Día uno...
Se encontraba en el asiento del copiloto, a su lado conducía su padre, él ya se había acostumbrado a su nuevo puesto de trabajo, después de todo esa era la razón del cambio de domicilio, las voces de la radio eran la únicas que se escuchaban, ningún pasajero decía nada, hasta que, llegaron al lugar, Emerald High.
-Gracias por traerme, papá.- Se bajó del auto y se disponía a irse, acción que las palabras de su padre impidieron.
-Amy, ya sabes que no soy bueno con este tipo de cosas, pero... Espero que tengas un buen día, ya verás que te adaptarás rápido a este ambiente.- Dijo con una voz tranquila y una tierna sonrisa ladina.
-Sí, papá, ya sé que todo saldrá bien, y gracias.- Sonrió y empezó a caminar en dirección al edificio mientras su padre arrancaba el coche.
Ahí estaba, el lugar que le abría sus puertas a una nueva oportunidad de crecimiento personal y educación, el conocimiento se desbordaba por cada ventana, mientras que los alumnos... Eran todos muy... ¿Normales, extraños? No sabía muy bien cómo describirlo.
Tal vez la primera impresión no contase tanto en esta ocación, o eso es lo que esperaba, sabía cuál salón debía buscar "2A", sin embargo, se dedicaba a andar por los grandes pasillos del primer piso. Todo era lo típico, grupitos de amigas charlando de sus vacaciones, parejas felices que no se habían visto desde el fin del año anterior, chicos recostados en las paredes creyéndose geniales, y luego estaba ella, estática, admirando el para nada maravilloso paisaje, y hubiese seguido así, de no ser por...
-Si te quedas parada ahí en medio es muy probable que alguien te atropelle.- Una voz muy dulce le habló con cierto toque de sarcasmo, parecía la voz de un niño de primer año.
-Disculpa, no lo pensé.- Se hizo a un lado del pasillo y así vio mejor al niño.
-Muy bien, te quedas en medio del pasillo mirando la nada y pensando en todo, te disculpas en lugar de decir algo como "Vete al Iblis", y estás en la zona de primer año cuando en tu bolso dice que eres de segundo.- Enumeró con sus dedos.- ¿Eres nueva?.- El zorrito de dos colas preguntó amablemente.
Amy dudó en si contestarle o no, por muy improbable que pudiese parecer, por el mero hecho de ser nueva podrían dejarla afuera de toda lo convivencia del grupo, podrían maltratarla, violarla, secuestrarla y convertirla en el juguete de todos en la escuela... Ok, tal vez exageraba, pero el punto era ese; aunque el chico se veía decente, vestimenta limpia y sin ninguna arruga, zapatos brillantes, dientes blancos y un ligero aroma a colonia de varón, al final decidió decirle la verdad.
-Sí, soy de nuevo ingreso.-
-Genial, puede que seamos compañeros.- Sonrió.
-¿Eh, es que acaso no eres de primer año?.- Esa noticia la dejó sorprendida, realmente pensaba que el pequeño cursaba primer año.
-Debería, pero la vida y Vector decidieron que era mejor adelantarme un año.- Despreocupadamente comenzó a empujar a Amy por los hombros, dirigiéndose a la escalera que los llevaría al segundo piso.
-¿Vector?.-
-El director. Es como un colega, por eso lo llamo sólo por su nombre.- Subieron las escaleras.
-¿No es como una falta de respeto?.- Dijo confundida.
-Nah, todo segundo año lo llama así.- Se detuvo en el último escalón. -¡Ya llegamos!- Extendió su brazo hacia el pasillo, mostrando la grandiosa vista de... Exactamente lo mismo que en el piso de abajo, solo que con chicos un poco más grandes. -El salón 2A es el primero de este pasillo, no creo que te vayas a perder.- Señaló.
-Gracias... Em... No sé tu nombre.-
-Miles, un gusto.- Exendio su mano derecha para dar un apretón de manos.
-Amy, igualmente es un gusto conocerte, Miles.- Correspondió el apretón.
¿Conocen esa sensación de ya no tener tema de conversación con alguien y que el momento se empiece a tornar incómodo? Eso les hubiese ocurrido a nuestros queridos amigos de no haber sido por...
-No puede ser...- Una incrédula voz de chica se aproximaba hacia Amy cuasando que esta se voltease y se encontrara con una ardilla de brillantes ojos azules. -¿Es ese un llavero de Miku the hedgehog versión sakura de edición limitada?.-
Amy se sorprendió de que alguien reconociera a su querida estrella pop favorita, y le sorprendía aún más que alguien admirase su mayor logro, poseer un objeto tan limitado y raro como ese.
-Sí... ¿Acaso eres fan de ella?- De repente, a ambas chicas se les iluminaron los ojos, el zorrito no entendía muy bien la situación así que se limitaba a simplemente observar.
