No es dolor, quizás humillación, quizás rabia, quizás después de todo si es dolor.

Tener todo y nada a la vez. Tener tanto que decir y cerrar tu boca por tantas razones. Verlo alejar, incluso después de haber hecho lo imposible para que se quedara.

Supongo que es más impotencia, por no poder presentarme en su casa y poner las cartas sobre la mesa.

Y debería dejarlo ahí, tal y como lo estoy haciendo. Pero no me gusta... No me gusta dejar todo en un mensaje no leído, en palabras no dichas y ojos no encontrados.

Quería un final para mí cuento, pero definitivamente esto no era lo que esperaba. Lo odio. Es tan triste y melancólico.

Tú y yo separados, más de lo que la distancia puede separarnos. Sin ni siquiera hablarnos. Tú, con tus problemas y yo con los míos.

Supongo que al final de todo lo único que me arrepiento es no haberte podido ayudar. Perdón, por todos los problemas que cause. Este es mi último adiós, porque al fin me he atrevido a decírtelo: adiós.