*Hartazgos de la vida.
Con excesivo nerviosismo, pateó la puerta(sin seguro), abriéndola y provocando un impacto que llamó la atención de los que residían en aquel hogar. Mas ver al canadiense y a ____ en sus brazos con un estado físico pavoroso para ellos, corrieron en sintonía abandonando sus antiguas acciones, claramente estremecidos y espantados.
Edd fue el primero en consultar, aterrado. "¡¿Qué le sucedió?!, ¡¿por qué esta así?!." Gritó, poniendo al instante sus gordas dedos en el rostro lastimado de la menor, haciendo contacto con algunos rasguños de sus mejillas, con cuidado, pulsó delicadamente para evitar lastimarla.
Sin embargo, ____ parecía extrañamente tranquila y serena, a diferencia de los preocupados hombres.
"Si fueron aquellos hombres de la última vez, ¡se las verán conmigo!." Exclamó serio el narcisista, apretando la mandíbula junto a un fruncido de ceño.
Tom apretó el agarre de su petaca, mientras gruñía en lo bajo. "¿Qué demonios sucedió, ____?." Preguntó con amargura en su tono, centrándose detalladamente en las heridas presentes en su piel.
Vaga, alzó la mirada inexpresiva en él, en su momento dolió, pero ya ha tenido heridas más graves que estas. "Unos hombres intentaron hacer algo conmigo" dijo aburrida, bajándose sin autorización de los brazos del canadiense, quien la observó extrañado y preparándose en caso de que se desmaye en sus brazos. "Pero me defendí, ahora, iré a entender mis heridas, con permi--" Dijo e intentó salir de las garras de los preocupados, pero los firmes brazos de Tom detuvieron su acción precipitada.
"¿A si como si nada?, ¿crees que te dejaremos irte libremente?." Cuestionó gruñón, con un notable enojo en sus expresiones por la dicha acción perteneciente a ella.
Matt apoyó a Tom y obstaculizó el paso. "Vamos, ____, sólo deja que te ayudemos..." Dijo serio, observando directamente cada diminuto movimiento realizado.
La estaban atrasando. ____ quería solamente ir a su cuarto y atenderse por ella misma sus heridas, pues no era la gran cosa. Aunque para ellos era lo contrario, se sentían preocupados por el hecho de que algo más profundo esté ocurriendo sin que se den cuenta. La castaña forzó su salida, pero los brazos de Tom y el cuerpo de Matt resistían firmes, causando un suspiro exasperado por ella, pero no se rendiría. En un pestañeo, ella logró su objetivo sin sudar, luego se dirigió en grandes pasos a su habitación. Impactados por su ágil decisión, los tres suspiraron para calmar sus impulsos de gritar a la mujer, mientras Hellucard permanecía en su lugar sorprendido.
El de verde se quejó y se volteó al canadiense. "Gracias, Hellucard, nos encargaremos de ella. Hasta pronto." Dijo notablemente cansado por la actitud indiferente de su amiga, Hellucard negó modesto.
Él brindó una sonrisa comprensiva. "No hay de qué, Edd, espero que ____ se recupere pronto. ¡Adiós!." Y con eso dicho, salió de la casa, con un gesto de mano.
Una vez que ya no estaba cerca, Tom se cruzó de brazos frío. "Joder, ____ llega a ser muy terca." Menciona arrugando sus facciones, Matt asintió con acuerdo junto a su ceño fruncido.
"Últimamente, se ha comportando algo distante..." Habló serio pero la preocupación máxima se delataba en su tono. "Tal vez, debemos hablar con ella." Propugnó.
El robusto asintió. "Por el momento, hay que ir a vigilarla. Matt, ¿podrías ir a ver si esta atendiendo sus heridas, por favor?." Preguntó, él mismo podría ir a verla, pero tenía que alimentar a los gatos y guardar sus hojas de dibujos que dejó en el sofá... No vaya ser que Tom diga un comentario no invitado.
El rubio fresa sonrió. "Claro, iré ahora."
"Bien." Dijo Edd exhausto, para luego girarse y hacer sus deberes. Mientras que, el desconfiado bajista miro juzgando de pies a cabeza al narcisista, pensando de lo incapaz que será, después silencioso, fue tras el gordito, frío.
