*Pánico desgarrador.

Advertencia: escasas partes fuertes.

Perdón por las faltas ortográficas.

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Aterrada, no pensó que llegaría a este punto, pero debido a la gravedad del asunto, no tendrá otra opción que realizar aquello que le causaría repulsión, suplicar.

"¡Por favor, dejen lo en paz!. ¡Devuelve me a Sebastian!. " Sus lágrimas calientes bajaban de sus mejillas de sus aterrorizados ojos. Intentando con todas sus fuerzas escapar de las manos de esos dos hombres morbosos que la tenían apresada.

El lloriqueo suplicante del niño resonaba por toda la habitación, por primera vez, presenciaba a su hermana mayor suplicando por algo, signo que demostraba que todo estaba de mal a peor.

El hombre que tenía sujetado de la remera del niño rió soberbio disfrutando del espectáculo, así como sus fieles compañeros. 

"¡¿Escucharon?!, ¡la perra suplica miserablemente!." Ante tales palabras, lanzó una carcajada escalofriante junto los otros dos. "¡En ese caso, veremos cuanto aguanta!." Su narcisista voz gritó humorística, divirtiéndose de tener que tenía en su poder. "¡Tiren la para acá!." Sin tardar, sus acompañantes la tiraron fieramente hacia el líder. Mientras la castaña temblaba por el impacto.

El niño al ver a su hermana en tal estado, sintió miedo...Sus ojos zafiros se movían inquietantes, más lágrimas calleron como mar en sus ojos, al verla al borde del desmayo. "¡N-No, p-por fav-vor!. ¡No la hagan daño!." Forcejeó, en vano.

Mientras la primogénita... Levantó miserable la vista y dio una última mirada al castaño claro, y regaló una sonrisa cálida expresando, que todo estará bien...

Lo siguiente que supo el menor fue que el mismo estuvo a cargo de los sirvientes, mientras el hombre abofeteaba brutalmente a la joven. Intentó taparse los oídos, mas no funcionaba, pues seguía escuchando los desgarradores sonidos de cortadura de piel. Toda la noche lloró impotente por su hermana, presenciando como su sangre manchaba en sucio piso.

En la mañana siguiente, logró volver a la realidad. Encontrándose así con el maltratado cuerpo de su hermana, con rasguños, moretones, cortadas, etc. Presa del pánico, tembloroso y como pudo, llevó a arrastras su cuerpo al hospital más cercano, manchando el camino con sangre. Donde con un dolor incurable, pasó todo el día llorando por su hermana, quien lo había salvado...

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"¿Usted es la señorita...____?." Dijo achicando los ojos, en un intento de interpretar lo escrito. Ella solo asintió, cuidadosa, recibió el sobre oscuro y cerró la puerta.

 Los tres la miraron desconcertados al ver como palidecía su piel. Abrió el sobre elegante, sacó el contenido y comenzó con la lectura silenciosa.

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¡Hey, ____!.

 ¿Cómo estás?, estoy seguro de te encuentras resiliente, como siempre. Sabes, realmente ha pasado mucho tiempo, extraño estirarte el pelo, jaja.

Bien, sabes que no soy muy bueno expresándose correctamente, a diferencia de ti, pero lo intentaré. Como no nos contactamos mucho, me dije a mí mismo, ¿por qué no empezar a enviar cartas ahora que puedo a mi única y mejor amiga?. Genial, ¿no?.

Pues como sabes, no hay mucho contacto entre nosotros por varios años, por lo que quería volver a nuestra antigua tradición de comunicación. Espero que no te moleste que te lo haga(cosa que dudo~).

Bien, esta carta era solo para saludarte y darte este comunicado.

¡Espero de corazón, que nos volvamos a encontrar algún día!.

 Atte:

       Tu mejor amigo.

P.D: Llego a enterarme que conseguiste a personas mejores que yo, y te mato. ¡Con tierno odio, claro!.♥

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Al terminar de leer, ____ soltó una risa algo nostálgica y lentamente se retiró a su habitación, acompañada de unas miradas muy confundidas por lo que presenciaron. Cuando la chica abandonó el lugar, Edd no sabía si ir a donde ella o darle espacio, aunque le provocaba tristeza por su acción quería dialogar con ella sobre lo sucedido, porque no esta acostumbrado para nada que la oji-anaranjado esté en discusión con él, para nada. Por lo que discretamente, fue a su habitación para remediar su error, muy decepcionado consigo mismo en el fondo. Tocó la puerta y al escuchar respuesta entró, encontrándose con la castaña guardando dicho sobre en estantería, específicamente, bajo unos libros. La muchacha al captar de quien trataba, realizó todo sus objetivos, lo invitó a entrar y ponerse cómodo. El gordito lentamente se sentó en la cama de ésta, nervioso, viéndose obligado a comenzar a dialogar. 

