Capítulo IX
"valora lo que tienes, supera lo que te duele y lucha por lo que quieres"
(anónimo)
Decidí que era el momento indicado para continuar al menos con el negocio, y eso era lo que pretendía hacer, mis amigos irradiaban cierta satisfacción por aquella decisión.
Cada uno subimos a nuestras respectivas habitaciones, dispuesto a descansar.
***
Por primera vez, después de tres meses desperté poco en la madrugada, aun no me acostumbro no tener a mi campeón a mi lado, a veces despierto un poco asustado buscándolo, pesando que se ha caído o alguien se lo ha llevado.
Anoche fue diferente dormí un poco más confiado, me levante cuatro veces, bueno, pensaran que ha sido mucho, pero desde que el bebé a dormido en su nueva habitación me he levantado hasta una 6 veces le miro, y ¡ok!, ¡ok! admito que también le pongo la mano en su pechito, para sentir así su pequeño corazón.
Esta vez me levante cuatro en vez de seis es mucho avance, a demás no quise interrumpir mucho ya que lucía está durmiendo con él, ella en una colchonetica que se han traído de casa
joder, esta gente ha pensado en todo
cada vez que me levantaba miraba a esos dos seres dormidos, me parecían tiernos.
Lucia, no es hermana de sangre de Janeth, es solo una pequeña que ella conoció, solía estar en la calle y Janeth recordó cuando llego de Rusia con su madre a Barcelona, no les fue del todo bien al principio, en ocasiones tuvieron que dormir en las calles hasta que una mano amiga le brindo ayuda.
Janeth al mirar a esa chica de 17 años en la calle, sola, también de Rusia, decidió hacer lo mismo que Sandra Bullock en la película —un sueño posible— así que decidió junto a juan adoptar a lucia y fueron a darle los papeles de identidad desde entonces le colocaron lucia Anya Gómez Ivanov.
Lucia y Janeth dicen ser hermanas ya ahora con 20 años, una chica dulce ha terminado sus estudios en docencia. Cabello lacio largo, de color rubio, flaca, un rostro perfilado, una niña muy linda y mas aun por lo dulce, sin duda más rusa que Janeth, era de poco hablar español, se le hacía un tanto difícil.
Fui darme una ducha y por fin bajar, el pequeño lo tiene Janeth en sus piernas jugueteando un poco, el hacia esos pequeños ruidos con su boca que irradiaba vida, alegría y sobre todo felicidad.
Juan se encontraba en la mesa leyendo algunos libros de leyes, no quise interrumpirle.
Pase directo a tomar a mi pequeño campeo, lo alce hacia arriba lo mantuve así mientras le decía algunas mofas, el reí y se llevaba sus manitas a su boca, de pronto sus ojos se abrieron un poco más de lo normal. Presentí que algo no venia bien, esa era su típica cara de los buches, y fue entonces que antes de bajarlo paso, mi pequeño me ha agarrado de retrete y me ha lanzado su gran buche en mi rostro.
Lo primero que he oído es la risa estruendosa de Janeth, el acercamiento de juan por la incertidumbre, seguido de la sorpresa de un flash de la cámara de lucia, momento imborrable.
—Joder, hombre yo he escuchado que los críos orinan a los padres, cuando os cambiáis el pañal, pero de esto jamás, — soltó Janeth entre risas. Casi sin poder hablar.
Lucia se aproximó a mí, tomó al pequeño que se encontraba resplandeciente como si nada fuese sucedido.
Por mi parte; me dirigí al baño a lavarme la cara, no quise decir nada, si es mi hijo, pero venga ese buche cayo justo en mi boca. ¿Qué fueses hecho tu si algo así te sucede?
***
Luego de aquel divertido incidente, regrese y bese en la frente a mi pequeño. Tome un sorbo de café y mordisquee la última tostada con mermelada de fresa que me han guardado.
Juan continuaba en lo mismo, Janeth ha quedado en ir conmigo al ciber café, junto a lucia, colocamos al campeón en el coche y caminamos solo estaba a dos cuadras, justo en una esquina de la avenida principal, del centro de la urbanización villa grande.
Al subir las persianas metálicas, me ha costado un poco, estaba algo oxidado, supongo qdel tiempo sin abrirlo.
Recordé a Leslie, le encantaba verme alzar aquella puerta corrediza, decía que me hacia ver fuerte, sexy. Eso causaba sonrojo en mi rostro.