Matt ignoró su conducta, estaba seguro de que podrá con la baja, sin dudar, fue al cuarto de esta. Tocó la puerta y al escuchar una respuesta afirmativa, entró encontrándose con la castaña poniendo fuerza en la herida de su mejilla con un alcohol mojado con desinfectante. Lentamente, se acercó y se sentó en la silla que correspondía del escritorio sin esperar una invitación, con un semblante llena de fulgor, remplazando totalmente su aspecto serio intenso. Mas la baja no aportó nada.
"Hey, ____, veo que estas algo cansada. ¿No quieres que te ayude?." Preguntó noble, presenciando al instante como despaciosa centraba su vista en el de sudadera púrpura.
Guardó unos segundos de silencio, no quería negarlo aparte de que quería estar rodeada del fiel amigo silencio, pero responder lo contrario podría lastimarlo o desilusionar lo, por lo que optó por la opción más considerada.
Su mirada atardecer descendió, afirmó, transmitiendo su sosiego al narcisista, quien sonrió victorioso junto con las pecas de sus mejillas.
"¡Genial!, ¿y en qué necesitas ayuda?."
Paciente y sin aportar, se desenvolvió su manga gris de su sudadera, dejando al descubierto una cortada profunda en su antebrazo. Matt dejó salir impactado el aire de sus pulmones, ¿hasta ese punto llegó?. En escasos segundos, sostuvo un algodón y desinfectante, lo empapó y sin permiso, sujetó su muñeca y comenzó a hacer contacto con el algodón y su herida a sus costados. Aunque Matt procuraba no quería que sienta más dolor, con delicados movimiento se encargó mientras sacaba su lengua y no apartaba ningún momento la vista para no perder la concentración mas para la latina inexpresiva era como si le estuvieran haciendo cosquillas.
"...No importa si aplicas presión, no es como si vaya a doler después de todo..." Informó sin dirigirle la mirada, no se sentía como el ánimo elevado, a diferencia de su amigo.
"¡Aún así, lo haré delicadamente para que no sientas nada!." Exclamó determinado sin deshacer su concentración en la herida.
____ lo observó, hace unos minutos en la sala, él se veía serio, pero ahora se ve distinto. Aun que recordó cuando Edd le había comentado que antes de que ella llegase, Matt era el más serio, hasta superaba al alcohólico, pero al llegar y hacerse amigo de ella, se volvió más atento y brillante. Admitía que ella también fue así, antes de conocerlos, su vida consistía en; su gata, su trabajo(misiones) y ella, todos los días eran monótonos, ni siquiera recuerda haber socializado con alguien diferente. Más recuerdos y pensamientos rebeldes se presentaron precipitados, pero solo sacudió su cabeza en un intento de limitar sus apariciones.
El de ojos océanos terminó con su laborioso trabajo y llamó la atención de su amiga, quien se encontraba mirando cansadamente a la nada.
"Eh, gracias, Matt... ¿Puedes pasarme mi otra sudadera?, está junto a mis otros abrigos." Dijo mientras se deshacía de su sudadera sucia y lo depositó por el momento, en la silla.
"¡Claro!." Dijo contento, abrió el armario, quitó la antigua y perfumada sudadera gris que ella utilizaba antes de mudarse con ellos. Trayendo muchos recuerdos nostálgicos de golpe, él sonrió con nostalgia y entregó el abrigo a la baja.
Lo sujetó y se colocó rápidamente. "Gracias."
"¡De nada!, ¿necesitas algo más?." Pregunta el pecoso servicialmente.
"Hum... No, eso es todo por ahora."
"Bueno." Dijo y se dispuso a irse pero... Tenía unas dudas respecto a la foto que encontró la última vez con Edd, aunque algo le decía no era el lugar ni el tiempo, pues, su sexto sentido gritaba poderosamente de que no pronunciará ninguna palabra a la mujer. Presentía que no saldrá como él lo espera.
"Por cierto, ¿te gustó tus regalos, ____?." Preguntó ansioso, esperando impaciente una respuesta.
Ella rió entre dientes por tal impaciencia. "Me encantó, aunque no tenían por qué molestarse." Dijo pacíficamente la baja, dirigiendo su mirada en loa regalos que se encontraba a su costado.
"¡No digas eso!, realmente queríamos hacerlo porque nos sentíamos mal." Explicó haciendo un puchero al recordar la actos cometidos. La tentación de escuchar una respuesta para resolver del todo lo anterior se volvió fuerte. Al punto de mirar directamente a la mujer.