Clavando su mirada arrepentida en el suelo, juegueteó con sus dedos. "A-ah, _-____...Esto...y-yo quiero decir," pausó abruptamente por su torpeza, suspiró y prosiguió. "P-perdón, por cotillear en tus cosas....Y-yo..me preocupé de por tu comportamiento, e-entonces...--" 

"Sí, entendí." Lo cortó, sin señales de emoción, por el momento. El chico se puso más nervioso, no solo porque lo cortó, sino por que detectaba un tono determinado en su voz. "Mas irrumpir en mi privacidad, y eso que no es la primera vez, que esa si fue la que toleré...¿pero y esto?." Cada frase que salía de sus labios, provocaba sentimientos de arrepentimiento excesivo en el castaño. En cambio, ____ prosiguió y se acercó a él, frente a frente. "Hasta nuevo aviso, Edward, te prohíbo violar mi privacidad de esa forma de nuevo, ¿comprendes?." Él débilmente dócil sin dejar la vista del suelo, asintió. ____ aún con la mirada indescifrable, suspiró. "Edd, mira me cuando te habló..." Ante el mandato, levantó la mirada, ella ablandó sus expresiones al ver al mayor llorar. "¿Edd...?." Esta vez con suavidad habló, mientras su mano lo agarró por sus mejillas mojadas al presenciar como más gotas caían y mojaban sus pequeños dedos. La baja maldijo internamente por tener que descomponer su aura severa a dulce, y eso lo ponía nerviosa. Pues se trata de él.

"E-en serio, ¡p-perdón!...¡y-yo--"Intentó pronunciar sus vulnerables palabras, pero no lo logró, solo sollozó. Seguido de esto, ____ solo lo envolvió entre sus brazos, cálida. Mientras el de verde, la agarró desesperado rodeando su cintura, y sollozó en su estómago. La de gris acarició su cabello, enredando así sus dedos y paseando por su cabellera, con este acto de cariño intento calmarlo, causando que el mismo tranquilice lentamente sus sollozos. ____ dejó caerse encima de él al sentir como lo estiraba más, soltando un quejido de sorpresa. "No me s-sueltes..." Dijo casi en un susurro. Disfrutando tenerla en esa posición. 

____ apretó su mandíbula al percibir como Edd la apretaba más. Silenciosa, continuó acariciándolo, disfrutando del dulce tacto.

En modo de consuelo...

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"¡Vamos, no te avergüences!." Insistió chistosa y con las ojos cerrados. Seguido, inesperadamente, lo sacudió del pelo aprovechandp que el se encontraba acostado y ella sentada como indio a su lado. "¡En mi opinión, tienes una linda apariencia!." Aquella confesión, solo subió la temperatura al de piel bronceada, quien rojo, no apartó en ningún momento la remera blanca al sentir como la contraria tironeaba de este, juguetona. 

Gruñó intentando verse fuerte. "¡D-Dejalo, o te las verás conmigo!." Amenazó brusco y frío, mas ella hizo de oídos sordos y se acostó en su estómago quitando victoriosa la remera, ante tal acción, el español serpenteó sus manos varoniles por su espalda causando que la castaña sienta unas tremendas ganas de carcajear por sus ásperos dedos que exploraban en ella.

Sin poder aguantarse, explotó de risas. "¡N-no, ah!, ¡p-par-ra jaja!. ¡Ahí n-no!." La pobre alma torturada lloraba, arrepentida y enojada por la desventaja que llevaba, las cosquillas fáciles. Eduardo aprovechando que encontró la parte sensible, atacó acompañado de una sonrisa victoriosa y algo egocéntrica. "¡M-me...m-me rindo!." Ante las súplicas desesperadas, satisfecho dio misericordia. Aprovechando que la baja se encontraba exhausta, la levantó de la cintura y la acostó a su lado ganándose una mueca por parte de ésta. "¡Se supone que yo iba ser la que ganara!." Se cruzó de brazos, enojada de perder.

El rió grave, acto seguido la acercó más para provocarla. "Oh por favor, no sabes perder~." Dijo burlón.

