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Una semana y media paso y finalmente estaba en casa después de tanto tiempo, ahora debía de guardar reposo por la rodilla pero mi brazo, mis costillas y la contusión craneal estaban curados, aunque claro, por un mes debía de evitar lo más posible de cargar cosas, no hacer movimientos bruscos y quedarme en casa.
Escuché a alguien entrar al departamento, observé desde la sala y vi que era Luka a quien por cierto, le había dado una llave para que entrara sin problemas al departamento por si surgía alguna emergencia o me sentía lo suficientemente mal para llamarlo.
Aunque últimamente se la pasa aquí conmigo, yo no tengo problema con eso.
- Tengo que decirte algo...- habló serio poniéndome algo nerviosa.
- ¿Qué sucedió? Pareces algo tenso. - cuestione notando como apretaba con fuerza su mandíbula.
Acerqué mi mano a su rostro con cariño y le brinde una sueve caricia tratando de que liberará la tensión que lo consumía, el giró a verme y besó mi frente.
- No te lo había dicho porqué no quería preocuparte, aunque no tienes porque pues ya todo esta resuelto...- comentó y lo observé con una ceja alzada.
- Nada ha salido bien porque me ocultes las cosas, así que habla guitarrista. - exigi de brazos cruzados y lo vi reír suavemente. Extrañaba su sonrisa.
- Lo sé preciosa, pero también el doctor me dijo que no te dijera aún para evitar que te de migraña, recuerda que debes de estar lo más tranquila posible y evitar cosas que te puedan exaltar.- señaló y yo sólo puse los ojos en blanco divertida.
- ¿Me dirás o no?- cuestione subiendo mi pierna lastimada a la suya obteniendo caricias de vuelta en ella.
- Los policías consiguieron al responsable de tu accidente, lo interrogaron y resulta ser que fue contratado por Kagami antes de ir a la cárcel para que te matara. - explicó y yo sólo lo observé en shock.
- Dime que es una broma. - solté incrédula.
¿Verdaderamente esa mujer estaba tan loca como para mandar a alguien a matarme? Por eso Luka estaba tan tenso, era de locos creer algo así pero realmente es en serio. Pensar que era amiga del resto y haya actuado de manera tan horrible es decepcionante.
- No lo es preciosa, solo le agregaron intentó de homicidio a sus crímenes y su condena se alargó a díez años...- suspiro frustrado.
- Es poco pero esperemos y el tiempo en la cárcel la haga recapacitar.- comente pensativa.
¿A una persona tenían que matarla para que el asesino tenga cadena perpetua? ¿Realmente los entes de seguridad aseguran que no volverán a intentarlo? No quería pensar en lo que pasaría cuando ella estuviera libre. No era el momento tampoco.
- Tranquila preciosa, tenemos tiempo para pensar en que podemos hacer...- me envolvió entre sus brazos, la calidez y la calma me invadió inmediatamente.
- No dejaré que te lastime.- sentí sus labios en mi cabeza y sonreí.
- Ya me está creciendo el cabello...
[...]
- ¡Eres una estúpida! ¿Pensabas morirte el día de mi cumpleaños o qué?- espetó Jade con lágrimas en los ojos.
Con todo lo que pasó se me había olvidado el cumpleaños de Jade, quien al enterarse de lo que me había sucedido dejo todo de lado y fue al hospital junto a Nathaniel.
- Lo siento, te debo tu regalo...- la mire apenada, había arruinado su cumpleaños y probablemente le había dado un susto de muerte.
- El mejor regalo que pude tener ese día fue saber que estabas viva, tonta.- soltó y como si estuviera extremadamente sensible lágrimas cayeron de mis ojos.
- No sabes cuan preocupados estábamos, pensabamos que morirías cuando los doctores tuvieron que usar el desfribilador. Luka se puso como loco, tuvieron que inyectarle un calmante para que se durmiera.- comentó Lya y escuché como Luka suspiraba de vergüenza.
- ¿De verdad?- giré a verlo a mi costado y el había desviado la mirada avergonzado.
- Tenia miedo de perderte...- comentó siendo yo la única en escucharlo. Ahora yo era la avergonzada.
No sabía todo por los que ellos pasaron, la preocupación que les genere, me sentía apenada pero hay cosas que son impredecibles, no sabes cuando la muerte toqué tu puerta y quiera llevarte, a veces se arrepiente y deja algunas almas en la tierra, yo fui una de esas almas que tuvo la suerte de permanecer viva una vez más.
Corrí con la suerte de seguir respirando, de vivir. Porque si realmente me hubiera ido no soportaba la idea de ver a la gente que quiero sufrir por mi partida.
- Disculpen las molestias ocasionadas y gracias por estar ahí...- sonreí pasando mi mano por una parte de mi cabeza sintiendo el cabello que estaba creciendo.
Estuvimos hablando, comiendo y viendo películas hasta tarde. Hoy había sido un buen día en compañía de las personas a las que más apreció tenía, a pesar del miedo que había generado la noticia que me dio Luka, sabía que no estaba sola, tenía a mis amigos a mis padres y a Luka.
Sé que dije que no podía perdonarlo pero al saber que la vida puede ser tan efímera, mi percepción de las cosas cambiaron completamente. Hay que perdonar, vivir, aprender y disfrutar porque no sabes en que momento la vida se te irá de las manos y es mejor irse con la felicidad de que disfrutaste y fuiste feliz en vida a que arrepentirte por lo que no hiciste.
Ahora tendré una nueva oportunidad con él y no iba a desperdiciarla.
Además trabajaré, sí, pero me permitiré disfrutar cada segundo de mi vida, viajare, saldré con mis amigos y saldré de mi zona de confort de vez en cuando, para que cuando me despida del campo terrenal pueda descansar con plenitud y no sentir miedo si la muerte decidiera darme más tiempo de vida.
Observé mi mesa de noche a un lado de mi cama y observé un sobre blanco con detalles plateados a los bordes. Leí la parte de atrás para saber que era.
"Te invitamos a la celebración de nuestra unión.
Lya Rodríguez y Massimo Ricci"
- Éstos dos no perdieron el tiempo...- sonreí enternecida.
- Ni un poco.- comentó Luka llegando a acostarse a mi lado, planté un beso en su cabeza y nos fuimos a dormir.
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