Capítulo XVIII

Dedicó estás línea a esa persona dormida que está luchando para seguir con vida. Vamos que tú puedes aquí te esperamos.

Rafael Alejandro


Hoy era unos de esos días dónde sentía más la ausencia de Leslie, me levanté mucho antes que todos, tome mi sudadera pase haber a mi bebé aun dormía bese su frente y salí

Subí al auto lo hice andar sin rumbo alguno, solo rodé. Al darme cuenta llegué al cementerio busque la tumba de Leslie el cielo comenzaba aclarar.
Respire profundo, al ver allí su nombre me quebré con facilidad deje caer mis rodillas al suelo, lloré creo que llore como en tantos meses no había llorado.

—L- lo s-siento. — fue lo único que deje salí con la voz quebrada.

Solloce, grité, sentí en ese instante que ya no estaba tan aferrado a la vida.

Quería correr y eso fue lo que hice de alguna manera, subí al auto me encontraba descontrolado, eso que no había echo antes lo estaba haciendo ahora gritar ese dolor que consumía mi espacio, mi entorno si no lo dejo salir consumirá mi futuro. El aire era escaso, mi visión comenzaba a fallar, sólo había un destello de luz que no me era fácil distinguir.

No supe más de mi, una luz me transportó a otro lugar uno que jamás había visto, una corriente se apoderó de mi , sentí un portazo con la vida, la luz desapareció no supe de mi. Desperté estaba ella a mi lado con una hermosa sonrisa.

— ¿Qué ha pasado? —una luz cubría mi rostro impidiendo así mi visión.

Ella solo me regaló una sonrisa y camino, me incorpore y seguí sus pasos, observé todo a mi al rededor era hermoso, un paisaje que no sabría cómo explicar lo hermoso que mis ojos contemplaba no hay palabra que logré conjugar semejante belleza, si existe un paraíso dicho por aquellos creyentes pudiese decir que estoy en el.

No sentía nada el dolor de la tristeza se había marchado, mi ser estaba sereno.

—¿En dónde estoy?

—¿Esto es el paraíso?

Aún no obtenía respuesta a mis preguntas, se sentó bajo la sombra de un bonsai, giro su rostro hacia mi, la brisa atraía su cabello ocultando parte de su rostro, tome su cabello y lo lleve detrás de su oreja.

—siempre me enamoró que hicieras eso.

—A mí me enamoró tu mirada.

Me acosté en su regazo cerré los ojos dejándome llevar con sus manos delicadas pasándola en repetidas ocasiones acaricia mi cabello.

—Qué paz se siente estar aquí a tu lado.

—Debes volver.

—¿A dónde?

—Al lado de los tuyos.

—¿Por qué? aquí me siento bien

—Sebastian JR te necesita.

Sentí nostalgia al recordar a mi campeón.

—Lo se, yo te necesito a ti.

—El tiempo acá no transcurre yo seguiré esperando por ti, tú debes volver y ser feliz prometelo.

—No. Me reuso.

—Ven, te mostraré algo.

Caminamos hasta la cima de una montaña al mirar abajo, habían paramédicos a mi alrededor, me encontraba  tirado en el suelo, Janeth se aferraba a Juan sin dejar de llorar.

La mire asombrado, me señalo otro lugar, estaba Alice con Sebastián JR calmando sus llantos.

Mire un poco más el tiempo transcurría estaba mi campeón en su primer juego de fútbol dando su primer gol, todo un adolescente atlético el celebraba y miraba a las gradas y allí no estaba yo.

Me detuve a un más, unos de sus compañeros le invitaba fumar otro le daba de tomar se subieron aún auto y pronto la desgracia estaba por llegar.

¡NO!

Grité imposible de solucionar, mire a Leslie.

—¿Por qué haces esto?

—Te muestro la realidad de ellos.

