O4; Reglas para una confesión
Una confesión no tenía un carácter de ser perfecta, podía ocurrir en cualquier lugar, podía pasar en cualquier momento, podía ser directa, o podía simplemente ser discreta, aunque no hubiera reglas para preparar una confesión amorosa, Yoongi tenía ciertas reglas para saber si todo resultaba perfecto.
Primera regla; debe haber una distancia entre ellos.
La distancia era importante para Yoongi, y una buena distancia, podía hacer que los nervios no te carcomieran por dentro, y te daba el valor suficiente para que pudieras confesarte.
—Minho —Yoongi llamo al chico que se encontraba afuera de su aula de clases hablando con un par de amigos, el mencionado no tardo en dejar su conversación de lado para mirar a Yoongi.
—¡Hola, omeguita! —saludo regalándole una sonrisa que sólo había hecho que se derritiera el corazón de Yoongi.
—¿Puedo hablar contigo? —el omega tenía la necesidad de morderse las uñas con fuerza, estaba nervioso, pero debía controlarse, el control era parte de las reglas.
Segunda regla; controlar los nervios.
Casi podía decirse que eso era casi imposible, sentirse con pánico era parte de la vida, pero Yoongi sabía que, a la hora de hacer una confesión amorosa, controlar el impulso de sentirse atemorizado y lleno de vergüenza era lo que debía de mantener controlado.
—Por supuesto —dijo Minho antes de caminar un par de pasos y mirar a sus amigos—, regreso en unos momentos, chicos, volvió a mirar a Yoongi—, ¿qué necesitas, omeguita?
—¿Podemos hablar en un lugar más privado? —la pregunta era necesaria al igual que la privacidad.
Tercera regla; privacidad, ante todo.
Cuando se trata de una confesión amorosa, la privacidad es necesaria, así la persona en cuestión podrá decir lo que realmente siente sin la necesidad de tener miradas indiscretas y alentadoras a aceptar, es mejor ser sincero.
Jeon Minho dio un asentimiento y fue cuando Yoongi le dio la espalda para comenzar a caminar por el pasillo, pasaron distintas aulas, las miradas de sus demás compañeros de la escuela no estaban sobre ellos, y eso era un alivio, pero el corazón de Yoongi latía desbocado, Yoongi juraba que no faltaría mucho para que su corazón traspasase su pecho y saliera corriendo como loco, esperaba no sucediera algo así.
Siguieron hasta por fin salir por uno de los jardines principales de la escuela, en donde las personas apenas y acudían allí para poder relajarse un buen rato antes del inicio de las clases, en cuanto sus pies pisaron el camino de piedrecitas grandes en el suelo no dudo en detenerse a un par de metros, Minho hizo lo mismo en cuanto miro que Yoongi se detuvo.
Yoongi tomo aire, cerro sus ojos con fuerza, sentía sus manos sudar y casi podía sentir que s giraba sobre su eje para encarar a Minho, se desmayaría en el proceso, pero eso no pasaría no señor.
Cuarta regla; Mirada directa a los ojos.
La sinceridad era clave, y Yoongi debía ser sincero, y nada era más sincero que una confesión de amor mientras lo miras a los ojos.
—Minho —Yoongi se giró sobre su eje y así pudo apreciar mejor al alfa.
—¿Sí?
—Yo...
Quinta regla; Pausa dramática.
Una pausa pequeña hace que la persona quiera saber lo que estás a punto de decir, aunque también podía darse el caso de que se desespere en el proceso, por eso la pausa no debía de durar más de cinco segundos.
—¿Tú? —dijo Minho haciendo que Yoongi sonriera.
El omega relamió sus labios antes de soltar un pequeño resoplido, los cinco segundos se estaban extendiendo.
Sexta regla; Por lo que más quieras, no tartamudees y le des muchas vueltas.
Entre más directa sea una confesión más harás que tu corazón no entre en pánico.
—Minho, yo —Yoongi se estaba muriendo por dentro—, hemos pasado un buen tiempo siendo amigos y eso —dijo el omega—, y, debo decir que he comenzado a sentir algo por ti.
Minho frunció levemente el ceño al escuchar eso.
—Me gustas —dijo el omega, sus mejillas estaban sumamente calientes, era sumamente notorio su sonrojo.
Séptima y ultima regla; Ver el rostro de tu amado.
