Capítulo VIII

jueves de optimismo.
No lo dejes pasar.

Respiré profundo con la seguridad de que Leslie estaba a mi lado disfrutando el premio, sentí por un momento la suavidad de su mano en mi mejilla, no quise abrir los ojos por alguna extraña razón si sentía su olor, la sentí a mi lado hasta podía deducir de alguna forma que su rostro dibujaba una hermosa sonrisa.

-¿Por qué has tardado en venir? -queriendo oír su hermosa voz.

-Me ha encantado verte bailar. -una suave voz se colo en mi oído.

-Moría de nervios ... por poco me desmayo. -añadí, con la voz un poco quebrada dejando una leve sonrisa,

-Mi Leslie lo lame... -antes que pudiese decir algo más cubrieron con suavidad mis labios.

Esto es una locura.

-¿Eso es lo que piensas? Recuerda que la vida está llena de locuras mi Sebas...

-No digas nada tengo poco tiempo.

Una brisa suave y fría erizaba mi piel.

-Visítala lo necesita.

Un leve silencio adorno la habitación.

No tuve más opción, abrí mis ojos y la brisa golpeaba las persianas de mi ventana, el resplandor del sol le daba la bienvenida a la mañana.

Al abrir mis ojos la luz opaco mi mirada, mire de un lado a otro, entre mis brazos se encontraba la almohada que solía usar Leslie.

-joder, estoy de locos. - me dije a si mismo incorporandome al mundo real.

Camine hacia el lavabo, mire mi reflejo en el espejo mis cejas para ella eran hermosas un poco abundante para mi gusto, a ella era algo excitante, le encantaban mis cejas pobladas y despeinadas decía que me hacia ver mas varonil.

Que cosa más cursi y tonta, en el fondo me gustaba oírlo de ella.

Minutos más tardes baje a la cocina estaba el pequeño en los brazos de lucia la hermana de Janeth, gustoso de la vida tomando su biberón, le regale una sonrisa alice y bese la frente de mi bebé, le mire por unos segundos, se deleitaba aquel biberón como si fuese lo único que importara,

-Como negarlo es lo único que a él le importa, esa pequeña porción de biberón

Pensé mientras le miraba.

Al aproximarme un poco mas a la cocina juan y Janeth desayunaban.

Charlamos todo sobre la noche anterior, no dejaban de burlarse que en un par de ocasiones pise a la pobre chica. Por otro lado, para Janeth fue muy gracioso como le quité el premio y corrí al auto.

-Venga hombre sois un ladrón de primera, - pronuncia Janeth entre risas.

-Si fuese sido Leslie, te persigue hasta el auto. -agrega juan, dejando un silencio al aire.

Janeth le tiro una mirada de regaño.

-Bueno ... tú sabes hombre ... ella era ...

Antes de que pudiese balbucear algo mas le interrumpí.

-Me ha pasado algo muy extraño, -miraba a la nada y le daba un sorbo al café.

-¿Cómo qué? -pregunta, Janeth ajustando su mirada con detenimiento hacia mí.

-Sentí a Leslie a mi lado, fue como si estuviese allí. -enfatice.

-Eso suele pasar, cuando aun nos aferramos a la idea de no perder a ese ser que tanto nos ha importado. -indico, Janeth

-No, esto fue diferente, pude sentirla a mi lado de verdad.

Janeth coloco sus manos en su boca y otra en su pecho ante semejante locura, juan acariciaba el hombro de Janeth, mirándome con cierta compasión.

-Dijo que debo visitarla ...

-Estas de loco hombre, no dejare que te suicidé, -pronuncio juan preocupado.

-No, no es, ese tipo de visita a la que ella se refería. -indique, deslizando mis dedos por mis ojos intentando aclarar mejor mi visión.

-¿Entonces a qué te refieres? - indagó Janeth.

- Por alguna extraña razón siento que quiere que visite la tumba de Fabiola.

Me levante y camine hacia mi bebé le pedí Alice que me lo diese, subí a la habitación busque su pañalera, al bajar todos tenían la mirada puesta en nosotros.

-¿Qué piensas hacer? - me miran con incertidumbre.

-Haré lo que debí hacer desde hace mucho.

-¿Quieres que te acompañemos? -agrego, Alice.

-Les agradezco, por todo lo que han hecho por nosotros, solo dejadme hacer esto. Todo estará bien os prometo.

-Vamos todos, Alice ha traído el auto, hacemos una parada en la casa por algo de ropa y volvemos por ti. -indico, juan caminado a la salida.

-Joder, que no hombre, -enuncie.

-No vas a ir solo, después de semejante sueño que nos has contado.

Lo observé parado en la puerta con las llaves del auto en sus manos, me hace sonreír, he intento no demostrarlo.

-Hombre, estas flipante, esa misma determinación la quiero ver en tribunales. -camine y agregue -Ya os dicho que no pasa nada.

-Y ya he mencionado no, nos importa, así que mueve ese culo al auto. Dejamos a las chicas en la casa que busquen algo de ropa y te llevo a donde queráis.

-Janeth apoyadme, Alice - miro a ambas sin conseguir respuesta.

Solo fui ignorado.

-¿Y más ropa? ¿Cuándo se marchan? - tire un poco de queja.

La verdad, me agrada que estén aquí eso, seria mi secreto.

Todos callamos subimos al auto, hacemos lo que juan a dicho, pasamos por su casa que estaba a media hora de mi casa, bajamos por algunas cosas

- venga que esos son muchas bolsas, ¿Por cuánto tiempo piensan quedarse? - miro sorprendido y lanzando mas quejas.