Ella levantó una ceja. "¿Ah si?, pero tu 'victoria' no durará mucho. Pues te recuerdo..." dijo y sacó la remera, provocando que Eduardo vuelva a la realidad. "Que tengo tu remera~..." Los papeles ahora cambiaron.

El español chasqueó la lengua, con el ceño fruncido. "Tch. Buen jugado." Y brusco, le quitó de su poder dicha remera, colocándose enseguida.

"Hum~. No entiendo, ¿no te sientes cómodo contigo mismo?." Preguntó seria, y a la vez, curiosa. El hombre solo apartó la mirada al sentir sus ojos mirándolo fijamente, sus palabras al parecer lograron impactar en él. Aunque la latina logró captar un gesto triste de él, frunció el ceño para lo que venía después. "Eduardo, si es algo que tiene relacionado con ella, y no te sientes cómodo...Puedes dejarlo si quieres." Dijo estoicamente seria y suave. El nombrado lentamente dirigió su mirada en su amiga, que al hacer contacto visual, su intención de ayudarlo y hacer sentirlo mejor hizo que un sentimiento caliente floreciera en su duro corazón.

"...Simplemente, recordé algo." Dijo con la mirada perdida, para luego proseguir. "Recuerdo...cuando ella dejó de quererme, entonces...no soportaba...verme, y aunque lo escondía se notaba perfectamente, de que deje de atraerle..." Dijo sin salirse de su estado, con algo de melancolía en su tono por aquellos indiferentes momentos.

____ soltó una pequeña risa extrañamente tranquila, causando confusión de parte de él, quien le dirigió una mueca. "¿En serio?, ¡entonces no supo valorarte!." Dijo, cambiando de posición a una más cómoda. Él lo siguió con los ojos. "¡Vamos, no la creas!. En mí opinión, si ella se sintió así y no lo expreso desde un principió, entonces, ¡que le den!...perdón por eso. Pero hablando en serio, Eduardo, hay chicas mejores que ella. Estoy segura que tendrás a alguien, hasta la más inesperada." Cada palabras, de alguna forma, derretía aún más su corazón. Ella sin dejar de sonreír, dijo. "Piensa en eso..." Fue lo último en decir, para después cerrar lentamente los ojos y disfrutar de la calidad que aportaba la cama. Eduardo no apartó en ningún momento la vista de ella, sus raspados dedos juguetearon con sus mechones. "Veo que te empieza a gustar mis mechones~..." Rió por su comentario. El español ladeó una sonrisa.

"Hum, callate." Dijo áspero con su grave voz. 

"De todas formas, no me molesta que toquen mi cabello..." Dijo pacíficamente.

Los minutos pasaban, y ____ cayó rendida al parecer ante el sueño. Su tranquila respiración hacía subir y bajar su pecho, sus labios se encontraban levemente abiertos, aspectos que lo hacía un expectante atento con ella. Como la susodicha se encontraba descansando, el español acercó su mano gruesa a su rostro y acarició su mejilla con sus dedos ásperos. Despacio, se acercó a su oído.

" '•Sé que estáis despierta, señorita...•'." Susurró ronco con sus agrietados y secos labios, cuyo aliento prácticamente rozó caprichoso por su piel. 

Ella maldijo en voz baja. Mientras el rió en su oído, roncamente.

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"¡Hey, Edd!." El rubio canadiense, con aura vivaz y emocionado, fue a saludar al castaño, quien lo saludó con una brillante sonrisa. "¡Y hola chicos!."

Tom rodó los ojos, escuchar su voz, se le hacía irritante.

En cambio, el de ojos océanos saludó con la mano, junto una sonrisa.

Hellucard dirigió toda su atención al instante en Edd, mas algo faltaba y con la mirada buscó, desconcertado, miró al trio cuan curiosos observaban sus movimientos contraporoducentes. El de remera negra, levantó una ceja.

"¿Dónde está ____?." Su curiosidad era indescriptible, ¿por qué la chica no esta con ellos, como lo suele hacer?. No estaba acostumbrado no verlos sin su estoica compañía reconfortable.

El de ojos negros suspiró con desgana. "Fue a...hacer algo, supongo." Comentó inseguro.

"Oh..." Fue lo único que dijo, segundos después, captó una caja de cartón pequeña ubicada en las manos de el de cabello jengibre. "¿Qué es eso?." Señaló el material.

Edd, dudoso de contar, miró a sus acompañates en busca de respuesta, pero solo consiguió un levantamiento de hombro de sus partes. El rubio observó este comportamiento, desconcertado.

