Capítulo XI

CUANDO QUIERAS RECORDARNOS

A veces, cuando tratamos de decir algo y por más ridículo que parezca, las palabras sobran o quizá ni alcanzan. En cambio las imágenes... hay algo escondido en cada milímetro de ellas que quiere ser comprendido.

Una vez me preguntaste si sería posible congelar el tiempo. Nosotros lo hicimos James. Al menos un rato.

Tuya por siempre,

Alexandra.

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27 de Junio. Barcelona, España.

Cuatrocientos cinco/ trescientos treinta y cinco

Alex,

Te escribo desde el otro lado del mundo...literalmente.

Me cuesta creer que volví a este continente, estuve tan encerrado en mi mundo todo este último tiempo que me había olvidado de lo increíble que es recorrer el mundo de verdad, alzar la vista para admirar algo más allá de uno. Las culturas, las personas con quienes te encuentras en los momentos más inoportunos, el vínculo que llegas a forjar con quienes te acompañan, conocer...

Convivir con Bobby hasta ahora ha sido algo estupendo. Se encuentra muy a gusto aquí, tiene a su familia, una novia muy agradable, Livia y un perro llamado Clensson. Se tomó un descanso de la temporada de fútbol para emprender el viaje conmigo, parece ser que lo encontraba algo necesario ¿sabes? Descansar.

Aprendí que descansar no es no hacer nada, de hecho estoy caminando más de treinta kilómetros por día entre excursiones y caminatas por las ciudades, sino que descansar significa encontrar cierta paz en la mente de uno.

Ayer visitamos la plaza de Catalunia de tarde y comimos algo por ahí. Conocimos a Sebastián y a María, una pareja española con quienes recorreremos Jaca y los montes pirineos. Claro que traje la guitarra, incluso en Portugal toqué no solo con la familia de Bobby sino también en la plaza del Comercio en Lisboa. María toca la flauta dulce así que tocamos hasta que se hizo de noche y ahí fue cuando decidimos seguir el viaje juntos.

La única carta que traje tuya a este viaje fue esta, 'Cuando quieras recordarnos'. Aguanté solo quince días de viaje, lo sé, pero prometo escribirte en postales de cada país que visite. Por ahora han sido dos, Portugal y España.

No me esperaba encontrar nuestra fotografía en tu última carta, me tomó por sorpresa...como siempre. Es lindo recordar el color del otoño, el calor que hace aquí puede llegar a ser insoportable. Estábamos sumamente abrigados y nos reíamos como si Florence nos hubiese dicho el chiste más gracioso de todos. Nos observábamos como solíamos hacer, directo al punto y tan intensamente que se sentía el tiempo detener.

No 'lo hacíamos' Alex, lo seguimos haciendo.

A veces me pregunto cuanto llevará para que el tiempo vuelva a seguir su curso, ¿sabes?

James.

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7 de Julio. Paris, Francia

Adivina dónde estamos parando con Bobby. La casa de tus tíos.

Florence se encargó de consentirme hasta del otro lado del globo, los Tourelle son todos muy afectivos y están muy contentos de verme, tanto como yo estoy de verlos.

Finalmente conocí a Bastien. No puedo creer lo mucho que me recuerda a ti y lo más ridículo es que ni siquiera es él quien comparte sangre contigo. Tiene una biblioteca enorme, claro que los pequeños Louis y Jeanne tienen estrictamente prohibido su ingreso. Por Dios, parece que la edad los hace ser cada día más traviesos.

Están enormes Alex, han crecido no te imaginas cuanto. Es increíble la cantidad de cambios que pueden forjarse en una persona en un pasar de catorce meses.

Catherine es algo así como la tía que nunca tuve. Me impresiona el parecido de sus ojos con los de tu madre, creo habérselo dicho más de tres veces.

Tus tíos llevaron a recorrer Paris por entero, incluso tu abuela Rachel me llamó para recomendarme una lista de museos para visitar. Sigue siendo la misma de antes y aunque solo la vi dos veces en mi vida me animo a apostar que es una de esas personas que nunca cambian. Habla de tu abuelo como de un mejor amigo que emprendió un largo viaje pero que sabe con certeza que volverá.