Ver su rostro te dará un indicativo de si aceptará o no tus sentimientos.
Y Yoongi lo hizo, volvió a mirar el rostro de Minho, y no pudo evitar ver como el alfa soltaba un fuerte bufido, rodaba los ojos y llevaba su mano izquierda hacia la parte trasera de su cuello y la restregaba allí con fuerza, parecía ¿molesto? ¿Harto? Yoongi no podía descifrar muy bien lo que estaba presenciando.
—¿En serio? —Yoongi casi pudo sentir los fragmentos de hielo caer sobre él, aquella voz no era amable, era una llena de desinterés y molestia—. ¿Te gusto? —sonrió ladino mientras negaba con la cabeza.
—S-sí —dijo Yoongi—, me gustas desde hace...
—No me interesa saber desde cuándo, Min —aquella interrupción había hecho que Yoongi cerrase sus labios de inmediato—, no puedo creerlo.
—Pero...
—Sólo cállate —demando Minho haciendo que Yoongi se encogiera en su sitio—, eres igual a todos esos apestosos omegas.
—¿Q-qué?
—Lo que escuchaste —dijo Minho y se acerco los pasos que le faltaban para invadir el espacio personal del omega—, creen que solamente por tratarlos amables, por hablar con ellos y por estar cerca, creen que incluso por ser amigos de mi hermano pueden venir y decirme que les gusto —negó lentamente con la cabeza—, no me gustas, Min, es más ni siquiera deberías pensar siquiera en que me gustaría salir con alguien como tú.
El omega había sentido claramente como su corazón se había partido en dos con aquellas palabras del alfa que tanto le gustaba, dolían, habían dolido más de lo que pensó, sus ojos no tardaron en picar, parpadeo un par de veces, sintiendo las lagrimas poco a poco irse acumulando, Minho rodo los ojos al percatarse de que el llanto en el omega sería inevitable.
—¿En serio? ¿Llorarás? —Minho se alejo y soltó un nuevo bufido—. Patético.
¿Patético?
¿Así era como Jeon Minho lo veía?, ¿Cómo un omega patético?
Yoongi sabía que no podía quedarse allí, no podía seguir torturándose en ese lugar, no podía seguir soportándolo más, no iba a llorar frente a ese alfa, no, no lo haría, trago saliva para tranquilizarse un poco, pero no tardo en emprender camino, esquivo a Minho de inmediato al salir corriendo de allí.
Bajaba la mirada, no quería saber nada de él, no quería saber nada de confesiones amorosas, no quería creer que su amor había sido totalmente no correspondido, quería dejar de sentir esas pequeñas punzadas en su pecho, y las lagrimas no tardaron en seguir saliendo por sus ojos como una lluvia, corrió hacia la entrada de la escuela, aunque agachar la mirada no había sido de gran ayuda en ese preciso momento.
Justo cuando estaba a punto de entrar, choco con alguien. Había sido un golpe sumamente duro, Yoongi había salido corriendo para escapar, mientras que la otra persona que había tirado, simplemente estaba caminando, el golpe había sido muy duro, haciendo que ambos se precipitaran al suelo, por desgracia para Yoongi, había caído encima de la persona con la que había chocado, el aroma picante, y fuerte no tardo en llegar a sus fosas nasales, era un alfa.
—¡Pero que mierda...! —escucho gruñir al alfa debajo de él, Yoongi ni siquiera alcanzo a distinguir bien de quien se trataba, y no era como si le importase, lo único que quería era irse de allí—. ¡Quítate!
—P-perdón, perdón, perdón —apenas había logrado articular, Yoongi de inmediato intento levantarse con torpeza, casi a punto de tropezar con sus propios pies en el proceso, pero afortunadamente eso no sucedió.
No quería pasar más vergüenzas.
No se percató de la molestia en el rostro del alfa, y no es como si le importase, de hecho, en lo único que pensaba en ese momento era en salir corriendo y esconderse lejos, muy lejos, un lugar en donde Jeon Minho no lo encontrase.
—En verdad lo lamento mucho —volvió a disculparse con el alfa que seguía tirado en el suelo, dio una reverencia de forma rápida, y volvió a salir corriendo.
—¡Oye! —pudo escuchar el grito del alfa, pero no quiso voltear, lo único que quería era hacerse pequeño para que nadie lo encontrará.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top