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Luka Couffaine

La observé descansar entre mis brazos y no pude evitar pensar en lo feliz que era tan sólo con su presencia en mi vida.

Era impresionante como el tiempo pasó volando, teniendonos un año después de todos aquellos sucesos que aunque el dolor, miedo, ansiedad y desesperación que causo, también nos trajo amor, felicidad y una paz inmensa. Los malos momentos traen cosas buenas consigo, pero las ves cuando todo acaba.

Por algo dice después de la tormenta sale el arcoíris.

No todo llega en un abrir y cerrar de ojos como quisiéramos, la vida nos pone en situaciones críticas para probarnos y saber si somos merecedores de las cosas que deseamos.

Sentí como se removia en mis brazos y abría sus ojos hacia los mios, dejandome la vista más hermosa que podía existir.

- Buenos días, cariño...- dijo con voz ronca mientras se escondía en mi pecho y sentía como su cabello ahora un poco más largo me hacía cosquillas.

- Preciosa, es tarde levantate.- dije sonriendo mientras acariciaba su corto cabello que tanto me fascinaba.

- Estonces ¿por qué no te levantas tú?- me carcajee al ver su cara fruncida viéndome escrupulosa, últimamente había adoptado un comportamiento infantil.

Y no era lo único, comía en exceso y se mareaba seguido. Hablamos con el doctor y nos dijo que los mareos podían ser consecuencia de aquel accidente y que aún curada la contusión podían haber mareos, pero aconsejo que para descartar cualquier cosa, primero debería de hacerse exámenes médicos y eran hoy pero sí ella no se levantaba llegaríamos tarde.

Me levante sentí como me abrazaba la cintura evitando que saliera de la cama.

- Preciosa, faltan treinta minutos para que te hagan los exámenes y tu tardas en arreglarte...- comenté y me miró molesta pero luego me soltó y tapo su cara con la almohada.

- Ve tu y hazlo por mi, gracias y buenas noches.- balbuceo y yo solo pude reírme, sabía que no se dormirá porque es de las que se despiertan y no puede seguir durmiendo pero la dejaría un rato más, yo fui a bañarme y cambiarme para luego prepararle una tina de agua caliente, la cargué y la lleve al baño sentandola en el borde de la bañera.

- Vamos, fuera ropa y a bañarse.- demande burlón y ella me observó con odio.

- Es mi día libre, quería seguir durmiendo...- refunfuño y se metió a bañar.

[...]

Estabamos teniendo un desayuno junto con nuestros amigos mientras esperabamos que la doctora encargada de los exámenes nos llamará para buscarlos.

- ¡Mejor ni hablen del tema, que con recordarlo me vuelvo loco!- espetó Massimo dejándose caer en su silla, todos reímos.

El rubio junto con Lya estaban en la espera de trillizos y estaban en las últimas samanas, dentro de poco nacerán y el rubio aún no se hace a la idea que trenda que cuidar de tres retoños.

Alguna vez esperó ver a ______  embarazada, sería hermoso y sin duda me encantaría verla cuidando de ellos. Dos cosas lindas a la vez, lindura al cuadrado.

- Podría traerme otra ensalada César...- escuché a mi lado como la de cabello corto le pedía al pobre mesero por tercera vez otra ensalada César.

- ¿De verdad te la vas a comer?- cuestione observandola con diversión porque aunque ha tenido hambre por demasía, solía dejar la mitad del tercer plato al cual me comía yo.

- Te lo prometo. - se acercó a mi y plantó un pequeño beso un mis labios el cual yo correspondi ameno.

Al llegar el pedido se lo comió en menos de quince minutos, todos la observamos en silencio mientras terminaba.

- Sí que tenías hambre...- comentó Jade para luego carcajearse con fuerza siendo seguida por Lya y Adrien.

Antes de que ella pudiera decir algo su teléfono sonó, era la doctora, se levantó y tomó sus cosas dejándome su cartera.

- Quédate a pagar lo de nosotros por si terminan y aún no he llegado, ahí adentro esta mi tarjeta y no te preocupes vendré rápido.

Pasaron unos treinta minutos y la observé entrar al restaurante algo perdida, me acerqué a ella y la tomé de las manos preocupado. A saber Dios que le dijo la doctora que la tenía en ese estado.

- ¿Estás bien, bonita?- llevé una de mis manos a su cabello buscando relajarla y me sonrió.

- Vamos a sentarnos, ¿sí?- sentí y entrelace mi mano con la de ella, el primero en centrar su atención en mi pareja fue Massimo.

- ¿Qué te dijo la doctora?- cuestionó preocupado haciendo que todos callaran esperando su respuesta, la encontré viendo el sobre que tenía en sus manos y levantó la vista para entregarmelo. Confundido saqué la hoja que yacía dentro y la leí para mis adentros.

- ¿Esto es verdad, preciosa?- hablé con la voz quebrada, ella sólo asintió.