-Sí, la sigo desde hace mucho.- Sonrió ampliamente y vio al confundido chico. - Entonces... ¿Eres nueva? No recuerdo haberte visto el año anterior.-
-No recuerdas mal, me mude acá hace más o menos un mes.-
-En ese caso, déjame darte la bienvenida a Emerald High.-
-Gracias.- Sonrió timidamente.
¿Quién lo diría? No había ni entrado a el salón de clases y ya conocía a dos personas, al menos no había hecho el ridículo... Todavía.
-Bueno, chica nueva fan de Miku cuyo nombre sabré después, te veo luego, tengo una personita qué buscar.- Así la ardilla se despidió de Amy y de Miles.
-Por si te lo preguntabas, ella se llama Sally Acorn, es bastante popular, se lleva bien con todos y ni de broma te haría bullying por simplemente existir.-
-¿De dónde sacaste eso último, Miles?.- Amy lo vio confundida.
-Ahora que me detengo a pensarlo, no tengo idea, sólo pensé que sería bueno aclarártelo.-
[...]
La campana ya había llamado a los estudiantes a que entrasen a los salones del aprendizaje, Miles se había buscado un asiento al frente de la clase, detrás de él se encontraba una gata de color lila, mientras tanto Amy pensaba en dónde se iba sentar, el resto de sillas eran ocupadas por el resto de estudiantes, dejándole como única opción, al lado de la chica detrás de Miles.
Se dirigió al lugar, se sentó y esperó pacientemente a que la chica le preguntase su nombre. Mala idea. Amy esperó y esperó, pero su compañera nunca le habló...
Al rato, entró un hombre alto, pies delgados, panza de Santa Claus, calvo y con un gran bigote al salón; miró a los estudiantes que aguardaban callados en sus lugares, puso los papeles que traía en sus manos sobre el escritorio, arqueó una ceja y con una escalofriante y monótona voz pronunció.
-Sonic the Hedgehog.-
Eso dejó impactada a Amy, ¿Alguien ya había hecho algo mal? ¿Y si él había estudiado los nombres de los alumnos nuevos semanas antes para hacerlos sufrir el primer día de clases y ese tal Sonic sólo era su primera víctima? Tarde o temprano sería su fin... Esa idea se apoderó de su mente, hasta que...
-¡Oh, vamos viejo Eggman! No llevas ni dos minutos acá y ya te esmeras en llevarte mal conmigo.- Se escuchó la reclamante voz de ese chico al fondo del salón, Amy no pudo evitar voltear hacia atrás para ver al responsable. -Yo... Creí que este año podríamos tener una buena relación de maestro y alumno.- Dijo lamentándose de la manera más falsa posible. Mientras, la rosada no entendía nada, este chico le faltaba el respeto al profesor ¿Qué clase de escuela era esa?
-Qué lindas intenciones Señor Hedgehog, lastimosamente usted resultó ser un mal actor, además de un maleducado.-
-¿Y qué quieres que diga cuando lo primero que se te ocurre decir es mi nombre? Eso asusta a los nuevos como ella.- Señaló a Amy, ahora sí que estaba muerta de miedo, volteó entonces a ver al maestro, este se encontraba viendo a Amy al igual que toda la clase.
-¿Tu eres una de los de nuevo ingreso, eh? ¿Por qué no te presentas? Así todos podemos conocerte.- Trató de ser amable, pero la realidad es que se veía tétrico.
Tragó saliva, nada podía ser peor, el maestro loco le habla sin motivo al chico rebelde que termina llamándola a ella, pasó de pasar desapercibida a llamar la atención de todos en menos de dos minutos.
Se puso de pie y se volteó a ver a sus compañeros, no sin antes dedicarle una mirada de odio al chico azul.
-Hola a todos, soy Amy Rose, me gustaría que me llamen solamente Amy, es un verdadero gusto conocerlos a todos y espero que seamos muy buenos amigos.- Una vez terminó de hablar, regresó a su lugar y suspiró, ya se había presentado, no de la manera en que hubiese esperado pero ya había logrado quitarse un peso de encima.
-Esperemos que a la señorita Emilia Rosalía disfrute de su estancia en Emerald High, por nuestra parte trataremos de que se adapte a su nuevo ambiente lo antes posible.-
-Sí, yo también lo espero...- Susurró pasa sí misma, tratando de ignorar el hecho de que el maestro había pronunciado mal su nombre.