El amante de cola descansó sus manos en su bolsillo. "Pues..." Comenzó ante la mirada insistente. "Fuimos a por una paquete que ____ ordenó , y nos 'pidió' que vayamos a recogerlo, ya que esta ocupada..." Dijo con lentitud, y con la vista en el paquete.

Mientras escuchaba atentamente, el canadiense no podía evitar sacar teorías locas del ‹por qué› se encontraba tan ocupada, los últimos días. Es decir, no es la primera vez que escucha la frase 'Esta ocupada' y no se encuentra ahí tras ellos, observándolos como todo guardián. Mas al parecer, tiene ‹asuntos› que hacer. Que pena, y él que quería saludarla.

La palabra 'pidió' llamó fugazmente su curiosidad. "Hay algo que no me cuadra, ¿por qué recalcaste 'pidió'?."

Los tres cruzaron miradas, de nuevo.

Tom decidió responder vagamente. "Simplemente, nos obligó a los tres a ir por él."

"¿Por qué los tres?." Preguntó un tanto inocente.

El de cabello de púas sentía la necesidad de ahorcarlo por sus incesantes preguntas, lo fulminaba en cada segundo.

"¿Por qué?, porque no hay por qué. Ahora suici--" Respondió gruñón y veloz Tom, recibiendo al instante un codazo por Edd, antes de terminar su frase indiferente.

"Es que...según ella, debemos a empezar a realizar cosas productivas." Dijo vacilante el mayor de todos, con la vista apartada. 

"Oh, ya veo. ¿Entonces se dirigen a casa?." Preguntó con una sonrisa brillante, ignorando la presencia de los otros y centrándose en el de sudadera verde. El bajista apretó los dientes.

"Justo ahora, sí."

Cuando el castaño respondió al canadiense, el de azul apresurado, los estiró a la dirección donde irían.

"Sí, sí, ahora adiós." Dijo inexpresivo e indiferente, usando su fuerza para llevarlos al camino correcto. Hellucard hizo un puchero, y cruzó sus brazos.

"¿Tan pronto?."

El bajista puso los ojos en 'blanco', suspirando exasperado. "¡Sí, ahora vet--!"

El de verde lo cortó rápido, nervioso y con una sonrisa apresurada. "¡Hasta luego, Hellucard!." Se despidió con la mano, acto copiado por Matt.

"¡Hasta pronto, chicos!."

Tom gruñó y los apresuró al caminar. Una vez que se hayan alejado del entusiasta, Edd regañaba a Tom por su indiferente conducta, mientras Matt los escuchaba. No faltaba mucho para que llegaran en casa, pues les tomó 5 minutos. Al llegar, Matt dejó el paquete en la habitación de la dueña, específicamente, en su cama. Acompañado de un par de ojos expectantes, Lafayette.

Como no tenían cosas interesantes que realizar, simplemente, se quedaron sentados en el cómodo sofá.

El narcisista observaba con ansiedad el reloj, cuan lento movía las manecillas, así hastanun determinado tiempo que lo hizo suspirar y colocar su puño en su mejilla, aburrido junto a un puchero.

Se dirigió a la dirección del líder. "¿Cuándo vendrá ella?." Cuestionó, con la mirada baja.

El gordito observó un tanto preocupado en la puerta en busca de señales que demuestren que sigue viva. Pero aún, nada. Sin deshacer su semblante, se cruzó de brazos.

"No lo sé..."

A medida que los segundos seguían avanzando, quedaron en dócil silencio. Cuando el ruido de la puerta abriéndose los hizo girarse curiosos desde sus asientos, percatándose que se trataba de la susodicha.

El bajista con un tono sarcástico, la vio sin moverse. "Miren quien llegó, la maravillosa ____."

"Sí, yo también los quiero." Contestó aburrida la baja.

"¡____!, el paquete que nos pediste está en tu cama." Habló el alto, con alegría en su voz.

"De todas formas, ¿para qué lo querías?." Cuestionó el mayor de todos, ahora con un semblante serio. Aunque con sospecha en el tono utilizado.

La de gris pasó de largo, yendo directamente al pasillo, monótona. Actitud que no ayudo a resolver las dudas del castaño. 

"¿Qué creen que habrá adentro?." Dijo Matt, confundido por la actitud presenciada.

Tom alzó vagamente los hombros y se acomodó, fríamente. "Qué sé yo. Ella siempre va ocultando todo. Ayer intenté preguntarle si quiere que la ayude con algo, ya que se veía ocupada últimamente, y simplemente dijo un 'No' calmado. No tengo la más mínima idea de lo que pasa por su cabeza, pero se la ve extrañamente calamada..." Comentó este, aclarando un poco dicha actitud al narcisista curioso.