"¿Sucede algo, Matt?." Cuestionó desconcertada, con la mirada fijamente en él, buscando el mensaje oculto de las ventanas de su alma. Él negó nervioso, fingió una sonrisa y demostró seguridad.
"No es nada, miel. Descansa, ¿ok?." Dijo con extrema suavidad en su tono, ella sin salirse de su estado aceptó a medias su respuesta y asintió sin vacilar.
Regaló una tierna sonrisa antes de cruzar por esa puerta, que acto seguido, volvió a su estado serio una vez estuviera fuera de la zona de la baja, preguntándose si debía cuestionar tal vez más tarde.
--Unas horas más tarde, en otro lugar...--→
La ausencia del sonido reinó de golpe por las palabras nombradas por el de cabellos ónix quien miraba asertivo al de familia multimillonaria, sin embargo, el de cabellos rubios oxidados se encontraba en silencio en su lugar, con sentimientos de efervescencia. Las palabras no podían salir libres de sus cuerdas vocales, evidentemente, la noticia le impactó sorprendentemente. El Líder levantó una ceja, esperando oír, luego de varios minutos, una respuesta clara o satisfactoria. Comprendiendo enseguida el contrario el mensaje.
"¿Por qué... No me lo mencionas te antes?." Aunque no era un secreto que su reacción pasaría a una rabiosa debido a que le encubrieron la verdad, inclusive en el fondo se captaba infielmente el verdadero sentimiento; la ansiedad. "Es decir, ¡¿hablamos de la mismísima ____, mi ex-compañera, ahora agente?!. ¡¿Por qué carajos no avisaron antes?!." Gritó en busca de respuestas coherentes, se sentía profundamente decepcionado con el hecho de que no la mencionaron.
Soltó un quejido exasperado el superior, colocó sus dedos en el puente en su nariz en busca de, miserablemente, tranquilidad. "Mira, no podíamos decirte por tu obvia reacción y porque no esta oficializado su papel, pues, dijo que lo haría por meras deudas. Es más, ¿no estaría de sobra refrescarte la memoria con tu situación actual con ella?."
Procesó, admitía lo segundo, ¿pero lo primero?, ¡¿qué clase de justificación era esa?!. Todo entendido, sí. ¡Pero no satisfacía del todo a él!, ¡solamente un ½!. Rechinaba los dientes en cada segundo, pero por más de que desaprobó la decisión de su Líder, tragó los impulsos insanos y afirmó duramente sin más.
Decidió apaciguar un poco su cabeza. "¿Dónde está ella ahora?." Cuestionó con ansiedad, mientras iniciaba la acción de mover su pie por la ansiedad que se acumulaba en un santiamén en su hervida sangre.
"En su hogar, recuperándose. Al parecer, el Líder Rojo descifró nuestro plan secreto, no sé cómo, pero sólo trajo como consecuencia que ella salga herida..." Dijo monótono, mas en el fondo el arrepentimiento de no poder evitar aquello gobernaba internamente.
El contrario suspiró acompañado de su alma, igual de cansada que su forma física. "Puf, bien... Gracias." Dijo recalcando el agradecimiento no tan agradecido, a pasos que intimidaban a los presentes de la sala excepto para el de ónix, se dirigió a la salida, brindando un portazo que demostraban inestabilidad. Provocando que la mayoría salten de sus sillas, con el corazón hecho puño.
El Líder rodó molesto los ojos. "Tch, infantil..." Murmuró entre dientes, para luego, volver su atención en los presentes. "Ejem, ¿podrían volver a su trabajo?." Ordenó carente de emociones, que al escucharlo, la multitud asintió miedosa volvieron a lo suyo. "Chusmas..." Susurró.
—En un tiempo lejano...——→→→
Sus pesados pasos resonaron victoriosos por todo el extenso pasillo, provocando que los prisioneros llamen desesperadamente sus nombres con arrepentimiento en sus voces, deseando salir de aquel infierno. Estos los ignoraron fácilmente y se dirigieron a la celda de máxima seguridad, el de visor insertó la clave en el dispositivo que permitía el paso a la celda, entrando así exitosos. Una figura robusta de cabello desordenado castaño se encontraba sentado en la cama para nada cómoda, con los codos en las rodillas y la cabeza baja.
El jefe de la armada y general de los cadetes, se acercó firme a la figura, y sin emociones habló. "Levanta te, el Líder requiere de tu presencia."
Ni se inmutó ante lo requerido, sólo ignoró, puesto a que sabía muy bien el por qué venían a llevarlo, era del tema: Ella.