Pasamos había un poco de polvo, bueno decir poco es muy diminuto para la cantidad de polvo que cubría el mostrador, las luces al menos funcionaban, las computadoras tenia su propio apagador, encendían al pasar el suiche, estas encendieron excepto dos que no quisieron dar señales de vida.
Al entrarnos un poco más en el lugar, si estaba cubierto de telaraña, había una pared con un cuadro de cartón piedra vacío, era como una especie de muro, el plan era llenarlo de cosas divertidas, memorables.
—Nunca llegamos a eso—.
Mire un poco decepcionado, Janeth se acercó a mí, poso su mano con suavidad en mi hombro.
—Ya vendrá el momento que lo llenes de cosas buenas.
Subí mi mano y toqué la de ella, sin decir nada, seguí hacia la cocina del pequeño lugar, unas cosas se encontraban en deterioro, otras estaban remediables.
Miré todo a mi alrededor, sentí nostalgia, justamente, así como se encontraba mi ciber café, daba una pequeña referencia de como me he sentido estos tres meses.
Reaccione al ver al pequeño estornudar más de lo común.
Decidimos salir ya luego vendría a remodelar para abrirlo, ya casi se hacían las 02:00pm.
—Vaya, que el tiempo ha corrido. —exprese, con sorpresa.
Caminamos lo más pronto posible, recordé que la visitadora iría a la casa y no quería que fuese y no me encontrara.
Y lo afirmo la chica transformada en toda una abogada, seria y correcta, de sandalias altas, falda y blazer, —como suelen vestir las personas con ese tipo de trabajo—
aunque la primera vez que me visito no fue así.
Se dirigía a su auto, me adelante hasta llegar a ella.
—¡Garza!, ¡señorita Garza! —grite.
—No, ... te vayas, venga vamos a entrar estaba ... —pronuncie entre cortado, algo agitado por la pequeña corrida que me he dado.
Antes que pudiese decir algo más, me ha interrumpido.
—Ya he hecho la inspección. — fue algo tangente, sentí un poco de dulzura en su mirar.
—No, ... vamos solo una taza de café. —dije, insistente.
—Losiento, no debo quedarme ya he hecho mi inspección, Así que no puedo entrar y socializar como si fuésemos bailado toda la noche y me fuese robado mi trofeo. (sarcasmo)
No sería profesional de mi parte. — dijo, se dio la vuelta, antes de subir al auto agrego. — No se preocupe señor Sebastián la inspección ha sido todo un éxito. —me guiño el ojo, y subió al auto.
Percibí un poco de nervio en sus manos, la note un poco temblorosa.
Me quede allí parado viendo como se marchaba.
— ¿Qué ha pasado? —pronuncia Janeth al acercase a mí.
—Ya hizo la inspección. —dije, un poco cabizbajo.
Seguimos a la casa, al entrar, lucia y Janeth llevan a Sebastián Jr. a la cocina a darle su biberón.
Observo a mi alrededor y no logro ver a juan.
Camino al sofá y me hundo en él un poco afligido.
Al rato baja juan, camina a la mesa toma algo que no alcanzo haber bien, se aproxima a donde estoy y se hunde en el sofá junto a mi lado. Acerca a mi una nota de las de Leslie, este dice viernes, lo tome sin decirle nada.
Paso a leer en silencio sin ánimos de hablar.
Viernes:
No te desanimes porque las cosas no están como deseas, recuerda que aun vives, y podrás mejorarlo.
Además, no olvides que Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Recuerda que ahora eres el autor de tu propia historia no pases la pagina en blanco, y mueve ese culo y escribe ¡algoooooo!. (grito) Adoro cuando Ríes tienes hermosa dentadura.
PD: una carta de amor (un nuevo comienzo)
Me quedo en silencio, juan me pasa una segunda nota.
Golf bar de los 70,80,90 le invita ir el sábado a las 10:00pm a relajarse y encajarle otra uña a su radiante acompañante.
Lo espero.
Quien firma: Garza.
Me quedé un poco asombrado juan, el solo me hizo un gesto de "no se nada" encogiéndose de hombros, se marcho hacia la cocina, tarareando, no sé qué cosa, se que se refería a mí.
—Lo has leído, gilipollas. —dije, siguiendo sus pasos. Hasta entrarnos en la cocina.
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