Edd, obviamente, no pasó de alto por esa declaración. Recuerda prefectamente el límite que colocó la castaña, y no lo va a desobedecer, no quiere destruir su hermoso y significativo complicidad entre ambos, trabajó muy duro y luchará por él. Se asegurará más tarde de preguntar sobre el material, por ahora, la dejará con lo suyo, inhibido. Mientras permanecía en la sala, escuchaba a sus dos amigos charlar del tema de ____, riendo interiormente, por las locas conclusiones que hacían.

Durante el laxo del tiempo, ____ se encargó de sus particulares asuntos. Aprovechando que nadie necesitaba de su presencia, abrió la caja y sacó el contenido, este solo trataba de cuadernos, libros y documentos gruesos. Cualquiera podría creer que estos materiales son de menor importancia, valla equivocación. En aquellos, principalmente los documentos, se encontraban los escritos del ejército rojo y negro, en los cuadernos, anotaciones y estudios del ejército negro y en los gruesos libros, actitudes del ejército rojo. Sin dudas, se divertirá estudiando a su contrario, es decir, a los de rojo. Y con los de negro...se encargará. A lo lejos.

Quien diría que tendría que volver a hacerlo...

-Salto del tiempo.-

Las horas trascurrieron, y Edd decidió finalmente ir, luego de un buen tiempo. Al entrar en su habitación se encontró con la de ojos tardecer anotando frenéticamente y con su letra perfectamente legible en un cuaderno que jamás lo vio. Más tarde, fue recibido por ésta, quien guardó el cuaderno junto a sus queridos mangas, en un cajón. 

Monótona, se estiró y tronó sus articulaciones, ligeramente agotada. "¿Se te ofrece algo, chico cola?." Incluso en ese estado, fue suave.

Él rió por el cariñoso apodo, y se acercó más a ella, para después abrazarla desde su cuello. "Nop, solo tenía curiosidad y vi--"

"Querías saber el contenido del paquete, ¿no es así?." Preguntó extrañamente graciosa. Edd, sorprendido, afirmó vergonzoso. "No es nada importante, simplemente eran cuadernos, libros y documentos que llamaron mi atención, solo quería investigarlos. Es todo~." Respondió cálida y estoica, disfrutando de la calidez del abrazo del chico rellenito que tenía junto a ella. "Ya falta poco para la cena. Quería ir a comprar un poco de cola, ¿me dejas?."

El castaño agrandó su sonrisa por su actitud significativa con el que lo trataba, él asintió y lentamente, la liberó del abrazo. Permitiéndo la levantarse de su asiento. 

"Ya vuelvo, no quemen la casa mientras no estoy~." Dijo humorística y con una ceja levantada. Fue por la sala de estar, saludando a ciertos perezosos que se encontraban inmóviles en el sofá y de ahí hasta la puerta.

La luna brillaba vivamente por el anochecer  acompañado de las frías y calientes esferas que iluminaban vagamente, con un clima recomendado. A pasos serenos, fue a la tienda más cercana y así, comprar unas latas de cola, y un smirnoff, para Tom. De regreso, inconscientemente, bajó el ritmo de sus pasos y observaba las estrellas, en paz. Paz que no duró mucho al sentir que era tecleada, no le dolió, pero era seguro que dolió a la persona contraria al escuchar unos casi silenciosos quejidos. Ella intacta, ofreció la mano para ayudarlo, de paso captó que trataba de un hombre, cerca de su edad.

Preocupada y con su típica actitud estoica, se agachó para socorrerlo. "¿Te encuentras bien?." Preguntó.

Mas el chico la miró con una mueca sin saber qué hacer, hasta que rápidamente, sacó un cuaderno y un bolígrafo que traía en su mochila oscura. ____, sin poder comprender, levantó una ceja. Hasta que observó al chico escribir en el cuaderno apresurado, y se la mostró para que lea.

"¿Hum?." Ella aceptó desconcertada el objeto y leyó en voz alta. "^Lo siento, ¿la lastimé?^." Al leerlo, bajó el cuaderno y miró al chico. Al parecer, era mudo.  "Ah, ya veo. No, estoy perfectamente bien. En cambio tú, sí. ¿Necesitas que te dé una mano?." Dijo estoica, mientras sostenía con la otra mano sus compras. Devolviendo el cuaderno.