"Edward, levanta te, que no perderé mi tiempo." Amenazó firme, la paciencia no era de su bando, por lo que hizo una seña al de mentón de hierro, y ágiles, lo sujetaron y lo levantaron fieros en su agarre. "Vamos."
Sin perder tiempo, lo arrastraron de ahí hasta la oficina del dichoso Líder, restando importancia al hecho de que gruñía y maldecía con su ronca voz, al llegar a su destino, llamaron a la puerta y al oír respuesta entraron sumisos ante la gran oficina algo tétrica.
El de pecas aumento la fuerza de su agarre, y lo obligó a poner de rodillas frente al moderno escritorio. "Aquí esta el prisionero Número E-29, Edward Gould, Señor." Habló sin alma, asegurándose de apuntar un arma junto a su compañero en la cabeza de este.
La silla de cuero se volteó lentamente, dejando al descubierto al de cabello castaño acaramelado, su indiferente ojo plateado fue serpenteando en toda la figura del robusto hombre alto.
Sonrió hipócrita, relamiéndose sus rotos labios disfrutando del miserable aspecto que portaba el mayor, pero ahora no podía estar más contento por tenerlo vulnerable.
"Edd, Edd, Edd... Un pajarito me contó que ____ estuvo contigo en el día viernes 13 de la noche, específicamente, en la madrugada. ¿Algo que aportar, Gould?." Cuestionó autoritario, con un tono para nada amigable, aquel tono reforzaba a sus devastadores pensamientos al visualizar su enfermo ojo gris moviéndose con inquietud y observándolo con furia latente.
Incluso si sacrificar su cuerpo con la condición de seguir viéndola era necesario, así será. "No sé de que hablas..." Dijo ronco con la mirada agachada, apretando sus dientes con rabia, pero... Sabía que pronto aquella amiga adorada vendrá sigilosamente.
Inesperadamente, su puño robótico rojizo impactó tenazmente en el escritorio, exaltando a los tres que se encontraba frente a él, sus deformadas facciones quemaron cínicamente al castaño oscuro.
"¡Habla, Gould!. ¡¿Dónde. Está. Ella?!." Exclamó con una voz ásperamente mortífera, su rechinar de dientes intimidó al arrodillado que provocó que un desconocido sudor frío bajará por la nuca de el de gabardina negra. Al ver que no se dignaba a responder, decidió la segunda opción, torturarlo. "A verás." Amenazó cínico, preparándose para sacar su arma.
Hasta aquí, ya no podrá volver a ver su amiga o siquiera, despedirse, cerró los ojos y soltó una amarga lágrima, deseando en el fondo de su corazón volver a verla una última vez.
Incluso cuando el hilo de esperanza parece ser roto, el ruido de unas puertas siendo abiertas de golpe interrumpió el juicio y potente exclamó.
"Suelta a mi amigo, Larsson."
Aquella voz que tanto anhelaba oír apareció, sintiendo como una nueva esperanza era establecida en el artista robusto, quien se giró sonriendo débilmente al verla en carne y hueso.
Pues su voz, hizo que el resto de los presentes se voltearan atónitos, el hecho de ver su figura bastó para que sus ojos se abrieran como platos, presintiendo la ausencia del aire en sus pulmones por la conmoción.
"____..."
Ella volvió por ellos...
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"¡Vamos, papá, apura te!, ¡¿quieres?!." Exclamó impaciente, zapateando inquietante, ya llevaba un buen rato esperando que los lentos pasos de su padre suban de ritmo.
El hombre rió simpático por la insistencia constante de su hija que no portaba en su cerebro el concepto de paciencia. Suave, exclamó. "Tranquila, hija, ya voy."
"¡Hum!." Dijo cruzándose de brazos, que con su puchero, derritió el corazón de su padre. "¡Rápido, por aquí, mira!." Habló precipitada, para luego agarrar la gran mano de su padre y guiarlo en la cocina. "¡Abre los ojos!." Ordenó, riendo gentil obedeció al tierno mandato, quedando impresionado al instante con lo que presenciaba sus ojos. "¡¿Te gusta?!, ¡lo hice yo SOLA!." Exclamó orgullosa, señalando con sus manos la comida de aspecto delicioso que realizó con sus propias manos. "¡Y eso no es todo, logré que Sebastian tomara su medicamento, observa!." Dijo entusiasmada enseñando al ahora dormido bebé en el sofá avellana. Ella se giró impaciente a su padre impresionado, y con una sonrisa de oreja a oreja, cuestionó. "¡¿Estas orgulloso de mí, verdad?!."