Luego caminamos, vimos otro lugar más hermoso aún, había una ceremonia todos aplaudían, el protagonista de aquello hermoso era Grace junto a su lado me encontraba yo tomando la mano de sebas... ví transcurrir mi vida a su lado, mi campeón lo ví crecer, ví mis nietos.

—Tu decides que decisión tomar. —aclaro tras tomaba mi mano.

No podía dejar a mi hijo, en solo pensarlo mi ser caía en tristeza

—Promete que volveré haberte.

Se acercó dejo un besos en la mejilla y susurro al oido.

—Te amo.

Con su mano en mi pecho me lanzó al vacío.

—¡Doctor!. Grita la enfermera al verme reaccionar.

Abrí los ojos,  a mi lado se encuentra Juan con una sonrisa y lágrimas de emoción.

—Hermano. — pronuncio con lágrimas en sus ojos.

—No te vas a deshacer de mi. —afirme en tono burlón.

Días después.

— Qué estoy bien hombre, no necesito la silla de ruedas.

Al levantarme me sentí un poco mareado y volví a caer.

—Es que eres testarudo. —indico Janeth.

Al entrar a casa todos gritaron con emoción ¡SORPRESA!, esta mi madre, algunos primos, mi hermoso bebé que añore verlo, se veía más grande.

Me sentí afortunado de tenerlos a mi lado de darme cuenta que amor me sobraba, solo he estado un poco segado que no me he permitido disfrutar de eso hermoso de la vida, sonreí al ver todos felices.

—¿Ya no te vas a lanzar por otro acantilado? —expreso unas de mi primas.

Todos le hicieron la mirada, de mejor te callas.

—Lo prometo. — deje salir una sonrisa.

Unos minutos después llegó ella, todos la abrazan mi madre la saluda con mucho cariño ella dejo un pastel en la mesa y paso a la cocina, yo miraba sorprendido con atención.
Juan se acercó.

— Esa Lcda que resultó fotógrafa, jamás se fue de tu lado, dejo su presentación por estar allí. Si eso no es amor entonces no se que sea hermano.

Le sonreí, pasamos unas horas agradables, cuentos, risas. Juan me tomó en sus brazos entre risas y me llevo a la habitación, me dejó en la cama al salir el, ella entro.

—Me alegra que ya estés en casa.
Se acercó  un poco acomodo mi almohada, en esa oportunidad tome su mano.

— Gracias.

Me regaló una sonrisa, antes de salir la detuve.

—Quedate por favor.

Sus ojos brillaban.

—Lo haré, estaré abajo por si necesitas algo.

—No, quedate aqui a mi lado.

Rodeó la cama y se acurrucó a mi lado, dejo caer su cabeza en mi pecho, no dijimos nada disfrutamos del silencio, podíamos sentir la respiración de cada uno.

Así pasaron las horas hasta que ella pronuncio.

—Quisiera quedarme así para siempre.

—Quisiera que lo hicieras.

Pasaron los días ya diciembre estaba presente, yo aún estaba de reposo en cama.

—Ya quiero salir a caminar.

—Aún está débil, lo que pasaste no fue fácil

—Gracias por cuidar de mi.

—Lo hago encantada.

Se acercó un poco más, sus labios se unieron a los míos. Luego nos miramos.

—No te vayas nunca por favor.

—No lo haré.

Una tarde por fin me levanté ya podía estar de pie sin marearme todos se sorprendieron al verme bajar.

— Quiero darle las gracias a todos por estar acá, por cuidar a este idiota testarudo.

Todos reían y soltaban llantos de emoción.

—También deseo anunciarles que grace y yo viviremos juntos.

Ella se acercó a mi nos besamos y todos aplaudían.

—¿Cuando será la boda? Pronuncia Alice.

—Aun no hablamos de ello, cuando estemos listos se lo haremos saber. Dijo Grace.

No queríamos boda, pero si estar juntos. Grace alzó a mi bebé lo dejo en mis brazos, acercó su móvil y saco una selfie.

Este es el comienzo de una nueva historia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top