-¿Hay más estudiantes nuevos? Si no es así permítanme presentarme.- Tomó un tiza y comenzó a escribir en el pizarrón "Profesor Ivo Robotnik". -Si creen que olvidarán mi nombre, anótenlo porque no pienso repetirlo.- Amy rápidamente lo anotó en su cuaderno de apuntes. -Ah, y otra cosa más, sería buena idea que comiencen a pensar en un delegado o delegada de clase, así mismo, quiero que anoten en un cuaderno u hoja aparte tres propósitos que tengan para este año.- Terminó de hablar y salió del salón, de repente la tensión había disminuído, Amy comenzó a escribir en su cuaderno, decoraba con mucho esmero sus propósitos y los hacía verse más bonitos con el marcador celeste que le había comprado su padre, su compañera la interrumpió.
-Yo que tú hubiese explotado en ira cuando pronunció mal tu nombre, Amelia.- Habló con una voz igual de monótona que la del maestro, solo que sin el toque tenebroso.
-No me llamo Amelia, me llamo Amy, dilo conmigo, Ei-mi, no es tan difícil.-
-Lo sé, "Ei-mi", sólo quería saber si te enojarías al decir mal tu nombre, soy Blaze the cat, y antes de que digas algo déjame darte un consejo, no le pongas tantas ganas a eso, nunca los va a revisar ni los diremos frente a la clase, solo lo hace para seguir el protocolo de bienvenida.
-Ah.- Amy vio decepcionada su cuaderno.
-Aunque si te hace feliz, decóralo.- El zorro dijo despreocupado.
-Gracias, Miles.-
En eso, la voz del erizo rebelde se hizo presente.
-¡Tails, cuánto tiempo sin vernos! Amigo de mi alma y de mi corazón. ¿Tienes una hoja que me puedas regalar?.- Sonrió galante.
-Sí, Sonic, también me alegro de verte después de las pocas horas que han pasado desde ayer por la tarde, y sí, te regalaré una hoja.- Miles (o Tails) sacó una hoja en blanco de su carpeta de papeles y se la dio a ese tal Sonic.
-Gracias hermano, sé que siempre puedo confiar en ti.- Así, se dirigió de nuevo a su lugar, aunque a mitad de camino se regresó y se paró al lado de Amy. -Por cierto Amalia, disculpa por haberte señalado en clase, fue pura coincidencia que te señalara a ti.- Y con eso dicho, fue a su lugar.
Con el pasar de los minutos el profesor Robotnik regresó para recoger la hojas de propósitos, curiosamente habían más hojas en blanco que hojas con algo escrito, incluso un erizo verde de púas alborotadas entregó un avión de papel.
Se pasaron el tiempo haciendo las típicas actividades de inicio de curso, hasta que, por fin, fue momento del descanso.
Amy le preguntó a Blaze si la dejaba comer junto a ella, esta accedió no muy contenta; se quedaron dentro del salón de clase al igual que otros grupos de amigos.
-Así que, ¿Este chico Miles tiene dos nombres?.- Dijo Amy mientras le daba un bocado a su sándwich.
-No, su nombre es Miles Prower, pero sus amigos más cercanos le dicen Tails.- Blaze bebía de su jugo en caja.
-O sea que no me concidera su amiga...-
-Te conoce desde hace tres horas, es obvio que no te puede considerar su amiga cercana.- Mencionó como algo obvio.
-¡Blaze!- Llamó alegremente un erizo plateado desde la puerta del aula. -¿Puedo comer con ustedes?- Se acercó.
-Silver, tu siempre comes conmigo, no hace falta que lo preguntes.- Respondió tranquilamente Blaze.
Silver tomó asiento. -Hola niña rosa, soy Silver, un alienígena que viene del salón de al lado.-
-Em... Hola Silver, soy Amy.-
-No creas que es un raro, si se lleva bien conmigo creo te caerá bastante bien.- Blaze le quitó una galleta a Silver.
-Creo que seremos buenos amigos. -Silver sonrío y le ofreció un galleta a Amy.
Ya de nuevo en clases, hicieron los grupos de trabajos para hacer la limpieza del salón, se pusieron de acuerdo para decidir la forma en la que decorarían el aula entre otras cosas, Amy y Blaze harían la nómina con los nombres de todos los compañeros, así terminaron intercambiando números telefónicos.
[...]
El agotador primer día de clases por fin había terminado, y ya que ese día saldrían temprano, el Señor Rose iría a recojer a Amy a la escuela.
Durante el trayecto a casa Amy le contó a su padre su odisea en la loca escuela, exceptuando los momentos extraños obviamente. Por la noche Cream le contó cómo le había ido a ella, Amy hizo lo mismo.
Antes de cerrar sus ojos se preguntó ¿Si así era el primer día, cómo sería el resto del año?
Continuará...
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Oh yeah, logré hacer un capítulo largo.
Ahora la pregunta de la semana ¿Alguna vez fueron los nuevos del salón? Los estaré leyendo.
Por fortuna yo nunca, siempre he estado en la misma escuela.
Bueno, emmm... ¡Hasta la próxima!
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