A veces me siento culpable. Siento que debería dolerme de una manera más profunda haberte perdido. Que no debería dejar que la herida se sane.

Quizás, simplemente sufro de una especie de masoquismo especializada en tu recuerdo. No lo sé.

No lo sé. No sé porque cuando empiezo a ser feliz, cuando empiezo a sentir de nuevo aquellas cosquillas que se albergaban en mi estómago cuando tú me hablabas, siento que es una felicidad que no merezco.

Me siento culpable, me siento sucia. Me siento mal por querer desesperadamente volverme a enamorar.

¿Está mal sentirme así?

El que a pesar de que hayas destrozado mi corazón, aun quiera saltar a los brazos de Afrodita. Quizás a eso te referías, que era mejor así. Tú allá y yo acá. Separados por un silencio que solía destruirme.