Paris es una ciudad de esas que me imagino contigo. No me quejo de Bobby, es un excelente compañero de viaje pero los atardeceres tomando cerveza en bares al aire libre es algo que me gustaría compartirlos con Alexandra Goodman. Quizá por que sé que nunca tuvimos algo así...tan común.

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14 de Julio. Lancashire/Manchester, Inglaterra.

Estoy sentado sobre una pradera en Lancashire, donde solía venir de vacaciones con mi familia de niño. Bobby se haya un par de largos metros de mi, hablando con Emilee, Cayden y Davis, tres amigos a quienes contacté para avisarles de mi visita. Parece ser que se están llevando bien.

Volver a Manchester después de todo este tiempo fue distinto aunque nostálgico como me lo imaginaba. Pasé distintos momentos del día sentado en la cuadra de enfrente a la casa donde sucedió todo: mi nacimiento, el de mis hermanas, el incendio, todo.

Ahora habita allí otra familia. El padre se llama Walter, un hombre sin pelo y lentes redondas que fuma en pipa después de comer ubicándose en la gran ventana de la cocina...trae el diario después de llenar su barriga y se hace paso en la cocina mientras Martha acuesta a sus hijos. Martha cocina y habla por teléfono cuando vuelve de dejar a su pequeña Joy en la escuela. A veces deja el televisor prendido todo el día mientras hace los quehaceres de la casa, se nota que no le agrada la soledad. Joy tiene el cabello largo y lo lleva atado en una cola de caballo. Grita bastante pero sabe controlarse cuando Martha acuesta a al pequeño Phillip. No supe su edad pero seguro ronda entre los seis y ocho...más no.

El lugar ha sido restaurado por completo, parece como si nunca hubiese pasado nada. Una vez aproveché que Bobby salió con Davis a comprar una remera del equipo local y que Martha había dejado la casa para llevar a Joy a la escuela para acercarme más. La bordeé por completo y encontré lo que esperaba encontrar.

De niño solía enterrarle las púas a mi mamá, ¿recuerdas que te conté que era profesora de música? Llegué a pintarle partituras, incluso se las regalaba a mis vecinos de ese entonces. Me tardé en encontrar algo del otro lado de la húmeda tierra, busqué con desesperación...después de todo estaba invadiendo una propiedad privada que ya no me pertenecía. Casi lanzo un grito ahogado cuando sobre el tronco de un viejo árbol y detrás de unos pedazos viejos de cerámica que seguían allí desde que tengo memoria, encontré una púa. Amarilla, vieja y de plástico.

Parece ser que nada ha cambiado aquí, solo las personas.

Visitamos Londres ya, uno de los lugares que Bobby más ansiaba conocer. Toqué en varias plazas, fuimos a diversos bares, recorrimos muchas tiendas y museos...algo así como turismo en mi propio país. Recibí una llamada de parte de George ayer a la noche...no sé si debería preocuparme pero había algo en su voz que causó cierta desconfianza. Le pregunté varias veces si estaba todo en orden pero por más de que decía que si y que no preocupe por nada, sentí algo extraño. Hablaba por lo bajo con Florence, como si estuviesen los dos debatiendo algo, alertas y a la vez distraídos. Hablar con Florence fue más de lo mismo, incluso me dijo que por favor volviera, que me extrañaban demasiado. Sé lo muy empática que puede ser ella con sus vínculos cercanos pero esa excusa...hay algo que no me cierra. Le conté de esto a Bobby y me dijo que me tranquilice, que si fuera una urgencia ya me la habrían dicho. Eso no me tranquilizó en lo más mínimo, son parecidos a ti en ese sentido...podrían omitir lo que sea con tal de ver felices a quienes aman. Lo que sí me tranquilizó fue que dijo que volvería conmigo, que iría a visitar a su mamá y a su hermana y pasaría el resto de sus vacaciones de verano allí. Ya reprogramamos nuestro pasaje de vuelta para el veintiuno.

Los chicos insistieron en pasar el día de mi cumpleaños aquí con ellos y Bobby no se opuso en absoluto...creo que le agrada Emilee. Le recordé que está de novio pero insistió en que nada podría pasar entre ellos.

Cayden dará una fiesta en el galpón de su casa con el motivo de mi festejo. Será una fiesta de bienvenida y despedida a la vez.

Después de todo, cada vez que te encuentras con alguien es algo así como una bienvenida y despedida...nunca sabes cuando será la próxima.


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