Nadie dice nada, juan me lanza una mirada, expresando que no hay nada que hacer, dibujo una media sonrisa, dirijo mi mirada por la ventanilla del auto, veo pasar, a la Lcda.

Va con outfit deportivo, con su cabello riso, con ese color verde que llama mi atención, se detiene a saludar a un cachorro, que una señora lleva de la cadena, esboza una sonrisa, el can, lengüetea su rostro, su sonrisa de alguna manera me agrada.

Me recuerda a Leslie y eso me agrada, últimamente todos ven lo que digo con cierta compasión he intentan darme ánimos y esta bien los entiendo, esta chica me mira diferente he irradia eso perdido y solo consigo ver en ella.

-¿A donde vamos? -irrumpe.

-Al cementerio.

Todos vuelven hacer ese mismo silencio, que solo me desgarra porque se de que trata.

Al llegar, juan quita su cinturón. Le miro el entiende que esto si necesito hacerlo solo, acomodo mi canguro y monto a mi bebé Janeth me ayuda ajustarlo bien.

Me acerco a un acomodador, me señala cuales han sido las tumbas que han cerrado los últimos tres meses, me ha tocado caminar.

-Sí que ha muerto gente, estos últimos tres meses en este país - un poco de sarcasmo, mi campeón se ha quedado dormido.

Doy una ultima vuelta por donde me ha indicado el señor que casi no ve.

Quizás se ha confundido.

Me detengo respiro profundo algo cansado giro mi mirada a la derecha y allí esta una tumba, con un intento de flores ya marchitas, en la lapida de mármol tiene por nombre, Fabiola García.

Sin fecha, un simple nombre.

Doy unos cuantos pasos acercándome un poco mas a la tumba.

Procedo a decir:

-No se por donde comenzar al parecer muchos piensan que no me ha importado, no es del todo cierto eso. Joder, todo esto ha sido muy rápido, estoy intentado armar el rompe cabeza que la vida me ha dejado en esta segunda oportunidad, no te he traído rosas, aunque te traje algo mejor mira aquí esta el pequeño Sebastián Jr. creo que se parece mas a ti que a mí.

...

Guardo un poco de silencio, dejo caer una lágrima. Una suave brisa mueve las hojas de los samanes, alzo mi mirada algunos destellos de luz del sol irrumpen en mí, la suavidad de la brisa rosa la mejilla del pequeño, este se despierta he intenta moverse, le saco del canguro lo apoyo en mi antebrazo, abrió los ojitos dirigió su pequeña cabecita en dirección a la tumba, balbuceo una hermosa sonrisa dejando ver sus hoyuelos.

Que de algo atónito por aquello que estaba presenciando, se que si lo cuento nadie lo creería, mi madre me mataría por traer a un ser tan puro a un cementerio.

-Fabiola, gracias por darme el mejor regalo de todos. Cuidare de nuestro hijo como tu lo fueses hecho. No tengo palabras para expresar todo lo que siento.

De la nada a mi lado se encontraba Jimena la chica de la citación.

-Pareces un buen hombre.

-Joder que gran susto me has dado tía.

Nos reímos.

-Estoy lejos de serlo. -Exprese, sin dejar de mirar la lápida.

-Mi sobrino es hermoso. - indico, tocando tus manitas.

Asentí, nos quedamos en silencio mirando una vez más la lápida.

García.

La chica a mi lado se veía más humanas que el otro día.

-Tú no eres García, eres Barboza, eso dice la citación.

-Fabi... es mi media hermana, el señor García es como mi padre ha visto de mi desde muy pequeña.

-No eres su hija, nunca te ha reconocido como su hija.

-Gracias por recordarlo -bajo la mirada.

-Lo siento, solo que no entiendo ¿Por qué me has enviado esa citación.

Guardó silencio.

-Cuídate, el es bueno, pero esta dolido y no hay nada peor que una persona dolida y más si se trata de un padre que ha perdido a su único tesoro.

-No le temo.

-El nunca le ha temido a nadie ahora menos.

-¿Por qué me dices a qué va todo esto?

- Que este bien señor Sebastián. - se alejo, dejando las interrogantes al aire.

Se despidió del pequeño, antes de dar la espalda dijo algo más.

-Una cosa más el no te odia, pero digamos que, si estas en un incendio y el tiene el agua, se la beberá.

-Entiendo, gracias por decirlo.

Seguí mi camino. Todos a lardean de estar preocupados. De regreso a casa hablamos de todo un poco, nos reímos otro poco. El pequeño en mi mente loca estoy seguro que el en ese lugar había visto a su madre y eso de alguna forma me reconfortaba.

Al entrar a la casa lucia tomó a sebas y lo llevo al cuarto para dejarlo en su cama cuna.

Esta vez los tres nos paramos mirando a la mesa.

Tome un sobre correspondiente al día. (jueves)

Paso a citar lo que dice:

Jueves de juegos, jueves de optimismo.

Que cada detalle cuente, que cada nuevo suspiro valga,

Confía y no lo dejes pasar.

Construye porque todos los días es tu nuevo comienzo.

PD: una carta de amor (un nuevo comienzo)

Sonreí, juan abrazaba a Janeth.

-Abriré nuevamente el negocio, y no dejare que nadie aleje de mi, a mi bebé. -enfatice, esbozando una sonrisa.

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