14; El primer amor, duele...

Es extraño, ¿no lo crees?

El concepto del amor es sumamente extraño, porque algunas personas pueden decirte que el amor es una sensación sumamente cálida y que te llena el pecho de alegría y que no puedes dejar de sonreír porque simplemente te sientes complemente drogado por las simples y sencillas chispas del amor, pero muchos otros te dirán lo contrario, te dirán que estar enamorado es como sentir una patada en el trasero, que te arranca el corazón directamente del pecho y que lo aplastan con sus manos sin piedad alguna, que todo el tiempo sientes que el cuerpo se te adormece y es molesto, que la alegría es efímera y la soledad y tristeza y desconsolación son lo que siempre permanecerá en tu corazón.

Bueno, muchas veces no se tiene en claro lo que es el amor, claro hasta que lo conoces en carne y hueso. Park Jimin había cumplido dieciséis años cuando el amor toco a la puerta de su corazón por primera vez en su vida, algunos pensarán ¿qué podría salir mal de un amor adolescente? Pues muchas cosas.

El amor adolescente es el más dulce para muchos, pero para otros puede llegar a ser tan amargo como la cascara de un limón, y tan repulsivo como el pescado echado a perder. Jimin jamás se había enamorado, y a sus cortos años estaba a punto de experimentar las mil y una sensaciones que provoca estar enamorado.

Fue a primera vista, él era hermoso, delgado de piel levemente bronceada, sus cabellos eran levemente largos que cubrían su frente y casi su vista por completo, tímido como ninguno, temeroso a muchas cosas, y sus ojos brillaban espectacularmente, el chico tendía a pintar su cabello de rubio, pero esas brillantes hebras doradas quizás fueron las que lo cautivaron por completo.

Jimin todavía recordaba las palabras que su madre le dijo cuando termino de describir a semejante espécimen de omega que le había gustado a primera vista.

—¡Me alegro por ti, cachorro! —eso dijo su madre—. Pero recuerda, el amor a primera vista a veces no es para siempre.

Por supuesto, no le creyó.

Jimin tenía algo en claro y que nadie, ni siquiera el más sabio del planeta, le quitaría, y eso era que quería que ese omega fuera para él, su compañero para toda la vida, su alma gemela, su todo, estaba tan enamorado que no podía dejar de mirar al cielo cuando la luna se mostraba llena y le imploraba en voz baja que le permitiera estar enlazado con tan bello omega.

El alfa sabía que las cosas no se podían dar por arte de magia, sabía perfectamente que tenía que actuar, ese omega tenía que estar con él, quería darle el cortejo que se merece, investigo en libros de cuentos de hadas, prestando atención en los detalles que los alfas valientes y fuertes tenían con los omegas para enamorarlos, no se cansaba inclusive de preguntarle a sus familiares más cercanos, a sus vecinos, a los padres de sus amigos, a todo el mundo le preguntaba cuales eran las claves y regalos perfectos para enamorar a un omega.

Y a pesar de que todos le decían que los chocolates eran un grandioso regalo, que las cartas y poemas eran lo más romántico que podía regalar, que los omegas aman tanto las flores como los dulces, su madre era la única que le decía que no eran necesarias todas esas cosas.

—Pero mamá —protesto Jimin rodando los ojos al escucharla—, eso no me ayuda —refunfuño—, sabes que me gusta.

—Tú lo has dicho, cachorro —menciono su madre—, ese omega te gusta, pero no lo amas, es solo un gusto pasajero.

—¿Y sí no lo es?

—Mmmm, entonces podría ser tu oportunidad para enamorarte.

Eso le dio esperanzas.

Choi Doyun. Ese era el nombre que pasaba por la mente del alfa día y noche, no se rendiría, jamás lo haría. Por fin en una tarde en que las clases habían terminado temprano y en la cual el día estaba sumamente caluroso, decidió hablar con el omega, Doyun evitaba mucho a los demás, tenía pocos amigos y detestaba hablar en voz alta, así que Jimin había decidido acercarse lo más calmado posible, aunque inclusive su lobo interno movía la cola, desesperado por verlo.