El chico pelinegro negó con una leve sonrisa por su asistencia, acto que lo sorprendió. Aceptó la mano de la chica, y se impulsó, levantándose. Se limpió y escribió de nuevo en el cuaderno. "^¡Muchas gracias!. ¿No te molestaría que sepa tu nombre?.^" Escribió con auras de modestia y timidez.

Ella sonrió demostrando sus alineados dientes, y negó graciosa y serena. "¡No hay problema. Soy ____, un placer!. ¿Y tú eres?."

El chico atento, escribió apresuradamente ansioso en el cuaderno. "^¡Un placer, soy Malachite!.^" Lo mostró, sonriendo tímido.

"Oh, valla. Malachite...me gusta el nombre, igual a la verdosa piedra~." Dijo pensando calladamente en voz alta, recibiendo una silenciosa risa de parte del hombre. Hasta que la latina se percató de algo. "¡Demonios, olvidé que tengo que volver!. ¡Adiós, Malachite, espero volver a verte algún día!."

Sonriente, mostró de nuevo el cuaderno. "^¡Esperó verte pronto también. Adiós, ____!.^" Escribió y seguido, se despidió con su mano.

Acción que ella realizó mientras corría mirando hacia atrás, sonriendo mostrando dentadura. Para después, dirigirse sin dilación a la casa. Donde la esperaban. Al llegar, se dirigió al comedor y dio a Edd su bebida, así como a Tom, quien contento aceptó indudablemente.

--En otra parte...--

Tan alegre como siempre, y a la vez, por las bellas palabras de parte del hombre, Matilda, saltó y se balanceó en sus protectores brazos. "¡Muchas gracias, ____(h)!. ¡Siempre tan cuidadoso con nosotras!." Dijo la narcisista, con un tono cariñoso. Mientras bajaba el vestido purpura en la silla, sin deshacer el abrazo.

Él hombre por dicha acción, rió estoico entre dientes debido en la forma en que se expresaba la oji-oceanos brillosos. Asegurándose de evitar su caída, la colocó con cuidado en el piso.

Mas Tamara giró los ojos con desgana por la chica fresa, la cual seguía sonriendo tan dulce hacia el soldado, que sentía las inmensas ganas de golpearla con solo verla de esa forma. Hasta que una palmada en el hombro la hizo volver a la realidad, era el latino.

Con aquellas facciones que tanto lo caracterizaban, la observaba con sus rebeldes ojos atardecer, aspecto que hacía temblar a Tamara. "No mires así, ¿o tú también quieres un abrazo, '•plana•'?." Habló ásperamente burlón, Tamara, sintiéndose víctima, miró histérica en el lado opuesto.

"¡J-Jodete!." Habló brusca, sin conocimiento de cómo reaccionar, cerró los ojos fuertemente y cruzó sus brazos bajo su pecho. "¡Y-y no estoy plana!." Como varias veces el castaño la nombraba con ese apodo, al enterarse el significado de este, lo contradecía acorralada.

El de gris puso los ojos en blanco por la tremenda respuesta cliché que oía todos los días. Pero luego recordó un dato importante. Monótono dirigió la mirada entre las dos chicas. Ambas mujeres sintieron sus piernas fallar por su brusco cambio de actitud.

Monótono y preocupado con su semblante, preguntó. "¿Dónde está Ell?."

Ambas se miraron, confundidas.

"Ella dijo que no se sentía bien, así que fue a su habitación. ¿Por qué?." Contestó Matilda, confundida. Tamara lo miró fijamente.

____ fríamente, dijo un 'Gracias' y fue a la habitación de la antedicha. Tocó la puerta, y al escuchar respuesta, entró. Encontrándola acostada en su cama, pero se veía seria, hasta ver que se trataba del hombre, cambió todos sus anteriores rastros.

El castaño se hizo un lugar en su cama, para sentarse, acción que copió la menor. Ell sonrió por su presencia.

"¿Necesitas algo, ____?." Dijo la castaña, acomodándose y regalando una dulce sonrisa.

Él solo la miró monótono. "Sabes que si tienes algo, puedes hablarlo conmigo." Ni tan frío ni tan cálido, habló.

Acertando en el clavo...

Ell sintió unos bruscos nervios y a la vez pánico por sus frases. Ella rió intentando ocultar el descontrol de sus emociones, mas solo tembló en su risa. "¡No sucede nada, enserio!. No tienes por qué preocuparte..." Aunque sonreía, sus últimas palabras la hizo temblar insegura. En un vago intento de ocultarse, subió su verde manta hasta su cabeza al percatarse de la penetrante mirada del castaño. Cosa que no duró mucho al sentir como él bajaba la manta cuidadosamente, y la abrazaba delicadamente. Ell se sorprendió.

