O6; Encuentros ingratos para Jimin
Una cosa era tener un encuentro casual con un omega, y otra muy distinta era ser martirizado por el mismo omega una y otra vez, Jimin no entendía que es lo que había hecho mal para que durante casi una semana entera, se encontrase con el idiota del omega llorón por todas partes.
¿Acaso el omega lo estaba siguiendo como venganza?
¿Sería posible que la diosa luna le estaba jugando una broma para que terminará estresado y agotado mentalmente de tantos sollozos retenidos y lágrimas constantes de ese omega?
No lo sabe, pero esta harto de tener al omega cerca suyo.
El primer encuentro había sido una casualidad, una no muy linda, Jimin quería disfrutar de su comida en la cafetería de la escuela, pocas veces se dignaba a hacer acto de presencia en ese lugar, y es que el ruido era lo que más le fastidiaba de ese entorno, pero solamente por esa vez lo soportaría, después de todo, la comida de ese día, eran hamburguesas, y él ama todo lo que tenga que ver con carne de res, así que no dudo mucho en ir a comprarse una, el problema llego después, pues cuando encontró un lugar para poder sentarse y comer tranquilamente, antes de que siquiera pudiera probar la jugosa carne de la hamburguesa, un estruendoso sollozo se escucho a un par de metros de él, pero termino en silencio, Jimin volvió a acercar la hamburguesa, pero volvió a escuchar el sollozo, cosa que lo detuvo de sus acciones, relamió sus labios sintiendo que su boca se hacía agua, y miro con enojo detrás suyo, y sí, allí estaba ese omega llorón, comiendo mientras lloraba.
—¡Esta delicioso! —exclamo en un sollozo, Jimin miro a su alrededor, nadie le prestaba atención a ese omega, era extraño, después de todo estaba haciendo tremendo escándalo.
Jimin no tuvo más opción que largarse de la cafetería, y guardar la hamburguesa para comerla afuera.
El segundo encuentro fue al día siguiente, justo cuando Jimin había decidido dar un pequeño repaso para el siguiente examen, fue a la biblioteca, el ambiente era sumamente silencioso y perfecto, tomo algunos libros que contenían los temas principales que necesitaba estudiar, y se dispuso a tomar asiento en una de las grandes mesas que se encontraban detrás de las estanterías de los libros, y en cuanto lo hizo y tomo el primer libro para comenzar a leer, alguien sorbio su nariz, y después escucho un ligero hipido, las sienes de Jimin palpitaron al escuchar eso, apretó los dientes y miro de su lado izquierdo, a unos cuantos asientos, estaba ese omega, con un libro de algebra, mientras lloraba con intensidad, Jimin frunció levemente el ceño al verlo, ¿quién llora mientras lee un libro de matemáticas?
Quizás ese omega era demasiado extraño.
Ese día Jimin no pudo concentrarse para nada en lo que estaba haciendo, ni siquiera sabía si era mejor prestarle atención a lo que estaba escrito en el libro, o prestarle atención al omega, y es que por más que trataba de ignorar al omega, no podía, y mucho menos cuando lo escucho hablar en voz baja.
—¿P-por qué siempre el resultado es un cero? —y volvió a sollozar—. Los números pares son mejor...
Jimin tenía muchas ganas de lanzarle el libro a la cara a ese omega para que cerrará la boca, esto definitivamente lo estaba fastidiando, se fue de la biblioteca, no podía concentrarse con ese omega llorón a su lado, llorando por los resultados.
Lo único bueno era que ese día era viernes, por fin Jimin sentía que se libraría de ese omega llorón, y feliz por no tener que estar soportando ese llanto incesante, decidió que sería una buena idea salir y comprar algunos víveres en el supermercado, escribió una lista larga, tomo el dinero, y se encamino al lugar, y en cuanto llegó, pudo respirar la calma y el aroma a verduras que provenía de la sección de frescos, con el carrito frente a él, comenzó a leer la lista, y siguió su camino hasta lograr llegar al área de las frutas, siguió, necesitaba comprar algunas manzanas, pero un sollozo logró hacerlo detenerse, cerró sus ojos por breves instantes, y tomo aire, tratando de calmarse, no podía ser el mismo omega, seguramente se trataba de un cachorro llorón que estaba necio por querer que le compraran caramelos y terminaba haciendo un berrinche en el supermercado, casi siempre pasaba eso, pero en cuanto abrió los ojos, allí estaba, ese omega, justo en las manzanas, en las rojas, sus favoritas, y estaba sosteniendo una que se veía muy jugosa y de cascara perfectamente reluciente, mientras que en la otra mano miraba otra que estaba magullada, y estaba llorando.
—¿P-por qué no te pa-a-arece linda? —le hablaba a la manzana que se veía en mejor estado—. Te puede dar t-todo lo que necesitas, p-pero... p-p-pero... —y volvía a llorar.
Jimin definitivamente no entendía nada.
Decidió que lo mejor era alejarse de allí, no compraría manzanas en un largo, largo tiempo después de esto.
Jimin creyó que el domingo sería mejor, había decidido que era una buena idea ir al cine, y mirar una película de super héroes, La Mujer Maravilla estaba en cartelera, así que no dudo mucho en ir, sería una tarde muy divertida, o eso creyó.
El alfa había llegado animado al cine, y mientras miraba la película, ni siquiera se percato de la presencia del omega, hasta que escucho un sollozo detrás de él, justo en una escena en donde había sucedido una muerte, Jimin apretó con fuerza los dientes tratando de mantenerse firme y no perder el control allí adentro, pero no pudo evitar mirar detrás de él, y para su mala suerte, era ese omega de nuevo.
—E-ella no merecía que eso le pasará a él —y sí, estaba llorando por lo que acababa de ver.
Jimin no termino de ver la película, no iba a soportar a ese omega de nuevo, así que a regañadientes se salió de la sala de proyección para poder irse de allí.
El omega había logrado arruinarle su fin de semana, cuatro días seguidos encontrándose con él, demonios.
¿Acaso la vida era tan cruel?
¿O estaba pagando por tantos corazones que había roto durante todo este tiempo?
Quizás la diosa luna le estaba dando una lección, o simplemente el destino quiere ver que le explote la cabeza.
Algo era seguro, Park Jimin se enfrentaría cara a cara con el omega cuando lo vuelva a ver cerca de él llorando, el alfa no estaba dispuesto a soportar un sollozo más de parte de ese omega llorón, ya había logrado colmar con su paciencia.
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