Y entonces sucedió, se acerco a él y hablaron, al principio Doyun se mostraba levemente incomodo, pues Jimin había dejado en claro sus verdaderas intenciones desde un principio, y agradecía no haber sido rechazado por el omega tímido de agradable sonrisa. Con el paso de los días, Jimin fue dándole pequeños detalles, desde notas con caramelos de naranja, hasta pequeñas flores que sabía eran perfectas para el omega, poco a poco Jimin le daba obsequios, lo elogiaba, lo invitaba a salir, se tomaban de la mano, y por más que el alfa no lo quisiera cada vez más su corazón seguía latiendo más y más rápido con la radiante presencia de Doyun.

Pero había un pequeño detalle que Jimin no notaba.

Por desgracia, los regalos no hacían feliz al omega, y solo los aceptaba por compromiso, desafortunadamente, los elogios que el alfa le daba le parecían aburridos y patéticos, y sobre todo le desagradaba la presencia de Jimin, Doyun no sentía lo mismo, es más él estaba enamorado de un alfa mayor que él, el alfa más atlético, carismático, atento, y totalmente atractivo de toda la escuela, ese si era un alfa digno de ser llamado un alfa, no Jimin, él no era digno de ser un alfa.

Sin querer, Doyun estaba a punto de romper un corazón puro en su primer amorío.

—Doyunnie —hablo Jimin después de salir de la sala del cine, estaban tomados de la mano mientras caminaban—, hemos estado saliendo durante estos últimos siete meses y...

—Sí, lo sé —interrumpió de inmediato Doyun, dándole una diminuta sonrisa forzada.

—Sí y —Jimin mordió su labio inferior con fuerza, estaba nervioso—, creo que es el momento indicado para decírtelo.

—¿Qué? —Jimin dejo de caminar y sin soltar la mano ajena, se coloco frente a Doyun, tomando su otra mano, Doyun trago grueso—. Jimin...

—S-sé que pensarás que es repentino, o que estoy haciendo las cosas demasiado rápido, pero —Jimin soltó un largo suspiro para tratar de calmar a su acelerado corazón, miro a los ojos al omega—, te amo.

Doyun de inmediato comenzó a negar con la cabeza.

—Y me gustaría que aceptes mi cortejo, yo...

—No —interrumpió Doyun de inmediato, Jimin inclino la cabeza hacia su lado derecho al escucharlo.

—Pero...

—¡Dije que no! —exclamo Doyun para después soltarse del agarre de Jimin, el alfa no lo entendía.

¿Por qué no? ¿Había hecho algo malo?

—Perdón, Park, pero no siento lo mismo.

—Pero, ¿por qué?

—Porque no —dijo Doyun, no quería darle explicaciones.

—Eso no es una razón —menciono Jimin—, en verdad te amo, si crees que fue muy precipitado yo... p-puedo hacerlo después y...

—No habrá un después —Jimin relamió levemente sus labios al escuchar eso—, no me gustas.

—Pero no entiendo —Jimin sentía que poco a poco se le iba a quebrar la voz en cualquier instante—, ¿p-por qué no?

—No tengo porque darte explicaciones.

—Solo quiero saber la razón, no puede ser tan complicado —Jimin miro a los ojos de nuevo a Doyun—, si algo que hice no te gusto, puedo cambiarlo, yo...

—¿En serio? —Doyun sonrió ladino, era la primera vez que Jimin veía esa sonrisa, no era agradable, era de burla, inclusive ese tono de voz parecía burlarse en cada silaba de él—. ¿Cambiar? ¿Cambiarás? —Doyun rodo los ojos—. ¿No te has visto en un espejo, Park?

Jimin bajo su mirada hacia su cuerpo, pero no entendía, ¿qué es lo que estaba mal?

—No pareces ser un alfa —menciono Doyun, llamando la atención de Jimin de nuevo—, no me gustan los alfas melosos, ¿crees acaso que me gusta que me estén rodeando de dulces y cartas de amor?

—Yo p-pensé que... —volvió a ser interrumpido.

—¿Pensaste que con eso obtendrías mi cariño? —Doyun no evito reírse ante lo dicho, y esa risa solamente hizo que Jimin sintiera una terrible opresión en su pecho, como cientos de agujas clavándose justo en el centro de su corazón—. Eso es ridículo, será mejor que me dejes en paz, no quiero más cartas, ni dulces, nada de ti, y deja de decir esas tonterías, ¿me amas? —Doyun volvió a soltar una risa—. Eres patético...

Doyun no dijo más, simplemente dejo a Jimin allí.

Jimin aprendió que el amor es dulce, pero también el amor duele...

El primer amor, duele...

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