"¿_-____?." Preguntó temblorosa, mientras lagrimeando, aceptó el abrazo. Sintiéndose protegida por la calidad que ofrecía sus fuertes brazos. Lentamente, cedió su peso hacia él. El castaño la acarició despacio en su espalda, para luego apretarla más. La chica no quería apartarse de él, aprovechando, olfateó el aroma extrañamente a gardenias, y miel. Cerró los ojos, al percatar como la acomodaba para dormir. La mano de la castaña serpenteó desesperadamente en él al sentir como se apartaba ligeramente, no queriendo que se separe, lo atrajo más, sintiendo su duro pecho con los de ella. El castaño suspiró ante su insistencia y se rindió, acostándose a su lado.

"____..." Dijo ella con la mirada baja, mientras sus lágrimas salieron.

Al ver sus brillosas lágrimas, las secó con cuidado. "¿Hum?." 

Ella suspiró arrepentida y temblorosa. "P-perdón por preocuparte..."

Él sonrió y la abrazó. "No hay de que..."

Ell correspondió la sonrisa, se sentía afortunada de tener un amigo así.

"Buenas noches, Ell..." Su áspera voz fue lo último que escuchó, para más tarde, caer en el reconfortante sueño, y con la conpañía de su humilde protector.

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"Lo siento, señora. Pero la niña deberá de quedarse alrededor de una semana y así, estudiaremos su estado. O de lo contrario, colapsará..." Explicó el doctor intentando decirlo suavemente, ante la señora paralizada, quien sin poder creerselo, respiró como pudo.

Tragó saliva duramente, asintió y agradeció humilde al doctor. "G-Gracias, doctor..." Dijo débil la mujer de cabello negro, el hombre asintió y se retiró. Ella suspiró, a su hijo no le agradará la noticia. Miserable, fue a la habitación de la niña, entró y visualizó a su hijo, sosteniendo firme pero frágil, la mano de la pálida niña que descansaba en la cama. Así como su maltratado cuerpo, con vendas cubriendo la sangre.

La mujer procuró hablar, pero solo solo salió un quejido de su traicionera boca. El niño de cabellos azabache la miraba perdido, como si la alma visualizada en sus ojos se esfumasen. 

El joven suspiró con un nudo en la garganta, y sin dirigirle la mirada a su progenitora, habló. "¿Despertará, verdad...?." Preguntó, sintiendo sus lágrimas quien desesperadas quería liberarse. La mayor se acercó compasiva al futuro líder, colocó su flaca mano en su hombro y abrió sus labios rosas.

"E-ella despertará... Por ahora, se quedará una semana, pues, su estado no le permitirá moverse c-correctamente..." Comentó sin prisa, dando palmadas de consuelo a su hijo.

El de ojos ónix olfateó su nariz para evitar tener que llorar. Después de mucho tiempo, el niño líder, sintió los impulsos de llorar y gritar. Apenas se fue, y ocurre esto. Su deber del futuro líder lo había obligado a irse, pero si se fue y se entera que ella fue gravemente lastimada. Ningún mandato lo hará volver al ejército, no sin su leal amiga...

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→→→-Al día sigueinte, en el mundo original.-

 "¡Matt!, ¡¿qué demonios te acabo de decir?!." Dijo casi al borde del grito el desesperado Tom, quien fulminaba al narcisista con la mirada.

El nombrado se encogió a su mirada y se ocultó atrás de su amiga. "¡Pero no iba a dejar que Mark hablara así de mí!." Dijo arrugando el ceño, justificando su actitud. "¡No a algo tan hermoso como yo!." Dijo apuntándose así mismo. Hasta que el bajista crujió su puño entero, listo para destruir, acto que asustó más al de sudadera púrpura, escondiéndose más gracias a la chica.

"¡Muy bien, Tom, basta. Y Matt, deja a ____!. ¡Comportense!." Habló severo el mayor de todos, con un semblante frío. Tom gruñó y cruzó sus brazos, frunciendo el ceño. 

"¡Mira quién habla, el que contraatacó a Eduardo primero!." 

