cortar; unas más dolorosas que otras, sin embargo, pudieron acabar en un acuerdo que beneficiaría a los demás integrantes de la familia y, en todo caso, a ellos mismo.

 Rahil se moría por conocer más a su adorable y gruñón sucesor.

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"Si no disfrutan tanto el capítulo como yo escribiéndolo, es su problema".

Hey, hola de nuevo. Muchas gracias por seguir mi historia, realmente le estoy poniendo mucho empeño a esto para no decepcionar a nadie.

 Puede que tarde unos cuantos días, pero les aseguro que siempre tendrán su capítulo. De eso nunca deben dudar.

Las amo.

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