- ¡Vamos a ser papás! - exclame de lo más feliz, sin importar si mi voz salía entrecortada por el nudo que estaba en mi garganta, y soltando las lágrimas que mis ojos habían retenido.

Me paré de la silla y ella hizo lo mismo, no dude ni un segundo en atraparla entre mis brazos y levantarla para plantarle un beso, escuchamos como todos en la mesa celebraban la notícia. Lo que hace algunos minutos imaginaba sería una realidad dentro de nueve meses.

Formaría una família con la persona que tanto he amado y nunca me arrepentiria de eso.

- Te amo Luka...- me dijo al abrazarme nuevamente.

Sentí de repente como el cuerpo se me ponía ligero, cerre los ojos y desperté.

[...]

Me levante de golpe de donde estaba, notando que me encontraba en una habitación de hospital, no aguarde ni un segundo para salir y saber que había sucedido.

No quería pensar que la había perdido, no quería pensar que ya no estaría en esta vida...

Salí y me dispuse a caminar hasta donde estaba antes, me habían dado un tranquilizante que me hizo dormir y por eso estaba en una habitación, aunque no muy lejos de donde está ella; en la sala de espera observé como todos los que estaban ahí escuchaban al doctor. Me apresure para escuchar pero las lágrimas en el rostro de cada uno me ponían ansioso.

- Dígame que es una broma, se lo ruego...- soltó su madre sujetando con fuerza las manos del doctor que ha estado atendiendo a ______. Todos los presentes en la sala esperaban a que el hombre contestará.

- No Sra. Evans... su hija falleció, hicimos todo lo que pudimos. - el hombre de bata blanca bajo su cabeza y como si hubiera sido un detonante para su madre, está cayó al suelo con fuerza lanzando al cielo gritos de sufrimiento pidiendo que le devolvieran a su hija.

Deseé por un momento que aquel sueño fuera real...

Sin esperar un minutos más y sin dejarle a nadie tiempo de retenerme entre a donde la tenían, su cuerpo estaba tapado con una sabana, la quite con suavidad como si aún en este momento ella sintiera algo.

Mis lágrimas hicieron acto de presencia y el dolor se apoderó de mi, clavandome mil estacas en el pecho, observé su rostro y solloce. Más nunca vería su sonrisa, más nunca podría tenerla junto a mi. Su brillo se apagó en la tierra y ahora brillará en el cielo como una estrella.

Tome su fría mano y en vano trataba de darle calor, ella se había ido, nunca pude decirle lo que tanto quería que supiera y ahora no podré recuperarla. Debía ser un castigo, por todas aquellas crueles mentiras que solté. La vida me castigaba por haber sido tan idiota, arrebatandome lo que más amaba. No le dije cuanto la amaba...

Nunca podré cantarle una canción de amor.

[...]

Sentí como me llamaban, al abrir los ojos me encontre con el rostro de la persona que más amaba en el mundo viéndome con preocupación.

- ¿Qué sucede cariño? Estabas lloran...- antes de que pudiera decir algo la tome entre mis brazos sintiendo la calidez que emanaba su cuerpo.

- Fue una pesadilla, preciosa...- susurre en su oído sintiendo mi pecho estrujarse al recordarlo.

- Estoy aquí contigo cariño, todo esta bien. - se separó del abrazó para verme mejor y luego me besó, aún podía sentirlo como la primera vez pero siempre parecía demostrar más amor que el anterior.

- ¡Asco! - exclamaron dos jovenes voces desde la puerta de nuestra habitación, nos separamos y vimos a los gemelos que eran nuestros hijos.

- Si hago eso de grande, pegame con fuerza.- le dijo uno al otro el cual asintió viendonos con desagrado.

- Claude, Colin vengan para acá.- los llamó y los menores se acercaron a ella recelosos, cuando los tuvo a su alcance los tomó a los dos de sorpresa y empezó a repartir besos por sus rostros.

- ¡Mamá! - exclamaron fastidiados los varones.

- Me parece una falta de respeto de tu parte que a ellos los recibas con muchos besos y a mi sólo me des uno...- comenté observandola divertido.

- Luka, no intentes nada raro.- regaño al verme acercarme a ella.

- Tu mereces un castigo por eso... ¡Ataquen! - basto decir esas palabras para que le saltaramos encima haciéndole cosquillas.

-¡Basta!- exclamó entre risas.

Parte de aquel sueño era verdad, ella había quedado embarazada y cuando nos dimos cuenta resaltaron ser gemelos a los cuales le pusimos Claude y Colin, ambos pelirrojos como su madre y de ojos azules como yo.

Cada día al verlos me generan una felicidad inmensa, porque fueron el fruto del amor que había entre ______ y yo, de ese amor que tuvo bajas muchísimas veces y que aún así persiste y se hace más fuerte hasta el sol de hoy.

No sé que hubiera sido de mi si ella hubiera muerto hace ocho años, pero lo que si sé a la perfección es que no estoy dispuesto a perderla jamás; los protegeré a ella y a mis hijos.

Porqué son lo que más amo en este mundo.



Fin.

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