Edd sin poder tolerar esto, realizó una expresión que a cualquiera asustaría, Tom sin miedo alguno, se preparó para lo que viniera, y Matt, temeroso, usó de escudo y guardián a la latina. Pero una voz que penetraba como daga sin misericordia alguna, habló con su voz monótona y estoica, que aterrorizaba hasta el punto de obedecer, se trataba de nada menos de ____. Los tres hombres pararon miserables por la amenazante mirada que torturaba sus almas, la misma, que los ordenó que vayan adentro de la casa y se porten bien. Apenas llegaron en la sala, se sentaron. 

"..."

"..."

"...¿Puedo hablar?." Dijo temeroso el narcisista.

"...Bien, ¿qué quieres?."

"...P-pido permiso p-para ir a c-comer." Tartamudeó.

"Ve..."

Silencioso, se levantó y se marchó a la cocina.

Edd sin aguantar su escalofriante mirada, tragó antes de hablar. "_-____ y--"

"Ninguna palabra. Los dos, limpien la casa, después de todo, yo siempre lo hago. Mientras a ustedes les calienta tres huevos." Habló monótona y vulgar.

"¡¿¡Qu--!?!" Tom iba a atacar, pero la cara de la baja lo hizo retractarse.

Edd y Tom, controlados por una mujer, fueron a limpiar la casa. Mientras Matt, quien normalmente solía ayudar a la menor con las tareas domesticas, descansó junto a ella.

"Matt."

"¿Si, ____?."

"Haremos las compras..." 

--Salto del tiempo.--

"¡Más rápido, ____!." Dijo el de ojos azules divirtiéndose, sujetándose firmemente del carrito de compras.

"¡No me hago cargo de derrame cerebral!." Amenazó ella, subiendo velocidad e ignorando al guardia de segura, quien histérico los perseguía por toda la tienda.

"¡¡Jajaja!!...¡¿espera q--?!, ¡AH!." Gritó Matt, percatándose de la advertencia. El pobre gritó como si no hubiera un mañana. Así hasta llegar a la caja registradora, dándose cuenta, de que no fue tan malo de lo que pensó. "¡Estamos vivos, gracias miel!." Dijo contento de seguir con vida, ella sonrió y abrió la boca para hablar, hasta que una voz autoritaria habló histérico.

Era el guardia..."¡¡¡USTEDES DOS!!!." 

Matt asustado de que posiblemente vaya a la cárcel, ____ empujó el carrito a toda velocidad, no sin antes tirar el dinero al cajero, y finalmente, correr de ahí con los materiales. Mientras el guardia maldijo fuertemente al ver a los fugitivos escapar, el narcisista levantó los brazos y caturreó victoria. La latina se aseguró de que pasar inadvertidos por la incertidumbre, yendo por el camino largo y llegando a casa.

Edd al verlos cansados, y con un carrito de mercado, se acercó preocupado y sospechoso. "¿Puedo preguntar por qué estan así y con un carrito?."

"Yo..." El alto, dudoso, no supo responder.

"Pues...Fuimos a comprar las cosas, y creo...que se nos fue la olla..."

El de verde, al escuchar esto, ubicó sus dedos por la puente de su nariz y respiró varias veces, intentando calmarse. "...Ah~, aveces eres fría cuando te conviene, ____. De castigo--"

"No voy a dormir contigo." Habló brusca, cruzándose de brazos. Apartando la mirada, miró extrañamente nerviosa hacia la pared. "No desde la última vez..."

El mayor suspiró con los ojos cerrados, arrepentido. "P-pero ya me disculpé... Por favor, ____." Suplicó con la voz algo quebrada, aún no olvidaba la expresión de su amiga en aquella noche.

El narcisista se sentía fuera de lugar, ¿de qué hablaban?. "¿S-sucedió algo malo?." Preguntó preocupado. Pues las expresiones de los dos se veían...¿rojos?.

Pero ninguno contestó, Matt captó en ese momento las mejillas rojas y las actitudes nerviosas de sus dos amigos, quienes se veían inquietantes y empezaban levemente a sudar...

¿Qué habrá sucedido entre ambos...?

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Próximo cap.: 22-23 de junio.

Aviso: Este mes estaré ocupada los primeros día, así que si no publico el capítulo, ya saben.

*Si encuentras palabras no conjugadas o pertenecientes al español, perdón. Pero siendo honesta, el español no es del todo mi idioma. Y no cuestionen por qué hago el fan fic al español....

‡Como ya se habrán dado cuenta, conforme pasan los capítulos se explican varias cosas.

Son libres de dar correcciones y preocupaciones, en el marco de respeto.

En fin, espero que este capitulo haya sido de su agrado y perdonen la demora.

¡Les deseo un buen día♪!.

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