El hombre sabía internamente que su hija quería oír su esperada respuesta, por más que estaba consciente de que eso podría subirle a la cabeza, asintió orgulloso, no iba ne gragar que todo ese festín y espectáculo era digno de ser alagado.
"Estoy orgulloso se ti, hija mía. Muchas gracias, pequeña." Dijo pacífico, revolviendo el cabello de la pequeña, provocando que ella riera satisfecha.
"¡SÍ, LO LOGRE!, ¡¿oíste eso mundo?!. ¡Te vencí, hipócrita!." Gritó corriendo en el patio delantero, saltando, cantando y hasta balanceándose en la rama del árbol porque finalmente escuchó aquello tan anhelado por un hijo. "¡Tengo que contarle a mamá!." Dijo y corrió como todo guepardo hacia na habitación de su madre.
Negó gracioso, estaba segura que los próximos minutos su esposa se despertaría con el cabello hecho nido por el canturreo de su hija ahora alarma.
"¡Mamá, te tengo una sorpresa~!." Y ahí estaba.
Sonrió ante la peculiar familia el cual protegía, se volteó y se dirigió a su hijo nacido, observando desde su más diminutas y soñolientas facciones. Se sentía agradecido por todo lo que le rodeaba, a pesar de las dificultades de la vida que abordaban, se encontraba feliz por ser padre.
Era una de las cosas más hermosas que experimento, sin importar que tendría que mentir a su familia por un bien, lo haría. Porque los ama con todo su corazón...
Y con amor, pronunció las siguientes palabras.
"Que feliz soy..."
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El resto de la tarde transcurrió normal, puesto a que no sucedía la gran cosa, ese día los cuatro se dirigieron al cine y optaron por una película de acción y comedia(Spoileado por Tom, sacando enseguida por el público irritado), y de ahí partir a comprar... Recursos. Momento aprovechado por Matt, quien arrastró vivaz a la latina a una tienda de ropa, ayudándola a escoger algunas prendas, tomando en cuenta sus gustos, claro.
Después, ____ ayudó al artistas con nuevos materiales de dibujo y arte, paseando curiosos por si encontraban algo interesante. Siendo llevada por Tom a una tienda de frikis(donde compraron artículos con relación a videojuegos).
"¡Mierda, ya es tarde!." Exclamó la de gris, vulgarmente, desinteresada de la gente que la observó. "¡¿Qué carajos mir--?!"
Edd interrumpió. "____..." Dijo severo.
"¡Ay, no mame--!"
"¡Ejem!."
"¡Ya me voy, joder!." Exclamó indignada, yendo a pasos frustrados al estacionamiento sola... Como todo tsundere.
"¡Espera, ____, iré contigo!." Dijo precipitado el narcisista, corriendo al rescate antes de que cause algún problema, junto a sus compras.
Edd negó con la cabeza, junto con un suspiro, esta mujer si que era todo un reto aveces.
Mientras Tom reía a carcajadas, disfrutando del espectáculo, ella si que sabía animar una salida.
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Pasaron inadvertidos por la multitud, y se fueron a la parte trasera, donde ningún grillo paseaba.
Ambos se recostaron por la pared, en búsqueda de comodidad, acompañados de unos minutos de silencio. Hasta que la baja tomó iniciativa.
"¿Cuál es tu drama, Tom?." Cuestionó, observando el cielo estrellado.
Él suspiró, levantó la mirada, así como ella. "Es hora de que sepas de algo, ____. Algo que temo que vuelva..."
Ella levantó una ceja, y sin juzgar, esperó paciente por la respuesta.
Respuesta que pronto la impactará....
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P. Fecha: 10 de Agosto.
Corrección: Como ya sabrán, Ringo es hembra y por lo tanto decidí hacer lo siguiente. Como la gran, mayoría de esta historia es canon, haré que Ringo sea hembra. Mientras Lafayette conserva su genero. Espero que este cambio no les incomode. Aunque claro, no negaré sugerencias.
( A no ser que Lafayette cambie, ya veré).
Espero que el capítulo ha sido de su agrado, aunque últimamente los he disminuido por los problemas técnicos, pero se recupera con el próximo capítulo.
Les deseo un bonito día~❤❤
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